Centro cultural “El Trolley”: Contracultura a pulso

Centro cultural “El Trolley”: Contracultura a pulso

Diez años después del golpe de Estado, la necesidad de los artistas chilenos de crear y expresarse era urgente. Como resultado, nació el centro cultural El Trolley, que en los años ochenta se convertiría rápidamente en el epicentro de las artes en Santiago. Refugio para artistas y músicos, este espacio desafió la censura y la represión y dejó un legado en la historia que sus testigos hoy recuerdan. 

Por: Carolina Silva Brousset @carolina.silvab

Edición por: José Gubbins Correa @josejo.se

Tiñeron su pelo, pintaron sus ojos y se vistieron completamente de negro. Estaban de luto por el país. El dramaturgo Ramón Griffero, la actriz Carmen Pelissier y el actor Eugenio Morales subieron al escenario, cada uno con un televisor en sus hombros, en el cual rodaba una grabación de Augusto Pinochet. Era un registro antiguo de Pinochet dando un discurso a la ciudadanía chilena que utilizaron para efectos de la performance.  De repente, sonó la canción Only you can make the world go round, de The Platters y los intérpretes comenzaron a bailar y a besar la figura del dictador a través de la pantalla.

El acto dejó a la audiencia sorprendida y un silencio absoluto inundó el oscuro galpón. Después de unos minutos empezó el evento principal, la fiesta llamada “Esperando 1984” en El Trolley. 

En los últimos días de diciembre de 1983, justamente hace 40 años, y en plena dictadura militar, Ramón Griffero, uno de los dramaturgos y directores teatrales más destacados del país, difundió junto a sus compañeros un afiche invitando a la fiesta de Año Nuevo “Esperando 1984” en El Trolley. El gigantesco y lúgubre galpón, situado en la calle San Martín 841 y construido en 1917 con madera de pino oregón, era capaz de recibir a 700 personas. 

 

Ticket de entrada a la mítica fiesta «Esperando 1984» en El Trolley

 

Abierto en 1983, su programación prometía teatro, rock y performance, ilusiones atractivas para la acotada carta de opciones de la época. El único indicio de que esta fiesta no era como las demás era la imagen del expresidente Pedro Aguirre Cerda, del Partido Radical, señal de la diferencia política entre quienes controlaban al país y los integrantes de El Trolley. Este evento marcaría el inicio de una renovación cultural en la clandestinidad.

“No nos iban a arrebatar nuestra juventud. Había dictadura, pero nosotros seguíamos viviendo, festejando, resistiendo y denunciando lo que sucedía”, recuerda Griffero sobre sus convicciones de aquella época.

Ramón Griffero

 

En 1973, Griffero estudiaba sociología en la Universidad de Chile y pertenecía al Frente de Estudiantes Revolucionario, un grupo creado desde el MIR para ampliar su lucha política al ámbito estudiantil. Luego del golpe, se vio obligado a abandonar el país como refugiado y se trasladó a Londres, donde siguió con sus estudios. Luego pasó por París para estudiar cine y finalmente se estableció en Bélgica donde estudió y se decantó por el teatro. En 1983, volvió a Chile con un objetivo en mente: “hacer arte de resistencia”, dice.  

Al mismo tiempo, el cineasta Pablo Lavín, recién llegado de Londres, buscaba un lugar en Santiago que sirviera como escenario para celebraciones y exhibiciones artísticas. Fue entonces cuando encontró un galpón en desuso que antes había sido sede del sindicato de la Empresa de Transportes Colectivos del Estado. En su honor, lo nombraron El Trolley. 

Ese mismo año, los actores Carmen Pelissier y Eugenio Morales buscaban un director para su obra teatral. Hablaron con Gustavo Meza y él les dijo: “Hay un cabro que viene llegando de Bélgica, yo creo que él los puede dirigir”. Se refería a Ramón Griffero. Lo llamaron por teléfono, se reunieron y Griffero los terminó persuadiendo de montar su propia obra: Historia de un Galpón Abandonado. “Ramón nos convenció en dos minutos”, recuerda Pelissier. 

Afiche de la obra «Historias de un Galpón Abandonado»

Juntos se embarcaron en este proyecto. En pleno centro de Santiago, El Trolley, liderado por Griffero, Pelissier, Lavín, Morales y un contador, cobró vida. Ubicado en un sector marginal, colindaba con una casa de prostitución, una central de la Policía de Investigaciones y la cárcel pública, que funcionaba como centro de detención de presos políticos. 

Dentro del galpón, hombres y mujeres se paseaban con atuendos extravagantes; ropa de cuero, suspensores, telas con brillos y jardineras. Algunos iban sin polera, con maquillaje y ojos delineados. El Trolley se convirtió en uno de los primeros lugares donde travestis y punks podían caminar libremente. Se transformó en un hogar seguro para artistas que querían tener la libertad de vestirse de manera excéntrica, decir y reunirse de la forma que quisieran, a través de obras de teatro y música. Además, se celebraban fiestas icónicas, volviéndose uno de los pocos sitios de entretención para sus asistentes.

Al volver, Griffero se encontró con un país gris, dice. Se percató del “apagón cultural” que quería hacer la Junta Militar y quiso contrarrestarlo con el arte. “En el arte enunciamos los anhelos, los construimos. Era hacer realidad cosas que no se pueden en la realidad concreta”, dice. 

Sergio Durán, en su libro “Ríe cuando todos están tristes. El entretenimiento televisivo bajo la dictadura de Pinochet, se refiere a esta “realidad concreta” de la época, a este “apagón cultural” que evidenció Griffero, cuando las autoridades optaron por cautivar a los chilenos a través de la cultura de masas. Según él, se alimentó la sed por entretención de la población con la “cultura huachaca” y programas televisivos vacíos en su contenido o de carácter banal, como El Festival de la Una, el Jappening con Ja y Sábado Gigante.   

 

Fiestas, Música y Teatro

Para financiar El Trolley, sus fundadores organizaron lo que se conocieron como “míticas fiestas”. Los asistentes se desbandaban tomando y bailando, pero ellos debían mantener la compostura, protegiendo el espacio y asegurándose de que no se pasaran los límites permitidos.

Las personas bailaban y conversaban, comprando trago y esperando expectantes a que pasaran cosas. En los baños, algunos tenían sexo y otros aspiraban cocaína. En el escenario, los artistas se lanzaban desde un cordel y volaban por los aires, apareciendo repentinamente en medio de la multitud para hacer una performance. Uno de esos días, inesperadamente, Carmen Pelissier bajó de las escaleras vestida como Marilyn Monroe, con peluca amarilla y un vestido baby doll blanco, cantando My Heart Belongs to Daddy. “Toda la noche pasaban cosas. Todo el mundo iba a carretear, a lo que viniera”, cuenta Pelissier.

      

Algunos actores se ponían en la puerta cortando tickets, trabajaban en la barra sirviendo cerveza y vino a temperatura ambiente y otros hacían de guardaespaldas, para evitar una avalancha de personas intentando entrar al galpón. Los precios de las entradas iban desde los $100 hasta $200 de la época, lo que hoy en día serían entre $1.800 y $3.650.

La encargada de las finanzas, que tenía que ideárselas y obtener el dinero para la siguiente producción teatral, era la actriz y contadora Lina Boitano. La primera producción que tuvo a su cargo fue “99 La Morgue”, una obra que hablaba directamente de los detenidos desaparecidos y mostraba a Chile como una morgue. El financiamiento para esta obra, cuenta Boitano, fue muy difícil de conseguir: “En esos tiempos no existían recursos estatales para hacer algo artístico, siempre eran propios o de algún particular que pudiera aportar”, explica la contadora. Cada vez que hacían una fiesta o función, Boitano restaba del total recaudado un monto para la siguiente obra. 

En los ojos de San Martín 841 

Chilenos de todos los estratos sociales se veían seducidos por lo que El Trolley tenía para ofrecer. Guillermo Raurich era uno de los que no encajaba en el molde. Alumno del Colegio Sagrados Corazones de Manquehue e integrante del club de Rugby Cóndores, no conocía realidades más abajo de Avenida Matta. “Me tocó una situación muy privilegiada en los años ochenta. Vivíamos en un mundo Bilz y Pap y por eso para mí fue un estallido, nunca había estado en un lugar así», recuerda. 

Como estudiante de diseño, Raurich se interesó en la peculiaridad artística de El Trolley y de Matucana 19, un antiguo garaje mecánico que también se convirtió en un centro de resistencia cultural en dictadura, donde trabajó como parte de los escenógrafos. Los otros integrantes del club de rugby ya lo habían nombrado como “el chico comunista”, pero no era algo que le afectara. Es más, estaba decidido a que sus compañeros conocieran el lado B de su vida, por eso un día los invitó a una noche de fiesta. “Les regalé tickets a los Cóndores, vinieron en auto y esa noche los metieron a todos presos y estuvieron toda la noche en el calabozo. Al otro día teníamos partido”, recuerda entre risas Guillermo. 

La música y el teatro eran los órganos palpitantes del Trolley, traían el galpón a la vida. En él tocaban grupos emergentes, como Los Prisioneros, UPA! y Bandhada. También se presentaban fuertes y crudas obras de teatro. 

Becado en el Conservatorio de la Facultad de Artes desde temprana edad, Juan Cordech creció con una pasión por la percusión. Después de un intercambio en una prestigiosa escuela de música clásica en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, Cordech se encontró con un Chile de mucha “agitación musical”, como dice, producida por la represión. Unirse a ellos era lo único que quería. 

Alrededor de 1982 se convirtió en el baterista de Bandhada, una banda musical pionera del género jazz-rock en Chile. El Trolley, en palabras de Juan, era un “desorden ordenado”, en el que sentían una especial conexión con el público. “Era súper cariñoso. Había una retroalimentación potente de la gente, el público, con lo que estábamos viviendo. Era una efervescencia por consumir música chilena”, relata Cordech.

Desde los primeros días del galpón, se consolidó la compañía “Teatro de Fin de Siglo”, liderada por Griffero, que presentó su trilogía de obras: Historia de un Galpón Abandonado (1984), Cinema Utoppia (1985) y 99 La Morgue (1984-1987). En la última, como fue mencionado, se hablaba directamente de los detenidos desaparecidos y mostraba a Chile como una morgue, algo que pocos se atrevían a hacer.  Fue entonces cuando se comenzaron a ver más automóviles de la CNI por el sector. 

Andrea Lihn, una joven actriz en aquellos años, pololeaba con el cineasta y fundador de El Trolley, Pablo Lavín. Él la introdujo a este mundo y la primera vez que entró al galpón, supo que era lo que estaba buscando. “En ese momento era todo lo que yo quería. Todo lo que me imaginaba que podía hacer como actriz, en este lugar abandonado. La invasión a este galpón me parecía interesante”, cuenta. 

Mientras se preparaban para una función de Historia de un Galpón Abandonado, se encontraron con El Trolley completamente inundado, las vestimentas de los actores flotaban en el suelo. Lihn, quien interpretaba a “La Obesa”, usaba un traje lleno de esponjas para similar un sobrepeso. Se pusieron las ropas empapadas y salieron a actuar. “Lo que nos ocurría lo solucionábamos. Éramos increíbles”, cuenta. 

   

Otra actriz dentro del especial repertorio de Griffero fue Verónica García Huidobro. En 1985, debutó en El Trolley como Mariana en el montaje “Cinema-Utoppia”, obra que trata dos realidades en paralelo: la de un grupo de espectadores que asiste a ver una película en el Teatro de Valencia en 1946 y la historia que se desarrolla en la película. Se tocan temas como la drogadicción, el exilio y el sexo.

García Huidobro cuenta que había un lado muy hermoso de El Trolley. Para ella, trabajar como un colectivo y entregarle una pieza especial al público, nunca antes vista, era gratificante. Sin embargo, el espacio no estuvo exento de dificultades. “Estaban todos los problemas de intentar hacer cultura antisistema, a pulso, sin nada de sueldo ni plata para producir o pagar. Es muy impresionante haber logrado algo tan visible, con tan pocos medios y tantas dificultades”, afirma la actriz. 

La renovación teatral venía de la mano con los costos. Este teatro experimental era algo que no se había probado antes, con ideas y metáforas complicadas, tanto para el actor como para el público. Herbert Jonkers, escenógrafo belga y mano derecha de Ramón hasta su fallecimiento en 1982, exploró nuevas propuestas escenográficas y de iluminación que revitalizaron el teatro contemporáneo. Así, la trilogía de obras antes mencionada fue escrita especialmente para ser presentada en un espacio como El Trolley, el único lugar que se ajustaba a las exigencias escenográficas de la función.

Los actores se sentían atraídos por este nuevo lenguaje y mecanismos escénicos, pero existía una tensión artística y muchos luchaban por entender lo que estaban haciendo. “Era un ambiente muy paranoico, exigente, bien cuestionador y desafiante”, rememora García Huidobro. “Si tú querías ver algo distinto, diferente, tenías que ir al Trolley o no lo verías en ninguna otra parte”, agrega Griffero. Muchos iban impulsados por la curiosidad, otros por el miedo. Pero todos querían presenciar esa explosión de creatividad.

Riesgos de la Contracultura

La represión impulsó la creatividad y el ingenio de los artistas. “En El Trolley podía manifestarse el alma verdadera que afuera estaba reprimida, censurada. Era otra casa, tenías la misma libertad que tenías en tu pieza”, afirma Griffero.

“Configuró, desde cualquier punto de vista cultural, un espacio de resistencia. Pero no solo política, también de género, de una opción distinta de vestirse, de querer escuchar otra música o de querer conectarse con el planeta”, reflexiona García Huidobro sobre cómo El Trolley se convirtió en un espacio de renovación en todos los sentidos. 

Para Carmen Pelissier era una cosa de sobrevivencia. Cada personaje que interpretó lo “vivió deliciosamente”. Para ella, El Trolley se convirtió en un espacio de creación, intensidad y peligro. “El miedo convivía junto con esta pasión orgásmica de la creatividad”, afirma la actriz.

Verónica García Huidobro recuerda que en los últimos años de El Trolley comenzó a sentir que la situación se estaba volviendo más agresiva, pero la idea de vivir sin el teatro era insostenible. “He tenido muchos momentos de la vida en que lo único que me ha levantado ha sido el teatro. Si yo no tuviera conmigo esa vocación, no sé si estaría viva”, confiesa. 

Había un enemigo en común que los unía. La adrenalina y el idealismo hacían que algunos no sintieran temor, y Lina Boitano, contadora de El Trolley, era una de ellas. Había muchas ansias de poder expresar y decir lo que no se podía decir públicamente, tanto así que el miedo pasaba desapercibido. Sin embargo, sí sintió terror en el Festival de Teatro de Córdoba en 1986, Argentina, durante una gira de la obra “Cinema Utoppia”. Boitano cuenta que, en plena dictadura, irse de gira fuera del país para montar una obra que trataba sobre la drogadicción y el exilio no era menor. “No sabíamos si íbamos a volver. Nos poníamos de acuerdo para no hablar mucho. Éramos los más oscuros, por así decirlo. 

Con la llegada de la democracia en 1989, cada uno de los artistas dejó El Trolley atrás para enfocarse en sus propios objetivos, aunque todos recuerdan la década de los ochenta como uno de los periodos más creativos e intensos de sus vidas. “No es superable. No quiero nada menos de lo que ya hicimos, nada va a alcanzar eso”, cuenta emocionada Carmen Pelissier. “Si no colaboraba artísticamente con lo que estaba ocurriendo, me iba a quedar anudado de por vida”, reflexiona Juan Coderch, baterista de Bandhada, sobre su rol como músico en tiempos de dictadura. 

A pesar de que fueron tiempos difíciles, de crímenes impunes, represión y censura, los personajes sienten nostalgia sobre esos años y lo que lograron gracias a El Trolley. “Es lejos lo mejor que he hecho en mi vida. Me dio la oportunidad de ser partícipe de un proceso trascendental”, confiesa la actriz Andrea Lihn.

Rodrigo Pérez, Alfredo Castro y Andrea Lihn

 


 

Sobre la autora: Carolina Silva Brousset está en tercer año de periodismo en la Universidad Católica. Una de sus pasiones es la escritura y la investigación y, anteriormente, hizo su práctica interna en Módulo 2 de Radio UC donde estuvo a cargo de la columna de efemérides musicales. 

Deepfake: cómo la Inteligencia Artificial está transformando la delincuencia en Chile

Deepfake: cómo la Inteligencia Artificial está transformando la delincuencia en Chile

En los últimos años, el desarrollo de la inteligencia artificial ha propiciado el fenómeno del deepfake, una técnica de manipulación a través de la alteración del rostro y la voz. Si bien ha proliferado en memes y ha impulsado la creatividad digital, también se está utilizando para cometer estafas y crímenes en Chile. ¿Qué resguardos se pueden tomar?

Por: Daniel Moreno C. 

Edición: Belén Mackenna

Tiempo de Lectura: 8 minutos

En los últimos meses se ha hecho conocido un video de Oil Profit, una plataforma fraudulenta de inversión en el que voces autorizadas como el presidente Gabriel Boric, el periodista Daniel Matamala y el empresario Leonardo Farkas, llaman a internautas a invertir en petróleo y en empresas públicas como Codelco, prometiendo ganancias de un millón de pesos con una inversión mínima y de manera automática. Si bien los cibernautas se dieron cuenta de la falsedad del vídeo, este es un aviso de cómo el deepfake y otras formas de IA están incursionando en el mundo del fraude.

Según el diccionario de Cambridge, el deepfake es un video o grabación de sonido que reemplaza la cara o la voz de alguien con la de otra persona, de una manera que parece real. El concepto deriva de deep learning (aprendizaje profundo) y fake (falsificación). Para crear un deepfake se necesita entrenar un modelo de Inteligencia Artificial, lo que usualmente se hace a través de redes generativas antagónicas (GAN por sus siglas en inglés). Las GAN tienen dos algoritmos: uno cumple el rol de “generador” y el otro de “discriminador”.  El generador se encarga de utilizar los datos disponibles (imágenes y sonidos) para generar rostros y voces humanas con el contenido que se desea, mientras que el discriminador se encarga de detectar la veracidad o falsedad de los resultados producidos por el generador. De esta manera, ambos modelos compiten continuamente entre sí para que los datos generados sean cada vez más sofisticados y difíciles de detectar. 

Sobre los modelos que hacen deepfakes, Felipe Urrutia, investigador del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA), afirma que “pueden ser entrenados para que puedan incrustar una cara y esta se mueva en concordancia con respecto a su entorno. Tú lo puedes entrenar con muchos ejemplos y lograr que el modelo lo replique. Eso es por el uso de arquitecturas que se crean y por el uso de más datos y modelos más grandes, permitiendo que con el tiempo los resultados mejoren exponencialmente, siendo difícil determinar hasta donde se puede llegar”.

Los anuncios de Oil Profit circularon por las redes de meta por lo menos desde el mes de agosto. Desde ese entonces fueron denunciados por usuarios, y recientemente los anuncios fueron retirados de las plataformas. Cabe destacar que redes como Instagram o TikTok han probado modelos para intentar etiquetar de manera automática el contenido generado con IA subido a sus servidores. Pero de acuerdo con el newsroom de este último, siguen en la etapa de pruebas.

La evolución del deepfake

Por el momento, no se puede determinar el número de denuncias por fraudes y estafas utilizando deepfake a nivel nacional. René Araneda, comisario de la Brigada de Cibercrimen de la Policía de Investigaciones, sostiene que los funcionarios de la institución recibieron “seminarios y recursos sobre los peligros de su propagación con fines delictuales en el país”. Además, el oficial sostiene que están al tanto de su creciente masificación en países como Estados Unidos y que “en cualquier momento pueden llegar acá con fuerza, falta que se vuelva mediático o que empecemos a trabajar con un número mayor de denuncias”.

Otro de los delitos en los que está siendo utilizado el deepfake es el ya conocido “cuento del tío”. De acuerdo con cifras de la PDI, durante el primer semestre de 2022 se recibieron 1.650 denuncias de estafas telefónicas, más de la mitad de las 2.992 de todo el año 2021. Además, al enfocarse en la comparación de junio de ambos años, el aumento es de un 58%, pasando de 277 denuncias en 2021, a 440 en 2022. Este aumento no debiera ser una sorpresa considerando las nuevas técnicas utilizadas por los delincuentes. Con el “cuento del tío”, los delincuentes, además de contactar al objetivo de la estafa por redes sociales y mencionar información de un familiar (la supuesta víctima), están comenzando a incluir en su repertorio audios con la voz clonada de esta última. Esta técnica es realizada con generadores de voz, cuentan desde la PDI, para la cual solo se necesita tener registrado desde antes la voz de la persona, siendo una llamada previa o un audio en las redes sociales más que suficiente.

Según el sitio DeepMedia, una plataforma estadounidense especializada en IA, alrededor de 500.000 videos y audios con deepfakes se habrán compartido a nivel global durante el 2023. Esta cifra está relacionada a la cada vez menor cantidad de barreras de entrada que existen para el uso de estas herramientas. 

Andrés Bustamante, cofundador de Asimov, una consultora especializada en innovación digital e IA, comenta que hasta hace unos pocos años el proceso de hacer un deepfake era mucho más complicado y, por ende, un fenómeno poco común. “La evolución del deepfake ha sido primero con plataformas más complejas como Stable Diffusion (uno de los primeros generadores de imágenes con IA), que las tenían que operar programadores o gente experta en audiovisuales. Hoy el proceso está mucho más difundido gracias a la aparición de plataformas mucho más simples de usar y con softwares que hacen el proceso de manera directa como HeyGen” (programa que convierte textos en videos generados con IA con avatares y voces realistas). 

En el caso de las estafas, Bustamante afirma que crear y difundir fraudes como los de Oil Profit hoy en día es mucho más fácil, y serán situaciones cada vez más recurrentes en el futuro. “Una persona con habilidades limitadas en tecnología puede acceder a herramientas más baratas, simples y que se pueden usar en el celular. Solo hay que buscar personas que no estén familiarizadas con estas posibilidades para hacerlas caer”, dice.

La manera de protegerse

En el caso chileno, el 24 de abril de este año, la Comisión de Ciencias y Tecnología de la Cámara de Diputados presentó un proyecto de ley que busca regular los sistemas de inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías conexas, en sus distintos ámbitos de aplicación. Eric Aedo, presidente de la comisión, resalta que el proyecto que hoy sigue en tramitación incluye el control sobre los deepfakes y que tiene como foco evitar la suplantación de identidad.  “Estamos siguiendo la línea de los países europeos, que han hecho esfuerzos en delimitar barreras éticas para las empresas del rubro, pero asumimos que toda esta legislación va a quedar corta. La velocidad de cambio de la IA es enorme, pero sí hay que poner un marco jurídico para proteger a las personas”.

Felipe Urrutia respalda el proyecto de la comisión, planteando que se le pueden añadir más criterios a futuro: “Una garantía debería ser que se pueda identificar a la empresa cuyo servidor sea utilizado para generar contenido malicioso. Este año, la compañía británica de inteligencia artificial Deepmind desarrolló una marca de agua que permite identificar el contenido que ha sido generado de manera sintética. Podría ser un requisito dentro del marco legal hacerlas obligatorias, pero también eventualmente podría salir un modelo que, al igual que las GAN (redes antagónicas neuronales entrenadas para obtener resultados más realistas), sea entrenado para que quite estas marcas”. 

En el caso de los usuarios, Carlos Franco, director del Observatorio de Datos de la Universidad Adolfo Ibáñez, sugiere el uso de la herramienta INVID, un software de verificación de video, para detectar de manera específica la presencia de deepfakes en videos: “INVID es un muy buen ejercicio porque trabaja cuadro por cuadro. Lo que hace es desintegrar, separar o hacer una disección del video para ofrecerte cuadro por cuadro, foto por foto y hacer análisis integrados. De todas formas, ni esta ni ninguna herramienta es 100% eficiente en la detección de deepfakes”.

Debido a esto, Franco defiende el fact checking como una conducta saludable que permite verificar la veracidad de un video o audio a través de su contenido. Además, recomienda sitios como Mala Espina Check y FastCheck, ambas plataformas surgidas en Chile tras el estallido social. Este último es el portal que verificó la falsedad de los anuncios de Oil Profit. 

Daniel Moreno (@danielmorenoc) es estudiante de segundo año de periodismo de la Pontificia Universidad Católica. Se perfila como periodista cultural e internacional.

De la sala de clases al estadio: testimonios de una práctica profesional

De la sala de clases al estadio: testimonios de una práctica profesional

En roles de producción, conducción y animación, un puñado de estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica hizo su práctica profesional en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. La experiencia les exigió entrevistas espontáneas, trabajos en producción y despachos en vivo. ¿Qué lecciones les dejó? 

 

Por Florencia Cabello Troncoso (@floo.re) y Nicolás Stevenson Flaño (@_nicostevenson)

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

El estudiante de cuarto año Raúl Esteban (23) nunca imaginó que su primer despacho en vivo resultaría de esa forma. Trabajaba como practicante en Panam Sports Channel, el canal oficial de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos a nivel internacional. Desde el inicio de los juegos asistía en producción periodística, es decir, estaba a cargo de crear contenido para el programa del canal. Esto significaba conseguir entrevistas con medallistas, buscar datos para bloques históricos, traer invitados de equipos internacionales y muchas otras tareas que fueran saliendo en el momento.

Raúl llevaba más de un mes en ese rol el 23 de octubre pasado. Ese día, cuando se encontraba asistiendo a una reportera del canal para un despacho en vivo, ella le confesó que no manejaba un buen inglés. Por esa razón,  no iba a poder entrevistar a la escaladora estadounidense Piper Kelly, quien había ganado el oro en la prueba de velocidad femenina en escalada.

Raúl no lo dudó: vio una oportunidad y la aprovechó. No conocía a Kelly, tampoco manejaba su disciplina, pero hablaba inglés, que en ese contexto era lo más importante. Empoderado  se lanzó a hablar al aire por primera vez.

Así es cómo logró salvar al canal de perder una buena entrevista en vivo al realizar una exitosa conversación con la atleta. En ella pudo, sin nerviosismos y en un fluido inglés, dialogar con la escaladora acerca de su desempeño, la obtención del reconocimiento y profundizó en lo que significó para ella alcanzar su mejor marca en la competencia.

Tal como Raúl, decenas de estudiantes de periodismo debutaron en sus roles durante los Juegos Panamericanos Santiago 2023, uno de los eventos deportivos más grandes e importantes de América que por primera vez tomó lugar en Chile. Entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre, este certamen le abrió las puertas a cientos de deportistas del continente, pero también fue para muchos estudiantes de periodismo su primera instancia profesional. 

A diferencia de otros frentes mediáticos, estos juegos deportivos significaban una intensidad mayor a la habitual para periodistas profesionales. Para los universitarios Raúl Esteban, Sofía Maldonado, Alejandra Rojas y Diego Vargas Santiago 2023 se convirtió en una escuela de rigor y disciplina en tiempo real sin espacio para las equivocaciones.

 

El camino hacia los Panamericanos

Era principios de agosto. Alejandra Rojas (22) recién iniciaba el segundo semestre universitario cuando recibió una notificación de su polola. En el mensaje, la productora audiovisual estadounidense Van Wagner, encargada de la presentación deportiva y del entretenimiento, mediante la productora nacional La Oreja, buscaba estudiantes de periodismo que quisieran ser parte del evento y trabajar con ellos. El mensaje no especificaba mucho más y ella no tenía mayor interés en participar. Nunca había sido una amante del deporte ni tampoco la cautivaba esa área del periodismo. Pero probó: ¿qué era lo peor que podría pasar? Envió su CV casi de inmediato y sin muchas expectativas.

La respuesta no tardó en llegar. Le solicitaron una entrevista y sin darse cuenta tenía un contrato en su correo esperando a ser firmado. “En algún minuto, cuando me llegó la primera oferta, dudé. No sé de deportes así que, ¿qué iba a hacer ahí?”, menciona. Pero luego recordó la entrevista y cómo la calmaron haciéndole saber que no era un requisito conocer el funcionamiento de ellos. Ella debía aplicar el criterio periodístico, es decir, enfrentarse a lo desconocido, buscando aproximarlo a todo tipo de público.

No lo dudó, imprimió el contrato y lo firmó. 

Otra fue la piedra de tope para Sofía Maldonado (23). Este era su último semestre universitario. Hoy trabaja en su reportaje de investigación final, por lo que ir a buscar una práctica profesional en un evento deportivo de esa envergadura significaba dedicarle menor cantidad de tiempo a lo urgente.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en su sueño desde que tiene memoria: locutear en los Juegos Olímpicos. “Esa es mi meta. Desde que entré a periodismo he querido trabajar para llegar allí”, confiesa. 

Tras meditarlo, se decidió y escribió a La Oreja.

Al ver el tatuaje que cubre todo su antebrazo derecho se intuye que Diego Vargas (21) es amante del fútbol. En su piel lleva a un niño de espaldas con la camiseta número 10 de Colo-Colo, cargando una pelota blanca y negra en sus manos. 

Podría ser perfectamente él: Desde que tiene memoria, tiene una pelota en sus pies. Fue su pasión por este deporte lo que lo llevó a ser periodista “de fútbol” y no al revés. Pero luego de la experiencia en Santiago 2023 su visión se transformó. 

“Yo siempre quise ser periodista. No periodista deportivo, quería ser periodista de fútbol, que son dos cosas completamente diferentes. Y es algo de lo que me puedo dar cuenta ahora”, explica Diego. Desde el 1 de julio hasta el 5 de noviembre, trabajó como practicante en Santiago 2023, dándose cuenta que el periodismo deportivo abarca mucho más que solo el fútbol, uno de los aprendizajes más fuertes que tiene tras los juegos. “(La práctica) redefine mi gusto de lo que yo quería hacer en el futuro. Me quiero enfocar en el periodismo deportivo, no en el fútbol”, agrega.

Sofía vislumbró en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos una oportunidad única para cambiar el paradigma del periodismo deportivo. El certamen la convenció de que estos eventos podrían ser el catalizador necesario para ampliar el enfoque que se tiene de ellos siendo estudiante. “Siempre he querido que el periodismo deportivo se enfoque en otros deportes que no sean fútbol. Es difícil (cambiar esa idea) en Chile, pero este ambiente de los Panamericanos nos da un pie para quizás hacerlo”.

 

La experiencia en Santiago 2023

El Parque Deportivo Estadio Nacional, recientemente renovado para Santiago 2023, fue una infraestructura multidisciplinaria que no solo se transformó en el espacio de trabajo para los distintos atletas. En las mismas instalaciones, Diego y Raúl encontraron una segunda casa durante los juegos con el equipo que los recibió.

Para los ya casi egresados, el principal trabajo fue hacerse cargo de la producción de “Sin Fronteras”, un programa estilo matinal que transmitía el canal durante los días de competencias. Entre las 10:00 y 13:00 horas, en el bloque matutino, y las 17:00 y 20:00, en el horario de la tarde, los practicantes tuvieron que nutrir al programa de contenido. Para ello, armaban notas sobre distintos atletas, recopilaban archivos históricos de las competencias, conseguían medallistas para entrevistarlo en vivo y se encargaban de lo que se fuera necesitando para el programa en el día a día.

Además, uno de las cosas que buscó la transmisión fue mostrar cómo las culturas visitantes se desenvuelven en el país anfitrión. “Vino (gente) del Papelón Sabroso, que es un lugar de comida venezolana a mostrar la gastronomía venezolana. Y así con diferentes países, brasileños a bailar, unos chilenos vinieron a bailar cueca. Porque a Panam (Sports Channel) lo ve el resto de países en latinoamérica, transmite oficialmente todos los juegos. Tenemos que tener metido en la cabeza que no somos un canal chileno”, comenta Diego.

Con el set del programa dentro del recinto, los practicantes tenían todo el parque para hacer sus labores. Así es como pudieron conocer también a los protagonistas de las competencias. 

Raúl recuerda haber acompañado hacia el set de entrevistas al hondureño de 42 años y competidor de Taekwondo, Miguel Ferrera, deportista con basta trayectoria en las artes marciales.

En este trayecto un niño, sin saber a quién tenía enfrente, le preguntó al atleta dónde se encontraba el gimnasio del arte marcial. “En verdad es alguien importante, y la convivencia es súper natural”, reflexiona el estudiante sobre lo que le parece una escena que grafica la espontaneidad con la que todos —las estrellas del deporte latinoamericano y su audiencia— deambulaban en el universo temporal al que los juegos dieron origen.

“Lo que me ha sorprendido es el nivel de cercanía que llegas a tener con los deportistas. Conocer su lado humano. Se ven siempre en la tele tan distantes, pero hay personas terrible humildes, terrible piola. Eso me ha sorprendido mucho, la convivencia que hay acá, parece una burbuja. Como un mundo diferente”, agrega Diego.

¿Qué tal la experiencia? Esa fue la pregunta que una compañera del colegio de Diego le hizo sobre el trabajo que estaba realizando en los juegos. “Una locura, siento que estoy en Disney”, respondió él.

Raúl coincide en que la experiencia de haber estado en los juegos lo hizo sentir como  recorriendo un parque de diversiones como Walt Disney World. Los practicantes, hasta ahora, sienten que vivieron una fantasía, ajena a la realidad, similar a la que se experimenta cuando uno se siente habitando un mundo que solo vive en la ficción en el parque del ratón más famoso del mundo.

Para Sofía los Panamericanos fueron surrealistas. 

El miércoles 18 de octubre fue el primer día que se reunió con su equipo. Ella podría haber explotado de felicidad, por supuesto que los nervios no faltaban, pero su emoción era mayor. Se estaban conociendo entre todos y en su presentación ella les confesó que, al estar allí parada y formar parte de ese equipo, estaba cumpliendo un sueño.

En esa misma instancia se enteró de que sería animadora de las competencias de voleibol en el Arena Parque O’Higgins, donde se llevó a cabo esta disciplina. Al día siguiente, cuando comenzó su trabajo, dejó atrás su personalidad tímida y comenzó a bailar, cantar y celebrar frente a miles de personas. Algunos desus conocidos quedaron impresionados, pues no sabían que Sofía podía ser así de desinhibida y ella tampoco. Lo que hizo fue conducir una verdadera fiesta, parecida a un concierto de música o a un programa de televisión.

“Conocí una parte de mí que no sabía que tenía o quizá lo sabía, pero me daba vergüenza explorarla y aquí eso ya no lo tengo. Bailo al frente de 13.000 personas, hago el ridículo si es que tengo que hacer el ridículo, todo para hacer sonreír a la gente durante siete horas. Estoy muy orgullosa de mí”, confiesa.

Entre bailes, dinámicas y concursos, la química entre los animadores mantenía cautivos a cada asistente al partido, espectadores y jugadores. Sofía lo supo cuando al acabar el evento, el público la empezó a reconocer. “Va a sonar rarísimo, pero he firmado camisetas, ¡con mi nombre, Sofía!”, confiesa aún incrédula. 

Alejandra tuvo un rolmás técnico. Fue productora asociada en BMX racing, es decir, la mano derecha del productor general del deporte. Eso le significó ser el nexo entre los trabajadores del evento y organizarlos para que todo saliera de la mejor forma posible.

En rugby 7 fue field manager, una suerte de encargada en terreno, donde realizó tareas similares a las de BMX, pero desde la cancha. Allí se convirtió en los ojos y oídos de quienes estaban detrás de escena, encargándose de que la transmisión funcionara correctamente, desde las pantallas hasta el entretenimiento. Allí, dice,  la comunicación y el compañerismo fueron esenciales. “Se notaba de inmediato que todo se hacía muy en buena onda. Eran todos muy simpáticos, todos querían trabajar en equipo y atraer a más gente a esta fiesta Panamericana que se empezó a formar”, comenta.

 

Una proyección después de la experiencia 

El último día de BMX racing, Alejandra revisaba cuáles serían sus tareas de la jornada cuando su jefe la llamó. Le informó que ella debía hacerse cargo del entretenimiento, pidiéndole que organizara a los anunciadores, al DJ y a los bailarines.

Estaba asustada, tenía sus dudas con respecto a si lo lograría o no, sabía que sería difícil, pero no se esperaba que terminaría siendo también lo mejor de su experiencia. “Fue muy motivante ver que mi jefe tuviera ese nivel de confianza en mí. Y lo logré. Poder hacerlo, que saliera bien y que me felicitaran al final, fue lo más bacán de todo”, dice con una sonrisa. “Me estoy demostrando a mí misma un buen desempeño, que soy buena trabajadora sobre todo en un ámbito laboral como este, bajo presión”, comenta.

A pesar de la intensidad del trabajo que significaron los Panamericanos, debido a la cantidad de cosas que ocurrieron en una corta cantidad de tiempo, Diego no podría estar más feliz. Asegura que la experiencia se disfrutó en todo sentido, aun tras largas jornadas de trabajo. “Llegaba a mi casa, me acostaba, cerraba los ojos y sonreía. Y me quedaba dormido así, sonriendo”, cuenta. 

Y agrega: “Sabemos que somos privilegiados de la experiencia que estamos viviendo. Creo que más allá de que sea como un impacto laboral, como trabajar por primera vez y que sea en algo así, yo lo veo más como, no tanto como algo complicado ni duro, sino que como una tremenda oportunidad”.

Alejandra no puede estar más feliz de haber enviado ese correo solo por un ‘veamos qué pasa’. De no haber sido por ese impulso, jamás hubiera descubierto que el periodismo deportivo era una opción viable en su carrera profesional.

“Me cambió el modo de ver el futuro, de ver todas las opciones a las que puedo llegar. Eso no significa que vaya a cambiar full mi switch, pero definitivamente quiero seguir siendo parte de estas instancias”, asegura. 

Con los Panamericanos y Parapanamericanos ya finalizados, Raúl, Alejandra, Sofía y Diego, debieron volver a sus actividades académicas. Por estos días extrañan la intensidad y alegría de las últimas semanas, pero se llevan para siempre recuerdos inolvidables grabados en su memoria. 

Nelson Caucoto, abogado de Joan Jara: “Pedro Barrientos es el último eslabón que nos queda. Tiene que ser condenado”

Nelson Caucoto, abogado de Joan Jara: “Pedro Barrientos es el último eslabón que nos queda. Tiene que ser condenado”

En 1973, transcurridos cinco días desde el golpe de Estado, el cuerpo del cantautor nacional Víctor Jara fue encontrado con 44 impactos de bala. Después de 50 años, Pedro Barrientos, sindicado como el principal responsable de la muerte del artista, fue detenido en Estados Unidos. El abogado Nelson Caucoto cuenta con 47 años de experiencia en la defensa de derechos humanos y era el representante legal de la viuda de Víctor Jara, Joan Jara. En esta entrevista se refiere a los crímenes de lesa humanidad cometidos en dictadura y a la eventual condena del ex teniente del Ejército de Chile.

Por Paula Gómez Correa (@paula.xgomez)

Edición de Raúl Esteban Santos (@raul_stebn)

En agosto de este año, la Corte Suprema ratificó la condena a siete agentes del Estado por el asesinato de Víctor Jara. El ex teniente del Ejército Pedro Barrientos había sido enjuiciado en un tribunal civil en Estados Unidos y condenado en 2018 como el principal responsable de la muerte del artista en 1973. El imputado residía en el Estado de Florida y en julio perdió la ciudadanía estadounidense. El pasado 5 de octubre fue detenido. La justicia chilena estaba a la espera de su arribo al país, el cual se producirá hoy, a 19 días del fallecimiento de Joan Jara, la viuda del cantautor.

Nelson Caucoto, defensor y representante legal de la familia de Víctor Jara desde hace 25 años, estaba expectante por la llegada de Barrientos. Se considera un hombre cristiano y de izquierda. Tiene 72 años, es oriundo de Iquique y lleva 47 años dedicado a la defensa de los derechos humanos. Algunos de los juicios emblemáticos que ha representado sobre crímenes cometidos durante la dictadura cívico-militar son el Caso Degollados y la causa del cantautor nacional.

El abogado recuerda que, durante su paso por la Vicaría de la Solidaridad, se encomendaba a su patrono, San Francisco de Asís. Su figura, ubicada en el segundo piso, era un apoyo constante para él. Lo encontraba al subir las escaleras y con la mirada buscaba la única parte del sermón de las montañas que le interesaba: “Bienaventurados los que luchan por la justicia”.

¿Qué lo hace tomar la decisión de encargarse de crímenes de lesa humanidad?

— En mi formación profesional, llegué a un centro universitario marcado por la izquierda. En esa época era imposible omitirse de tener una posición. Y dentro de esta, se encuentra la necesidad de trabajar por el bien común, de aportar al país. Cuando se produce el golpe militar, no tuve ninguna duda del lado que iba a estar para ayudar. Desde ahí no me moví nunca más de los derechos humanos. Comencé a trabajar y me enteré de los crímenes de lesa humanidad. 

Por su trabajo en la Vicaría.

— Mi único trabajo profesional fue en la Vicaría, donde continúo trabajando, pero en un programa especial. Al desaparecer en 1992, realiza un convenio con el ministerio de Justicia y crea una oficina de derechos humanos que se hace cargo de los casos. Ahí voy yo. Soy un trabajo de continuidad de la Vicaría. Hay un tema que a mí me enorgullece y pocos lo conocen. Nosotros fuimos la oficina de derechos humanos que se abrió al mundo militar. Es un drama el que conocimos. Son seres humanos, maltratados por sus superiores. La labor era universalizar los derechos humanos, y los militares tienen derechos humanos.

Con relación a este mundo castrense, tras la dictadura, los militares de menor rango se excusaron de cumplir órdenes de sus oficiales. ¿Qué pasa en esos casos?

— Mientras el cumplimiento de las órdenes sea dentro de la ley, no hay problema. Ellos debían cumplir con las órdenes del servicio, las que son propias de la vida militar. Pero no pueden matar y torturar a alguien. Yo siempre he sido un defensor de los conscriptos, porque entiendo que son el último eslabón en la jerarquía de mando. Eran jóvenes de 18 o 19 años en esa época. Pero si a un conscripto lo elige un oficial para salir reiteradamente a patrullar en las noches, sin existir ningún motivo, a matar personas. ¿Esos conscriptos merecen que uno los trate con benevolencia? Se pusieron al lado del mal. Ellos sabían lo que estaban haciendo.

¿Por qué en Chile se ha permitido que esos militares, ahora en retiro, sean acusados cuando alcanzan los 70, 80 o más años?

— La justicia no operó en Chile como debía haber operado. Hubo una creciente influencia de la impunidad. Entre los años 1973 y 2003 los tribunales fueron muy funcionales a la dictadura.  A los militares nadie los tocó. Llegan con una avanzada edad al momento de su sentencia. Eso explica que en la causa de Víctor Jara lleguen con 70 u 80 años a asumir su sentencia. 

¿Qué ha significado para usted defender el caso de Víctor Jara?

— En 1998, el año de la detención de Pinochet, aparece Joan Jara en mi oficina con sus dos hijas, Amanda y Manuela. Me preguntó si podía tomar el caso. Sabía en lo que me estaba metiendo. Estaba consciente de la importancia de la víctima. Fue una enorme satisfacción y una motivación permanente. Víctor Jara es universal y su crimen tiene una relevancia mayor por lo mismo.

¿Se preguntó por qué Joan Jara lo escogió a usted y no a otro abogado?

— No, yo no he hablado con Joan sobre eso. No pregunto las razones detrás de mi elección, pero las agradezco.

¿Cuál es su máximo objetivo en el caso del artista?

— Queda pendiente el caso del señor Barrientos. Vamos a esperar ansiosos que traspase el umbral del aeropuerto. Mientras no lo veamos acá, sigue siendo una tarea pendiente. Pedro Barrientos es el último eslabón que nos queda. Tiene que ser condenado.

Desde un punto de vista aprobatorio, ¿hay alguna complejidad en el caso?

— La prueba está rendida. Las presunciones de culpabilidad de Barrientos están. Es un mero trámite.

Para cuándo está prevista la extradición de Barrientos a Chile?

— Él va a llegar a Chile no por la extradición, sino porque Estados Unidos lo va a expulsar. Su detención se debió a que violó las leyes de inmigraciones. Podría irse expulsado a cualquier otro lugar, pero hay una orden de captura internacional en su contra.

¿Se tomarán medidas para vigilar a Pedro Barrientos y evitar la repetición de un suceso similar al suicidio de Hernán Chacón, otro de los responsables de la muerte de Víctor?

— Debe quedar en prisión preventiva. Él no llega para irse a su casa ni visitar a sus familiares. Estará detenido mientras sale la sentencia. Lo pasarán a Punta Peuco o Colina 1. 

¿Qué piensa de Barrientos, Hernán Chacón y tantos otros militares vinculados a crímenes de lesa humanidad que por años han eludido la justicia?

— Es lamentable que se haya suicidado el señor Chacón. La pérdida de una vida es siempre lamentable. No me alegro con su muerte. Entiendo que él en un minuto haya pensado que nadie lo iba a enjuiciar. Es la primera gran lección que les deja a los militares: no confiarse en la impunidad. Creo que todos los militares vivieron con esa idea. Es un verdadero logro haber alcanzado a enjuiciarlo, pero a nadie le sirve que haya muerto. 

Entonces, ¿una eventual condena a Pedro Barrientos marcaría el fin judicial del caso de Víctor Jara? 

— Es lo único que nos falta. Este es el fin del caso. Los familiares de Víctor están conscientes de eso. Están satisfechos con lo que se ha logrado. 

 

Paula Gómez es estudiante de 4to año de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica (@fcomuc) y es la primera vez que publica en un medio. Su área de interés es la prensa escrita y de investigación, además del periodismo cultural y de espectáculo.

La realidad de Chile por los lentes de Teleanálisis

La realidad de Chile por los lentes de Teleanálisis

En 1984, en plena dictadura y cuando las protestas contra el régimen comenzaban a ser algo regular en la calle, pero casi inexistente en los medios de comunicación, Fernando Paulsen, Augusto Góngora y Dragomir Yankovic dieron inicio al noticiero de oposición Teleanálisis. Hoy, es una iniciativa reconocida y galardonada a nivel internacional por sus aportes filantrópicos, pero, en ese entonces, el trabajo periodístico era un mundo diferente, marcado por el reporteo bajo amenaza, la distribución confidencial y una vocación de hierro. 

Por: Antonia Sanzana Schwabe (@anto_sanzana)

Edición: Florencia Cabello Troncoso (@floo.re)

 

«La noche del 16 mayo 1984, María Loreto Castillo y Héctor Muñoz Morales fueron detenidos por individuos de civil que lucían brazaletes y conducidos hasta un lugar secreto en donde sufrieron atroces torturas», decía el periodista Augusto Góngora. A sus espaldas estaban las torres de alta tensión donde Loreto y Héctor fueron torturados. Con esa escena, comenzó el primer episodio de Teleanálisis, tal vez el principal medio de comunicación audiovisual opositor a la dictadura.

Se trató de un noticiario mensual que, desde octubre de 1984 hasta mayo de 1988, se dedicó a registrar las manifestaciones sociales en contra del régimen de Augusto Pinochet y lo que estaba siendo oculto por la censura en los medios tradicionales. Nació como proyecto anexo de la revista Análisis, dirigida por Juan Pablo Cárdenas, cuando Dragomir Yankovic y Jorge Leiva propusieron hacer en formato audiovisual, la sección de entrevistas que hacía el periodista Fernando Paulsen. Paulsen habló con Yankovic y Leiva sobre la propuesta, pero llegó a decirle a Cárdenas “no tiene ningún sentido hacer las entrevistas en formato audiovisual”. Ante el desconcierto de su director, explicó: “Yo creo que podemos hacer algo mucho mejor”. Así, nació Teleanálisis, un anexo de la revista Análisis que apuntaba a imitar el formato televisivo, de ahí su nombre.

Tal fue su impacto, que en 2004 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), declaró a algunos episodios del noticiero como parte del Programa Memoria del Mundo para “garantizar que no continúe el deterioro de la memoria histórica de violaciones de derechos humanos ocurridas durante la dictadura militar”. Al día de hoy, el trabajo de los periodistas, camarógrafos y trabajadores de Teleanálisis ha sido valorado de manera internacional por su valentía y sacrificio. El periodismo en época de dictadura no era un ejercicio fácil.

“El periodista que te diga que no tenía miedo de salir a reportear en ese tiempo, está mintiendo”, afirma Paulsen. Eran tiempos tensos y delicados, en los que todos los periodistas estaban bajo amenaza permanente y con agentes de la División Nacional de Comunicación Social (DINACOS) respirándoles en la nuca para cada publicación, agrega. El lanzamiento de Teleanálisis fue especialmente trascendental, pues fue el primer medio audiovisual que mostró las protestas, la pobreza y el verdadero ambiente que se vivía; en contraste con los canales de televisión, que eran fuertemente regulados por la DINACOS. Entonces, la elección del primer capítulo fue muy importante. 

“Lo primero que tuvimos muy claro es que queríamos mostrar las movilizaciones”, dice Paulsen. Desde mayo de 1983 las protestas fueron mensuales, pero no se las estaba registrando. El primer reportaje del primer capítulo de Teleanálisis cubrió la Jornada por la Vida convocada por el Cardenal Raúl Silva Henríquez el 9 de agosto de 1984. Que estuviese patrocinada, organizada y protegida por la Iglesia, les otorgaba considerables garantías, porque el régimen era reacio a actuar de manera violenta contra ella. Esto significó una gran masa de gente y, por supuesto, la inédita presencia de Teleanálisis para documentar de manera audiovisual el evento. En cámara, aparecía el Vicario de la Solidaridad, Monseñor Ignacio Gutiérrez, condenando abiertamente al régimen: “Nos preocupan los allanamientos a los que están siendo acostumbradas casi a diario las poblaciones del pueblo pobre. Los amedrentamientos, las detenciones arbitrarias, la existencia de la tortura…”, se le ve decir en el programa. 

Para los periodistas no era diferente. Juan Pablo Cárdenas recuerda que estuvo preso cinco veces, una de ellas con reclusión nocturna durante 541 días por un artículo en el que criticaba directamente a Pinochet. Con esto, los equipos editoriales se vieron obligados a tomar medidas. No salir a reportear solos, reportarse cada dos o tres horas y hablar en código por los teléfonos, que en ese tiempo eran fijos. Pero quizá una de las precauciones más innovadoras tomadas por el equipo de Teleanálisis fue la de los ‘petos de prensa’, ideada por la periodista Patricia Collyer, una de las reporteras de la iniciativa. “Le pedí a mi mamá que los hiciera. Eran unos petos beige, hechos en casa, con letras azules cocidas que decían PRENSA por delante y por atrás”, cuenta ella entre risas. 

Los periodistas chilenos no usaban ese tipo de acreditación, lo hacía la prensa extranjera. Durante el régimen, abundaban corresponsales que cubrían lo que ocurría en nuestro país. Según Cárdenas, no fueron expulsados porque para Pinochet siempre fue prioritario cuidar las relaciones con otros países. Esos periodistas usaban petos. “No todos los carabineros se fascinaban pegándole palos a los periodistas”, explica Paulsen. Y relata que mayor era el cuidado, justamente por las altas probabilidades de ser extranjeros. “Fue una muy buena idea de la Paty”, sonríe. 

Pero sin importar las soluciones que encontraran, estar en la calle no era suficiente. En aquellos tiempos, una de las cosas más importantes para el trabajo periodístico era para varios el “dateo”. Siendo todo tan oculto, callado y puertas adentro, saber lo que ocurría en el día a día era complejo. “La fuente de información más importante, era la Vicaría de la Solidaridad. Pero uno tenía que tener también una red de gente que te diera datos. Sindicatos, asociaciones de estudiantes, agrupaciones, gente retirada del ejército”, cuenta Collyer.

En tiempos de censura, la información es un arma muy valiosa, y eso no fue diferente para el régimen. Patricia asegura que para el caso degollados, en marzo de 1985, la información llegó desde adentro. Fue la misma Central Nacional de Informaciones (CNI) la que delató a Carabineros por los asesinatos. 

Justamente por “dateo” de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile fue que llegaron a la que es considerada una de las marchas estudiantiles más recordadas de la época. Uno de los integrantes del equipo en los años posteriores de Teleanálisis, Rodrigo Moreno, recuerda el que fue un evento significativo en las filmaciones del programa; el disparo a María Paz Santibáñez en las afueras del Teatro Municipal de Santiago durante una protesta contra el rector de la Universidad de Chile, José Luis Federici. “Yo no estaba en ese momento, pero recuerdo que llegaron ese día a la oficina vueltos locos, desesperados, al borde del llanto y nos muestran lo que grabaron. Nosotros quedamos impactados”, dice Moreno. 

Góngora inmediatamente dio la orden de hacer copias de la cinta, tomar el material que tenían y evacuar, porque preveía un allanamiento. Eran los únicos que tenían evidencia del hecho. “No nos llegaron a allanar ese día, pero durante las dos o tres semanas posteriores teníamos un auto estacionado abajo que nos estaba vigilando”, recuerda Moreno. Años más tarde, ese video grabado por Teleanálisis sería la prueba que obligó al juez a desmentir la versión del régimen, que culpaba a María Paz por provocación, y a condenar al carabinero. El documentalista e historiador Julio Rubilar, quien lleva años desarrollando una cinta sobre el medio, reconoce el hito como algo sin precedentes: “Lo que hace Teleanálisis con ese registro es desmentir, por primera vez, una versión oficial de la dictadura usando imágenes”.

Pero lograr poner el lente frente a los hechos no era el único desafío. Porque, ¿qué es de un noticiario que nadie ve? El método de difusión fue uno de los obstáculos que primero debieron atravesar. Resolvieron que el formato del noticiario sería en VHS; irónicamente y a propósito, la misma tecnología que el régimen introdujo. Los receptores principales eran sindicatos, obispados, iglesias, juntas de vecinos y organizaciones estudiantiles, porque así aseguraban algo de masividad; pero otra porción de las personas que lo recibían, lo hacían por suscripción personal. Parte considerable de esas suscripciones personales fueron atraídas por Augusto Góngora desde sus redes en el Ictus, donde trabajó haciendo contenido durante años y ya era un rostro reconocido.

La principal característica que dificultaba la divulgación de Teleanálisis era su clara línea editorial de oposición y rebeldía ante el régimen. Entonces, no podía existir un medio sin permiso de la DINACOS y Teleanálisis decidió no pedirlo, pues, claramente, sería denegado. Así que el equipo, con asesoría jurídica, encontró la forma de no ser estrictamente un medio de comunicación. 

La primera medida tomada para protegerse técnicamente del escrutinio del DINACOS, fue incorporar una leyenda antes de cada capítulo que rezaba: ‘Prohibida su difusión pública en Chile’. Al “prohibir” su propagación en Chile, no era un medio de comunicación, así que se liberaban de tener que solicitar autorizaciones. “Fuimos un poco ingenuos al pensar que eso podía de alguna manera protegernos”, admite Paulsen, “pero lo pusimos por si acaso, no perdíamos nada. Igual, ninguno de nosotros realmente creía que eso significaba nada para la dictadura”, comenta. 

Para el lanzamiento de la revista Análisis habían usado una estrategia similar, presentándola como una revista académica al amparo de la Academia de Humanismo Cristiano, dirigida por el cardenal Raúl Silva Henríquez y no como un medio de comunicación; así que no tenían razón para no intentarlo. Finalmente, su propuesta fue un éxito.

La siguiente traba era la entrega de los VHS. Rodrigo Moreno recuerda que la información de los afiliados era información confidencial: “Teleanálisis tenía una lista con las personas suscritas, pero todos esos nombres eran alias. Había una sola persona en todo el equipo que sabía la verdad de quién recibía la cinta mensual”. Esa persona era Cristian Cruz, quien hacía todas las entregas a pie, con una bolsa ni muy grande ni muy pequeña, tocando puerta por puerta los hogares de los inscritos.

Uno de los hogares que recibió el primer capítulo de Teleanálisis fue el de un amigo del periodista Óscar Sepúlveda. Recuerda que esa tarde llegó a una comida con algunos de sus más cercanos, sin saber que lo que terminarían viendo sería a Augusto Góngora frente a las torres de alta tensión, narrando la tortura de Loreto Castillo y Héctor Muñoz. “Fue muy sorprendente y celebramos mucho que por fin se podía empezar a saber lo que estaba pasando”, cuenta. Sepúlveda en ese entonces trabajaba en el diario La Segunda, donde recuerda que la censura era absorbente. Con esa comparación en mente, podía de verdad  apreciar lo que él mismo define como un nuevo espacio de libertad.

Óscar destaca con convicción la labor de los periodistas de oposición en esos años, convirtiéndose en uno de ellos después para el diario La Época. En especial, resalta la labor de Augusto Góngora. “Augusto fue un símbolo de la democracia y de la libertad de expresión. Aportó mucho y siguió aportando después, porque lo que había en él era verdadero amor a la verdad”. Julio Rubilar califica la actitud de los participantes del noticiario como valiente y admirable, sobre todo luego del asesinato del periodista José “Pepe” Carrasco, integrante de la revista Análisis, en septiembre de 1986. 

“Todos entendimos el mensaje”, recuerda Paulsen, “¿Qué significa que pesquen al vicepresidente del Colegio de Periodistas, lo lleven al lado del cementerio y le metan nueve balas? Estaba clarísimo. ‘No sigan hueveando’”. Pero siguieron hueveando. Y con más motivación que nunca. “Todos, en la revista y en Teleanálisis, estudiamos periodismo para hacer periodismo”. 

José Rodríguez, encargado audiovisual del Departamento de Documentación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, con años de distancia y una carrera de trabajo involucrado al resguardo y la valoración de Teleanálisis, destaca dos grandes aportes del proyecto: Por un lado, dice, fue un registro de la época que permitió ver y estudiar una perspectiva entonces oculta; y por otro, muchas personas se vieron representadas por primera vez, pues los medios tradicionales no las estaban retratando.

Tanto Paulsen como Collyer, Moreno y Cárdenas contestaron la misma pregunta. “¿Alguna vez dudaron de lo que estaban haciendo?”. La respuesta fue siempre la misma. “Nunca”.

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Antonia Sanzana (@anto_sanzana) es estudiante de tercer año de periodismo de la Pontificia Universidad Católica. Ha participado en Radio UC como columnista de Punto Cero y conductora de Estudio 660. Es ayudante de los cursos de Semiología y Teoría de la noticia. Esta es su primera publicación en un medio. 

Erik Rodríguez, jugador de la selección nacional de fútbol 5 para ciegos: “Llegamos a los Parapanamericanos con más fuego que otras veces”

Erik Rodríguez, jugador de la selección nacional de fútbol 5 para ciegos: “Llegamos a los Parapanamericanos con más fuego que otras veces”

Luego de ganar la Copa Intercontinental de fútbol para ciegos que se jugó en India, Erik Rodríguez, también conocido en su disciplina como “el 7 de Chile” (@el7dechile), llegó “muy, muy agotado”. Días antes del comienzo de su participación en los Juegos Parapanamericanos, se sinceró sobre su renuncia y posterior regreso al equipo estos últimos años, y habló del “legado social que va a quedar” como lo más importante de esta competición.

Por Gabriela Fernández Zamorano (@gabi_fernandez__)

Edición por Raúl Esteban Santos (@raul_stebn)

Una de las grandes revelaciones de los juegos Parapanamericanos, que comenzaron el pasado viernes 17 de noviembre y se extenderán hasta el 26, ha sido la participación de la selección Nacional de Fútbol 5 para ciegos de Chile (@futbolciegochile), conformada por jugadores no videntes, además de un arquero, un guía y un entrenador, sin discapacidad visual.

A pesar de llevar tres derrotas en este certamen que convoca a atletas paralímpicos, la selección consiguió un primer triunfo este lunes frente a Perú. Y esta noche espera sumar otro, para revivir así las grandes esperanzas con las que llegó al Centro de Deportes Paralímpico, ubicado al interior del Estadio Nacional, tras su victoria en la Copa Intercontinental de fútbol para ciegos que se jugó en India, el pasado 2 de octubre en la localidad de Kochi. Un paso importante para el equipo y también para el deporte paralímpico nacional.

Como toda selección, este grupo para ciegos busca marcar goles pero lo hace a través de un balón que posee placas sonoras que les indican a sus jugadores dónde se encuentra la pelota, además de la ayuda verbal del arquero, único jugador vidente en la cancha, y las orientaciones del entrenador. El equipo, conformado por ocho integrantes, participa en la categoría B1, es decir, posee muy baja o nula agudeza visual, percepción de la luz y/o campo visual. Se le denomina fútbol 5 porque en la cancha se enfrentan cinco jugadores de cada equipo, al igual que ocurre en el fútbol sala convencional.

En esta selección nacional, el jugador de Quilpué de 33 años, Erik Rodríguez participó desde 2012 hasta 2016 para luego reintegrarse en 2020. Hoy es su jugador número siete y es conocido en la disciplina como “el 7 de Chile”.

“Ahora llegamos a los Parapanamericanos con más fuego que otras veces y yo creo que el objetivo es la medalla”, dice el también ingeniero en Administración de Recursos Humanos. Rodríguez estudió pedagogía diferencial, y es monitor de inclusión en Banco Santander. Además, es colaborador en el equipo general de Naciones Unidas en materia de discapacidad y accesibilidad, donde trabajó por la Ley de Inclusión Laboral y colabora con las políticas públicas del país en esa materia. Aparte es vicepresidente de la Federación Nacional de Organizaciones y Personas con Discapacidad en Chile (FEDICH). Aún con todo esto, Rodríguez señala que su pasión siempre ha sido el fútbol: “desde pequeño me gusta mucho”.

Nació ciego pero eso no le impidió frecuentar las canchas de su barrio en El Belloto, en la comuna de Quilpué, y jugar fútbol con sus primos que vivían por el sector. Para que pudiera identificar la pelota, la envolvían con una bolsa plástica con la intención de que hiciera ruido. Así, Rodríguez siempre se sintió incluido en este deporte. Pero no ha sido una trayectoria fácil, asegura.

Cuando tenía 18 años, sus primos lo llevaron a un evento en la ciudad de Quillota de una fundación que buscaba dar empleo a personas con discapacidad, donde presentaban distintos deportes inclusivos, entre ellos el fútbol para ciegos. Fue en ese momento cuando le presentaron el balón sonoro a Rodríguez: “Me enseñaron cómo se jugaba y desde ahí que me puse a jugar y no paré más”, relata.

En 2012, Rodríguez, junto a un grupo de jóvenes con discapacidad visual, decidieron revivir la selección de fútbol ciego que desde el 2007 no estaba compitiendo. Buscaron a un entrenador para retomar la disciplina y se consiguieron los elementos necesarios para empezar a entrenar.

Su entusiasmo y disciplina dio resultados inmediatos. En 2013 el equipo se encontraba participando en la Copa América de esta disciplina en Santa Fe, Argentina. Llegaron a diferentes torneos, pero según lo que indica Rodríguez no les fue tan bien: “Igual la selección era joven, esperábamos más en ese momento, pero lamentablemente no se dio”.

Tras permanecer dos años más en el equipo, en 2016 tuvo un problema con el equipo técnico y decidió renunciar.

— ¿Qué te llevó a tomar esa decisión?

— En todos los deportes hay un sentido de superioridad de parte del equipo técnico hacia los jugadores, pero creo que se agrava y se profundiza en los deportes de personas con alguna discapacidad. Al no ver, uno tiende a depender un poquito más de ellos, entonces yo creo que van sintiendo cada vez más este sentido de pertenencia. No era un ambiente sano en los camarines y me enfrenté a uno de los del equipo técnico y terminé renunciando.

— ¿Qué hiciste en ese momento en donde te quedaste sin fútbol?

— Soy una persona que trata de aprovechar las oportunidades que se dan en el momento. Entonces, a pesar de que me llegué a quedar sin deporte, siempre tenía algo que hacer. En ese tiempo me llamaron para ser coordinador de Jóvenes Ciegos Chile (agrupación de jóvenes con discapacidad visual que trabajan para resolver problemáticas que afecten a las personas con discapacidad y a su entorno). Me llamaron para un congreso en Argentina y regresé con la misión de organizar un movimiento de jóvenes ciegos acá en Chile, que no había. Conseguimos armar un grupo de 60 jóvenes ciegos, de Arica a Punta Arenas y armamos la primera reunión de jóvenes ciegos en el cono sur.

— ¿Por qué volviste a jugar en la selección?

— En 2020 cambiaron de entrenador, y me llama y me dice: “Oye, mira, yo no te conozco, pero estuve viendo tu historia y quería saber si te interesa venirte con nosotros”. Ahí yo le dije: “mire, si dentro de sus prioridades va estar tener un camarín sano y unido, me interesa”. Y volví. Y desde ahí que cambió todo, el camarín es distinto, hay otros líderes muy positivos. Es algo mínimo esto y yo creo que el gran legado que estamos creando, y que van a dejar estos juegos; donde nosotros tenemos que aprovechar de posicionarnos también frente a la gente como deportistas de alto rendimiento y como personas, no como niños.

— Sobre el triunfo en la India el pasado mes en la Copa Intercontinental de fútbol para ciegos, ¿cómo vivieron este logro?

— No te voy a mentir, ha sido buena, pero difícil. Más pesada que la mugre de hecho. Estoy muy, muy agotado. Después de la Copa América, el Comité Paralímpico nos dijo que no había lucas para la Intercontinental, así que no íbamos a ir. Nosotros dijimos, “tenemos dos opciones. La primera es que nos quedamos y entrenamos para los Panamericanos acá o la segunda, es que salimos a buscar los recursos como sea”. Y salimos a buscar los recursos como sea. Pero no fue un proceso fácil, no todos nos esforzamos al mismo nivel. Al final nos llegamos a conseguir la plata total muy poco antes de partir.

— ¿Qué significó ir a la India como equipo?

— Yo creo que el momento de más desahogo que tuvimos fue cuando ya nos juntamos en el aeropuerto y dijimos: “Acá están nuestros tickets. Acá están nuestras visas. Nos vamos. Imagínense, quién se iba a pensar que íbamos a estar acá”. Fue en un momento súper liberador, donde el equipo igual se unió mucho más. Los jugadores que quizás no estaban tan unidos, cuando vieron el esfuerzo de los otros, se plegaron. Fue muy bonito.

— ¿Cómo fue haber ganado la Intercontinental de fútbol para ciegos?

— Es algo que no lo podría describir porque es un sueño, es un desahogo, es un querer tener enfrente a los que te decían que no se podía. Dejamos todo. Dejamos todo lo que teníamos en la cancha. Salimos súper cansados. Fuimos el equipo que más viajó; 42 horas a la India. Hicimos los mejores partidos. El momento culmine fue decir: “Ya. Estamos para cosas grandes”.

— ¿Cuál es su motivación (en los Parapanamericanos)?

— En la India yo dije: “tenemos que entrar creyendo y salir creyendo a la cancha”. Siempre me voy a apropiar de eso. Imagínate, quién te iba a decir que unos pati pelados como nosotros, que no nos conocía nadie, lograríamos levantar 45 millones de pesos de la nada sin el apoyo de la Federación, sin el apoyo del Comité Paralímpico. Así que siempre hay que creer. Crean y que crean y cuando se dé, hay que aprovecharlo, ¿no?

— ¿Cuál es la importancia que le otorgan a estos triunfos y lo que se viene?

— Lo más importante creo yo, es el legado social que va a quedar. El llamado es a ir a la cancha, llenar los estadios del Parapanamericano y entender que vienen los mejores deportistas de América, por lo tanto, que vengan a disfrutar, a aprender y a valorar a las personas por la capacidad que tienen de jugar y no por una condición o discapacidad que puedan tener. Que no vengan a ver la persona que le falta el brazo, sino que vengan a ver el atleta que corrió 100 metros en 10 segundos.

 

Gabriela Fernández es estudiante de tercer año de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica (@fcomuc). Ha participado como conductora en diferentes programas de la Radio UC (@radio.uc). Hoy en día participa en el programa Página 33 (@pagina33uc), sobre vida y política universitaria. 

Amanda Cerna, velocista paralímpica: “El deporte es todo para mí, es mi pasión, es mi estilo de vida. Vivo y respiro atletismo”

Amanda Cerna, velocista paralímpica: “El deporte es todo para mí, es mi pasión, es mi estilo de vida. Vivo y respiro atletismo”

La chilena seleccionada entre las tres mejores atletas paralímpicas del 2022, según el Americas Paralympic Committee, espera batir su marca personal en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023. Sin embargo, el camino no ha sido fácil, pues su trayectoria le ha implicado luchar constantemente  contra los obstáculos en un país donde el deporte paralímpico no tiene las instalaciones adecuadas para llevarse a cabo. «Siempre hemos tenido que adaptar los lugares de entrenamientos para que podamos facilitar el trabajo”.

Por Benjamín Iglesias (@benja_nicolvs

Edición por Sebastián Cornejo (@seb.cornejo)

La velocista chilota de 25 años, Amanda Cerna, está sentada en el banquillo al costado de la pista atlética del Estadio Municipal de Conchalí con el rostro enrojecido. Lleva su prótesis roja característica en su antebrazo izquierdo. La atleta paralímpica que compite en los 200 y 400 metros hace una pausa en un entrenamiento. Prepara su participación en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023, donde buscará mejorar su marca personal (59,25 segundos) en los 400 metros damas.

Estoy practicando todos los días, es muy intenso”, cuenta. “Entreno en las mañanas y en las tardes, y cuando me libero de los entrenamientos, me dedico a descansar lo necesario para la próxima rutina. Si no descansas lo suficiente, al siguiente día tu cuerpo no estará listo, y ahora que se acerca la competencia, se hacen muy común las lesiones. A mí ya me ha pasado, tengo mucha facilidad para lesionarme si no me cuido o no hago una buena rehabilitación luego de una rutina deportiva intensa”.

Cerna asegura que su discapacidad “nunca fue un impedimento para realizar deportes”.

La deportista nació con una malformación congénita en el brazo izquierdo. Cuenta que aquello la llevó a utilizar prótesis desde pequeña.

Cerna recuerda que cuando tenía once años se abrió un taller de atletismo en su colegio. Su papá la inscribió junto a su hermana porque les gustaba correr.

“Desde ese día no hemos dejado el atletismo”. Cerna comenta que siempre hizo su vida normal. “Solo en la adolescencia, esa etapa de la vida que te cuestionas todo, escondí mi discapacidad”. En 2015 conoció el atletismo paralímpico porque hasta ese entonces siempre había practicado en el deporte convencional. “Llegó a salvarme de esa nube de pensamientos negativos”, agrega. “No sabía si podía participar por mi discapacidad, debido a que existen deportes donde algunas discapacidades no entran en esas categorías. Mi discapacidad respecto a otras era muy leve, pero finalmente pude”.

Cerna dejó Chiloé a los 17 años para buscar mejores condiciones e implementos, debido a que en su ciudad no existían pistas de atletismo, no había la infraestructura que ella necesitaba y el clima lluvioso tampoco ayudaba para desempeñar de la mejor manera a lo que se dedicaría hasta el día de hoy: el atletismo paralímpico.

“En ese momento empecé a ir a competencias nacionales, luego logré ser seleccionada del Team ParaChile y comencé a clasificar a campeonatos internacionales”, dice. “Ahora el deporte es todo para mí, es mi pasión, es mi estilo de vida. Vivo y respiro atletismo”.

En los últimos años, Amanda ha conseguido medalla de plata en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, medalla de oro en el Gran Dix de Dubái y Grand Prix de Túnez, ambos en el 2021, y por último, el reciente sexto lugar en el Mundial de París 2022. El año pasado fue seleccionada entre las tres mejores atletas paralímpicas del 2022 según el Americas Paralympic Committee, organización internacional que representa todos los comités paralímpicos de América.

Gentileza: Amanda Cerna

—Con tan buenos resultados en competencias pasadas y selecta entre los mejores deportistas de América el 2022, ¿es mucha la presión para los Parapanamericanos 2023

Que me hayan considerado entre los mejores deportistas paralímpicos de América es un orgullo tremendo. No me lo podía creer, fue algo increíble. Recibí demasiado apoyo de la gente, nunca esperé tal recibimiento en las redes sociales […] Intento no tomar todo esto como presión, trato de que sea una motivación más para competir.

—¿Cómo defines tu mentalidad a la hora de competir?

—La mentalidad es el 60% en una carrera. Soy muy competitiva y luchadora. Soy muy cariñosa con mis rivales fuera de la competencia, pero cuando toca correr, soy otra persona. Siempre en cada carrera, cuando la termino, quiero sentir que lo di todo, así es la única manera de encontrar en mí, la satisfacción con todo el trabajo que hubo detrás. Siempre arriesgo todo y doy todo de mí. Dejé mis estudios, mi hogar, mi familia, por el deporte. La competencia depende de mí.

—¿Cuánto significan estos escenarios deportivos para un/a atleta paralímpico?

—Estos escenarios son realmente importantes, pero a veces no se les toma el peso que corresponde. Vienen campeones mundiales y los mejores atletas del continente. Además, el hecho de que los chilenos y chilenas puedan venir a verlos, es una gran oportunidad para conocer lo mejor de diversas disciplinas. Para mí es un orgullo representar al país, al igual que mis compañeros de la selección. Es una instancia única para mostrarnos y debemos aprovechar la oportunidad.

—¿En qué condiciones se ejerce el deporte paralímpico a diferencia del olímpico?

—En Chile las condiciones para que un atleta paralímpico pueda entrenar correctamente, no están adaptadas. Siempre hemos tenido que adaptar los lugares de entrenamientos para que podamos facilitar el trabajo […] Tengo compañeros ciegos y cuando van al Centro de Alto Rendimiento (CAR, ubicado en el Estadio Nacional), no existe en el suelo alguna guía que les facilite el entrar. Entonces siempre deben depender de alguien para ir. Dentro de las instalaciones, el CAR está adaptado solo para deportistas convencionales, no existen máquinas o la infraestructura correspondiente para que los deportistas paralímpicos puedan entrenar de buena manera.

—¿Qué obstáculos, en lo personal, enfrentaste para esta competencia deportivamente?

—En Chile todo está centralizado (se refiere a la capital), por lo que tuve que dejar Castro e irme a vivir a Santiago. Todo para poder realizar mis entrenamientos de la mejor forma, pero a veces se torna agotador debido a que, en momentos, tengo la necesidad de viajar a mi ciudad natal. Allá no están las condiciones para entrenar, no hay infraestructura ni pistas de atletismo para realizar mi deporte. El no tener las instalaciones por el hecho de ser de región es lamentable. Espero que, con los Parapanamericanos, se visibilice la variedad de deportistas de regiones que tuvieron que viajar a Santiago para poder entrenar de buena manera, y enfatizar el apoyo a la construcción de instalaciones deportivas en las diversas regiones del país, para que así los deportistas no tengan que irse lejos de su hogar y entrenar cerca de su familia o cercanos.

—¿Qué piensas ahora que el país, luego de los Parapanamericanos, contemple un Centro Deportivo Paralímpico para que los deportistas puedan llevar a cabo sus deportes de buena manera?

Es un logro importante para el deporte paralímpico nacional, pero es decepcionante que no se hayan hecho estos cambios antes. Los deportistas paralímpicos chilenos han logrado muy buenos resultados en la última década, y me da pena que estos logros nacionales e internacionales no hayan sido suficientes como respaldo para haber hecho instalaciones deportivas antes, y que ahora que llega una cita deportiva importante, se hayan hecho. Quizás si los Juegos no se hayan realizado, no hubiesen hecho (el gasto para las instalaciones). Espero que Santiago 2023 sirva para que los recintos deportivos estén adaptados para todo deportista y haya una accesibilidad necesaria para que nosotros podamos realizar las disciplinas deportivas de la mejor manera.

—¿Qué significa para ti que se realice esta competencia en el país?

Es una ventaja frente a mis rivales. Por ejemplo, antes de correr, nos presentan a las atletas una por una con los micrófonos. Cuando griten mi nombre y pueda sentir la ovación de la gente […] me emocionaré. Creo que no hay mejor motivación que participar de local. Muchos familiares y cercanos me vendrán a ver y es primera vez que tendré una barra que jamás he tenido en otras competencias. Estoy agradecida de que sea acá.

Cerna insiste en quiere dar la mejor versión de sí misma en los Juegos Parapanamericanos y espera que este evento sirva para dejar un legado sobre los deportes paralímpicos en Chile: “Espero que la gente le tome más el peso al deporte y a sus deportistas. Espero que este evento quede como legado para la gente. Pocas veces se puede gozar de este tipo de competiciones, además de la infraestructura de primer nivel que se ha construido que quedará para siempre. Ojalá la gente pueda disfrutar, apoyar y no olvidar esta cita deportiva. Quizás en cuántos años más va a haber un evento de esta magnitud. Sería un sueño para mí que la gente vea con orgullo a sus deportistas y el deporte nacional”, finaliza.

Gentileza: Amanda Cerna


Benjamín Iglesias es estudiante de tercer año de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica. Su área de interés es el periodismo deportivo y de investigación.

49 años sin Diana

49 años sin Diana

Diana Arón es uno de los nombres entre 20 detenidos desaparecidos de origen judío durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. Egresada de Periodismo de la Universidad Católica y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, su rastro se perdió el 18 de noviembre de 1974. Su familia y amigos aún no saben qué fue lo que realmente le pasó. 

Por: Ronit Bortnick (@ronit_bortnick)

Edición: Amanda Astudillo (@amandastudillo)

Fotografía: Memoria Viva

En la tradición judía, uno de los principales rezos cuando alguien fallece es el Kadish de duelo, plegaria que solo puede ser dicha por cónyuges, padres, hijos y hermanos. Además, únicamente debe ser recitado en presencia de un Minián, que es la asistencia mínima de diez hombres judíos mayores de 13 años. “Durante 30 años no pudimos juntar diez personas para decir Kadish por nuestros hermanos, porque en la comunidad que yo conocía, los amigos de mipapá, eran de derecha, por lo tanto, el tema no se hablaba”, afirma Ana María Arón (79), hermana de Diana Arón, detenida desaparecida en 1974, durante la dictadura de Augusto Pinochet. Recién en 2007 lograron decir Kadish por las víctimas que egresaron del Instituto Hebreo, colegio de la comuna de Lo Barnechea.

Diana Frida Arón Svigilsky nació en Santiago el 15 de febrero de 1950, en el seno de una familia chileno-judía, en la que sus padres tenían roles importantes dentro de la comunidad. Su papá, Elías Arón, fue parte del directorio del Instituto Hebreo y su madre, Perla Svigilsky, presidenta de la Organización Mundial de Mujeres Sionistas (WIZO abreviado en inglés) en Chile. Tras egresar del colegio viajó a Israel, y al volver al país, en 1968, entró a estudiar Periodismo en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Allí conoció a María Loreto Rebolledo (73): “Muy rápidamente nos hicimos amigas”, recuerda Rebolledo, actual decana del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. Tenían un grupo de amigos de izquierda, del cual era parte Cecilia Olmos, a quien conoció en los primeros años de carrera. Se reunían a conversar de “ciertos temas, cierto tipo de libros y de cosas”. La relación con Rebolledo se estrechó cuando Arón la invitó a la Población 26 de enero (Hoy población La Bandera), que era una de las tomasmás emblemáticas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), ubicada en el sector sur de Santiago. Fue ese el momento en que ambas empezaron a militar.

Ana María Arón describe a su hermana como “una niña joven llena de ideales. Le gustaba cantar, leer y la fotografía. Era muy querendona de su familia”. Agrega que tenían una relación muy cercana, porque, antes del golpe de Estado, su hermano Raúl se fue a Estados Unidos y sus padres migraron a Israel.

Diana Arón fue detenida por agentes de la DINA hace 49 años, el 18 de noviembre de 1974, en avenida Ossa. Al intentar escapar, fue alcanzada por cuatro balas, según lo que los propios policías de la DINA le dijeron a Luis Muñoz González, su pareja. Para ese entonces, ella ya era parte del Comité Central del MIR. Tenía 24 años, estaba embarazada de siete meses y fue llevada al centro de tortura Villa Grimaldi.

Surgimiento y persecución del MIR

El MIR surge el 15 de agosto de 1965 de una confluencia de tres grupos: militantes socialistas jóvenes, comunistas y una vertiente trotskista. Según el historiador Mario Garcés, lo que los une es la Revolución Cubana de 1959, que provocó que la izquierda más revolucionaria abogara por cambios políticos más radicales, mediante el enfrentamiento directo con el Estado y la clase dominante.

En Chile, tras la elección de Oscar Naranjo Arias, quien pertenecía a la coalición izquierdista Frente de Acción Popular, como diputado por Curicó y Mataquito, la derecha apoyó a Eduardo Frei Montalva en su candidatura a la Presidencia de la República en el año 1964. En consecuencia, Frei terminó ganándole a Salvador Allende las elecciones. 

Garcés señala que este evento “precipita la idea de que por vía electoral la izquierda nunca iba a conquistar el gobierno”. Por lo tanto, añade, “había que generar un tipo de organización distinta, que de alguna manera se separara de esta tradición electoral de la izquierda”. Según él, el MIR se creó “con esa voluntad revolucionaria, pero con muy pocos recursos y pocos recursos políticos como para iniciar una guerra armada”. 

El historiador añade que “los primeros años del MIR son bastante débiles”. Sin embargo, en el año 1969 se establece una corriente juvenil “más guevarista, seguidora de la corriente cubana más pura”. Se impone acusando al sector trotskista de ser incapaz de ejecutar la revolución. “Hay un discurso muy claro, pero nunca una preparación beligerante, ni siquiera el día del golpe”, agrega Garcés.

Según Mario Garcés, Pinochet sabía que la izquierda chilena no tenía ninguna capacidad de enfrentar el golpe de Estado y consideraba al MIR como “los comunistas más peligrosos y eventualmente la mayor oposición a la dictadura”. Para afrontar este “peligro”, Manuel “Mamo” Contreras, jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), “termina con la izquierda chilena y sus principales expresiones”, dice Garcés. Solo entre los años 1974 y 1975 hubo “180 miristas muertos”, afirma el historiador. Entre ellos, Diana Arón. 

Cuando ella estaba en Villa Grimaldi, fue interrogada por Miguel Krassnoff, militar en aquella época y hoy condenado por crímenes de lesa humanidad. “Krassnoff era nieto de un cosaco, quienes armaron pogromos. Además, su padre fue colaborador nazi”, dice Maxine Lowy (63), titulada en estudios latinoamericanos en Estados Unidos. Agrega que, posterior al Holocausto, el abuelo y el papá de Krassnoff fueron ejecutados por las fuerzas soviéticas, lo que dejó en él “una rabia tanto contra judíos como contra comunistas”.

“Y aquí tenía ante él una judía, mirista y opositora a la dictadura”, cuenta Lowy. En el archivo digital de Memoria Viva, se señala que Krassnoff dijo: “No solo es comunista esta perra, sino que además es judía. Hay que matarla”. Arón habría fallecido el 10 de enero de 1975. 

Ana María Arón cree que el proceso de desaparición es distinto al de la muerte: “Nunca tienes la seguridad de si tu hermana está viva o no está viva”. Afirma que dejó de ser una persona que tiene una hermana para “transformarse en una persona que busca a su hermana”, golpeando puerta por puerta en búsqueda de información: “Es saber que alguien murió, pero no tienes evidencia, no hay cuerpo, no hay dónde enterrarla ni dónde hacer un duelo concreto”.

La comunidad judía chilena en la dictadura

Entre los años 1932 y 1941, llegaron 13.000 judíos a Chile provenientes de Europa, convirtiendo al país en el tercer destino de refugiados en Latinoamérica. Para el año 1959 ya vivían más de 30.000 en tierras chilenas. Valeria Navarro, presidenta del Centro Progresista Judío y secretaria de estudios de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, señala que muchos de los que arribaron escapando, por ejemplo, de los nazis y los gobiernos soviéticos, empezaron a abandonar el territorio durante el gobierno de Allende. 

Navarro dice que tenían miedo a las estatizaciones o a las expropiaciones de sus bienes: “Un miedo incontenible a lo que podría significar un gobierno de izquierda”. Esta migración masiva les generó problemas a quienes se quedaron, porque “se fueron gran parte de los que apoyaban económicamente a la Comunidad Judía”.

Navarro señala que el Comité Representativo de la Colectividad Israelita “marcaba siempre esta idea de que eran neutrales”. Un ejemplo de eso es que el presidente de la Comunidad Judía de la época, Gil Sinay, mandaba saludos al presidente “cuando era electo”. Navarro dice que “es distinto ser neutral en un gobierno democrático a ser neutral a uno que toma el poder por la fuerza y viola los Derechos Humanos”. Para ella, “esa neutralidad esconde una aceptación”. En el año 2017, conversó con Sinay: “Me dice: ‘¿Quiénes son esos judíos desaparecidos? Nadie, nunca participaron en la comunidad, son solamente judíos de apellido’”.  

De acuerdo con Lowy, Moshé Tov, embajador de Israel en Chile en ese momento, “abrió la embajada y protegió a muchos, pero él fue una de las personas clave en crear el vínculo Israel y Chile para la venta de armas”. Después del bloqueo norteamericano en el año 1978, el Estado judío se convirtió en uno de los principales proveedores de armas del gobierno de Pinochet.

“Perpetuar la memoria”

María Loreto Rebolledo ya estaba en el exilio en Buenos Aires cuando supo lo que le había pasado a su amiga. Se enteraba de las noticias de dos formas: a través de un microfilm que sacaban del país o por personas que viajaban y le contaban. Rebolledo, con lágrimas en los ojos, agrega: “De las tres amigas que éramos, Diana murió, Cecilia estuvo presa y yo alcancé a salir”. Recuerda que sentía que no merecía vivir: “Al resto de la gente que estuvo en lo que tú estuviste le pasaron estas cosas. Es una cuestión casi como de culpa, que es muy rara”. 

El periodista Eduardo Santa Cruz (73) también fue compañero de Arón en la universidad. “Yo siempre sentí que ella era una especie de hermana mayor”, recuerda. Cuenta que ella sabía dactilografía, por lo que, cuando les pedían leer un libro, conseguían un ejemplar y “Diana lo copiaba a máquina para todos mientras alguien le iba leyendo”. 

Hoy, Ana María Arón es psicóloga especializada en trauma y profesora emérita de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y dice: “Trabajar con víctimas de traumas complejos e injustos debe tener mucho que ver con lo que pasó con Diana”. A ella, afirma, le ayuda a “perpetuar la memoria de las personas que se fueron temprano, como Diana, y seguir haciendo algo de lo que ella hubiera hecho, trabajar con la gente más desprotegida”. 

María Loreto Rebolledo aprovecha la ocasión de dar esta entrevista para recordar de manera pública a su amiga. Agrega que, en privado, siempre está recordando: “Yo veo a Ana María y es ver a la Diana. Cada vez que Cecilia viene a Chile es ver a la Diana”, agrega.

A 49 años de la desaparición de Diana Arón, su hermana siente que tiene la herida cicatrizada, ya bien sanada: “Cuando digo cicatrizada es que está la cicatriz, y yo sé que estuvo, no me voy a olvidar, pero no me sangra”. 

 

La doble finalidad que cumplirá la Villa Panamericana

La doble finalidad que cumplirá la Villa Panamericana

Construida en un total de 21 meses, tiempo récord para Chile, ha sido la encargada de albergar alrededor de 6000 deportistas durante la realización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. Una vez finalizada esta fiesta deportiva, la edificación cumplirá el sueño de la casa propia de 1355 familias.

Por: Benjamín Rojas (@benja_rojas21)

Edición por: Belén Mackenna (@belenmackenna)

Saliendo de la estación de metro Cerrillos, perteneciente a la Línea 6, a mano izquierda se ven 17 edificios de entre seis y 17 pisos, de distinto tamaño. Son de color negro, celeste y plomo, repartidos en cuatro lotes dentro del Parque Bicentenario de Cerrillos. Un poco más allá, se distingue una escultura más alta que las rejas que delimitan el terreno con un pilar de color celeste. Es una pluma con pelos verdes, amarillos y rojos, tales como las de Fiu, la mascota oficial de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos que comenzaron el 20 de octubre y se extenderán hasta el 25 de noviembre. Así se ve el ingreso a la Villa Panamericana, el espacio que tiene la función de recibir a más de 6000 deportistas de los 41 países participantes de Santiago 2023.

 Foto tomada por Claudia Gajardo, guardia del recinto

El Mundial de Fútbol de 1962 fue el evento deportivo internacional más importante que Chile organizó en cuanto a relevancia e inversión económica. Después de 61 años, el país volvió a ser el anfitrión de un torneo internacional de grandes magnitudes con los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. 

Según el presupuesto propuesto para este año, la inversión total del Estado fue de $333.431 millones de pesos para el desarrollo de los Juegos, de los cuales $121.011 millones de pesos corresponden a lo invertido en infraestructura. Este ítem incluyó a la Villa Panamericana que se entregó el 14 de septiembre, 43 días antes del inicio de los Juegos, en una ceremonia a la que asistió el presidente Gabriel Boric, el director ejecutivo de la Corporación, Harold Mayne Nicholls, la ministra Secretaria General de Gobierno, Camila Vallejos, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, y algunos deportistas del Team Chile. En la inauguración, las autoridades y atletas cortaron la cinta y recorrieron el recinto.

Tras alojar a quienes participen durante los dos meses que duran los juegos, las residencias pasarán a ser viviendas sociales para 1.355 familias que no cuentan con casa propia. “Finalizadas las actividades deportivas, estos departamentos serán refaccionados, según se necesite, y serán entregados a la ciudadanía, a través de nuestros subsidios DS19 y DS49”, afirmó el ministro Montes. Según la Cámara Chilena de la Construcción, en el informe “Déficit habitacional en Chile: Evolución y análisis de la crisis de vivienda” existe una carencia de 1.089.000 de ellas a nivel nacional. “Serán parte de la meta que el presidente Gabriel Boric nos puso, como ministerio, de entregar 260 mil soluciones habitacionales al terminar su Gobierno”, aseguró el ministro.

 

“El peso de ser el país anfitrión”

Este complejo de 6,4 hectáreas se construyó en un total de 21 meses. Las constructoras responsables de darle vida al proyecto fueron Mena y Ovalle S.A. y DLP S.A. Se distribuyeron la edificación de las torres, donde Mena y Ovalle se encargó de la construcción de nueve y DLP de ocho.

Ulises Tello, gerente del proyecto por parte de DLP S.A., cuenta que la construcción se inició en 2021, en plena pandemia, con la incertidumbre que reinaba en ese momento. “Concretarlo ha sido un logro importante, considerando que al proyecto inicial se agregó la implementación de espacios para los deportistas con discapacidad, sin tener la alternativa de pedir más plazos, dado que el evento ya estaba calendarizado”, afirmó. 

La constructora también se enfrentó a la escasez de mano de obra y a la crisis económica que generó alzas en los insumos y materiales de construcción. En el proceso no se podían olvidar de la finalidad que cumpliría la Villa Panamericana al finalizar de los Juegos, mencionó Tello. “Para nosotros entregar este proyecto un 100% en septiembre de 2023 fue un gran desafío”, dijo. Y agregó que no solo se trató de cumplir con las expectativas de los organizadores: “Sino (que también) de los deportistas y de todos los chilenos, ya que somos el país anfitrión. Tener la capacidad de trabajar en espacios para personas con discapacidad fue igualmente relevante”, comentó.

En cuanto a los departamentos, se trata de espacios de entre 30 a 55 m2 aproximadamente, que varían de 1, 2 y 3 dormitorios, y 1 o 2 baños. Todos con living comedor y cocina. Están completamente terminados, con sus revestimientos de pisos, muros, accesorios de baño. Como equipamiento incorporan ventanas de termopanel en dormitorios, muebles de cocina, luminarias, cortinas en dormitorios y calefón.

Fotos extraídas de ciudadpanamericana.cl

 

Deporte las 24 horas en Cerrillos

La Villa Panamericana traerá un gran impacto en la zona de Cerrillos, de acuerdo con Israel Jiménez, coordinador del Departamento de Deportes de la municipalidad de Cerrillos. “Los juegos son como un punto de inicio para que la cultura deportiva de los vecinos y vecinas y de los chilenos en general tenga un cambio positivo en virtud de los valores y los beneficios que trae el deporte en la vida de las personas”, afirmó. Y dijo que buscaba que, con este hito, creciera la inversión y las instalaciones deportivas, y la posibilidad de tener más adhesión a distintas actividades físicas. 

“(No solo me refiero) desde el punto de vista del Estado sino también del rubro privado, y ahí entran todo tipo de iniciativas, multicanchas, canchas de pádel, canchas de tenis (…) Esperamos que Cerrillos se transforme en una comuna donde el deporte se viva las 24 horas”, aseguró.

Amanda Cerna es atleta paralímpica y ha participado en los dos últimos Juegos Parapanamericanos, en Toronto 2015 y Lima 2019. En ambas ocasiones la atleta se quedó en las Villas Panamericanas, y enfatiza en la importancia de estas residencias: “Creo que es fundamental poder tener un buen descanso, recuperarnos de los entrenamientos y obviamente estar bien para la competencia los días previos”. 

Cerna está participando en los Parapanamericanos de nuestro país, que se desarrollarán hasta el 26 de noviembre, y las expectativas que tenía sobre la Villa se cumplieron: “Hemos descansado bien, no hemos pasado frío a pesar de que los días igual están helados (…) Yo diría que está casi a la altura de lo que fue Toronto 2015, e incluso un poco más avanzado de lo que fue Lima 2019”, dice. “Tiene harto espacio, harta naturaleza, muchos espacios con ciclovías, como para estar aquí o salir a hacer deporte. Es un espacio súper bonito y creo que sí podría ser una vivienda digna”.

Radiografía a la música emergente universitaria

Radiografía a la música emergente universitaria

Los géneros indie, rock, urbano y pop influyen en los nuevos proyectos musicales a cargo de universitarios. Algunos van todavía más allá y buscan en disciplinas como la literatura, el cine,  en épocas pasadas, como la de los 90’s y 00’s y en estilos como el lo-fi, referentes para su producción. Un puñado de estas bandas encabezadas por jóvenes sub-25 se presentará este jueves 16 de noviembre en la tocata “Lo último” organizada por el Centro de Estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la UC. El patio de la FCOM será la sede de este evento, que tendrá lugar entre las 17 y las 22 horas. Aquí, una radiografía de los invitados. 

Por José Gubbins (@josejo.se) y Nicolás Stevenson (@_nicostevenson)

Producción por Isidora Blanco (@isii.b) 

17:30

“Santi Persona”: Rock acústico fusionado con nueva trova. 

En 2019, Santiago Javier Castro, 19 años, artista oriundo de Curacaví, comenzó su carrera musical bajo el seudónimo “Santi Persona”, haciendo e interpretando canciones con su guitarra y cultivando el estilo rock acústico con elementos de nueva trova, es decir, música popular tradicional con textos frecuentemente politizados. La cercanía con la música tiene un origen familiar. “Mi papá ha sido una gran influencia en mis gustos, mi mamá también, y mi tío siempre me motivó a tocar instrumentos”, comenta. Castro, estudiante de periodismo en la UC, es el único novato de Comunicaciones presentándose en “Lo último” y dice que en su proyecto busca mostrar la influencia de la música que lo ha marcado, con canciones compuestas por él como “Al pulso de la pasión”. 

17:55

“Frances Cowboy”: Un vaquero solitario en Santiago

Luego de que a los 14 años viera el documental The Devil and Daniel Johnston que retrata la vida del músico y artista tejano del mismo nombre, la estudiante de dirección audiovisual UC Francisca Cortéz no paró de ilustrar y hacer canciones en su pieza. Con esa influencia, comenzó a producir su propia música de estilo Lo-fi —que proviene del concepto en inglés low fidelity, que significa baja calidad y que se caracteriza por exponer música mal grabada para generar nostalgia—, y synth pop —también conocido como tecno pop—de los 80s. En sus producciones, Cortéz habla sobre sentirse triste y fea, y hacer maldades con amigos. En 2022, lanzó su primer EP —extended play, álbum de menor duración—, Midnight Cowboy, que trata de su alter ego: un vaquero solitario que viene de la región a Santiago y se siente alienado. Gran fan de Madonna, Cortéz ha compuesto ocho canciones, y está trabajando en su primer álbum de larga duración, Emotional Cowboy. 

 

18:20

“Del Otro Balcón”: Una propuesta agradable y ligera.

La banda nace en 2020, en plena pandemia, cuando Felipe Donoso, Andrés Napoleoni, Elías Salinas y Héctor Valenzuela, estudiantes de composición musical en la Escuela Moderna de Música y Danza, se juntaban a hacer trabajos para la universidad, a componer y a grabar demos en casa. Algunas de ellas saldrían a la luz tres años después en su primer EP: “Una Vez, Otra Vez”. Hoy solo quedan Andrés y Héctor como dúo, quienes tocan todos los instrumentos, menos la batería, que la asumió el también estudiante de música Felipe Acevedo. Cuando tocan en vivo, Andrés se encarga de la guitarra y Héctor del teclado. “Nos gusta trabajar con un sonido limpio”, dice Héctor. “Nos gusta hacer música agradable y ligera, con melodías fáciles de aprender y armonías claras”.

 

18:55

“José Fue a Cazar Tornados”: Una idea pandémica.

Esta banda santiaguina de indie —subgénero del rock caracterizado por ser independiente—, pop y rock, integrada por estudiantes de distintas carreras como dirección audiovisual en la UC, producción musical en la Escuela Moderna de Danza y Música, psicología en la Universidad Central y derecho en la Universidad de Chile, nació en pandemia. Hoy está compuesta por Tomás Gómez (guitarra), Felipe Villagrán (bajo), Germán Pavéz (voz y guitarra) y Felipe “Ace” Acevedo (batería). “(Teníamos) ganas de formar un proyecto con amigos que siempre habíamos hecho música pero no de manera formal. Después de harto leseo yo hice varias canciones y se las mandé al Ace en forma de maquetas y él hizo demos, formalizando el proyecto”, explica Pavéz. Durante 2022 estrenaron “440”, para luego volver en 2023 con “III (No Me Podías Decir)”. En julio de este año estrenaron “El Pozo Por Envenenar”, su primer trabajo de larga duración.

 

19:30

“Idea Blanco”: Creación feminista que nace de la poesía.

Camila Florez es una joven artista emergente de la escena chilena indie, rock y pop. Oriunda de Talca y egresada de periodismo en la UC, se inspira en la literatura, en autores y poetas. “Soy súper nerd, me encantan los libros”, comenta. Durante la pandemia, en una antología de poemas leyó “Ya no” de la uruguaya Idea Vilariño. “Lo encontraba tan peculiar, tan curioso […]. Cuando estaba buscando nombre, surgió la oportunidad de copiarle el nombre y autonombrarme Idea […]. Luego empecé a ver qué transmitía el nombre, el color blanco. Hay varios escritores que me gustan que tienen apellido Blanco”. Florez comenzó su carrera en 2020 con “Paso Seco de Mujer”, canción feminista contra la violencia de género. Durante 2021 estrenó “Lo Que Ayuda” y “Eso Eres”, con la que ingresó a una playlist oficial de Spotify, siendo número uno de Mujeres del Indie. En diciembre de 2021 estrenó su EP debut: “Textos, Vol. I”, álbum corto de 5 canciones.

 

20:05 

“Candelabro”: Gente “ñoña” haciendo música. 

Esta banda santiaguina de rock alternativo está conformada por Matías Avila (vocalista y guitarra), Carlos Muñoz (bajo), Franko Arriagada (batería), Nahuel Alavia (candelabro y saxo), Luis Ayala (guitarra) y Javiera Donoso (voz y sintetizador); estudiantes de diversas carreras como diseño y letras en la UC, músicos intérpretes en la escuela Arcos e instituto Projazz, y música en la UMCE . Desde 2021 se ha presentado en lugares como la explanada de Matucana 100 junto al compositor indie Simón Campusano, en Espacios Pendientes, y en Sesiones 1215 en Balmaceda Arte Joven junto a la banda Déjenme Dormir. Estrenaron su disco titulado “Ahora o nunca”: “El disco se sitúa entre la locura de salir al mundo pospandemia y vivir muchas cosas por primera vez”, explica Ávila. “Sonoramente tratamos de desarrollar la idea de este nerd rock que venimos proponiendo desde hace un tiempo, que es propio de la idea de gente‘ñoña’ haciendo música”, añade, haciendo alusión a las personalidades que tienen, muy distintas al prototipo “estrella de rock”.

 

20:45

“Déjenme Dormir”: Una forma de rock alternativo noventero en 2023.

Esta banda de indie rock fue creada en Santiago en 2019 por Juan Diego Soto (voz y guitarra). Soto invitó a los músicos Diego “Keko” López (guitarra y segundas voces), Nicolás Yáñez (bajo), Felipe Ibar (batería) y Vicente Reyes (sintetizadores), la mayoría estudiantes de Música en la UNIACC, con la intención de interpretar en vivo su EP debut: “Mirador”.Juntos desarrollan un sonido potente y melancólico que rescata elementos del indie rock y el rock alternativo norteamericano de los 90s. “Me gané el nombre en un cachipún. Yo tocaba en una banda de covers en el colegio que se llamaba Déjenme Dormir”, cuenta Soto. “Para mí al principio tenía sentido, era como algo medio adolecente, pero con el tiempo caché que es un sentimiento universal el ‘déjenme dormir’… ese sentimiento de no me webeen más”. El 28 de octubre de 2022, la banda estrenó su álbum debut: “Neumonía”, y durante el verano de 2023 realizó una gira por el sur de Chile. Actualmente trabaja en su segundo LP a la vez que se presenta en escenarios de la capital. “Vamos a tocar temas nuevos en la tocata de la FCOM”, asegura el vocalista.