La doble finalidad que cumplirá la Villa Panamericana

La doble finalidad que cumplirá la Villa Panamericana

Construida en un total de 21 meses, tiempo récord para Chile, ha sido la encargada de albergar alrededor de 6000 deportistas durante la realización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. Una vez finalizada esta fiesta deportiva, la edificación cumplirá el sueño de la casa propia de 1355 familias.

Por: Benjamín Rojas (@benja_rojas21)

Edición por: Belén Mackenna (@belenmackenna)

Saliendo de la estación de metro Cerrillos, perteneciente a la Línea 6, a mano izquierda se ven 17 edificios de entre seis y 17 pisos, de distinto tamaño. Son de color negro, celeste y plomo, repartidos en cuatro lotes dentro del Parque Bicentenario de Cerrillos. Un poco más allá, se distingue una escultura más alta que las rejas que delimitan el terreno con un pilar de color celeste. Es una pluma con pelos verdes, amarillos y rojos, tales como las de Fiu, la mascota oficial de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos que comenzaron el 20 de octubre y se extenderán hasta el 25 de noviembre. Así se ve el ingreso a la Villa Panamericana, el espacio que tiene la función de recibir a más de 6000 deportistas de los 41 países participantes de Santiago 2023.

 Foto tomada por Claudia Gajardo, guardia del recinto

El Mundial de Fútbol de 1962 fue el evento deportivo internacional más importante que Chile organizó en cuanto a relevancia e inversión económica. Después de 61 años, el país volvió a ser el anfitrión de un torneo internacional de grandes magnitudes con los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. 

Según el presupuesto propuesto para este año, la inversión total del Estado fue de $333.431 millones de pesos para el desarrollo de los Juegos, de los cuales $121.011 millones de pesos corresponden a lo invertido en infraestructura. Este ítem incluyó a la Villa Panamericana que se entregó el 14 de septiembre, 43 días antes del inicio de los Juegos, en una ceremonia a la que asistió el presidente Gabriel Boric, el director ejecutivo de la Corporación, Harold Mayne Nicholls, la ministra Secretaria General de Gobierno, Camila Vallejos, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, y algunos deportistas del Team Chile. En la inauguración, las autoridades y atletas cortaron la cinta y recorrieron el recinto.

Tras alojar a quienes participen durante los dos meses que duran los juegos, las residencias pasarán a ser viviendas sociales para 1.355 familias que no cuentan con casa propia. “Finalizadas las actividades deportivas, estos departamentos serán refaccionados, según se necesite, y serán entregados a la ciudadanía, a través de nuestros subsidios DS19 y DS49”, afirmó el ministro Montes. Según la Cámara Chilena de la Construcción, en el informe “Déficit habitacional en Chile: Evolución y análisis de la crisis de vivienda” existe una carencia de 1.089.000 de ellas a nivel nacional. “Serán parte de la meta que el presidente Gabriel Boric nos puso, como ministerio, de entregar 260 mil soluciones habitacionales al terminar su Gobierno”, aseguró el ministro.

 

“El peso de ser el país anfitrión”

Este complejo de 6,4 hectáreas se construyó en un total de 21 meses. Las constructoras responsables de darle vida al proyecto fueron Mena y Ovalle S.A. y DLP S.A. Se distribuyeron la edificación de las torres, donde Mena y Ovalle se encargó de la construcción de nueve y DLP de ocho.

Ulises Tello, gerente del proyecto por parte de DLP S.A., cuenta que la construcción se inició en 2021, en plena pandemia, con la incertidumbre que reinaba en ese momento. “Concretarlo ha sido un logro importante, considerando que al proyecto inicial se agregó la implementación de espacios para los deportistas con discapacidad, sin tener la alternativa de pedir más plazos, dado que el evento ya estaba calendarizado”, afirmó. 

La constructora también se enfrentó a la escasez de mano de obra y a la crisis económica que generó alzas en los insumos y materiales de construcción. En el proceso no se podían olvidar de la finalidad que cumpliría la Villa Panamericana al finalizar de los Juegos, mencionó Tello. “Para nosotros entregar este proyecto un 100% en septiembre de 2023 fue un gran desafío”, dijo. Y agregó que no solo se trató de cumplir con las expectativas de los organizadores: “Sino (que también) de los deportistas y de todos los chilenos, ya que somos el país anfitrión. Tener la capacidad de trabajar en espacios para personas con discapacidad fue igualmente relevante”, comentó.

En cuanto a los departamentos, se trata de espacios de entre 30 a 55 m2 aproximadamente, que varían de 1, 2 y 3 dormitorios, y 1 o 2 baños. Todos con living comedor y cocina. Están completamente terminados, con sus revestimientos de pisos, muros, accesorios de baño. Como equipamiento incorporan ventanas de termopanel en dormitorios, muebles de cocina, luminarias, cortinas en dormitorios y calefón.

Fotos extraídas de ciudadpanamericana.cl

 

Deporte las 24 horas en Cerrillos

La Villa Panamericana traerá un gran impacto en la zona de Cerrillos, de acuerdo con Israel Jiménez, coordinador del Departamento de Deportes de la municipalidad de Cerrillos. “Los juegos son como un punto de inicio para que la cultura deportiva de los vecinos y vecinas y de los chilenos en general tenga un cambio positivo en virtud de los valores y los beneficios que trae el deporte en la vida de las personas”, afirmó. Y dijo que buscaba que, con este hito, creciera la inversión y las instalaciones deportivas, y la posibilidad de tener más adhesión a distintas actividades físicas. 

“(No solo me refiero) desde el punto de vista del Estado sino también del rubro privado, y ahí entran todo tipo de iniciativas, multicanchas, canchas de pádel, canchas de tenis (…) Esperamos que Cerrillos se transforme en una comuna donde el deporte se viva las 24 horas”, aseguró.

Amanda Cerna es atleta paralímpica y ha participado en los dos últimos Juegos Parapanamericanos, en Toronto 2015 y Lima 2019. En ambas ocasiones la atleta se quedó en las Villas Panamericanas, y enfatiza en la importancia de estas residencias: “Creo que es fundamental poder tener un buen descanso, recuperarnos de los entrenamientos y obviamente estar bien para la competencia los días previos”. 

Cerna está participando en los Parapanamericanos de nuestro país, que se desarrollarán hasta el 26 de noviembre, y las expectativas que tenía sobre la Villa se cumplieron: “Hemos descansado bien, no hemos pasado frío a pesar de que los días igual están helados (…) Yo diría que está casi a la altura de lo que fue Toronto 2015, e incluso un poco más avanzado de lo que fue Lima 2019”, dice. “Tiene harto espacio, harta naturaleza, muchos espacios con ciclovías, como para estar aquí o salir a hacer deporte. Es un espacio súper bonito y creo que sí podría ser una vivienda digna”.

Cristian Valenzuela, atleta paralímpico: “Cuando me puse las zapatillas por primera vez nunca pensé que iba a ser campeón del mundo”

Cristian Valenzuela, atleta paralímpico: “Cuando me puse las zapatillas por primera vez nunca pensé que iba a ser campeón del mundo”

Del 17 al 26 de noviembre se llevarán a cabo los Juegos Parapanamericanos Santiago 2023, donde deportistas paralímpicos de 33 naciones del continente se enfrentarán en las 17 categorías con las que contará este evento. Entre estas, el Paratletismo, disciplina donde competirá Cristián Valenzuela, corredor no vidente y el primer atleta nacional en ganar una medalla de oro paralímpica para el país.

Por Catalina Aliste (@alis.cataa)

Edición por Catalina Butrón (@catabutron)

Cristián Valenzuela (de negro) junto a su guía Francisco Muñoz, entrenando en el Estadio Nacional. Fotografía del Instagram de Valenzuela (@cristparalympics)

En las afueras de la Asociación de Ciegos de Chile, en la comuna de Independencia, se encuentra Cristian Valenzuela con ropa deportiva negra, audífonos puestos y sosteniendo su bastón. Desde ese lugar, el atleta de 40 años cuenta cómo es que su carrera deportiva “está en el ocaso”. Además se refiere al deporte paralímpico en Chile y cómo vivirá estos Juegos Parapanamericanos Santiago 2023.

Adentro está completamente oscuro, se alcanzan a apreciar las paredes con pintura resquebrajada y por fin al fondo se ve un poco de luz natural. “Perdón, no tengo idea si hay luz, es que aquí no la usamos”, dice Valenzuela riendo. Perdió por completo la vista a los 12 años debido a un glaucoma congénito que acarreaba desde que nació. Tras este hecho, indica, pasó cuatro años encerrado en su casa con una fuerte depresión, hasta que se integró al Colegio Santa Lucía para personas ciegas. “Yo no quería ir a un colegio para ciegos, pensaba que iba a estar sentado en una silla y no hacer nada más que eso”.  Sin embargo, fue en aquella institución donde conoció el mundo deportivo. “Empecé a practicar varios deportes, pero de alguna manera hubo una conexión especial con el atletismo cuando tomo la cuerda y empiezo a correr. Fue clave en mi vida, mi corazón sintió que tenía que quedarme, y no sabía por qué ni para qué”.

Hoy Valenzuela, con ceguera total, compite en las categorías de T-11 (discapacidad visual total o severa), es ayudado por un guía con quien corre a la par, unido por una cuerda en las muñecas de cada uno. Con ellos, cuenta, no necesariamente entabla una relación con el tiempo, pues van cambiando con el tiempo.

 

¿Tuvo a alguien clave que lo alentó?

“Mira…tuve amigos. Tuve un amigo mayor que yo en ese colegio y él era muy deportista. Fue un apoyo y un incentivo constante para todo, o sea, desde salir a la calle con bastón, ser más independiente, hasta la práctica deportiva. Erwin Jiménez su nombre. Yo creo que fue una persona clave como para todo esto”.

 

¿Cómo se dio cuenta de que era bueno y dio un salto a competir internacionalmente? 

“Un profesor en el colegio se acercó y me dijo que había posibilidades de representar a Chile en una competencia. Yo partí haciendo 100-400 metros, una cosa súper distinta a la que hago hoy. De ahí mi primer viaje internacional fue a Brasil a Sao Paulo y fue un torneo para Panamericano específico de atletismo para ciegos y ahí corrí”.

 

Y ¿a qué se dedicaba cuando no era deportista a tiempo completo?

“Cuando empecé de forma más oficial (23 años), trabajaba en el call center de Sodimac. Entrenaba en la mañana, me iba al call center y en la tarde volvía a complementar un poco mi entrenamiento. Tenía que trabajar para financiar mis zapatillas, mi implementación y todo lo que yo necesitaba para poder hacer deporte”.

 

¿En ese momento imaginó que iba a llegar a los Juegos Olímpicos o a vivir de esto?

“Fue fluyendo, o sea, cuando me puse las zapatillas por primera vez nunca pensé que iba a ser campeón del mundo… si me puse las zapatillas, conociéndome, era porque iba a dar todo lo que estuviera a mi alcance por ser el mejor y crecer hasta donde la vida me permitiera”. 

 

¿Cuándo le tomó el peso a lo que estaba haciendo?

“Al principio, desde el desconocimiento, no conocía el nivel internacional, si yo decía ‘ah, son ciegos deben correr súper lento’. Entonces cuando llego a Brasil me doy cuenta de que los tipos son rapidísimos. Y chuta, eran ciegos pero muy buenos. Ahí empecé poco a poco a darme cuenta de que el deporte paralímpico no era algo para jugar. Lo tenía que tomar en serio”.

 

Hasta llegar a los primeros JJOO en que compitió, Beijing 2008. 

“Fue el punto de quiebre para yo decir ‘ya, vuelvo a Chile y me voy a poner a entrenar y la próxima vez que me tope con los mejores del mundo, voy a aguantar una, dos o tres vueltas y bien preparado’. Volviendo a Chile cambié de guía, cambié toda mi planificación y ahí conocí a Ricardo Opazo, que para mí fue una persona clave.

 

¿Por qué tan clave Ricardo? 

“Él era un entrenador con mucha experiencia, pero nunca había entrenado a una persona ciega, pero tuvimos, no sé, la conexión. Creo que el universo de alguna manera nos unió. Yo ahí ya quería ser campeón del mundo, entonces Ricardo me dice: ‘bueno, una cosa es que entrenes para sentirte bien, lo otro es para prepararse y ganar’”.

 

Desde ahí ¿cómo fueron los entrenamientos?

“Muy distintos. Era entrenar para ser campeón del mundo. Me metí en un mundo que yo no conocía, donde al entrenar me dolía el cuerpo y a veces terminaba vomitando. Ricardo me decía: ‘ya párate, tienes que seguir entrenando’. Eso es lo que más le agradezco a él, que nunca me vio como una persona ciega. Nunca me vio como una persona con discapacidad. Entrenaba en un grupo de corredores videntes y yo era uno más”. 

 

Esa búsqueda por ser el mejor del mundo llevó a Valenzuela a estar un 7 de septiembre de 2012 en el Estadio Olímpico de Londres. Él era uno más de los 12 atletas que correrían para la final de los 5000 metros paralímpicos de los JJOO de ese año. Se enfrentaría a grandes corredores, entre los que estaban Francis Karanja, de Kenia, y Jason Dunkerley, de Canadá. 

 

JJOO de Londres 2012… ¿Cómo fue prepararse para eso? 

“Me lesioné subiendo un Transantiago. Me fracturé la tibia. Estuve mucho tiempo parado y (cuando) vuelvo a entrenar, me doy cuenta (de) que estoy muy mal. Yo quería el oro, entonces me pongo a entrenar y entrenar. Soy una persona muy espiritual, intento estar muy conectado y hablo mucho con Dios. En ese momento también, le pedí a Dios que me ayudara, porque sentía que solo no iba a poder”.

 

Y durante la carrera, ¿qué ocurrió? ¿Dios te escuchó?

“Después, analizando un poco, me di cuenta de que esa carrera era para mí. Creo que Dios de alguna manera, sin duda me ayudó para que yo pudiera cumplir mi sueño de ganar esa medalla, porque los kenianos se quedaron atrás. Salió un canadiense a correr muy rápido adelante, pero un ritmo que a mí me acomodaba… Entonces, si yo no le hubiera pagado a los competidores, no habría salido tan perfecto como salió”. (Ríe)

 

¿Y qué te pasó luego de cruzar la meta?

“Yo estaba así como, no sé… en otra dimensión. Muy ido. Todos mis compañeros de selección gritaban, o sea, estaban llorando y yo en un nirvana así muy brígido”.

Valenzuela y su guía en Londres 2012 luego de cruzar la meta. Foto de www.alamy.es

 

Y ¿cómo calificaría el recibimiento en Chile luego del oro?

“Fue un buen recibimiento. Yo supe que nosotros por primera vez (paradeportistas) ganamos portadas de diario. (Salíamos) en todas partes y es bacán sentir eso, aunque yo siento que la valoración hacia el deporte paralímpico, en Chile… no estaba preparado. ‘Qué bacán, él ganó una medalla, aplaudámoslo’. Pero no hubo esa valoración, así como cuando el Nico (Massú) ganó el doble oro en Grecia, y ahí hubo una explosión pero brígida de la gente, que sigue hasta el día de hoy”. 

 

Respecto a eso, ¿qué cree que se debe mejorar en torno al deporte paralímpico entonces?

“El posicionamiento. Que la gente entienda que no somos unos discapacitados que hacemos este deporte para entretenernos. Somos deportistas de alto nivel que nos esforzamos todos los días como una persona sin discapacidad para representar a Chile. Hay un trabajo que hacer. Estamos en un país que no es deportivo, que si no es fútbol difícilmente se valora y a eso súmale que la discapacidad siempre se ha expuesto como: vas en la micro y se sube un ciego a cantar. Voy en el metro y hay una persona con discapacidad pidiendo plata. Todos los años está la Teletón mostrándonos historias terribles de personas con discapacidad que nos hacen llorar y nos hacen meternos la mano en el bolsillo para pagar un poco nuestros pecados…”

A días de los Juegos Parapanamericanos, Cristián Valenzuela ha comenzado a entrenar y analizar corridas. Uno de sus atletas favoritos es el eritreo Zersenay Tadese. Les pide a sus amigos que le describan su ritmo, cómo en la pista pasa del primer mil al segundo, en cuánto tiempo, etc. “Uno se va haciendo una idea de cómo son los corredores a nivel internacional. Uno se las arregla. Como cuando voy al cine y me imagino un poco y lo demás lo preguntaré”, indica el atleta. 

 

¿Cómo te estás preparando para correr este año en los Juegos 2023? 

“Este año ha sido súper raro, he tenido tres lesiones que me ha costado mucho sacarme y hace dos semanas empecé recién a entrenar. Hoy recién hice un poco más…el cuerpo no está como yo pensaba que iba a estar, pero es una realidad y de alguna manera espero el milagro. Voy a hacer todo lo que pueda para llegar lo mejor preparado para encontrar mi mejor versión”.

 

¿Le da más ánimos competir “en casa” (Chile)?

“Preferiría estar compitiendo en Dubai. Me pasa que cuando me pongo la camiseta de Chile, siento que estoy representando un país. No es Cristian Valenzuela que está corriendo, es Chile y no puedo quedar mal”.

 

Dado ese contexto ¿cómo te haces cargo de tu salud mental? Me mencionaste la espiritualidad…

“Yo había ganado varias cosas cuando me dijeron sobre una psicóloga deportiva. Me empecé a contactar con ella y encontré que tampoco era un gran aporte. Con esto no estoy diciendo que se vayan todos para la casa y que no ayudan en nada. Es porque uno mismo va buscando su forma. Yo lo que hago es rezar el día anterior de la carrera y hablar con Dios, decirle: ‘mira, yo hice todo lo que pude hasta aquí y mañana tú define quién gana’. Cuando trabajaba con psicólogos me (repetían) eso de imaginarme ganando, pero lo hago cuando estoy orando”.

 


Catalina Aliste es estudiante de tercer año de periodismo en la @fcom_uc. Esta es su primera vez publicando en un medio. Ha trabajado en asistencia de arte de cortometrajes, y también tiene experiencia en la radio. Actualmente, es encargada de redes sociales del corto de ficción @nuncamefui.corto y del programa de @Radio.UC @productonacionaluc

La disciplina de la mente: el invisible trabajo psicológico detrás de los Panamericanos

La disciplina de la mente: el invisible trabajo psicológico detrás de los Panamericanos

Más de 8.000 deportistas compiten en 39 disciplinas distintas en los Juegos Panamericanos. La mayoría lleva preparándose físicamente desde los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Pero fuera de las canchas y de las pistas también hay tarea, pues el trabajo psicológico es clave para los atletas. Después del retiro en los últimos juegos  por motivos emocionales de la estadounidense Simone Biles, la mejor gimnasta del mundo, se volvió evidente que la fortaleza mental es una prioridad. A pesar de la evidencia, «en el deporte chileno, el psicólogo deportivo es el último eslabón”, afirma un especialista.

Por Nicolás Silva (@nsilvam39)

Editado por Matías Langerfeldt (@cholder___)

Una de las grandes interrogantes en la previa de Santiago 2023 fue la posible presencia de Simone Biles, la campeona olímpica de gimnasia en los JJ.OO. de 2016 y seis veces campeona del mundo en all-around, entre otras distinciones. La noticia no solo era que la estadounidense podía venir a Chile, sino que además volvería a competir tras 2 años de inactividad: en 2021, el año en que se celebró Tokio 2020 pospuesto por la pandemia por COVID-19, sorprendió al mundo tras no presentarse a la final de barras asimétricas. La Federación Estadounidense de Gimnasia comunicó que Biles no estaba en “el lugar mental” idóneo para seguir participando. Tampoco participó de las finales de suelo, barra y barra asimétrica. En conferencia de prensa explicó, sin soltar una lágrima y con gran aplomo, que su decisión pasó por la presión que sintió en las pruebas iniciales. «No quise perjudicar al equipo con una mala actuación y que perdieran la opción de llevarse una medalla”, dijo Biles. 

El capítulo terminó con la multi medallista anunciando un retiro indeterminado por una depresión. ¿El motivo? Una serie de abusos perpetrados en su contra por Larry Nassar, antiguo médico del equipo estadounidense de gimnasia. Finalmente, Simone Biles no aterrizó en Pudahuel, ya que decidió volver al circuito competitivo en el Mundial de Amberes, que terminó hace pocos días. Dos años de ausencia que visibilizaron lo crucial que es la salud mental dentro y fuera de la cancha para los deportistas.

 

 

Pero Biles no fue la única damnificada de Tokio 2020. Luego de su participación en los mismos juegos, el pesista chileno-cubano Arley Méndez se quebró en plena transmisión oficial de TVN: “Me voy a retirar. Tengo muchas complicaciones, ya no me siento a gusto. No doy más”.

Sólo dos meses antes, había estado en el ojo del huracán tras dar positivo en un test de dopaje por consumo de marihuana que lo dejaba fuera de sus primeros JJ.OO. Pero su defensa apeló y redujeron la sanción: la prohibición de competir acabó tres días antes del inicio del certamen. 

El medio nacional esperaba una medalla de Méndez, quien fue campeón mundial de halterofilia —levantamiento de pesas— en 2017. La entrevista post prueba, que prometía ser una fiesta, era ahora una despedida en vivo: “¿Es por el tema del doping, del consumo de marihuana?”, contra preguntó el periodista. Arley confesó “eso lo hice de adrede”. Llorando, reiteró: “yo no quiero levantar más pesas… Llevo meses cansado de esto, estoy sufriendo con dolores y depresiones. Mi carrera se ha ido a la mierda”.

Tras competir en Tokio, otra chilena, la exponente del canotaje María José Mailliard, señaló que le hizo falta su psicóloga. Recién dos años después de estos juegos olímpicos, confesó que antes de Tokio falleció su abuela. Además, acusó violencia psicológica por parte de su entrenador en el mismo periodo. “Necesitaba a mi psicóloga tanto en el proceso como durante la competencia». Tras sus primeros juegos, hoy afirma que su resultado final no pasó sólo por su destreza deportiva.

Pero… ¿cómo entrenar la mente?

“Estás en un bosque, no ves nada, estás de noche, tienes una linterna de mano y una brújula. Tu entorno te dice que no ves nada, tienes que usar una linterna de mano, no te ayuda mucho, pero en la brújula tienes tu norte, sabes para dónde vas, entonces si tienes claro para dónde vas, es más probable que seas capaz de aguantar el entorno”. Así grafica Esteban González, atleta de Team Chile, la agrupación que reúne a los deportistas olímpicos chilenos, lo que es la salud mental deportiva para él. Este psicólogo y especialista de 1500 metros planos suelta esta reflexión minutos antes de iniciar su rutina física, a las afueras del Club Deportivo Universidad Católica. Sostiene que se trata de una habilidad que se va entrenando y que la dureza mental implica saber sobreponerse a la adversidad “como una flexibilidad rugosa”. Para él, la capacidad de adaptación a las circunstancias combinada con una fuerte convicción son la clave hacia el éxito. Un éxito particular, que no se mide con medallas ni cronómetros.

 

Esteban González en la premiación de los Juegos Bolivarianos de Valledupar 2022, tras obtener el bronce en los 1.500m. Foto: Óscar Muñoz Badilla (@fotografiadeportiva en Instagram).

 

El psicólogo deportivo del Centro de Alto Rendimiento (CAR) Antonio Ceresuela asegura que un deportista no cambia su capacidad técnica de un día para otro, sea para mejor o para peor. Sin embargo, la psiquis sí puede llegar a afectar una performance de manera súbita. «Son deportistas que compiten en niveles muy altos, entonces la inseguridad entra al tiro”. Por su lado, la hoy campeona mundial Maillard enfatiza: «el apoyo psicológico es importante sobre todo cuando se tienen problemas externos al deporte. Es importante en el proceso y también a la hora de competir”.

 

María José Maillard posa con su medalla de oro tras coronarse campeona del mundo de los 500m de canotaje. Foto: @cotemailliard (Instagram personal).

 

El costo del resultado en los Panamericanos

Competencias del nivel de los Panamericanos son las que validan si es que los atletas de las distintas disciplinas pueden optar al Sistema de Becas para Deportistas de Alto Rendimiento (PRODDAR), un pago mensual que el Instituto Nacional de Deportes (IND) entrega a quienes “hayan obtenido un logro deportivo destacado a nivel internacional”. Este beneficio también incluye a los cuerpos técnicos.

“Por supuesto que les genera mucha ansiedad”, asegura Ceresuela. González agrega que, aunque le permite sustentarse, “no es suficiente”. Para él, el atractivo principal de Santiago 2023 es la exposición mediática que supone un escenario así, lo que puede atraer la atención de privados que financien de manera particular a los deportistas a través de auspicios o donaciones.

En Chile, el único deporte que obliga a una relación contractual entre los deportistas y sus clubes es el fútbol, que cuenta con 1170 jugadores profesionales al día de hoy. En su mayoría son hombres, aunque actualmente la actividad femenina está en proceso de profesionalización. El mediofondista González es claro: “tú te tienes que mover por ti, nadie te va a ayudar”. Pese a esto, su esperanza es que el atletismo se profesionalice y que así existan herramientas suficientes para vivir de la actividad.

Ceresuela afirma que la mayoría de los deportistas invierten todo lo que tienen (o pueden) en lo esencial para competir en sus disciplinas. “Entonces, obvio que el psicólogo pasa a ser la última prioridad”. Así, el sistema llega a provocar una situación paradójica: la necesidad del incentivo económico genera una ansiedad y una angustia que no pueden tratar, justamente por no contar con los fondos.

Por otra parte, González cuenta que la conexión con la federación ha sido poca. Si bien, ha habido ciertas reuniones donde se han presentado los criterios técnicos sobre las necesidades a largo plazo, dice que nada se ha concretado. Cuenta que hace cuatro años se debió haber presentado un proyecto que nunca llegó a puerto. “Hubo una escala con ciertos criterios para entregar supuestos apoyos [psicológicos y económicos], pero de eso nada ha pasado”. Aunque el psicólogo y atleta también señala “ahora tenemos la oportunidad de que Chile reciba los juegos, yo creo que es un avance muy grande porque se ha invertido”. Tanto para Ceresuela como para González, los Juegos Panamericanos representan una luz de esperanza, por ser el nivel de inversión que ha significado en el deporte nacional. Esperan que esto se vea reflejado no solo en infraestructura, sino que en mejores condiciones para los deportistas a futuro.

Respecto a la salud mental y apoyo psicológico de los deportistas, María José Mailliard reconoce avances en el apoyo entregado por el IND, aunque sigue dependiendo del trabajo con su psicóloga particular. Por su parte, el Comité Olímpico de Chile (COCh) señala en su sitio web que tienen tres psicólogos en su equipo. Según Ceresuela, se enfocan en los deportistas paralímpicos. Pero ninguno de los tres cobra por este trabajo; es ad honorem. Si bien hay especialistas que trabajan en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y en el IND, la mayoría de quienes atienden lo hacen pagados por los clubes privados o por los mismos deportistas.

«El deporte chileno tiene la estructura de que el psicólogo deportivo es el último eslabón. Si (los deportistas) consiguen ingresos, primero buscan un lugar para entrenar, después un preparador físico, después un kinesiólogo y por último, un psicólogo”, concluye Ceresuela.

El elefante en la habitación 

En los deportes que no son de equipo, la soledad es algo muy común, según el atleta Estaban González: “es un factor de riesgo sobre todo en el deporte competitivo”. Para la canoísta María José Mailliard su psicóloga no es solo un apoyo profesional, es una compañía. “En Tokio me faltó eso”.

Hace poco, González asistió a una junta con otros deportistas durante las Fiestas Patrias. Se trató de una celebración privada, un carrete entre pares. Señala que antes de ese día, no habían tenido un espacio para hablar entre ellos. “Conversamos de la incertidumbre y de la soledad de cara a los Panamericanos; la poca certeza de si nos iban a nominar o no”. Finalmente, Esteban no fue considerado por la federación para la cita pese a cumplir con los requisitos deportivos para participar.

Antes de entrar a San Carlos de Apoquindo, con su bolso al hombro, se detiene y realiza una analogía sobre la visibilidad de la salud mental entre pares: “el elefante en la habitación es una expresión que se usa cuando hay mucha gente que sabe que hay algo que está ahí, pero nadie quiere hablar de él”.

 

El Team Chile durante una actividad previa a los Juegos Panamericanos en el Palacio de La Moneda. Foto: Santiago 2023 (@santiago2023oficial en Instagram).

 

Sobre el autor: Nicolás Silva (@nsilvam39) es estudiante de 4º año de periodismo y, en paralelo, de 1er año de geografía. Se perfila como periodista musical y/o de investigación.