Deepfake: cómo la Inteligencia Artificial está transformando la delincuencia en Chile

Deepfake: cómo la Inteligencia Artificial está transformando la delincuencia en Chile

En los últimos años, el desarrollo de la inteligencia artificial ha propiciado el fenómeno del deepfake, una técnica de manipulación a través de la alteración del rostro y la voz. Si bien ha proliferado en memes y ha impulsado la creatividad digital, también se está utilizando para cometer estafas y crímenes en Chile. ¿Qué resguardos se pueden tomar?

Por: Daniel Moreno C. 

Edición: Belén Mackenna

Tiempo de Lectura: 8 minutos

En los últimos meses se ha hecho conocido un video de Oil Profit, una plataforma fraudulenta de inversión en el que voces autorizadas como el presidente Gabriel Boric, el periodista Daniel Matamala y el empresario Leonardo Farkas, llaman a internautas a invertir en petróleo y en empresas públicas como Codelco, prometiendo ganancias de un millón de pesos con una inversión mínima y de manera automática. Si bien los cibernautas se dieron cuenta de la falsedad del vídeo, este es un aviso de cómo el deepfake y otras formas de IA están incursionando en el mundo del fraude.

Según el diccionario de Cambridge, el deepfake es un video o grabación de sonido que reemplaza la cara o la voz de alguien con la de otra persona, de una manera que parece real. El concepto deriva de deep learning (aprendizaje profundo) y fake (falsificación). Para crear un deepfake se necesita entrenar un modelo de Inteligencia Artificial, lo que usualmente se hace a través de redes generativas antagónicas (GAN por sus siglas en inglés). Las GAN tienen dos algoritmos: uno cumple el rol de “generador” y el otro de “discriminador”.  El generador se encarga de utilizar los datos disponibles (imágenes y sonidos) para generar rostros y voces humanas con el contenido que se desea, mientras que el discriminador se encarga de detectar la veracidad o falsedad de los resultados producidos por el generador. De esta manera, ambos modelos compiten continuamente entre sí para que los datos generados sean cada vez más sofisticados y difíciles de detectar. 

Sobre los modelos que hacen deepfakes, Felipe Urrutia, investigador del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA), afirma que “pueden ser entrenados para que puedan incrustar una cara y esta se mueva en concordancia con respecto a su entorno. Tú lo puedes entrenar con muchos ejemplos y lograr que el modelo lo replique. Eso es por el uso de arquitecturas que se crean y por el uso de más datos y modelos más grandes, permitiendo que con el tiempo los resultados mejoren exponencialmente, siendo difícil determinar hasta donde se puede llegar”.

Los anuncios de Oil Profit circularon por las redes de meta por lo menos desde el mes de agosto. Desde ese entonces fueron denunciados por usuarios, y recientemente los anuncios fueron retirados de las plataformas. Cabe destacar que redes como Instagram o TikTok han probado modelos para intentar etiquetar de manera automática el contenido generado con IA subido a sus servidores. Pero de acuerdo con el newsroom de este último, siguen en la etapa de pruebas.

La evolución del deepfake

Por el momento, no se puede determinar el número de denuncias por fraudes y estafas utilizando deepfake a nivel nacional. René Araneda, comisario de la Brigada de Cibercrimen de la Policía de Investigaciones, sostiene que los funcionarios de la institución recibieron “seminarios y recursos sobre los peligros de su propagación con fines delictuales en el país”. Además, el oficial sostiene que están al tanto de su creciente masificación en países como Estados Unidos y que “en cualquier momento pueden llegar acá con fuerza, falta que se vuelva mediático o que empecemos a trabajar con un número mayor de denuncias”.

Otro de los delitos en los que está siendo utilizado el deepfake es el ya conocido “cuento del tío”. De acuerdo con cifras de la PDI, durante el primer semestre de 2022 se recibieron 1.650 denuncias de estafas telefónicas, más de la mitad de las 2.992 de todo el año 2021. Además, al enfocarse en la comparación de junio de ambos años, el aumento es de un 58%, pasando de 277 denuncias en 2021, a 440 en 2022. Este aumento no debiera ser una sorpresa considerando las nuevas técnicas utilizadas por los delincuentes. Con el “cuento del tío”, los delincuentes, además de contactar al objetivo de la estafa por redes sociales y mencionar información de un familiar (la supuesta víctima), están comenzando a incluir en su repertorio audios con la voz clonada de esta última. Esta técnica es realizada con generadores de voz, cuentan desde la PDI, para la cual solo se necesita tener registrado desde antes la voz de la persona, siendo una llamada previa o un audio en las redes sociales más que suficiente.

Según el sitio DeepMedia, una plataforma estadounidense especializada en IA, alrededor de 500.000 videos y audios con deepfakes se habrán compartido a nivel global durante el 2023. Esta cifra está relacionada a la cada vez menor cantidad de barreras de entrada que existen para el uso de estas herramientas. 

Andrés Bustamante, cofundador de Asimov, una consultora especializada en innovación digital e IA, comenta que hasta hace unos pocos años el proceso de hacer un deepfake era mucho más complicado y, por ende, un fenómeno poco común. “La evolución del deepfake ha sido primero con plataformas más complejas como Stable Diffusion (uno de los primeros generadores de imágenes con IA), que las tenían que operar programadores o gente experta en audiovisuales. Hoy el proceso está mucho más difundido gracias a la aparición de plataformas mucho más simples de usar y con softwares que hacen el proceso de manera directa como HeyGen” (programa que convierte textos en videos generados con IA con avatares y voces realistas). 

En el caso de las estafas, Bustamante afirma que crear y difundir fraudes como los de Oil Profit hoy en día es mucho más fácil, y serán situaciones cada vez más recurrentes en el futuro. “Una persona con habilidades limitadas en tecnología puede acceder a herramientas más baratas, simples y que se pueden usar en el celular. Solo hay que buscar personas que no estén familiarizadas con estas posibilidades para hacerlas caer”, dice.

La manera de protegerse

En el caso chileno, el 24 de abril de este año, la Comisión de Ciencias y Tecnología de la Cámara de Diputados presentó un proyecto de ley que busca regular los sistemas de inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías conexas, en sus distintos ámbitos de aplicación. Eric Aedo, presidente de la comisión, resalta que el proyecto que hoy sigue en tramitación incluye el control sobre los deepfakes y que tiene como foco evitar la suplantación de identidad.  “Estamos siguiendo la línea de los países europeos, que han hecho esfuerzos en delimitar barreras éticas para las empresas del rubro, pero asumimos que toda esta legislación va a quedar corta. La velocidad de cambio de la IA es enorme, pero sí hay que poner un marco jurídico para proteger a las personas”.

Felipe Urrutia respalda el proyecto de la comisión, planteando que se le pueden añadir más criterios a futuro: “Una garantía debería ser que se pueda identificar a la empresa cuyo servidor sea utilizado para generar contenido malicioso. Este año, la compañía británica de inteligencia artificial Deepmind desarrolló una marca de agua que permite identificar el contenido que ha sido generado de manera sintética. Podría ser un requisito dentro del marco legal hacerlas obligatorias, pero también eventualmente podría salir un modelo que, al igual que las GAN (redes antagónicas neuronales entrenadas para obtener resultados más realistas), sea entrenado para que quite estas marcas”. 

En el caso de los usuarios, Carlos Franco, director del Observatorio de Datos de la Universidad Adolfo Ibáñez, sugiere el uso de la herramienta INVID, un software de verificación de video, para detectar de manera específica la presencia de deepfakes en videos: “INVID es un muy buen ejercicio porque trabaja cuadro por cuadro. Lo que hace es desintegrar, separar o hacer una disección del video para ofrecerte cuadro por cuadro, foto por foto y hacer análisis integrados. De todas formas, ni esta ni ninguna herramienta es 100% eficiente en la detección de deepfakes”.

Debido a esto, Franco defiende el fact checking como una conducta saludable que permite verificar la veracidad de un video o audio a través de su contenido. Además, recomienda sitios como Mala Espina Check y FastCheck, ambas plataformas surgidas en Chile tras el estallido social. Este último es el portal que verificó la falsedad de los anuncios de Oil Profit. 

Daniel Moreno (@danielmorenoc) es estudiante de segundo año de periodismo de la Pontificia Universidad Católica. Se perfila como periodista cultural e internacional.

De la sala de clases al estadio: testimonios de una práctica profesional

De la sala de clases al estadio: testimonios de una práctica profesional

En roles de producción, conducción y animación, un puñado de estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica hizo su práctica profesional en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. La experiencia les exigió entrevistas espontáneas, trabajos en producción y despachos en vivo. ¿Qué lecciones les dejó? 

 

Por Florencia Cabello Troncoso (@floo.re) y Nicolás Stevenson Flaño (@_nicostevenson)

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

El estudiante de cuarto año Raúl Esteban (23) nunca imaginó que su primer despacho en vivo resultaría de esa forma. Trabajaba como practicante en Panam Sports Channel, el canal oficial de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos a nivel internacional. Desde el inicio de los juegos asistía en producción periodística, es decir, estaba a cargo de crear contenido para el programa del canal. Esto significaba conseguir entrevistas con medallistas, buscar datos para bloques históricos, traer invitados de equipos internacionales y muchas otras tareas que fueran saliendo en el momento.

Raúl llevaba más de un mes en ese rol el 23 de octubre pasado. Ese día, cuando se encontraba asistiendo a una reportera del canal para un despacho en vivo, ella le confesó que no manejaba un buen inglés. Por esa razón,  no iba a poder entrevistar a la escaladora estadounidense Piper Kelly, quien había ganado el oro en la prueba de velocidad femenina en escalada.

Raúl no lo dudó: vio una oportunidad y la aprovechó. No conocía a Kelly, tampoco manejaba su disciplina, pero hablaba inglés, que en ese contexto era lo más importante. Empoderado  se lanzó a hablar al aire por primera vez.

Así es cómo logró salvar al canal de perder una buena entrevista en vivo al realizar una exitosa conversación con la atleta. En ella pudo, sin nerviosismos y en un fluido inglés, dialogar con la escaladora acerca de su desempeño, la obtención del reconocimiento y profundizó en lo que significó para ella alcanzar su mejor marca en la competencia.

Tal como Raúl, decenas de estudiantes de periodismo debutaron en sus roles durante los Juegos Panamericanos Santiago 2023, uno de los eventos deportivos más grandes e importantes de América que por primera vez tomó lugar en Chile. Entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre, este certamen le abrió las puertas a cientos de deportistas del continente, pero también fue para muchos estudiantes de periodismo su primera instancia profesional. 

A diferencia de otros frentes mediáticos, estos juegos deportivos significaban una intensidad mayor a la habitual para periodistas profesionales. Para los universitarios Raúl Esteban, Sofía Maldonado, Alejandra Rojas y Diego Vargas Santiago 2023 se convirtió en una escuela de rigor y disciplina en tiempo real sin espacio para las equivocaciones.

 

El camino hacia los Panamericanos

Era principios de agosto. Alejandra Rojas (22) recién iniciaba el segundo semestre universitario cuando recibió una notificación de su polola. En el mensaje, la productora audiovisual estadounidense Van Wagner, encargada de la presentación deportiva y del entretenimiento, mediante la productora nacional La Oreja, buscaba estudiantes de periodismo que quisieran ser parte del evento y trabajar con ellos. El mensaje no especificaba mucho más y ella no tenía mayor interés en participar. Nunca había sido una amante del deporte ni tampoco la cautivaba esa área del periodismo. Pero probó: ¿qué era lo peor que podría pasar? Envió su CV casi de inmediato y sin muchas expectativas.

La respuesta no tardó en llegar. Le solicitaron una entrevista y sin darse cuenta tenía un contrato en su correo esperando a ser firmado. “En algún minuto, cuando me llegó la primera oferta, dudé. No sé de deportes así que, ¿qué iba a hacer ahí?”, menciona. Pero luego recordó la entrevista y cómo la calmaron haciéndole saber que no era un requisito conocer el funcionamiento de ellos. Ella debía aplicar el criterio periodístico, es decir, enfrentarse a lo desconocido, buscando aproximarlo a todo tipo de público.

No lo dudó, imprimió el contrato y lo firmó. 

Otra fue la piedra de tope para Sofía Maldonado (23). Este era su último semestre universitario. Hoy trabaja en su reportaje de investigación final, por lo que ir a buscar una práctica profesional en un evento deportivo de esa envergadura significaba dedicarle menor cantidad de tiempo a lo urgente.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en su sueño desde que tiene memoria: locutear en los Juegos Olímpicos. “Esa es mi meta. Desde que entré a periodismo he querido trabajar para llegar allí”, confiesa. 

Tras meditarlo, se decidió y escribió a La Oreja.

Al ver el tatuaje que cubre todo su antebrazo derecho se intuye que Diego Vargas (21) es amante del fútbol. En su piel lleva a un niño de espaldas con la camiseta número 10 de Colo-Colo, cargando una pelota blanca y negra en sus manos. 

Podría ser perfectamente él: Desde que tiene memoria, tiene una pelota en sus pies. Fue su pasión por este deporte lo que lo llevó a ser periodista “de fútbol” y no al revés. Pero luego de la experiencia en Santiago 2023 su visión se transformó. 

“Yo siempre quise ser periodista. No periodista deportivo, quería ser periodista de fútbol, que son dos cosas completamente diferentes. Y es algo de lo que me puedo dar cuenta ahora”, explica Diego. Desde el 1 de julio hasta el 5 de noviembre, trabajó como practicante en Santiago 2023, dándose cuenta que el periodismo deportivo abarca mucho más que solo el fútbol, uno de los aprendizajes más fuertes que tiene tras los juegos. “(La práctica) redefine mi gusto de lo que yo quería hacer en el futuro. Me quiero enfocar en el periodismo deportivo, no en el fútbol”, agrega.

Sofía vislumbró en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos una oportunidad única para cambiar el paradigma del periodismo deportivo. El certamen la convenció de que estos eventos podrían ser el catalizador necesario para ampliar el enfoque que se tiene de ellos siendo estudiante. “Siempre he querido que el periodismo deportivo se enfoque en otros deportes que no sean fútbol. Es difícil (cambiar esa idea) en Chile, pero este ambiente de los Panamericanos nos da un pie para quizás hacerlo”.

 

La experiencia en Santiago 2023

El Parque Deportivo Estadio Nacional, recientemente renovado para Santiago 2023, fue una infraestructura multidisciplinaria que no solo se transformó en el espacio de trabajo para los distintos atletas. En las mismas instalaciones, Diego y Raúl encontraron una segunda casa durante los juegos con el equipo que los recibió.

Para los ya casi egresados, el principal trabajo fue hacerse cargo de la producción de “Sin Fronteras”, un programa estilo matinal que transmitía el canal durante los días de competencias. Entre las 10:00 y 13:00 horas, en el bloque matutino, y las 17:00 y 20:00, en el horario de la tarde, los practicantes tuvieron que nutrir al programa de contenido. Para ello, armaban notas sobre distintos atletas, recopilaban archivos históricos de las competencias, conseguían medallistas para entrevistarlo en vivo y se encargaban de lo que se fuera necesitando para el programa en el día a día.

Además, uno de las cosas que buscó la transmisión fue mostrar cómo las culturas visitantes se desenvuelven en el país anfitrión. “Vino (gente) del Papelón Sabroso, que es un lugar de comida venezolana a mostrar la gastronomía venezolana. Y así con diferentes países, brasileños a bailar, unos chilenos vinieron a bailar cueca. Porque a Panam (Sports Channel) lo ve el resto de países en latinoamérica, transmite oficialmente todos los juegos. Tenemos que tener metido en la cabeza que no somos un canal chileno”, comenta Diego.

Con el set del programa dentro del recinto, los practicantes tenían todo el parque para hacer sus labores. Así es como pudieron conocer también a los protagonistas de las competencias. 

Raúl recuerda haber acompañado hacia el set de entrevistas al hondureño de 42 años y competidor de Taekwondo, Miguel Ferrera, deportista con basta trayectoria en las artes marciales.

En este trayecto un niño, sin saber a quién tenía enfrente, le preguntó al atleta dónde se encontraba el gimnasio del arte marcial. “En verdad es alguien importante, y la convivencia es súper natural”, reflexiona el estudiante sobre lo que le parece una escena que grafica la espontaneidad con la que todos —las estrellas del deporte latinoamericano y su audiencia— deambulaban en el universo temporal al que los juegos dieron origen.

“Lo que me ha sorprendido es el nivel de cercanía que llegas a tener con los deportistas. Conocer su lado humano. Se ven siempre en la tele tan distantes, pero hay personas terrible humildes, terrible piola. Eso me ha sorprendido mucho, la convivencia que hay acá, parece una burbuja. Como un mundo diferente”, agrega Diego.

¿Qué tal la experiencia? Esa fue la pregunta que una compañera del colegio de Diego le hizo sobre el trabajo que estaba realizando en los juegos. “Una locura, siento que estoy en Disney”, respondió él.

Raúl coincide en que la experiencia de haber estado en los juegos lo hizo sentir como  recorriendo un parque de diversiones como Walt Disney World. Los practicantes, hasta ahora, sienten que vivieron una fantasía, ajena a la realidad, similar a la que se experimenta cuando uno se siente habitando un mundo que solo vive en la ficción en el parque del ratón más famoso del mundo.

Para Sofía los Panamericanos fueron surrealistas. 

El miércoles 18 de octubre fue el primer día que se reunió con su equipo. Ella podría haber explotado de felicidad, por supuesto que los nervios no faltaban, pero su emoción era mayor. Se estaban conociendo entre todos y en su presentación ella les confesó que, al estar allí parada y formar parte de ese equipo, estaba cumpliendo un sueño.

En esa misma instancia se enteró de que sería animadora de las competencias de voleibol en el Arena Parque O’Higgins, donde se llevó a cabo esta disciplina. Al día siguiente, cuando comenzó su trabajo, dejó atrás su personalidad tímida y comenzó a bailar, cantar y celebrar frente a miles de personas. Algunos desus conocidos quedaron impresionados, pues no sabían que Sofía podía ser así de desinhibida y ella tampoco. Lo que hizo fue conducir una verdadera fiesta, parecida a un concierto de música o a un programa de televisión.

“Conocí una parte de mí que no sabía que tenía o quizá lo sabía, pero me daba vergüenza explorarla y aquí eso ya no lo tengo. Bailo al frente de 13.000 personas, hago el ridículo si es que tengo que hacer el ridículo, todo para hacer sonreír a la gente durante siete horas. Estoy muy orgullosa de mí”, confiesa.

Entre bailes, dinámicas y concursos, la química entre los animadores mantenía cautivos a cada asistente al partido, espectadores y jugadores. Sofía lo supo cuando al acabar el evento, el público la empezó a reconocer. “Va a sonar rarísimo, pero he firmado camisetas, ¡con mi nombre, Sofía!”, confiesa aún incrédula. 

Alejandra tuvo un rolmás técnico. Fue productora asociada en BMX racing, es decir, la mano derecha del productor general del deporte. Eso le significó ser el nexo entre los trabajadores del evento y organizarlos para que todo saliera de la mejor forma posible.

En rugby 7 fue field manager, una suerte de encargada en terreno, donde realizó tareas similares a las de BMX, pero desde la cancha. Allí se convirtió en los ojos y oídos de quienes estaban detrás de escena, encargándose de que la transmisión funcionara correctamente, desde las pantallas hasta el entretenimiento. Allí, dice,  la comunicación y el compañerismo fueron esenciales. “Se notaba de inmediato que todo se hacía muy en buena onda. Eran todos muy simpáticos, todos querían trabajar en equipo y atraer a más gente a esta fiesta Panamericana que se empezó a formar”, comenta.

 

Una proyección después de la experiencia 

El último día de BMX racing, Alejandra revisaba cuáles serían sus tareas de la jornada cuando su jefe la llamó. Le informó que ella debía hacerse cargo del entretenimiento, pidiéndole que organizara a los anunciadores, al DJ y a los bailarines.

Estaba asustada, tenía sus dudas con respecto a si lo lograría o no, sabía que sería difícil, pero no se esperaba que terminaría siendo también lo mejor de su experiencia. “Fue muy motivante ver que mi jefe tuviera ese nivel de confianza en mí. Y lo logré. Poder hacerlo, que saliera bien y que me felicitaran al final, fue lo más bacán de todo”, dice con una sonrisa. “Me estoy demostrando a mí misma un buen desempeño, que soy buena trabajadora sobre todo en un ámbito laboral como este, bajo presión”, comenta.

A pesar de la intensidad del trabajo que significaron los Panamericanos, debido a la cantidad de cosas que ocurrieron en una corta cantidad de tiempo, Diego no podría estar más feliz. Asegura que la experiencia se disfrutó en todo sentido, aun tras largas jornadas de trabajo. “Llegaba a mi casa, me acostaba, cerraba los ojos y sonreía. Y me quedaba dormido así, sonriendo”, cuenta. 

Y agrega: “Sabemos que somos privilegiados de la experiencia que estamos viviendo. Creo que más allá de que sea como un impacto laboral, como trabajar por primera vez y que sea en algo así, yo lo veo más como, no tanto como algo complicado ni duro, sino que como una tremenda oportunidad”.

Alejandra no puede estar más feliz de haber enviado ese correo solo por un ‘veamos qué pasa’. De no haber sido por ese impulso, jamás hubiera descubierto que el periodismo deportivo era una opción viable en su carrera profesional.

“Me cambió el modo de ver el futuro, de ver todas las opciones a las que puedo llegar. Eso no significa que vaya a cambiar full mi switch, pero definitivamente quiero seguir siendo parte de estas instancias”, asegura. 

Con los Panamericanos y Parapanamericanos ya finalizados, Raúl, Alejandra, Sofía y Diego, debieron volver a sus actividades académicas. Por estos días extrañan la intensidad y alegría de las últimas semanas, pero se llevan para siempre recuerdos inolvidables grabados en su memoria. 

Nelson Caucoto, abogado de Joan Jara: “Pedro Barrientos es el último eslabón que nos queda. Tiene que ser condenado”

Nelson Caucoto, abogado de Joan Jara: “Pedro Barrientos es el último eslabón que nos queda. Tiene que ser condenado”

En 1973, transcurridos cinco días desde el golpe de Estado, el cuerpo del cantautor nacional Víctor Jara fue encontrado con 44 impactos de bala. Después de 50 años, Pedro Barrientos, sindicado como el principal responsable de la muerte del artista, fue detenido en Estados Unidos. El abogado Nelson Caucoto cuenta con 47 años de experiencia en la defensa de derechos humanos y era el representante legal de la viuda de Víctor Jara, Joan Jara. En esta entrevista se refiere a los crímenes de lesa humanidad cometidos en dictadura y a la eventual condena del ex teniente del Ejército de Chile.

Por Paula Gómez Correa (@paula.xgomez)

Edición de Raúl Esteban Santos (@raul_stebn)

En agosto de este año, la Corte Suprema ratificó la condena a siete agentes del Estado por el asesinato de Víctor Jara. El ex teniente del Ejército Pedro Barrientos había sido enjuiciado en un tribunal civil en Estados Unidos y condenado en 2018 como el principal responsable de la muerte del artista en 1973. El imputado residía en el Estado de Florida y en julio perdió la ciudadanía estadounidense. El pasado 5 de octubre fue detenido. La justicia chilena estaba a la espera de su arribo al país, el cual se producirá hoy, a 19 días del fallecimiento de Joan Jara, la viuda del cantautor.

Nelson Caucoto, defensor y representante legal de la familia de Víctor Jara desde hace 25 años, estaba expectante por la llegada de Barrientos. Se considera un hombre cristiano y de izquierda. Tiene 72 años, es oriundo de Iquique y lleva 47 años dedicado a la defensa de los derechos humanos. Algunos de los juicios emblemáticos que ha representado sobre crímenes cometidos durante la dictadura cívico-militar son el Caso Degollados y la causa del cantautor nacional.

El abogado recuerda que, durante su paso por la Vicaría de la Solidaridad, se encomendaba a su patrono, San Francisco de Asís. Su figura, ubicada en el segundo piso, era un apoyo constante para él. Lo encontraba al subir las escaleras y con la mirada buscaba la única parte del sermón de las montañas que le interesaba: “Bienaventurados los que luchan por la justicia”.

¿Qué lo hace tomar la decisión de encargarse de crímenes de lesa humanidad?

— En mi formación profesional, llegué a un centro universitario marcado por la izquierda. En esa época era imposible omitirse de tener una posición. Y dentro de esta, se encuentra la necesidad de trabajar por el bien común, de aportar al país. Cuando se produce el golpe militar, no tuve ninguna duda del lado que iba a estar para ayudar. Desde ahí no me moví nunca más de los derechos humanos. Comencé a trabajar y me enteré de los crímenes de lesa humanidad. 

Por su trabajo en la Vicaría.

— Mi único trabajo profesional fue en la Vicaría, donde continúo trabajando, pero en un programa especial. Al desaparecer en 1992, realiza un convenio con el ministerio de Justicia y crea una oficina de derechos humanos que se hace cargo de los casos. Ahí voy yo. Soy un trabajo de continuidad de la Vicaría. Hay un tema que a mí me enorgullece y pocos lo conocen. Nosotros fuimos la oficina de derechos humanos que se abrió al mundo militar. Es un drama el que conocimos. Son seres humanos, maltratados por sus superiores. La labor era universalizar los derechos humanos, y los militares tienen derechos humanos.

Con relación a este mundo castrense, tras la dictadura, los militares de menor rango se excusaron de cumplir órdenes de sus oficiales. ¿Qué pasa en esos casos?

— Mientras el cumplimiento de las órdenes sea dentro de la ley, no hay problema. Ellos debían cumplir con las órdenes del servicio, las que son propias de la vida militar. Pero no pueden matar y torturar a alguien. Yo siempre he sido un defensor de los conscriptos, porque entiendo que son el último eslabón en la jerarquía de mando. Eran jóvenes de 18 o 19 años en esa época. Pero si a un conscripto lo elige un oficial para salir reiteradamente a patrullar en las noches, sin existir ningún motivo, a matar personas. ¿Esos conscriptos merecen que uno los trate con benevolencia? Se pusieron al lado del mal. Ellos sabían lo que estaban haciendo.

¿Por qué en Chile se ha permitido que esos militares, ahora en retiro, sean acusados cuando alcanzan los 70, 80 o más años?

— La justicia no operó en Chile como debía haber operado. Hubo una creciente influencia de la impunidad. Entre los años 1973 y 2003 los tribunales fueron muy funcionales a la dictadura.  A los militares nadie los tocó. Llegan con una avanzada edad al momento de su sentencia. Eso explica que en la causa de Víctor Jara lleguen con 70 u 80 años a asumir su sentencia. 

¿Qué ha significado para usted defender el caso de Víctor Jara?

— En 1998, el año de la detención de Pinochet, aparece Joan Jara en mi oficina con sus dos hijas, Amanda y Manuela. Me preguntó si podía tomar el caso. Sabía en lo que me estaba metiendo. Estaba consciente de la importancia de la víctima. Fue una enorme satisfacción y una motivación permanente. Víctor Jara es universal y su crimen tiene una relevancia mayor por lo mismo.

¿Se preguntó por qué Joan Jara lo escogió a usted y no a otro abogado?

— No, yo no he hablado con Joan sobre eso. No pregunto las razones detrás de mi elección, pero las agradezco.

¿Cuál es su máximo objetivo en el caso del artista?

— Queda pendiente el caso del señor Barrientos. Vamos a esperar ansiosos que traspase el umbral del aeropuerto. Mientras no lo veamos acá, sigue siendo una tarea pendiente. Pedro Barrientos es el último eslabón que nos queda. Tiene que ser condenado.

Desde un punto de vista aprobatorio, ¿hay alguna complejidad en el caso?

— La prueba está rendida. Las presunciones de culpabilidad de Barrientos están. Es un mero trámite.

Para cuándo está prevista la extradición de Barrientos a Chile?

— Él va a llegar a Chile no por la extradición, sino porque Estados Unidos lo va a expulsar. Su detención se debió a que violó las leyes de inmigraciones. Podría irse expulsado a cualquier otro lugar, pero hay una orden de captura internacional en su contra.

¿Se tomarán medidas para vigilar a Pedro Barrientos y evitar la repetición de un suceso similar al suicidio de Hernán Chacón, otro de los responsables de la muerte de Víctor?

— Debe quedar en prisión preventiva. Él no llega para irse a su casa ni visitar a sus familiares. Estará detenido mientras sale la sentencia. Lo pasarán a Punta Peuco o Colina 1. 

¿Qué piensa de Barrientos, Hernán Chacón y tantos otros militares vinculados a crímenes de lesa humanidad que por años han eludido la justicia?

— Es lamentable que se haya suicidado el señor Chacón. La pérdida de una vida es siempre lamentable. No me alegro con su muerte. Entiendo que él en un minuto haya pensado que nadie lo iba a enjuiciar. Es la primera gran lección que les deja a los militares: no confiarse en la impunidad. Creo que todos los militares vivieron con esa idea. Es un verdadero logro haber alcanzado a enjuiciarlo, pero a nadie le sirve que haya muerto. 

Entonces, ¿una eventual condena a Pedro Barrientos marcaría el fin judicial del caso de Víctor Jara? 

— Es lo único que nos falta. Este es el fin del caso. Los familiares de Víctor están conscientes de eso. Están satisfechos con lo que se ha logrado. 

 

Paula Gómez es estudiante de 4to año de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica (@fcomuc) y es la primera vez que publica en un medio. Su área de interés es la prensa escrita y de investigación, además del periodismo cultural y de espectáculo.

La realidad de Chile por los lentes de Teleanálisis

La realidad de Chile por los lentes de Teleanálisis

En 1984, en plena dictadura y cuando las protestas contra el régimen comenzaban a ser algo regular en la calle, pero casi inexistente en los medios de comunicación, Fernando Paulsen, Augusto Góngora y Dragomir Yankovic dieron inicio al noticiero de oposición Teleanálisis. Hoy, es una iniciativa reconocida y galardonada a nivel internacional por sus aportes filantrópicos, pero, en ese entonces, el trabajo periodístico era un mundo diferente, marcado por el reporteo bajo amenaza, la distribución confidencial y una vocación de hierro. 

Por: Antonia Sanzana Schwabe (@anto_sanzana)

Edición: Florencia Cabello Troncoso (@floo.re)

 

«La noche del 16 mayo 1984, María Loreto Castillo y Héctor Muñoz Morales fueron detenidos por individuos de civil que lucían brazaletes y conducidos hasta un lugar secreto en donde sufrieron atroces torturas», decía el periodista Augusto Góngora. A sus espaldas estaban las torres de alta tensión donde Loreto y Héctor fueron torturados. Con esa escena, comenzó el primer episodio de Teleanálisis, tal vez el principal medio de comunicación audiovisual opositor a la dictadura.

Se trató de un noticiario mensual que, desde octubre de 1984 hasta mayo de 1988, se dedicó a registrar las manifestaciones sociales en contra del régimen de Augusto Pinochet y lo que estaba siendo oculto por la censura en los medios tradicionales. Nació como proyecto anexo de la revista Análisis, dirigida por Juan Pablo Cárdenas, cuando Dragomir Yankovic y Jorge Leiva propusieron hacer en formato audiovisual, la sección de entrevistas que hacía el periodista Fernando Paulsen. Paulsen habló con Yankovic y Leiva sobre la propuesta, pero llegó a decirle a Cárdenas “no tiene ningún sentido hacer las entrevistas en formato audiovisual”. Ante el desconcierto de su director, explicó: “Yo creo que podemos hacer algo mucho mejor”. Así, nació Teleanálisis, un anexo de la revista Análisis que apuntaba a imitar el formato televisivo, de ahí su nombre.

Tal fue su impacto, que en 2004 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), declaró a algunos episodios del noticiero como parte del Programa Memoria del Mundo para “garantizar que no continúe el deterioro de la memoria histórica de violaciones de derechos humanos ocurridas durante la dictadura militar”. Al día de hoy, el trabajo de los periodistas, camarógrafos y trabajadores de Teleanálisis ha sido valorado de manera internacional por su valentía y sacrificio. El periodismo en época de dictadura no era un ejercicio fácil.

“El periodista que te diga que no tenía miedo de salir a reportear en ese tiempo, está mintiendo”, afirma Paulsen. Eran tiempos tensos y delicados, en los que todos los periodistas estaban bajo amenaza permanente y con agentes de la División Nacional de Comunicación Social (DINACOS) respirándoles en la nuca para cada publicación, agrega. El lanzamiento de Teleanálisis fue especialmente trascendental, pues fue el primer medio audiovisual que mostró las protestas, la pobreza y el verdadero ambiente que se vivía; en contraste con los canales de televisión, que eran fuertemente regulados por la DINACOS. Entonces, la elección del primer capítulo fue muy importante. 

“Lo primero que tuvimos muy claro es que queríamos mostrar las movilizaciones”, dice Paulsen. Desde mayo de 1983 las protestas fueron mensuales, pero no se las estaba registrando. El primer reportaje del primer capítulo de Teleanálisis cubrió la Jornada por la Vida convocada por el Cardenal Raúl Silva Henríquez el 9 de agosto de 1984. Que estuviese patrocinada, organizada y protegida por la Iglesia, les otorgaba considerables garantías, porque el régimen era reacio a actuar de manera violenta contra ella. Esto significó una gran masa de gente y, por supuesto, la inédita presencia de Teleanálisis para documentar de manera audiovisual el evento. En cámara, aparecía el Vicario de la Solidaridad, Monseñor Ignacio Gutiérrez, condenando abiertamente al régimen: “Nos preocupan los allanamientos a los que están siendo acostumbradas casi a diario las poblaciones del pueblo pobre. Los amedrentamientos, las detenciones arbitrarias, la existencia de la tortura…”, se le ve decir en el programa. 

Para los periodistas no era diferente. Juan Pablo Cárdenas recuerda que estuvo preso cinco veces, una de ellas con reclusión nocturna durante 541 días por un artículo en el que criticaba directamente a Pinochet. Con esto, los equipos editoriales se vieron obligados a tomar medidas. No salir a reportear solos, reportarse cada dos o tres horas y hablar en código por los teléfonos, que en ese tiempo eran fijos. Pero quizá una de las precauciones más innovadoras tomadas por el equipo de Teleanálisis fue la de los ‘petos de prensa’, ideada por la periodista Patricia Collyer, una de las reporteras de la iniciativa. “Le pedí a mi mamá que los hiciera. Eran unos petos beige, hechos en casa, con letras azules cocidas que decían PRENSA por delante y por atrás”, cuenta ella entre risas. 

Los periodistas chilenos no usaban ese tipo de acreditación, lo hacía la prensa extranjera. Durante el régimen, abundaban corresponsales que cubrían lo que ocurría en nuestro país. Según Cárdenas, no fueron expulsados porque para Pinochet siempre fue prioritario cuidar las relaciones con otros países. Esos periodistas usaban petos. “No todos los carabineros se fascinaban pegándole palos a los periodistas”, explica Paulsen. Y relata que mayor era el cuidado, justamente por las altas probabilidades de ser extranjeros. “Fue una muy buena idea de la Paty”, sonríe. 

Pero sin importar las soluciones que encontraran, estar en la calle no era suficiente. En aquellos tiempos, una de las cosas más importantes para el trabajo periodístico era para varios el “dateo”. Siendo todo tan oculto, callado y puertas adentro, saber lo que ocurría en el día a día era complejo. “La fuente de información más importante, era la Vicaría de la Solidaridad. Pero uno tenía que tener también una red de gente que te diera datos. Sindicatos, asociaciones de estudiantes, agrupaciones, gente retirada del ejército”, cuenta Collyer.

En tiempos de censura, la información es un arma muy valiosa, y eso no fue diferente para el régimen. Patricia asegura que para el caso degollados, en marzo de 1985, la información llegó desde adentro. Fue la misma Central Nacional de Informaciones (CNI) la que delató a Carabineros por los asesinatos. 

Justamente por “dateo” de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile fue que llegaron a la que es considerada una de las marchas estudiantiles más recordadas de la época. Uno de los integrantes del equipo en los años posteriores de Teleanálisis, Rodrigo Moreno, recuerda el que fue un evento significativo en las filmaciones del programa; el disparo a María Paz Santibáñez en las afueras del Teatro Municipal de Santiago durante una protesta contra el rector de la Universidad de Chile, José Luis Federici. “Yo no estaba en ese momento, pero recuerdo que llegaron ese día a la oficina vueltos locos, desesperados, al borde del llanto y nos muestran lo que grabaron. Nosotros quedamos impactados”, dice Moreno. 

Góngora inmediatamente dio la orden de hacer copias de la cinta, tomar el material que tenían y evacuar, porque preveía un allanamiento. Eran los únicos que tenían evidencia del hecho. “No nos llegaron a allanar ese día, pero durante las dos o tres semanas posteriores teníamos un auto estacionado abajo que nos estaba vigilando”, recuerda Moreno. Años más tarde, ese video grabado por Teleanálisis sería la prueba que obligó al juez a desmentir la versión del régimen, que culpaba a María Paz por provocación, y a condenar al carabinero. El documentalista e historiador Julio Rubilar, quien lleva años desarrollando una cinta sobre el medio, reconoce el hito como algo sin precedentes: “Lo que hace Teleanálisis con ese registro es desmentir, por primera vez, una versión oficial de la dictadura usando imágenes”.

Pero lograr poner el lente frente a los hechos no era el único desafío. Porque, ¿qué es de un noticiario que nadie ve? El método de difusión fue uno de los obstáculos que primero debieron atravesar. Resolvieron que el formato del noticiario sería en VHS; irónicamente y a propósito, la misma tecnología que el régimen introdujo. Los receptores principales eran sindicatos, obispados, iglesias, juntas de vecinos y organizaciones estudiantiles, porque así aseguraban algo de masividad; pero otra porción de las personas que lo recibían, lo hacían por suscripción personal. Parte considerable de esas suscripciones personales fueron atraídas por Augusto Góngora desde sus redes en el Ictus, donde trabajó haciendo contenido durante años y ya era un rostro reconocido.

La principal característica que dificultaba la divulgación de Teleanálisis era su clara línea editorial de oposición y rebeldía ante el régimen. Entonces, no podía existir un medio sin permiso de la DINACOS y Teleanálisis decidió no pedirlo, pues, claramente, sería denegado. Así que el equipo, con asesoría jurídica, encontró la forma de no ser estrictamente un medio de comunicación. 

La primera medida tomada para protegerse técnicamente del escrutinio del DINACOS, fue incorporar una leyenda antes de cada capítulo que rezaba: ‘Prohibida su difusión pública en Chile’. Al “prohibir” su propagación en Chile, no era un medio de comunicación, así que se liberaban de tener que solicitar autorizaciones. “Fuimos un poco ingenuos al pensar que eso podía de alguna manera protegernos”, admite Paulsen, “pero lo pusimos por si acaso, no perdíamos nada. Igual, ninguno de nosotros realmente creía que eso significaba nada para la dictadura”, comenta. 

Para el lanzamiento de la revista Análisis habían usado una estrategia similar, presentándola como una revista académica al amparo de la Academia de Humanismo Cristiano, dirigida por el cardenal Raúl Silva Henríquez y no como un medio de comunicación; así que no tenían razón para no intentarlo. Finalmente, su propuesta fue un éxito.

La siguiente traba era la entrega de los VHS. Rodrigo Moreno recuerda que la información de los afiliados era información confidencial: “Teleanálisis tenía una lista con las personas suscritas, pero todos esos nombres eran alias. Había una sola persona en todo el equipo que sabía la verdad de quién recibía la cinta mensual”. Esa persona era Cristian Cruz, quien hacía todas las entregas a pie, con una bolsa ni muy grande ni muy pequeña, tocando puerta por puerta los hogares de los inscritos.

Uno de los hogares que recibió el primer capítulo de Teleanálisis fue el de un amigo del periodista Óscar Sepúlveda. Recuerda que esa tarde llegó a una comida con algunos de sus más cercanos, sin saber que lo que terminarían viendo sería a Augusto Góngora frente a las torres de alta tensión, narrando la tortura de Loreto Castillo y Héctor Muñoz. “Fue muy sorprendente y celebramos mucho que por fin se podía empezar a saber lo que estaba pasando”, cuenta. Sepúlveda en ese entonces trabajaba en el diario La Segunda, donde recuerda que la censura era absorbente. Con esa comparación en mente, podía de verdad  apreciar lo que él mismo define como un nuevo espacio de libertad.

Óscar destaca con convicción la labor de los periodistas de oposición en esos años, convirtiéndose en uno de ellos después para el diario La Época. En especial, resalta la labor de Augusto Góngora. “Augusto fue un símbolo de la democracia y de la libertad de expresión. Aportó mucho y siguió aportando después, porque lo que había en él era verdadero amor a la verdad”. Julio Rubilar califica la actitud de los participantes del noticiario como valiente y admirable, sobre todo luego del asesinato del periodista José “Pepe” Carrasco, integrante de la revista Análisis, en septiembre de 1986. 

“Todos entendimos el mensaje”, recuerda Paulsen, “¿Qué significa que pesquen al vicepresidente del Colegio de Periodistas, lo lleven al lado del cementerio y le metan nueve balas? Estaba clarísimo. ‘No sigan hueveando’”. Pero siguieron hueveando. Y con más motivación que nunca. “Todos, en la revista y en Teleanálisis, estudiamos periodismo para hacer periodismo”. 

José Rodríguez, encargado audiovisual del Departamento de Documentación del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, con años de distancia y una carrera de trabajo involucrado al resguardo y la valoración de Teleanálisis, destaca dos grandes aportes del proyecto: Por un lado, dice, fue un registro de la época que permitió ver y estudiar una perspectiva entonces oculta; y por otro, muchas personas se vieron representadas por primera vez, pues los medios tradicionales no las estaban retratando.

Tanto Paulsen como Collyer, Moreno y Cárdenas contestaron la misma pregunta. “¿Alguna vez dudaron de lo que estaban haciendo?”. La respuesta fue siempre la misma. “Nunca”.

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Antonia Sanzana (@anto_sanzana) es estudiante de tercer año de periodismo de la Pontificia Universidad Católica. Ha participado en Radio UC como columnista de Punto Cero y conductora de Estudio 660. Es ayudante de los cursos de Semiología y Teoría de la noticia. Esta es su primera publicación en un medio. 

Erik Rodríguez, jugador de la selección nacional de fútbol 5 para ciegos: “Llegamos a los Parapanamericanos con más fuego que otras veces”

Erik Rodríguez, jugador de la selección nacional de fútbol 5 para ciegos: “Llegamos a los Parapanamericanos con más fuego que otras veces”

Luego de ganar la Copa Intercontinental de fútbol para ciegos que se jugó en India, Erik Rodríguez, también conocido en su disciplina como “el 7 de Chile” (@el7dechile), llegó “muy, muy agotado”. Días antes del comienzo de su participación en los Juegos Parapanamericanos, se sinceró sobre su renuncia y posterior regreso al equipo estos últimos años, y habló del “legado social que va a quedar” como lo más importante de esta competición.

Por Gabriela Fernández Zamorano (@gabi_fernandez__)

Edición por Raúl Esteban Santos (@raul_stebn)

Una de las grandes revelaciones de los juegos Parapanamericanos, que comenzaron el pasado viernes 17 de noviembre y se extenderán hasta el 26, ha sido la participación de la selección Nacional de Fútbol 5 para ciegos de Chile (@futbolciegochile), conformada por jugadores no videntes, además de un arquero, un guía y un entrenador, sin discapacidad visual.

A pesar de llevar tres derrotas en este certamen que convoca a atletas paralímpicos, la selección consiguió un primer triunfo este lunes frente a Perú. Y esta noche espera sumar otro, para revivir así las grandes esperanzas con las que llegó al Centro de Deportes Paralímpico, ubicado al interior del Estadio Nacional, tras su victoria en la Copa Intercontinental de fútbol para ciegos que se jugó en India, el pasado 2 de octubre en la localidad de Kochi. Un paso importante para el equipo y también para el deporte paralímpico nacional.

Como toda selección, este grupo para ciegos busca marcar goles pero lo hace a través de un balón que posee placas sonoras que les indican a sus jugadores dónde se encuentra la pelota, además de la ayuda verbal del arquero, único jugador vidente en la cancha, y las orientaciones del entrenador. El equipo, conformado por ocho integrantes, participa en la categoría B1, es decir, posee muy baja o nula agudeza visual, percepción de la luz y/o campo visual. Se le denomina fútbol 5 porque en la cancha se enfrentan cinco jugadores de cada equipo, al igual que ocurre en el fútbol sala convencional.

En esta selección nacional, el jugador de Quilpué de 33 años, Erik Rodríguez participó desde 2012 hasta 2016 para luego reintegrarse en 2020. Hoy es su jugador número siete y es conocido en la disciplina como “el 7 de Chile”.

“Ahora llegamos a los Parapanamericanos con más fuego que otras veces y yo creo que el objetivo es la medalla”, dice el también ingeniero en Administración de Recursos Humanos. Rodríguez estudió pedagogía diferencial, y es monitor de inclusión en Banco Santander. Además, es colaborador en el equipo general de Naciones Unidas en materia de discapacidad y accesibilidad, donde trabajó por la Ley de Inclusión Laboral y colabora con las políticas públicas del país en esa materia. Aparte es vicepresidente de la Federación Nacional de Organizaciones y Personas con Discapacidad en Chile (FEDICH). Aún con todo esto, Rodríguez señala que su pasión siempre ha sido el fútbol: “desde pequeño me gusta mucho”.

Nació ciego pero eso no le impidió frecuentar las canchas de su barrio en El Belloto, en la comuna de Quilpué, y jugar fútbol con sus primos que vivían por el sector. Para que pudiera identificar la pelota, la envolvían con una bolsa plástica con la intención de que hiciera ruido. Así, Rodríguez siempre se sintió incluido en este deporte. Pero no ha sido una trayectoria fácil, asegura.

Cuando tenía 18 años, sus primos lo llevaron a un evento en la ciudad de Quillota de una fundación que buscaba dar empleo a personas con discapacidad, donde presentaban distintos deportes inclusivos, entre ellos el fútbol para ciegos. Fue en ese momento cuando le presentaron el balón sonoro a Rodríguez: “Me enseñaron cómo se jugaba y desde ahí que me puse a jugar y no paré más”, relata.

En 2012, Rodríguez, junto a un grupo de jóvenes con discapacidad visual, decidieron revivir la selección de fútbol ciego que desde el 2007 no estaba compitiendo. Buscaron a un entrenador para retomar la disciplina y se consiguieron los elementos necesarios para empezar a entrenar.

Su entusiasmo y disciplina dio resultados inmediatos. En 2013 el equipo se encontraba participando en la Copa América de esta disciplina en Santa Fe, Argentina. Llegaron a diferentes torneos, pero según lo que indica Rodríguez no les fue tan bien: “Igual la selección era joven, esperábamos más en ese momento, pero lamentablemente no se dio”.

Tras permanecer dos años más en el equipo, en 2016 tuvo un problema con el equipo técnico y decidió renunciar.

— ¿Qué te llevó a tomar esa decisión?

— En todos los deportes hay un sentido de superioridad de parte del equipo técnico hacia los jugadores, pero creo que se agrava y se profundiza en los deportes de personas con alguna discapacidad. Al no ver, uno tiende a depender un poquito más de ellos, entonces yo creo que van sintiendo cada vez más este sentido de pertenencia. No era un ambiente sano en los camarines y me enfrenté a uno de los del equipo técnico y terminé renunciando.

— ¿Qué hiciste en ese momento en donde te quedaste sin fútbol?

— Soy una persona que trata de aprovechar las oportunidades que se dan en el momento. Entonces, a pesar de que me llegué a quedar sin deporte, siempre tenía algo que hacer. En ese tiempo me llamaron para ser coordinador de Jóvenes Ciegos Chile (agrupación de jóvenes con discapacidad visual que trabajan para resolver problemáticas que afecten a las personas con discapacidad y a su entorno). Me llamaron para un congreso en Argentina y regresé con la misión de organizar un movimiento de jóvenes ciegos acá en Chile, que no había. Conseguimos armar un grupo de 60 jóvenes ciegos, de Arica a Punta Arenas y armamos la primera reunión de jóvenes ciegos en el cono sur.

— ¿Por qué volviste a jugar en la selección?

— En 2020 cambiaron de entrenador, y me llama y me dice: “Oye, mira, yo no te conozco, pero estuve viendo tu historia y quería saber si te interesa venirte con nosotros”. Ahí yo le dije: “mire, si dentro de sus prioridades va estar tener un camarín sano y unido, me interesa”. Y volví. Y desde ahí que cambió todo, el camarín es distinto, hay otros líderes muy positivos. Es algo mínimo esto y yo creo que el gran legado que estamos creando, y que van a dejar estos juegos; donde nosotros tenemos que aprovechar de posicionarnos también frente a la gente como deportistas de alto rendimiento y como personas, no como niños.

— Sobre el triunfo en la India el pasado mes en la Copa Intercontinental de fútbol para ciegos, ¿cómo vivieron este logro?

— No te voy a mentir, ha sido buena, pero difícil. Más pesada que la mugre de hecho. Estoy muy, muy agotado. Después de la Copa América, el Comité Paralímpico nos dijo que no había lucas para la Intercontinental, así que no íbamos a ir. Nosotros dijimos, “tenemos dos opciones. La primera es que nos quedamos y entrenamos para los Panamericanos acá o la segunda, es que salimos a buscar los recursos como sea”. Y salimos a buscar los recursos como sea. Pero no fue un proceso fácil, no todos nos esforzamos al mismo nivel. Al final nos llegamos a conseguir la plata total muy poco antes de partir.

— ¿Qué significó ir a la India como equipo?

— Yo creo que el momento de más desahogo que tuvimos fue cuando ya nos juntamos en el aeropuerto y dijimos: “Acá están nuestros tickets. Acá están nuestras visas. Nos vamos. Imagínense, quién se iba a pensar que íbamos a estar acá”. Fue en un momento súper liberador, donde el equipo igual se unió mucho más. Los jugadores que quizás no estaban tan unidos, cuando vieron el esfuerzo de los otros, se plegaron. Fue muy bonito.

— ¿Cómo fue haber ganado la Intercontinental de fútbol para ciegos?

— Es algo que no lo podría describir porque es un sueño, es un desahogo, es un querer tener enfrente a los que te decían que no se podía. Dejamos todo. Dejamos todo lo que teníamos en la cancha. Salimos súper cansados. Fuimos el equipo que más viajó; 42 horas a la India. Hicimos los mejores partidos. El momento culmine fue decir: “Ya. Estamos para cosas grandes”.

— ¿Cuál es su motivación (en los Parapanamericanos)?

— En la India yo dije: “tenemos que entrar creyendo y salir creyendo a la cancha”. Siempre me voy a apropiar de eso. Imagínate, quién te iba a decir que unos pati pelados como nosotros, que no nos conocía nadie, lograríamos levantar 45 millones de pesos de la nada sin el apoyo de la Federación, sin el apoyo del Comité Paralímpico. Así que siempre hay que creer. Crean y que crean y cuando se dé, hay que aprovecharlo, ¿no?

— ¿Cuál es la importancia que le otorgan a estos triunfos y lo que se viene?

— Lo más importante creo yo, es el legado social que va a quedar. El llamado es a ir a la cancha, llenar los estadios del Parapanamericano y entender que vienen los mejores deportistas de América, por lo tanto, que vengan a disfrutar, a aprender y a valorar a las personas por la capacidad que tienen de jugar y no por una condición o discapacidad que puedan tener. Que no vengan a ver la persona que le falta el brazo, sino que vengan a ver el atleta que corrió 100 metros en 10 segundos.

 

Gabriela Fernández es estudiante de tercer año de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica (@fcomuc). Ha participado como conductora en diferentes programas de la Radio UC (@radio.uc). Hoy en día participa en el programa Página 33 (@pagina33uc), sobre vida y política universitaria. 

Amanda Cerna, velocista paralímpica: “El deporte es todo para mí, es mi pasión, es mi estilo de vida. Vivo y respiro atletismo”

Amanda Cerna, velocista paralímpica: “El deporte es todo para mí, es mi pasión, es mi estilo de vida. Vivo y respiro atletismo”

La chilena seleccionada entre las tres mejores atletas paralímpicas del 2022, según el Americas Paralympic Committee, espera batir su marca personal en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023. Sin embargo, el camino no ha sido fácil, pues su trayectoria le ha implicado luchar constantemente  contra los obstáculos en un país donde el deporte paralímpico no tiene las instalaciones adecuadas para llevarse a cabo. «Siempre hemos tenido que adaptar los lugares de entrenamientos para que podamos facilitar el trabajo”.

Por Benjamín Iglesias (@benja_nicolvs

Edición por Sebastián Cornejo (@seb.cornejo)

La velocista chilota de 25 años, Amanda Cerna, está sentada en el banquillo al costado de la pista atlética del Estadio Municipal de Conchalí con el rostro enrojecido. Lleva su prótesis roja característica en su antebrazo izquierdo. La atleta paralímpica que compite en los 200 y 400 metros hace una pausa en un entrenamiento. Prepara su participación en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023, donde buscará mejorar su marca personal (59,25 segundos) en los 400 metros damas.

Estoy practicando todos los días, es muy intenso”, cuenta. “Entreno en las mañanas y en las tardes, y cuando me libero de los entrenamientos, me dedico a descansar lo necesario para la próxima rutina. Si no descansas lo suficiente, al siguiente día tu cuerpo no estará listo, y ahora que se acerca la competencia, se hacen muy común las lesiones. A mí ya me ha pasado, tengo mucha facilidad para lesionarme si no me cuido o no hago una buena rehabilitación luego de una rutina deportiva intensa”.

Cerna asegura que su discapacidad “nunca fue un impedimento para realizar deportes”.

La deportista nació con una malformación congénita en el brazo izquierdo. Cuenta que aquello la llevó a utilizar prótesis desde pequeña.

Cerna recuerda que cuando tenía once años se abrió un taller de atletismo en su colegio. Su papá la inscribió junto a su hermana porque les gustaba correr.

“Desde ese día no hemos dejado el atletismo”. Cerna comenta que siempre hizo su vida normal. “Solo en la adolescencia, esa etapa de la vida que te cuestionas todo, escondí mi discapacidad”. En 2015 conoció el atletismo paralímpico porque hasta ese entonces siempre había practicado en el deporte convencional. “Llegó a salvarme de esa nube de pensamientos negativos”, agrega. “No sabía si podía participar por mi discapacidad, debido a que existen deportes donde algunas discapacidades no entran en esas categorías. Mi discapacidad respecto a otras era muy leve, pero finalmente pude”.

Cerna dejó Chiloé a los 17 años para buscar mejores condiciones e implementos, debido a que en su ciudad no existían pistas de atletismo, no había la infraestructura que ella necesitaba y el clima lluvioso tampoco ayudaba para desempeñar de la mejor manera a lo que se dedicaría hasta el día de hoy: el atletismo paralímpico.

“En ese momento empecé a ir a competencias nacionales, luego logré ser seleccionada del Team ParaChile y comencé a clasificar a campeonatos internacionales”, dice. “Ahora el deporte es todo para mí, es mi pasión, es mi estilo de vida. Vivo y respiro atletismo”.

En los últimos años, Amanda ha conseguido medalla de plata en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, medalla de oro en el Gran Dix de Dubái y Grand Prix de Túnez, ambos en el 2021, y por último, el reciente sexto lugar en el Mundial de París 2022. El año pasado fue seleccionada entre las tres mejores atletas paralímpicas del 2022 según el Americas Paralympic Committee, organización internacional que representa todos los comités paralímpicos de América.

Gentileza: Amanda Cerna

—Con tan buenos resultados en competencias pasadas y selecta entre los mejores deportistas de América el 2022, ¿es mucha la presión para los Parapanamericanos 2023

Que me hayan considerado entre los mejores deportistas paralímpicos de América es un orgullo tremendo. No me lo podía creer, fue algo increíble. Recibí demasiado apoyo de la gente, nunca esperé tal recibimiento en las redes sociales […] Intento no tomar todo esto como presión, trato de que sea una motivación más para competir.

—¿Cómo defines tu mentalidad a la hora de competir?

—La mentalidad es el 60% en una carrera. Soy muy competitiva y luchadora. Soy muy cariñosa con mis rivales fuera de la competencia, pero cuando toca correr, soy otra persona. Siempre en cada carrera, cuando la termino, quiero sentir que lo di todo, así es la única manera de encontrar en mí, la satisfacción con todo el trabajo que hubo detrás. Siempre arriesgo todo y doy todo de mí. Dejé mis estudios, mi hogar, mi familia, por el deporte. La competencia depende de mí.

—¿Cuánto significan estos escenarios deportivos para un/a atleta paralímpico?

—Estos escenarios son realmente importantes, pero a veces no se les toma el peso que corresponde. Vienen campeones mundiales y los mejores atletas del continente. Además, el hecho de que los chilenos y chilenas puedan venir a verlos, es una gran oportunidad para conocer lo mejor de diversas disciplinas. Para mí es un orgullo representar al país, al igual que mis compañeros de la selección. Es una instancia única para mostrarnos y debemos aprovechar la oportunidad.

—¿En qué condiciones se ejerce el deporte paralímpico a diferencia del olímpico?

—En Chile las condiciones para que un atleta paralímpico pueda entrenar correctamente, no están adaptadas. Siempre hemos tenido que adaptar los lugares de entrenamientos para que podamos facilitar el trabajo […] Tengo compañeros ciegos y cuando van al Centro de Alto Rendimiento (CAR, ubicado en el Estadio Nacional), no existe en el suelo alguna guía que les facilite el entrar. Entonces siempre deben depender de alguien para ir. Dentro de las instalaciones, el CAR está adaptado solo para deportistas convencionales, no existen máquinas o la infraestructura correspondiente para que los deportistas paralímpicos puedan entrenar de buena manera.

—¿Qué obstáculos, en lo personal, enfrentaste para esta competencia deportivamente?

—En Chile todo está centralizado (se refiere a la capital), por lo que tuve que dejar Castro e irme a vivir a Santiago. Todo para poder realizar mis entrenamientos de la mejor forma, pero a veces se torna agotador debido a que, en momentos, tengo la necesidad de viajar a mi ciudad natal. Allá no están las condiciones para entrenar, no hay infraestructura ni pistas de atletismo para realizar mi deporte. El no tener las instalaciones por el hecho de ser de región es lamentable. Espero que, con los Parapanamericanos, se visibilice la variedad de deportistas de regiones que tuvieron que viajar a Santiago para poder entrenar de buena manera, y enfatizar el apoyo a la construcción de instalaciones deportivas en las diversas regiones del país, para que así los deportistas no tengan que irse lejos de su hogar y entrenar cerca de su familia o cercanos.

—¿Qué piensas ahora que el país, luego de los Parapanamericanos, contemple un Centro Deportivo Paralímpico para que los deportistas puedan llevar a cabo sus deportes de buena manera?

Es un logro importante para el deporte paralímpico nacional, pero es decepcionante que no se hayan hecho estos cambios antes. Los deportistas paralímpicos chilenos han logrado muy buenos resultados en la última década, y me da pena que estos logros nacionales e internacionales no hayan sido suficientes como respaldo para haber hecho instalaciones deportivas antes, y que ahora que llega una cita deportiva importante, se hayan hecho. Quizás si los Juegos no se hayan realizado, no hubiesen hecho (el gasto para las instalaciones). Espero que Santiago 2023 sirva para que los recintos deportivos estén adaptados para todo deportista y haya una accesibilidad necesaria para que nosotros podamos realizar las disciplinas deportivas de la mejor manera.

—¿Qué significa para ti que se realice esta competencia en el país?

Es una ventaja frente a mis rivales. Por ejemplo, antes de correr, nos presentan a las atletas una por una con los micrófonos. Cuando griten mi nombre y pueda sentir la ovación de la gente […] me emocionaré. Creo que no hay mejor motivación que participar de local. Muchos familiares y cercanos me vendrán a ver y es primera vez que tendré una barra que jamás he tenido en otras competencias. Estoy agradecida de que sea acá.

Cerna insiste en quiere dar la mejor versión de sí misma en los Juegos Parapanamericanos y espera que este evento sirva para dejar un legado sobre los deportes paralímpicos en Chile: “Espero que la gente le tome más el peso al deporte y a sus deportistas. Espero que este evento quede como legado para la gente. Pocas veces se puede gozar de este tipo de competiciones, además de la infraestructura de primer nivel que se ha construido que quedará para siempre. Ojalá la gente pueda disfrutar, apoyar y no olvidar esta cita deportiva. Quizás en cuántos años más va a haber un evento de esta magnitud. Sería un sueño para mí que la gente vea con orgullo a sus deportistas y el deporte nacional”, finaliza.

Gentileza: Amanda Cerna


Benjamín Iglesias es estudiante de tercer año de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica. Su área de interés es el periodismo deportivo y de investigación.