Ecoansiedad: El nuevo factor para no traer hijos al mundo

Desde hace un tiempo la crisis climática tiene consecuencias observables en Chile y el mundo. A pesar de que hoy no existe mucha documentación científica, los expertos aseguran que el fenómeno también ha tenido un silencioso impacto en jóvenes, sobre todo mujeres, que han decidido rechazar la maternidad debido a la ansiedad y a la angustia que les provoca traer niños a un mundo amenazado por el cambio climático.

Por Josefina Arntz San Miguel (@josefinarntz)

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Camila Urrea tiene 33 años y la maternidad no está en su imaginario. Según las estadísticas vitales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en 2017, la mayor cantidad de niños o niñas nacidos ese año tuvo madres de edades que fluctuaban entre los 20 y 34 años. Urrea, sin embargo, declara que nunca se ha visualizado como mamá. “A medida que fui creciendo, fui viendo las condiciones actuales de nuestro país y a nivel global”, afirma. Por condiciones actuales, Urrea se refiere a la crisis hídrica, el consumismo humano excesivo y la basura que se acumula en vertederos.

La evidencia dice que son cada vez más las mujeres que no quieren tener hijos. Un estudio de la Universidad de Southampton, en Inglaterra, revela que en los países desarrollados, entre un quinto y un tercio de las mujeres no estaban seguras de querer tener hijos. En Chile, si en 2012 se contaron 243.635 nacimientos, la cifra en 2022 fue de 198.583 a partir de los datos del INE y Registro Civil. Esto implica una caída del 18,5%.

El embarazo adolescente también ha tenido una drástica caída en los últimos años (una baja del 60% entre el 2008 y 2018 según el INJUV), lo que para expertos en la materia refleja resultados positivos de programas de educación sexual y divulgación. No obstante, sí existe una tendencia de mujeres jóvenes que están rechazando la maternidad para no contribuir a la crisis climática y la angustia que implica su desarrollo. La discusión ha llegado a medios como The New York Times, que en artículos, columnas de opinión y diversas cartas han dado espacio a la mirada de mujeres jóvenes cuestionando si es ético o no traer un niño a un planeta en calentamiento.

Un artículo de The Washington Post cita un estudio que expone que “cerca del 60% (de los encuestados) le dijo a los investigadores que se sentían «muy» o «extremadamente» preocupados por el cambio climático”. Más de la mitad temía que la seguridad de su familia se viera amenazada en un futuro cercano, y casi cuatro de cada diez dijeron que «dudan en tener hijos»”. “Ver cómo se encuentra el planeta, lo que le estamos dejando a las futuras generaciones y la crisis hídrica de nuestro país deja muy pocas ganas de traer a la persona que más voy a querer a vivir en un planeta poco seguro”, explica Urrea.

El concepto de “ecoansiedad” fue acuñado por primera vez en 2017 por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de una mismo y de las próximas generaciones”.

Camilla Gamba es psicoterapeuta de Climate Psychology Alliance, organización global que aborda los impactos psicológicos y emocionales del cambio climático, y es especialista en ecoansiedad, incluso hace talleres de trabajo dirigidos al diálogo y aprendizaje de la ecopsicología, que consiste en la recuperación unitaria entre la persona y su entorno.

Ella explica que la ecoansiedad no es un diagnóstico, sino un término coloquial. “La ecoansiedad viene de cualquier preocupación del medioambiente en general. Puede ser porque los bosques están siendo talados o porque los peces están muriendo”, explica.

Rodolfo Sapiains, psicólogo, académico del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR), define la ecoansiedad como “miedo crónico al desastre ambiental: las ansiedades son miedo a cosas que no han ocurrido pero que crees que pueden ocurrir”, y afirma que el cambio climático podría estar afectando las decisiones reproductivas de algunas personas, a pesar de que en Chile no haya documentación de peso al respecto.

Dana Gross (26) es guardaparques de CONAF y tampoco quiere ser madre, principalmente por la sobrepoblación del planeta. “Va de la mano con el modelo económico que tenemos hoy en día. El consumismo hace que la huella de carbono de una persona sea enorme”, señala.

En sus talleres, la psicoterapeuta Camilla Gamba ha escuchado este argumento de manera recurrente y explica que hay tres razones por la que una persona que sufre ansiedad climática no querría tener hijos; primero, la huella de carbono que deja una persona en la tierra; segundo, el problema de la sobrepoblación; y las condiciones de vida que deja el aumento de la temperatura mundial y los cambios en el clima que implican.

Antonia Iglesias (23), historiadora, señala que las emociones que más le evoca el cambio climático son rabia y desesperanza. “Procrear en un mundo que está en las últimas es muy egoísta. Hay una confianza ciega en el futuro”, afirma. Estos sentimientos, a la larga, pueden implicar una “ecoparálisis”, un estado de inacción y desesperanza, según Gamba.

Este es uno de los varios términos asociados a la salud mental y el cambio climático (está “ecoduelo”, “solastalgia”, “ecodepresión”). Sapiains explica que esta es una sensación relacionada al miedo del desastre ambiental. “La lógica del miedo es: o te escapas, o te paralizas”, dice. Sucede cuando algo sobrepasa a alguien y está por sobre lo que puede controlar y entender, agrega.

La ecoparálisis, explica Gamba, puede llevar a la sensación de que cualquier acción individual es insignificante frente a los grandes problemas ambientales y, por lo tanto, algunas mujeres pueden sentir que no pueden contribuir de manera significativa a un futuro más sostenible. Esta preocupación puede ser particularmente aguda para las mujeres que son más conscientes de los impactos ambientales de los procesos de reproducción.

La ecoansiedad tiene altas probabilidades de generalizarse en las nuevas generaciones. De acuerdo con Sapiains, esto es porque “están recibiendo información muy negativa, y eso está teniendo repercusiones que hay que empezar a mirar”.

Para algunas personas tomar acciones funciona como un medio para aliviar estrés. Sobre esto Gamba comenta que “tus acciones no van a cambiar nada, los cambios deben darse desde arriba. Tener esto en cuenta quita la mitad del peso del mundo de tus hombros, tener un hijo no cambiará el curso del cambio climático”, dice. Además agrega que una dosis de estrés y angustia climática puede funcionar como inspiración, “pero su exceso pasa a ser un problema de salud pública”, finaliza.

Para Sapiains el primer paso para enfrentar la ecoansiedad es aceptar el temor e intranquilidad, luego asumir que no se es la única persona así. “Lo que más ayuda es juntarse con personas que comparten esas mismas emociones”, dice. También es importante tomar acciones, aunque sean a escala local. “En Chile hay muchas cosas que hacer, no hay que ir a salvar un bosque a una zona extrema. Está tu casa, tu barrio, tu universidad, tu lugar de trabajo”, concluye.

Glosario
Ecoduelo:
Dolor emocional que se siente por la pérdida o la degradación del medio ambiente. Presente en generaciones más adultas.

Solastalgia: se refiere específicamente a la angustia causada por la crisis ambiental.

Ecodepresión: Estado emocional de tipo depresivo cuya causa son los pensamientos asociados a las consecuencias del cambio climático.

Josefina Arntz es estudiante de Periodismo de cuarto año en la FCOM-UC. Ha realizado trabajos de investigación periodística, edición, prensa escrita y radio. En la revista Kilómetro Cero es editora de Sustentabilidad.