“Era poco ético seguir en Chilevisión”
El periodista se refirió a su nuevo rol como ancla de 24 Horas, a los conflictos con el directorio de su antigua casa televisiva y a decisiones ejecutivas que califica de “pésimas” y que lo motivaron a migrar al canal estatal. Además, habló de la vinculación del ex director ejecutivo de Chilevisión, Jaime de Aguirre, con el caso Soquimich: “fue víctima de una trampa del entorno de Sebastián Piñera”.
Por Cristopher Ulloa Saldías
Matías Del Río camina acelerado por los pasillos de TVN. Sube las escaleras hacia el casino saltándose varios peldaños sin el menor esfuerzo. Compra un jugo de manzana y se lo bebe de un trago. A días de que se estrene el renovado 24 Horas Central, el periodista de 46 años apenas tiene tiempo para descansar. “No sé para qué tanto ensayo, es para puro ponerse nervioso”, dice mientras se acomoda en un sillón. Del Río sabe que las expectativas puestas en él son altas, dado el crítico momento del noticiario por la baja sintonía. Sin embargo, advierte que él no es ningún captador de audiencia ni que tampoco será la estrella del canal que él mismo comparó con empezar a jugar en Colo Colo: “Yo no soy un talentoso, no soy un goleador”.
— En Última Mirada y Tolerancia Cero destacaste por hacer un periodismo más interpretativo. ¿Mantendrás ese sello en el nuevo noticiero central de TVN?
— Algo de eso tiene que haber, porque está en mi esencia. Lo que pasa es que tengo que ser realista, tengo que ajustarme al lugar donde estoy. No voy a jugar con toperoles en la calle, porque me voy a resbalar. Hay que ponerse las zapatillas, ¿me entiendes? Entonces esto de que yo soy interpretativo y que voy a pelear en todas las noticias no va a ser tan así, porque me voy a pegar el resbalón. Esto es distinto.
— ¿Cuáles van a ser los principales cambios que veremos en el noticiario?
— De forma y fondo. Vamos a intentar hacer algo más explicativo, algo más visual, más lúdico, entretenido. Más suelto, para generar más cercanía. También vamos a tener un estudio con unas pantallas muy grandes. Está bien bonito.
— ¿Qué elementos crees tener para haber sido elegido como conductor del noticiario central por sobre otros, como Mauricio Bustamante o Juan Manuel Astorga?
— Es que no es por “sobre”. Por “sobre” es como si fuese más importante hacer esto… A ellos los eligieron para otras cosas. Es como si me preguntaras por qué eligieron a Juan Manuel Astorga por sobre Matías del Río para conducir El Informante. Son cualidades, cada uno está en su puesto no más.
— ¿Por qué crees que te eligieron para este puesto, entonces?
— Porque se adecúa bastante con el nuevo formato que le quieren dar al noticiario, que es más suelto, más informal. Yo creo que por ahí va la mano.
“No soy un talentoso. No soy un infalible ni un sobresaliente. Soy un tipo que se pone con el equipo, con la gallada no más”, dice el periodista.
— Ante los cuestionamientos a Juan Manuel Astorga porque no cuenta con el título de periodista. ¿Es necesario el título para que alguien sea buen periodista?
— No. Y te la hago cortita. Muchos de los mejores periodistas que conozco nunca estudiaron periodismo. Te pongo tres casos: Cristián Zegers -que no es mi modelo de periodista ni de persona, pero hay que reconocer que es un tipo que le pega-, Héctor Soto y Juan Manuel Astorga.
— Comparaste llegar a TVN con jugar en Colo Colo, sin embargo, el canal está en los últimos lugares, a diferencia del equipo de fútbol. ¿Es Matías del Río la carta que hará los goles para conseguir nuevos triunfos en el canal estatal?
— No. No soy goleador.
— ¿Por qué no te consideras goleador?
— Porque no soy goleador po’. Nunca lo he sido. Me gustaría mucho más que me dijeran que soy un Charles Aránguiz, un Arturo Vidal, que soy Gary Medel, pero no soy Alexis Sánchez. No soy un talentoso. No soy un infalible ni un sobresaliente. Soy un tipo que se pone con el equipo, con la gallada no más.
— ¿Y si tuvieras que elegir una posición?
Un mediocampista de contención, que pisa las dos áreas, puede ir al centro, puede ir a cabecear. No es que lo vaya a hacer, pero puede y quiere estar en todas. Me gusta, pero no quiere decir que lo haga bien.
“Terminar con Tolerancia Cero creo que fue una pésima decisión. Por eso me fui”, afirma Del Río.
— En términos de rating, Ahora Noticias lidera la sintonía, seguido de CHV Noticias. ¿Qué elementos tienen estos noticiarios que hacen que la gente los prefiera por sobre el de TVN?
— No conozco mucho el de TVN ni el de Mega. Conozco algo más el de CHV. No sería muy justo hacer una opinión sobre algo que no conozco. Son restoranes a los cuales no he ido nunca. Algo tienen que tener, pero no soy yo para decirte qué. Y no es que me esté haciendo el leso, soy re malo para ver tele. El otro día fui a prender una tele chica y cagona que tengo en mi pieza para ver un partido y el control no tenía pilas, quizá de cuándo. Me aburre, me latea estar sentado tanto rato.
— ¿Por qué irse a un canal que está en un momento de crisis?
— Porque la comodidad es el peor enemigo que uno puede tener y yo estaba demasiado cómodo en CHV. Me inquieta tener las cosas fáciles, saberme el libreto de memoria, que me bajen las exigencias. Cuando se fue Jaime de Aguirre empecé a cuestionarme muchas cosas, y me di cuenta que era hasta poco ético seguir ahí. Me estaba saliendo fácil lo que hacía, y cuando se fue Tolerancia Cero, que era el que me exigía mayor dificultad, ahí preferí irme.¿Qué sentido tiene que Matías del Río siga en CHV si no es en Tolerancia Cero?
Última mirada a CHV
— Admitiste sentirte desanimado con los cambios de Tolerancia Cero. ¿Qué fue lo que te desanimó específicamente?
— No sólo me desanimé, soy un viudo de Tolerancia Cero. La nueva administración, legítimamente, pensó que había que cambiar la parrilla y que había que enfocar el canal para otro lado, y tienen toda la legitimidad del mundo para hacerlo, para eso les dieron ese mandato.
— ¿Y esta nueva administración habría causado las bajas de Fernando Paulsen, Felipe Bianchi y el editor periodístico del programa, Francisco Poblete?
— Lo de Bianchi no, pero lo del resto sí. Son cosas evidentes. Fernando Paulsen lo dijo cuando se fue Jaime de Aguirre. Francisco Poblete tuvo un problema con la nueva administración, yo no tuve ningún problema. Sencillamente dije: “compadre, usted quiere jugar en un equipo 4–4–2, yo en uno 4–3–3”. Nos dimos la mano, muchísimas gracias y llamé para acá [a TVN].
— ¿ Llamaste a TVN?
— Sí. Antes me había llamado Alberto Luengo -que fue mi editor en Tolerancia Cero-, cuando se fue Jaime de Aguirre, y yo le había dicho que no, que no me interesaba irme. Pero ahora lo llamé y le dije: “oye, la oferta que me hicieron, ¿sigue en pie?, ¿todavía tienes ganas de que me vaya para allá?”. Me dijo que sí po’: “juntémonos”.
— ¿Por qué Francisco Mandiola, actual director ejecutivo de CHV, frenó la llegada del director del The Clinic, Patricio Fernández, a Tolerancia Cero?
— No puedo revelar información que tengo obtenida en una reunión del canal. Yo estaba ahí, no sería ético. No me corresponde hacerlo.
— Se ha criticado mucho la influencia de Holger Roost-Macías en el nuevo directorio. ¿Por qué tendría tanto poder?
— Es uno de los dos que está a cargo del canal. Le dieron el poder…ahora, es seco. Yo creo que lo va a hacer muy bien.
— ¿Este tipo de decisiones del nuevo directorio influyeron en el receso indefinido del programa?
— Completamente. Holger fue el responsable de la pantalla, por lo tanto la composición del menú es su responsabilidad. Está en su derecho.
— Fueron buenas decisiones las que tomó?
— No sé las otras, pero en esta de Tolerancia Cero creo que fue una pésima decisión. Me parece que se equivocó rotundamente, por eso me fui.
— ¿Cuándo se le pasó por la cabeza renunciar por primera vez?
— Cuando me di cuenta de que Tolerancia Cero había cambiado. Ellos querían llevar el programa a un puerto distinto de donde estábamos llegando y, legítimamente, ellos tienen el derecho de cambiarlo, yo el de decidir si quiero seguir en el espacio o no. Y no quería seguir. Fue una conversación de lo más amistosísima, buena onda. Me dieron todas las facilidades del caso, así que perfecto.
“Jaime de Aguirre estaba pedido hace rato, porque los gringos querían cambiar el modelo y sentían que se había cumplido un ciclo. Tengo algunos antecedentes de que esto venía de antes del caso SQM”, dice Matías del Río.
Las manos al fuego por Jaime de Aguirre
— En mayo manifestaste en Twitter tu pena por la partida de Jaime De Aguirre de CHV, y dijiste que fue víctima de un: “engaño y que cayó en la trampa”. ¿Cuál es esa trampa?
— La trampa del entorno de Sebastián Piñera. Lo hicieron dar una factura a una empresa y Jaime fue muy inocente, pecó de gil, pero ser gil no es ser malicioso. En cambio, pedir una factura que era de platas políticas. Ellos estaban triangulando platas y no se lo dijeron.
— ¿Entonces, el despido de Jaime de Aguirre fue por la vinculación al caso SQM?
— No, pero fue la gota que rebasó el vaso. Creo que esto claramente ayudó, pero me da la impresión de que esto se estaba cocinando desde antes. Querían sacar a Jaime. El canal venía en una temporada difícil y los gringos [Time Warner, dueños del canal] querían plata. No ven corazones, no conocen caras. Y es legítimo, esto es un negocio para rentabilizarlo.
— ¿Quién puso esta trampa, entonces? ¿Time Warner?
— Yo creo que se alinearon los astros. Jaime de Aguirre estaba pedido hace rato, porque los gringos querían cambiar el modelo y sentían que se había cumplido un ciclo. Tengo algunos antecedentes de que esto venía de antes del caso SQM.
— ¿Qué antecedentes?
— Antecedentes privados…
— De Aguirre emitió boletas por 15 millones cada una por servicios no prestados a diferentes empresas. Él dijo que fue “de huevón”, que pensó “que eran canjes”. ¿Tan despistado es él?
— Más que despistado, es un tipo bien pensado. Tiene poca malicia. Jaime no prestó servicios a esas empresas, pero prestó servicios por esos montos. Aquí los cuidados del sacristán mataron al señor cura. Fue el entorno de Piñera el que se faenó a Jaime. Ahora, Piñera fue el que formó a sus cachorros ludópatas. Jaime tenía que cobrar como 120 millones por un premio, por gestión. Le dio su factura a Bancard -su empleador-, y cuatro o cinco días después lo llamaron y le dijeron: “anula esa factura y hazla por el mismo monto a estas otras empresas”. Ahí fue donde se cayó Jaime. Él lo hizo por el mismo monto, no ganó ningún peso en la pasada. Hay que ser el guaripola de los imbéciles para hacer eso y no cobrar nada, porque si tú vas a ser corrupto, me imagino que es a cambio de algo. ¿Qué ganó Jaime de Aguirre, si era plata que le debían? El error de él fue no prender las alarmas. Era otro contexto, nunca pensó que podía ser de la arista SQM, si no existía. Cooperó.
“Jaime de Aguirre no prestó servicios a esas empresas, pero prestó servicios por esos montos. Aquí los cuidados del sacristán mataron al señor cura. Fue el entorno de Piñera el que se faenó a Jaime”, argumenta el nuevo conductor de 24 horas.
— Si hubieras estado en el puesto de De Aguirre, ¿habrías prendido las alarmas?
— Probablemente no. Si a mí Jaime me hubiera dicho antes de toda esta escoba: “Matías, no le hagas boletas a CHV, sino que hazlas a Aguas Andinas”. Yo soy preguntón, me habría llamado la atención. Pero nunca me habría imaginado que estaba toda esta cuestión detrás. Nunca hubiese supuesto malicia, porque tengo una confianza muy ciega en Jaime de Aguirre, así como él la tenía en Bancard. Había una sociedad que no prendía las alarmas. Es re fácil culpar a Jaime. ¿Por qué nadie decía nada cuando había candidatos que se gastaban gigantografías que costaban más de lo que permitía la ley? ¿Por qué ninguno de los súper inteligentes de este país le preguntó a los candidatos de dónde sacaban la plata? Nadie lo hizo nunca. Entonces, ¿ahora nos botamos todos a perros sabuesos, a fiscales nacionales, acusando a todo el mundo? No. Nos estamos convirtiendo en un país de operetas. No nos hagamos los vivos, los honestos, porque todos tenemos tejado de vidrio.
— ¿Fue injusto el trato de la sociedad con Jaime de Aguirre?
— Absolutamente. Yo meto las manos al fuego por la honestidad de Jaime. Yo no sé si cuando chico se habrá robado una Negrita del supermercado, no tengo idea, pero de todo lo que he visto de él, me parece que es un tipo que merece todo el respeto.
El canal de todos
— Si tu actual proyecto en TVN no llega a resultar, ¿pensarías en volver a CHV?
— No se me ocurre que no vaya a resultar. Esto es cíclico: todos los canales han estado primero y todos han estado cuarto. Si tú me dices: “si le cae un meteorito a este canal, ¿te devolverías a CHV?”, ahí te diría: “bueno, necesito pega”, pero no lo veo muy probable. Si no tuviera la convicción de que esto no va a mejorar, entonces no me hubiera venido. Si me vine libremente es porque creo que esto va a ir in crescendo.
— ¿Sientes algún tipo de presión sobre ti?
— Nadie en su sano juicio puede creer que yo soy capaz de levantar o de acercar a las audiencias por mí mismo. Si yo creyera eso tendría que pedir hora al psiquiatra para esta tarde. Soy una parte del engranaje. Una parte importante, sí -no lo voy a negar tampoco-, pero hay desde iluminadores que cumplen un rol fundamental hasta el coordinador de piso, el que edita y hasta el que me abrió la puerta de ahí para entrar. Si no creyera en eso, estaríamos en un problema bien serio y espero no estarlo.
— ¿Qué le gustaría a Matías del Río para su futuro periodístico?
— Aprender de este canal, sus códigos, llegar a ser parte de este ADN y consolidar un periodo de tiempo largo, estable y fructífero. Eso es lo que me gustaría. Me encantaría enchufar aquí como enchufé en CHV.
— ¿A qué edad te gustaría jubilar?
— Más que en la edad, cuando no lo esté pasando bien, cuando no me levante con ganas, cuando sienta que me sobran horas del día o que me faltan demasiadas. Ese día quiere decir que estoy aburrido y que me tengo que ir para la casa.
— ¿Te pidieron que te cortaras las patillas?
— Nunca.
Televisión pública
— ¿Cómo debiese ser la televisión pública en Chile?
— Abierta a servir a la gente. Y servir a la gente es servirla con información, con educación, con entretención. Es estar atento a los intereses y necesidades de las personas.
— Y en este sentido, el modelo que tiene TVN hoy en día, ¿es un modelo viable?
— Yo creo que socialmente sí. Económicamente no tengo idea, porque no cacho mucho ese tema, pero tengo entendido que hay problemas y que la dificultad cae justamente en estar en una televisión abierta donde hay que autofinanciarse, donde a veces tienes que poner programas que no son necesariamente muy masivos, entonces, cuesta venderlos. Me imagino que por ahí va el problema.
— Muchos consideran que es un error que una televisión pública no sea financiada cien por ciento por el Estado…
— Es que una cosa es el Estado y otra cosa es el gobierno. Si generas una posibilidad de financiamiento estatal, que sea autónoma del gobierno, podría ser. Pero el problema es que tú recibas plata del gobierno de turno y empieces a perder independencia.
“El tiempo es muy escaso para pescar a los tontos”
— Ha sido criticado por cubrir temas de educación dada su calidad como sostenedor de un colegio. ¿Afecta esta condición su labor periodística en estos temas?
— No creo, no entiendo por qué podría ser. Ojalá hubiera más personas que dedicaran más tiempo a la educación, porque es un bien para Chile tener más colegios. Yo le dedico mucha plata, invierto muchos recursos y tiempo en esta fundación que tengo con unos amigos. Es como si yo te dijera: “mira, tú eres voluntario del hogar de Cristo, tú no puedes hablar como periodista sobre temas de la tercera edad, ni salud, ni vivienda ni nada”. Qué absurdo. El tiempo es muy escaso para pescar a los tontos. A mí no me interesa pescar a los que dicen eso.
— ¿Como cuando los profesores lo criticaron por decir que ellos no se querían evaluar?
— Ellos no entendieron lo que dije. Yo hablé con ellos. No dije que no se querían evaluar, dije que no querían aumentar las evaluaciones ni mejorarlas, que es lo que pedía la Ley de Carrera Docente. Y es verdad po’. El techo de la educación es la calidad de sus profesores, y tenemos que propender a tener mejores profesores.
— ¿El periodista tiene que ser cien por ciento objetivo?
— No. Si yo soy honesto, no hace falta ser objetivo. Yo tengo sobre todo una mirada subjetiva, y tú también. No voy a venderle cuentos a la gente de que yo soy objetivo. No. Yo soy honesto -o trato de serlo-, en el sentido de que no te voy a engañar, que voy a preguntar y tú harás luego los descuentos. Tú tienes que saber que yo soy de la Católica, que no me gustaba la dictadura, que soy aquí y allá, y después de eso yo podré hacer las preguntas libremente y tú tienes que confiar en que yo fui honesto, que no estoy yéndome por dentro o haciendo las cosas chuecas. No me parece relevante el tema de la objetividad.
Sobre el autor:Cristopher Ulloa Saldías es alumno de cuarto año de Periodismo y esta entrevista es parte de su trabajo en el curso Taller de Entrevistas impartido por el profesor Eduardo Sepúlveda.