Mientras para muchos celebraciones como la Navidad y el Año Nuevo son sinónimo de relajación y goce, a las personas que sufren de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) estas festividades les gatillan altos niveles de estrés, miedo y ansiedad. ¿Qué aconsejan los expertos para mitigarlos?

Por Michelle Glisser 

Edición de Magdalena Soublette y Agustín Monsalve 

 

*Los nombres de personas con TCA que aparecen en este reportaje han sido cambiados para resguardar su identidad.

 

“Despertarme y acostarme pensando todo el día en la comida. Qué voy a comer, qué no quiero comer, cómo voy a hacer para quemar todo lo que comí y, si es que no voy a hacer nada para quemarlo, ojalá comer lo menos posible (…) Básicamente, estar pensando 24/7 en comida”. Así relata su experiencia Isadora, quien tiene un trastorno por evitación o restricción de alimentos, una patología cuyo síntoma más común es la obsesión con la comida.

 

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) es una condición que se caracteriza por presentar, en quien lo padece, persistentes y severas alteraciones en la alimentación asociadas a pensamientos y sentimientos de angustia. La Asociación Americana de Psicología identifica ocho variantes, entre las que se encuentra la anorexia, el trastorno por atracón y la bulimia.

 

Amanda padece esta última, y le ocurre algo similar que a Isadora. En un día normal es invadida por pensamientos obsesivos sobre la comida y su autoimagen. «Me despierto en la mañana, veo cómo me siento con mi cuerpo y dependiendo de eso veo cuánto voy a comer”. Agrega que su trastorno “se manifiesta en patrones de comida restrictivos y algunas veces el opuesto de restrictivo: como lo que esté al frente mío”.

 

El pasado 30 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Lucha Contra los Trastornos de Conducta Alimentaria, fecha que busca concientizar a la ciudadanía acerca de la detección temprana y la prevención de este tipo de enfermedades. Según un estudio del Centro de Políticas Públicas UC, 75% de las personas que padece TCA poseen de 10 a 25 años, siendo 40% de los pacientes menores de entre 10 y 17. Casos que aumentaron de cuatro a cinco veces durante la pandemia y que afectan en un 90% a mujeres, niñas y adolescentes. Si bien para muchos las fiestas de Navidad y de Año Nuevo celebradas este mes son sinónimo de alegría y relajación, según expertos, la vivencia sería distinta en personas que padecen este tipo de trastorno. 

 


Karen Salvo, nutrióloga especialista en TCA, explica que “las fiestas o momentos del año en los cuales tendemos a comer más (…) tienden a gatillar mayores pensamientos restrictivos, pensamientos de insatisfacción corporal y sensación de que hay que tomar conductas para controlar el peso”. Esto debido a que las personas aprovechan la oportunidad “de comer cosas que no se permiten habitualmente, entonces eso genera potencialmente más atracones”, dice. 

 

Según Salvo, el problema viene después de las festividades, cuando los pacientes, sintiendo culpa, angustia e incluso miedo a haber subido de peso, recurren a “conductas compensatorias; conductas purgativas como vómito, uso de laxante o ejercicio excesivo”. Por lo mismo, considera que fechas como Navidad y Año Nuevo, en las que el foco está puesto en la comida, son de riesgo para quienes padecen desórdenes alimenticios. 

 

La psiquiatra infantil y de adolescentes Paz Quinteros coincide con Salvo en que “las personas con desórdenes alimentarios tienden a sufrir más en estas fiestas. Un paciente me decía: ‘Me angustian las fechas, las festividades (…) hay demasiadas comidas, se pierde la estructura (…) y eso me agobia’”.

 

Si bien para muchos las fiestas de Navidad y de Año Nuevo celebradas este mes son sinónimo de alegría y relajación, según expertos, la vivencia sería distinta en personas que padecen este tipo de trastorno. Fuente: Pexels

 

Ese era el caso de Diana, quien cuenta que después de mucho trabajo ha logrado superar su anorexia, pero recuerda la ansiedad que las celebraciones le solían generar. “Comía, pero siempre con ese plan de un poco de culpa y planificación de qué voy a hacer después para arreglar esto, porque era muy excesivo y me pasaba que no lograba encontrar un equilibrio, era mucho exceso”, relata. ”Yo contaba todo lo que comía, comía solo ciertas comidas, tenía muchas muy restringidas”.

 

Anastasia tiene un TCA no especificado debido a una tendencia a los atracones y su relación negativa con su cuerpo. A ella, las fiestas y celebraciones que giran en torno a la comida le causan sentimientos de culpa. “Quiero probar todo, y como y como y como (…) me excedo comiendo y después me siento culpable”, asegura de conductas que son seguidas por pensamientos compensatorios. “Si al día siguiente me enfermo de la guata pienso ‘uy qué rico, voy a bajar de peso’; (…) si me voy a acostar temprano, porque estoy cansada y no como, es ‘como no comí en la noche, se contrarresta con todo lo que comí ayer’”. De igual forma, asegura que siente culpa durante, al menos, una semana después del evento, tendiendo a compensar comiendo menos o saltándose comidas durante el día.

 

El problema viene después de las festividades, cuando los pacientes, sintiendo culpa, angustia e incluso miedo a haber subido de peso, recurren a "conductas compensatorias". Fuente: Pexels

 

¿Qué aconsejan los expertos?

 

Para especialistas en TCA, las fiestas deberían centrarse en disfrutar del momento y escuchar las necesidades del cuerpo, sin restricciones ni excesos. Rinat Ratner, nutricionista, y directora de la carrera de Nutrición y Dietética en la Universidad del Desarrollo, afirma que las festividades deben ser espacios de disfrute en los que “no se estigmatice o se señale aspectos negativos vinculados a la ingesta”. A esto añade que “la idea es comer con moderación, pero no estar contando calorías, ni estar restringiéndose (…) sino más bien comer con conciencia”.

 

La nutrióloga Karen Salvo está convencida de que “si no viviéramos tan restringidos, probablemente comeríamos empanadas, choripan, o asados con mucha más calma que cuando estamos con esta sensación de que hay que aprovechar esos días porque después hay que volver a la dieta”. Por lo mismo, su recomendación es enfrentar estas fechas con neutralidad frente a la comida, enfocándose en la celebración más que en los alimentos y el peso que podría ganarse.

 

Desde el área de salud mental, Patricia Kaplan, psicóloga especialista en TCA, recalca la importancia de la compasión. Según ella, “siempre es importante tener una mirada compasiva con uno mismo, que ayudará a no desregular en estas situaciones”. Algo con lo que coincide la psiquiatra Paz Quinteros, quien señala que se deben evitar comentarios del tipo “comí como cerda” o “debo haber engordado mucho”, ya que estos pueden potenciar el miedo de los pacientes.

 

Psicóloga atiende a una paciente en su consulta.

 

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Salud Responde – 600 360 7777

Línea Libre para niños, niñas y adolescentes – 1515

Fono Infancia – 800 200 818

 

 

Michelle Glisser es periodista egresada de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica. Hasta junio de 2024 se desempeñó en el área de producción de Radio Imagina. Esta es su primera vez publicando en Revista Kilómetro Cero.