En un mundo mapuche cotidiano, la infancia desde su lado más crudo es el foco de las historias de la directora audiovisual Claudia Huaiquimilla. Su cortometraje San Juan, la noche más larga obtuvo mención honrosa en el festival más importante de cortometrajes, Clermont-Ferrand, de Francia, y ahora va por más.
Por Carolina Pedreros / Foto Daniela Herrera
En la comunidad Lawan, en San José de la Mariquina, alguien dice: “¿Han visto al Cheo? ¡Es que se perdieron los fósforos! Él puede quemar todo el bosque”. Así fue como la cineasta Claudia Huaiquimilla conoció a Cheo, un niño que hoy tiene 12 años y es el protagonista de su cortometraje San Juan, la noche más larga. Investigando algo más, Claudia descubrió que los niños pirómanos quieren comunicar algo al quemar cosas. Igual que ella, sólo que en vez de fuego, su arma es el cine.
Luz
Aunque compartía con sus compañeras como cualquier otra niña, cuando estaba en el colegio a Claudia le costaba mucho expresar sus emociones. “Alguna vez rompí un ventanal con un martillo porque tenía mucha rabia. Entonces me di cuenta de que necesitaba otro tipo de herramientas para expresarme y el cine fue la mejor escapatoria”, dice la cineasta, quien en 2006 comenzó sus estudios de Dirección Audiovisual en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Desde pequeña, Claudia aprendió de la cultura mapuche. Su padre, Víctor Huaiquimilla, le enseñó sobre la cosmovisión y, sobre todo, a sentirse orgullosa de sus raíces. “Siempre tuvo contacto con el campo y con la familia sureña, en la comuna de Mariquina, que cultiva las tradiciones a través del idioma”, dice Víctor. Esa influencia se ve en su cortometraje, en el cual el mundo mapuche es el contexto en el que ocurre la historia.
En su vida cotidiana, Claudia mantiene algunas tradiciones, como el cuidado de la tierra en una huerta que cuida con su hija Florencia y el recuerdo de infancia cuando los 18 de septiembre, en vez de ir con traje de huasa al colegio, iba con atuendos mapuches.
Cámara
Hace algunas semanas Claudia se encontró con su profesor secundario de filosofía y le contó que una de las películas que le mostró en clases, El señor de las moscas, se había convertido en su inspiración. Haber visto en su colegio filmes que la llevaron a “cuestionar el sistema”, ha influido en sus ganas de hacer un cine que haga reflexionar al espectador. La directora dice que el público muchas veces piensa que, como los protagonistas de sus historias son niños, la película va a apelar ternura. Pero a ella, asegura, le interesa mostrar la parte cruda de la infancia. “Yo creo que debe ser porque ella de chiquitita tenía muchos amigos, aunque era tímida y muy observadora”, explica Rosalía Cisterna, la madre de Claudia.
San Juan, la noche más larga fue su proyecto de titulación en 2011. En el cortometraje de 17 minutos se cuenta la historia de un inquieto y desadaptado niño llamado Cheo que sufre el maltrato físico y psicológico de un padre alcohólico. El niño sureño busca la forma de vengarse de su progenitor y la mejor instancia que se le presenta la fiesta de San Juan que prepara la comunidad mapuche con que comparte.
Claudia creó la historia y luego buscó a “actores naturales” –no profesionales– para realizar el corto, y los grabó en su entorno. Es por esta apuesta por la naturalidad que también mantuvo el verdadero nombre de su actor protagonista en la película, Cheo.
Según la montajista del corto, Valeria Hernández, siempre supieron que trabajar con niños y actores naturales sería un desafío, pero en el montaje terminaron de articular adecuadamente la historia. El novio de Claudia, Pablo Grenne, dice que la costumbre maternal es lo que le da conexión a Huaiquimilla con los menores de edad. “Si el niño está incómodo en el set, la Clau es capaz de reordenar todo lo planeado en pos de que el niño, su actor, esté cómodo y pasando un buen rato”, asegura Pablo. Claudia se preocupa de jugar con ellos y ponerlos en distintas situaciones, como acompañarlos a correr durante las grabaciones.
Acción
San Juan, la noche más larga obtuvo mención honrosa en el festival francés Clermont-Ferrand, donde los espectadores se acercaron a la directora para explicarle sus teorías acerca de la reacción de los personajes infantiles. El lugar de exhibición tenía capacidad para 1.400 personas y Claudia presentó siete veces su película. “Es uno de los festivales más importantes en su categoría. Creo que es parte de un reconocimiento a lo que se está haciendo acá”, explica el profesor de Proyecto de Título de Claudia, Juan Pablo Sarmiento.
La directora audiovisual también fue reconocida con el premio Mejor Cortometraje de Ficción Nacional, en el Festival de Cine de Mujeres, Femcine. El nuevo proyecto de Claudia es un largometraje –aún sin nombre–, en que retomará el sur de Chile, los niños y la desadaptación en un contexto mapuche. Por ahora, está contenta con su trabajo, pues se ha dado cuenta de que tiene cabida en el mundo gracias a las historias que tiene para contar.
Sobre los autores: Carolina Pedreros es alumna de quinto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por la profesora María Olga Delpiano. La foto es de Daniela Herrera, alumna de cuarto año de Periodismo, y corresponden a su trabajo en el curso Taller de Fotografía Periodística, dictado por la profesora Consuelo Saavedra.