
Profesionales de cartón
Un certificado falso de estudios, casi idéntico al que emiten las universidades chilenas puede costar desde $120 mil pesos en un portal web que facilita este comercio ilegal. Incluso, se ofrecen combos que incluyen concentración de notas, certificado de egreso y una validación apócrifa del Ministerio de Educación. La minuciosa copia de los títulos pirata ha dificultado a las policías establecer estándares para identificarlos.
Por Ignacia Jiménez Alveal
“Quiero obtener un título en sociología, solo tengo mi bachiller. Soy de Perú y vivo en Chile hace 11 años”, posteó Wilem el 23 de abril pasado. Mensajes como esos son comunes, desde enero de 2012, en el sitio web sinpega.cl, donde los usuarios generan contenido al difundir avisos, informaciones, productos y servicios. Ese año fue la primera vez que se ofrecieron títulos ilegales en la página y hasta ahora cientos de personas preguntan por un certificado universitario que valide aptitudes por las que nunca estudiaron, ni pagaron un arancel y menos estuvieron al interior de una sala de clases.
Veliz –como se hace llamar el vendedor, cuando es contactado por Whatsapp– publicó un posteo en el sitio hace cinco años atrás, siendo el primero en ofrecer títulos falsos. No ha cambiado el aviso: “Soy Víctor y vendo títulos universitarios con estampillas, sellos, todo de manera legal”. Consultado sobre los detalles de su negocio no accedió a dar una entrevista y sólo informó que por $550 mil pesos vende un set que incluye: diploma, certificado de egreso, una falsa validación ante el Ministerio de Educación (Mineduc) y concentración de notas.
Anthony Luciano –como pide que se le llame–, es otro comerciante de títulos falsos, quien dice dedicarse exclusivamente a esta actividad. Diseñador gráfico de profesión y radicado en Concepción llegó al negocio por un tercero. “Un día un amigo me pidió que lo ayudara con un título y quedé asombrado con la calidad de mi trabajo, así que comencé a poner anuncios hasta que terminé dedicándome a esto, ya que gano más que si tuviera empleo”, dice. A sus 32 años confecciona cerca de 20 encargos por semana por al menos $120 mil pesos cada uno, lo que permite estimar que gana alrededor de $9 millones de pesos al mes y “titula” al año a más de 1.200 profesionales de mentira.
Legalización ante el ministerio
Una de las garantías que los vendedores en internet entregan como parte del respaldo de su trabajo es una inscripción de título universitario ante el Mineduc. Ese trámite no existe en el ministerio, porque las universidades son las únicas facultadas para verificar la legalidad de los documentos. Estas llevan el registro de todos sus egresados y los empleadores. Con el nombre del trabajador, pueden consultar en las casas de estudio ante las dudas.
Lo único que posee el ministerio respecto a los titulados es el número de personas egresadas por año de las diferentes universidades del país. “Hoy estamos proponiendo la creación de una Subsecretaría de Educación Superior, justamente para fortalecer todos los procesos de fiscalización por parte del ministerio”, asegura la subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga.
Anthony dice que él le recomienda a sus clientes que legalicen los títulos ante notario para darles un aspecto más creíble. “Los timbran sin problema”, afirma. Lo que evidencia un vacío en la fiscalización de los documentos legalizados por las notarías.
Veliz consultado sobre los detalles de su negocio no accedió a dar una entrevista y sólo informó que por $550 mil pesos vende un set que incluye: diploma, certificado de egreso, una falsa validación ante el Ministerio de Educación (Mineduc) y concentración de notas
Toma de acciones
Las investigaciones sobre títulos falsos las lleva un fiscal designado en cada caso. El más reciente que se conoció públicamente fue el de un hombre contratado en el municipio de Maipú y que a inicios de 2017 fue denunciado ante el Noveno Juzgado de Garantía de Santiago por ejercicio ilegal de la profesión.Carlos Rodríguez Godoy se desempeñaba con un título de la Universidad del Bío Bío (UBB) y una inspección al azar detectó que no egresó de esa casa de estudios. Consultados al respecto, en el municipio declinaron referirse a la causa por tratarse de una investigación en curso.
El secretario general de la UBB Ricardo Ponce, cuenta que hace años conocen situaciones como la de Rodríguez y siempre han colaborado con los empleadores que les piden verificar los títulos. Por eso la institución sumó un nuevo sistema de certificados en línea que permite la comprobación instantánea: “Tienen códigos de verificación donde tu ingresas a la página web y puedes ver el documento original. Obtienes rápidamente una verificación de la casa de estudios, de si es o no efectivamente la persona que dice el documento que te entregaron”.
Una vez que las policías identifican a la persona que utilizó el documento fraudulento, la UBB se querella por falsificación de documento público por ser una entidad estatal. Ponce cuenta que este proceso no se ha realizado más de cinco veces al año. Lo mismo hace la Universidad de Concepción (UdeC) cuando tienen antecedentes de falsos ex alumnos. El último caso que involucró a ese recinto fue el de un topógrafo de mentira que trabajó como jefe de topografía en las obras de construcción de las líneas 3 y 6 del Metro de Santiago, descubierto a fines de 2016.
El secretario general de la UdeC, Rodolfo Walter, cuenta que ellos también implementaron un sistema de verificación online. Sin embargo, dice que no conocían sobre la venta en internet de certificados falsos. “Sabemos que hay algunas personas que muy burdamente han falsificado el título, pero son detectados inicialmente, porque son más bien gente joven que los usa para postular a trabajos”, comenta.
Según Anthony Luciano, las motivaciones de sus compradores son diversas: “Algunos lo hacen para acceder a una mejor posición en su trabajo y otros, porque tienen los conocimientos, pero necesitan el título. También me buscan personas jóvenes que le dijeron a sus padres que estuvieron durante cinco años estudiando y la verdad es que nunca fueron a clases y necesitan un título para justificarse frente a ellos”.
No hay datos respecto a si hay universidades de preferencia por los compradores, debido a que las investigaciones las hace cada fiscal por separado y las policías no hacen un registro de las universidades de cada título.
Difícil identificación
Una vez ingresadas las causas en fiscalía, el investigador encarga a la PDI o Carabineros que verifique la veracidad de los documentos incautados. El capitán Raúl Fuenzalida, jefe del laboratorio de documentología de la Dirección de Investigación Criminal de Carabineros, detalla que además de lo enviado por los tribunales, a través del OS-9 incautan aproximadamente 15 títulos falsos al año que no son fáciles de detectar.
“La primera gran dificultad es que hoy cada universidad tiene su formato de título universitario, lo que obstaculiza nuestra acción en el sentido de que muchas veces las creaciones más sofisticadas imitan muy bien los sistemas de impresión y sellos de seguridad. Al final la única forma de detectar un documento falso es a través del proceso de comparación con uno original”, dice el capitán Fuenzalida.
Anthony Luciano asegura que nunca ha tenido reclamos por parte de sus clientes que lo contactan por sus avisos en sinpega.cl. Ninguno de ellos ha sido descubierto, según lo que él dice saber. Los documentos más comunes que incautan las autoridades de seguridad pública son de técnicos en administración, ingenieros comerciales o trabajadores sociales y aunque en Carabineros son conscientes de que el negocio existe en internet, no han realizado investigaciones destinadas a terminar con los vendedores.
“Algunos lo hacen para acceder a una mejor posición en su trabajo y otros, porque tienen los conocimientos, pero necesitan el título. También me buscan personas jóvenes que le dijeron a sus padres que estuvieron durante cinco años estudiando y la verdad es que nunca fueron a clases”, dice Anthony Luciano.
En la PDI, el perito documental del laboratorio de criminalística Robinson Rodríguez ha trabajado en diferentes ciudades analizando títulos falsos. Explica que muchos cuentan con estampillas originales que fueron robadas. “La cantidad tiene que ver con una variable geográfica, yo actualmente trabajo en Valdivia y el año pasado solamente tuvimos cinco casos. Antes trabajé en Arica y era mucho más frecuente, veía entre 15 a 25 certificados de título falsificados al año”, cuenta. Interpreta esta situación, porque en Arica hay mayor flujo de gente y la cantidad de empleos es menor.
Sobre el autor: Ignacia Jiménezes estudiante de Periodismo y escribió este reportaje en el curso Taller de Prensa. El artículo fue editado por Valentina Osorio en el Taller de Edición en Prensa.
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