Ilustración Mathias Sielfeld

Cautelosa. Preocupada de entregar la información justa y necesaria, sin caer en descalificaciones hacia sus oponentes. A la hora de hablar con los medios de comunicación, así es hoy la expresidenta.

Por Amparo Troncoso

Claudia Sánchez, periodista del comando Michelle 2014, anuncia:

— Ya chiquillos, ya viene la presidenta.

Risas en la sala.

— ¡No se suba por el chorro todavía, pues! — responde un camarógrafo ahí presente.

— Perdón. Ya viene la expresidenta — aclara Sánchez.

Habían pasado ya casi tres horas desde la llegada de los medios al comando de Michelle Bachelet, ubicado en calle Tegualda, en la comuna de Providencia. A eso de las 11:30 de la mañana, llegaron con sus micrófonos, grabadoras y cámaras cubiertas con plástico para evitar que la lluvia las mojara. Los periodistas venían a cubrir la conferencia de prensa que daría Bachelet tras una reunión con el Partido Comunista, colectividad que pocos días atrás le había manifestado su apoyo para la campaña.

Mientras esperaban sus declaraciones, algunos periodistas mataban el tiempo revisando sus celulares y cuadernos. Otros se entretenían bromeando con sus colegas, mientras tomaban café o fumaban un cigarro en el patio. Nadie sabía la hora exacta en la que Bachelet aparecería, pero sí tenían clara una cosa: sería una conferencia corta y con pocas preguntas. “Como siempre. Con Bachelet siempre es así. Hay mucho hermetismo y restricciones”, dice Alejandra Becerra, periodista de Teletrece. “De hecho, los avisos de sus actividades solo se hacen horas antes”, comenta.

“Todo con Bachelet es más cuidadoso y acotado. Uno espera dos horas para tres preguntas y listo”, asegura Herman Villagrán, reportero del programa Tolerancia Cero.

Un pronunciado “shhh” se escucha después de que la periodista Claudia Sánchez aclara lo de expresidenta. Entonces se abre una puerta lateral y Michelle Bachelet aparece vestida con pantalón negro y chaqueta azul.

Después de dar su declaración y responder cinco preguntas, Sánchez, desde un costado de la tarima, alza la mano e indica que solo hay tiempo para una pregunta más.

— En su futuro gabinete, ¿podría haber ministros militantes del PC? — pregunta uno de los periodistas.

— A ver, pensar en un gobierno es algo que todavía no tengo en mi cabeza, para serles franca. No nos apuremos tanto chiquillos, hay tiempo y mucha pega. Y me tengo que ir a regiones, así que chao. Muchas gracias — le responde Bachelet, para luego desaparecer rápidamente por la puerta del costado.

“¡Cuec!, ¡cuec!”, se escucha en la sala. Tres horas de espera para, exactamente, nueve minutos y 30 segundos de conferencia.

Sobre la autora: Amparo Troncoso R. es alumna de segundo año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Narración Escrita No Ficción, dictado por el profesor Juan Pablo Garnham.