En tres semanas el exministro de Economía ha debido armar una candidatura y un discurso para enfrentar a Andrés Allamand el próximo 30 de junio. Aquí el candidato defiende la decisión de la UDI de no hacer primarias parlamentarias, se abre a la opción de hacer una reforma tributaria para cumplir su meta de erradicar los campamentos y asegura que la educación tiene que ser de calidad y gratuita para quien no la pueda pagar.
Por Carla Ruiz / Foto Martín Corvera
En menos de un mes Pablo Longueira ha debido levantar una candidatura con miras a las primarias presidenciales. Con decenas de conflictos políticos y una imagen de hombre duro, no teme enfrentar el encanto de Michelle Bachelet en noviembre:
— Mi fortaleza es la pasión en todo lo que hago, mi historia, mi compromiso, mi servicio público y eso tengo que transmitirlo. Debo tener credibilidad. Compito con una persona que tiene una gran ventaja, que no es la simpatía. En un país de izquierda, como el nuestro, es mucha más la gente que cree que alguien de izquierda va a ser más justo que alguien de derecha. Tengo que convencer a la gente de que eso no es necesariamente así — dice Longueira.
El candidato lleva más de una hora hablando sin parar, transpirando. Su secretaria, “la Titi”, entra a la oficina de su comando –ubicado en la esquinas de las avenidas Nueva Los Leones y Costanera Andrés Bello– y le dice: “Son las tres de la tarde y no has almorzado”. Entonces Longueira mira de reojo su reloj en la muñeca y le responde: “Ya, ya, bueno”, y sigue hablando sobre su posición frente a las primarias parlamentarias en la UDI:
— Nosotros nos hemos asignado dónde tenemos que ir sin elecciones internas. Yo considero mucho más valioso eso a que salga de un acto participativo democrático, porque así nos formamos. Somos parte de una generación que nos convocamos para servir al país, siempre resolvimos dónde ir todos. Hoy, poco menos que porque no hacemos primarias somos menos democráticos.
— ¿Pero no sería más legítimo que la gente defina quiénes serán los candidatos de la UDI que participarán por un cupo?
— Es válido y legítimo, pero es una opción más. No es que tengamos que imitar a todos. “¿Por qué no vas tú allá? Nos faltas tú en el otro lado”, así lo hicimos siempre. Cualquiera sea el mecanismo, si es una primaria, que la hagan, pero el que pierda yo no quiero que se vaya para la casa, quiero que se vaya a otro lugar. Lo importante es que nadie se reste.
JUVENTUD Y EDUCACIÓN
— En el foro La UC mira a Chile hizo un llamado a los jóvenes a la política y al servicio público. ¿No cree que han sido los mismos políticos los que han provocado el desencanto de la juventud?
— Sí. Pero tenemos que volver a reencantarlos. Lo que busco en esta campaña por lo pronto es ganar, pero si no gano, por lo menos que quede una juventud comprometida con su país, encantada con la política. Sé que no es fácil, pero me preocupa conseguirlo.
— ¿Y qué pasa con los jóvenes que están en la calle, los que marchan? ¿Cómo espera convencerlos para que crean en su proyecto?
— Lo más probable es que muchos de los jóvenes que marchan no estén en mi proyecto. Yo apunto más al joven que no marcha, son muchos más. Muchas familias me han dicho que soy su candidato porque quieren defender el modelo que les permitió a sus hijos ser profesionales. Tengo la convicción de que uno puede sintonizar, interpretar, a esas personas que de alguna forma son fruto de este modelo.
— ¿Cómo va a enfrentar usted las marchas en un futuro gobierno?
— Es que no veo ninguna razón para que se marche.
— Pero si hubieran, ¿cómo lo enfrentaría usted? La ciudadanía ha demostrado tener ciertas demandas.
— Con la misma claridad con la que uno tiene que garantizarle a los chilenos el orden público. Creo que los chilenos están cansados de las marchas y de los encapuchados. Tuvieron su momento, tuvieron su sentido. Ya sabemos lo que hay que hacer. ¿Por qué se sigue marchando? No sé, no hay razones.
— Existen varias demandas: educación de calidad, gratuita, fin al lucro.
— Está bien, pero las cosas en democracia se resuelven en democracia.
— ¿Se va a sentar a conversar con los líderes de la Confech, con los dirigentes sociales y la CUT?
— Con todos. Uno debe tener la capacidad de escuchar. Pero hay una cosa que está clara: no existe la varita mágica, no le voy a decir a todos que todo tiene solución. Porque yo no engaño, yo no voy a ganar engañando.
— Michelle Bachelet prometió educación pública, gratuita y fin al lucro de la mano de una reforma tributaria profunda, ¿cuál es su promesa de campaña?
— Lo más injusto que hay es la educación gratuita. ¿Por qué se crearon las desigualdades que hay hoy en Chile? Porque hubo educación gratuita y la disfrutaron las familias más acomodadas del país. La educación tiene que ser de calidad y gratuita para el que no la pueda pagar.
PROMESAS Y RECURSOS
— La meta del presidente Sebastián Piñera es o era erradicar la pobreza, ¿cuál es la suya?
— Si soy presidente mi meta es que los chilenos digan “construyó un país más justo”. Más justo, con más oportunidades para todos, donde creamos las instituciones que la gente necesita para sentir que vive en un país donde el desarrollo económico está incluido. A mí no hay nada que me irrite más que todavía hayan campamentos en Chile.
— ¿Y qué haría para erradicarlos?
— En cuatro años no quedará ningún campamento. Ese es un compromiso que voy a asumir con los chilenos. Nombraré un ministro encargado de que se acaben los campamentos en Chile.
— Usted habla de erradicar los campamentos, de entregar educación de calidad y gratuita para quienes no pueden pagar. Para alcanzar eso el crecimiento económico quizás no sea suficiente, ¿tiene pensado hacer una nueva reforma tributaria?
— Cuando termine la primaria voy a convocar a los equipos profesionales para hacer el programa de gobierno y daré a conocer noventa compromisos para construir un país más justo. Yo voy a tener los recursos que necesito para estos noventa compromisos.
— ¿Esos recursos los va a sacar de una reforma?
— Si lo requiero, lo voy a evaluar. Siempre que no impacte el crecimiento y que no afecte el empleo.
— ¿Le parece necesario trabajar para que la distribución del ingreso sea más equitativa?
— Si tú quieres mejorar la distribución del ingreso hay dos herramientas: la educación y el emprendimiento. ¿Qué es lo que nos pasó en Chile? En treinta años pasamos a tener diez veces más jóvenes que pueden llegar a la educación superior. ¡Pero los endeudamos a todos! El año 2000 cuando Joaquín Lavín me preguntó qué es lo que había que hacer en Chile, yo le dije “Joaquín, lo único que hay que hacer es un tema de becas y créditos porque estamos dormidos en una bomba”. Nosotros no podemos permitirle a la gente que llegue a la universidad, todos felices, grandes universidades, pero con una mochila de endeudamiento imposible de pagar para el resto de la vida.
— Cuando usted dijo que quería crear un Sernac de educación y uno de salud, algunos consideraron que eso era propio de una visión de consumo, ¿qué le parecen esas críticas?
— Yo sé que existe esa mirada. Pero este es un derecho ciudadano, el Sernac es una institución ciudadana, no es una institución del consumo. Es un órgano, que tenemos que avanzar para que sea autónomo. Debe velar porque se respeten los derechos de los ciudadanos y defenderlos en cuanto a consumidores, porque es mucha la gente que firma contratos en salud o en educación.
— Salud y educación, ¿son bienes de consumo o son derechos?
— La educación es un bien público y un bien privado. Tiene ambas. Si yo soy una persona que obtengo una beca Chile para sacar un estudio de postgrado en el extranjero, me beneficio yo y es un bien privado para mí. Voy a disfrutar de eso y tendré un mejor ingreso. Pero también lo hacemos, porque es un bien público y necesitamos capital humano en Chile.
— Entonces, ¿son bienes de consumo o son derechos?
— Esa es una consigna de la izquierda que yo no la compro un minuto.
— Pero si la educación no es un bien de consumo y tampoco es un derecho, ¿qué es?
— La consigna de la educación es educación de calidad. La proveerá el Estado o los privados, pero de calidad. Si usted es malo en el Estado o en el privado, yo lo voy a cerrar. Los dos son colaboradores en la educación.

— Si es un bien hay ciertas personas que pueden optar por ella, si es un derecho todos deberían poder tenerla.
— A los chilenos les encanta creer que las cosas se arreglan por las leyes. Entonces decimos “es un derecho”, perfecto. Pero debemos tener claro si vamos a cumplir esos derechos. Con decir que es un derecho, ¿arreglamos el problema? No. Está bien, es un derecho, pero ¿cómo generamos la educación de calidad? ¿Cuál es el rol de los privados? Debemos tener una buena superintendencia, un buen sistema de acreditación. Esa es la discusión que yo quiero. Este es el consenso que necesita el país. Y ese cambio lo vamos a lograr en muchos años, si alguien cree que vamos a cambiar la calidad en un periodo, se equivoca.
LA NUEVA CONCERTACIÓN
— ¿Por qué no fue usted el candidato de la UDI desde un comienzo?
— Mucha gente cree que busco eso, que lo quiero, pero nunca lo he buscado. Siempre he pensado en Chile. Yo no me engaño jugando al solitario, nunca he tomado una decisión sin tener en cuenta qué es lo mejor para el país. ¿Le conviene a la UDI? Me da lo mismo, ¿me conviene a mí? da lo mismo, ¿le conviene al país? Listo. Ese ha sido siempre mi eje.
— ¿Cree que es usted lo que más le conviene al país?
— No tengo ninguna duda, por eso lo asumo. Creo que lo mejor es que haya un segundo gobierno de la Alianza.
— ¿Qué es lo que lo diferencia de los otros candidatos?
— Yo soy un candidato por el que votan personas que, generalmente, no votan por la derecha. Mi compromiso, y el de la UDI, con el mundo de la pobreza ha logrado incorporar, a la centroderecha chilena, a personas y familias que históricamente no fueron de derecha.
— ¿Da lo mismo si quien llega a la papeleta en noviembre es usted o Andrés Allamand, mientras sea la Alianza la que gane las elecciones?
— Es mejor para Chile que la Alianza tenga un segundo gobierno, porque además la Concertación ya no es la misma que conocimos. Por primera vez enfrentamos al partido comunista en un acuerdo político en la Concertación. No me van a convencer a mí de que una coalición que vaya con el PC es lo mejor para Chile, no. Es diferente esta elección, creo sinceramente que hemos hecho un gran gobierno y creo que es mucho mejor que haya un segundo. No veo razón para que vuelva la Concertación, menos ahora con el PC incluido.
Sobre la autora: Carla Ruiz es alumna de quinto año de Periodismo y esta crónica es parte de su trabajo en el curso Taller de Entrevista en Medios, dictado por el profesor Eduardo Sepúlveda.