Hace más de un año, con el inicio de The Eras Tour, Taylor Swift ha sido noticia constante. Lo interesante es que no solo es una estrella pop, sino que también es un objeto de estudio académico y particularmente desde el área de las letras. Varias investigaciones han revelado la calidad literaria de sus canciones, destacando en ellas la influencia de obras clásicas como Romeo y Julieta, así como su estilo de escritura.
Por Agustina Carroza (@agustinacarroza)
Edición: Catalina Aillapan (@aillapanda)
El año pasado fue el año de Taylor Swift. Comenzó en marzo The Eras Tour, la gira donde la cantante —por más de tres horas— interpreta los mayores éxitos que ha compuesto a lo largo de su carrera. Con 18 años de trayectoria, Swift es considerada una de las mujeres más influyentes de la industria musical y el año pasado fue elegida como el personaje del año según la revista Time.
La artista se ha vuelto un tema de estudio entre académicos, que no solo analizan las características de sus fanáticos (swifties) o las estrategias de marketing de la cantante, sino que también estudian las letras de sus canciones. Para muchos, Swift se ha convertido en un sujeto de investigación en la literatura, llegando a impartirse cursos sobre la cantante a nivel universitario.
El profesor de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez, Alejandro Martínez, inició un curso llamado Taylor Swift: la poesía en la era de Spotify dirigido a estudiantes de la institución. El taller surgió, cuenta Martínez, al ver el interés de los propios estudiantes por la música de Swift. Él les preguntaba a sus alumnos sobre sus lecturas y gustos musicales. Al escuchar a la cantante pop, el profesor les hizo notar que lo que ella escribía era literatura. Martínez dice: “Lo que caracteriza a Taylor Swift, a diferencia de otros artistas, es el trabajo de sus letras. Estamos hablando de alguien que hace un gran trabajo literario para construir sus canciones. No se va por la solución fácil como, por ejemplo, la repetición constante de versos”.
El curso, que comenzó en agosto del año pasado, en su primera edición funcionó como una especie de piloto. Al iniciar, se exigió a sus estudiantes leer las letras de las canciones de Taylor Swift como texto poético, sin música e incluso traducidas al español, para crear la distancia —sin dejarse llevar por el ritmo o por el mismo fanatismo— y analizar realmente lo que la cantante escribe. En la planificación del semestre, la idea de Martínez era abarcar los diez discos de Swift, pero solo alcanzaron a estudiar los primeros cinco. El profesor cuenta que no era la idea hacerlo de manera acelerada y en forma de anécdota recuerda que en una sesión solo les dio para hablar de una canción —All Too Well (10 minute version)— por el nivel de comentarios e interacciones. Ahí mismo destaca: “Si una sola canción nos da para una hora de discusión es porque hay algo en esas canciones, hay un tipo de valor que hay que reconocer”.
La dinámica variaba de clase en clase. Cuando trabajaron el disco Red (Taylor’s Version), la regrabación de un álbum que había sacado en 2012 y que trata sobre las emociones que se viven en una relación intensa y que consume, leyeron a la par unos poemas de Pablo Neruda de su libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Se armó una discusión en la sesión de ese día, porque el videoclip de una de las canciones, All Too Well (10 minute version), parte con una cita del poeta chileno: “Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido”. Ello los llevó a preguntarse si era casual o no, intentando hacer las comparaciones y conexiones con la poesía tildada como “clásica”.
La música unida a la literatura
El profesor Alejandro Martínez aclara que la poesía desde sus inicios ha estado ligada a la música. Cuando se estudia la Odisea o a los poetas griegos se hace énfasis en que toda esa poesía iba acompañada de música. “No era una lectura solitaria independiente, era casi como un acto ritual, donde la música tenía un papel fundamental”, dice. Según el experto, esa parte de la poesía, la rescata Bob Dylan, Violeta Parra y de la misma forma, Taylor Swift.
Ricardo Martínez, doctor en Lingüística de la Universidad Católica de Valparaíso, pone de ejemplo a Bob Dylan, ganador del Premio Nobel de Literatura. El cantante de éxitos como Knockin’ on Heaven’s Door fue el primer músico en obtener este reconocimiento en 2016. Esto generó debates. Al respecto, el académico señala que “se tiende a asumir de forma estereotípica que la literatura es lo que está en los libros y no lo que se escucha”.
Natalia Campos, socióloga y magíster en Teoría del Arte de la Universidad de Chile, comenta sobre el mismo debate: “La academia va a ser castigadora, sobre todo en el área de la literatura. Es cosa de ver cuánto se demoraron en darle el Premio Nobel de Literatura a Gabriela Mistral por su poesía”. La socióloga recuerda cuando trabajó escribiendo para la revista Literatura y Lingüística de la Universidad Católica Silva Enríquez , donde también se cuestionaba que a Isabel Allende no la reconocieran por su trabajo al ser considerada como mainstream.
Taylor Swift no se escapa de estas mismas críticas. No solo por ser una cantante mainstream sino que también se le cuestiona la razón de su éxito. Internautas han dicho que es muy emocional o que solo escribe de sus exparejas. Para algunos expertos se trata de una mirada sexista. Sobre esto la misma Swift escribió en la canción The Man, donde dice: “Estoy tan harta de correr lo más rápido que pueda, preguntándome si llegaría más rápido si fuese un hombre”.
Bob Dylan es un buen ejemplo también de esta tendencia de ser considerado su trabajo en instancias académicas. El cantante ha sido estudiado desde una mirada literaria a lo largo de los años. La Universidad de Chile dio en 2021 el curso Bob Dylan: poesía, música folk y pop, dictado por el escritor Rodrigo Olavarría y estaba abierto a todo público. Pero Olavarría no está de acuerdo en considerar a los cantantes como poetas. Dice que a Bob Dylan no le entregaron el premio por eso, sino que por lo que eran sus canciones. “Creo que le damos mucha importancia a la imagen del poeta, lo que hace que históricamente se ha querido llamar poetas a personas que interpretan los sentimientos de su generación –como (Bob) Dylan y Taylor (Swift)- a través de canciones”, comenta Olavarría.
El profesor sí considera que el trabajo de los artistas como Swift puede ser parte de la literatura, pero no es necesario atribuirles el término de poetas cuando no lo son. Dice que si bien un género literario puede ser mixto —una novela puede incluir poemas, cartas u otros registros literarios— no es como que una canción por parecerse a la poesía sea poesía. “Yo diría que Taylor es una gran compositora de canciones, que tiene un talento pop único para tomar textos muy autobiográficos, que a primera vista no parecen muy pop, y comunicarlos con enorme talento. Es una artista única, una en un millón, pero no diría que es una poeta”, agrega el escritor.
Ricardo Martínez difiere de la separación entre el género de la canción y el género literario que señala Olavarría. Martínez comenta que, desde su estudio, las letras de las canciones pueden agruparse en dos grandes tipos. Primero, el de las canciones líricas, donde se ocupan las figuras retóricas de la poesía más clásica. Segundo, el de las letras más narrativas, que son las que cuentan las historias. Asimismo, dice que las letras de Taylor Swift son bastante narrativas. Y es que sus canciones son también historias, historias de amor, traición, desamor, fracasos, amistad entre otras temáticas.
Un acercamiento a los clásicos
La escritora argentina Mariana Enríquez, una de las grandes voces de la literatura latinoamericana, conocida también por estar al tanto de las tendencias musicales, se ha referido en más de una ocasión a Taylor Swift. En el programa radial Marcar como leído, de Futurock FM, compara la novela de Marguerite Duras: El arrebato de Lol V. Stein, con una canción de la cantante. Comenta que la trama del libro es muy parecida a la canción “right were you left me” de Swift, donde habla de una protagonista a quien la dejan esperando en un bar y se queda ahí, mientras ve cómo la vida continua. La escritora hace la comparación con la novela. Según ella, la protagonista del libro de Duras tiene la similitud del quedarse esperando y ver cómo el tiempo pasa. Al preguntarle si las letras de las canciones de Taylor Swift pueden ser estudiadas desde el punto literario y específicamente desde la poesía, la escritora respondió enfática: “por supuesto”.
Alejandro Martínez, profesor del curso de la artista, reflexiona sobre el uso del fenómeno swiftie para incentivar a los jóvenes a conectar con el mundo literario. “Hay mucho miedo a la poesía. Se piensa que leerla, entenderla o interpretarla es difícil. Pero haciéndolo desde Taylor Swift, que es algo tan cercano para los estudiantes, se quita ese miedo, y puede llevar a que también lean a otros poetas o escritores”, dice Martínez. Así, aprenden que la comprensión de la poesía es más común de lo que se piensa. Por lo mismo destaca que no se puede negar el aporte de Taylor Swift, ya que esta misma puede ser un puente para que los estudiantes lleguen e incluso se interesen por los clásicos de la literatura.