En los últimos años ha aumentado el diagnóstico de SIBO, una enfermedad que afecta la microbiota intestinal y provoca hinchazón abdominal y dolores que a menudo se confunden con el síndrome del colon irritable. Principalmente mujeres han visibilizado este padecimiento a través de TikTok. Mientras tanto, algunos especialistas se mantienen escépticos frente al tema.
Por Catalina Aliste Villegas
Edición: Javier Castro y Trinidad Paredes
Cuando cursaba la enseñanza media, Amara Pinto (24), estudiante de quinto año de derecho, recuerda haber sufrido de fuertes y frecuentes dolores estomacales, distensión abdominal y vómitos recurrentes. Era tanto el malestar que se acostumbró a buscar siempre un baño cerca. Por años recurrió a gastroenterólogos que solían señalar la misma respuesta. “Me decían ‘es por estrés’ o ‘es porque quiere faltar a clases’”, dice Pinto.
Con el tiempo, a la joven le diagnosticaron Síndrome de Intestino Irritable (SII), también conocido como colon irritable. Además de recetarle remedios, le recomendaron calmarse y acudir a algún psicólogo o psiquiatra.
Pero los remedios para el colon irritable no le hacían ningún efecto y los dolores eran tan fuertes que solo en 2022 terminó tres veces en urgencias. “(Los médicos) me preguntaban qué estudiaba. Decía derecho y era como ‘ah ya, estrés’”. Eso fue hasta que, hace poco más de un año, una gastroenteróloga, al ver la evidente hinchazón de su abdomen, le planteó la posibilidad de algo completamente desconocido para Pinto: el SIBO. “Me dijo (que se trataba de una enfermedad) que se había dado mucho últimamente y me mandó a hacer el examen”.
El testeo dio positivo.
El sobrecrecimiento bacteriano de intestino delgado, conocido por sus siglas en inglés como SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth), es una enfermedad en la que el intestino delgado está anormalmente colonizado por un mayor número y tipos de bacterias. Es decir, es una desregulación en la microbiota, lo que médicamente se conoce como “disbiosis”. Aunque su prevalencia en el país aún no ha sido identificada, según la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SCHGE), esta situación anormal presenta diversos síntomas. Los más frecuentes son: dolor abdominal, distensión abdominal, flatulencias, diarrea y/o estreñimiento.
El SIBO es la punta del iceberg de irregularidades en nuestra microbiota, indica la nutricionista de la Pontificia Universidad Católica de Chile, especialista en deporte y microbiota, Javiera Cornejo: “Hay que entender que el SIBO es la consecuencia de algo”, dice. “Hay distintas causas que pueden llevar al sobrecrecimiento”. La especialista menciona que entre las razones pueden estar el uso crónico de medicamentos, anticonceptivos e incluso la exposición a toxinas y micotoxinas, como el smog u hongos. También lo relaciona con los malos hábitos alimenticios propios del siglo XXI, como el exceso de azúcares y el consumo de alimentos ultraprocesados: “Está totalmente relacionado con el estilo de vida que llevamos, sobre todo los chilenos”.
Un mal diagnóstico
El examen que se realizó Amara Pinto bajo indicación médica se llama Test de Aire Espirado y consiste en una prueba no invasiva. A través de un soplido indica el diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano. “Si bien es fome estar enferma, yo decía ‘ah, sí había algo’. No era solo estrés. Fue un alivio, no es solo mi mente. (…) Ya decía ‘estoy loca’”.
Confundir el síndrome de intestino irritable o colon irritable con el SIBO es común debido a que ambas dolencias comparten varios síntomas, además de que es posible padecer ambos diagnósticos. La doctora Catalina Fullerton, Magíster en Nutrición de la Universidad del Desarrollo, indica que cerca de un 68% de las personas que padece colon irritable va a generar un SIBO porque: “Te predispone a ser una persona que tiene muchas más gatillantes, que se genere una inflamación y ese estado inflamatorio es buen escenario para que estas bacterias proliferen”, señala.
Fullerton asegura que esto tiene que ver con el poco conocimiento de esta enfermedad incluso entre médicos en formación. En su experiencia, se enseña sobre crecimiento bacteriano “casi como diagnóstico de exclusión, como una patología muy extraña que casi nadie tiene”, recalca. Sin embargo, según la The American Journal of Gastroenterology -revista médica dedicada a la publicación de casos clínicos y ensayos- , el 35% de los pacientes con síndrome del intestino irritable presenta un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
La especialista confiesa que fue su caso: “Cuando fui médico general pasé mucho tiempo viendo personas que ahora, cuando veo hacia atrás, probablemente tenían un SIBO”. Y luego agrega: “Yo fui otro médico más que les dijo que tenían colon irritable”.
Pero el creciente interés por el SIBO en redes sociales no está exento de polémica. De hecho, ha desatado preocupación en ciertos grupos de la comunidad médica, que denuncian una tendencia al diagnóstico apresurado que puede llevar al sobrediagnóstico. Para Paula Rey, gastroenteróloga de la Red UC CHRISTUS, el Test de Aire Espirado no es el “estándar de oro” para diagnosticar esta enfermedad: “Hay que tener claro que al ser un método subrogado, tiene falsos positivos y falsos negativos”. Añade que un falso positivo puede ocurrir hasta en un 30% de los casos.
Rey asocia el aumento de los diagnósticos a las nuevas tecnologías que permiten realizar los test. Sin embargo, cree que las redes sociales han motivado a que personas que no padecen de SIBO crean tenerlo, lo que ha aumentado la realización de test.. “Hay mucha información que no es muy certera que pone este diagnóstico en la palestra (…) Muchas personas llegan ya pidiéndote el test, ‘vi en TikTok que si me hincho tengo SIBO’. Los gastroenterólogos somos más cautelosos y tratamos de no pedir en exceso ese examen”.
Para la especialista, mientras la hinchazón no afecte la calidad de vida, “probablemente no es algo muy significativo”.
Pero en las redes no solo hay usuarias visibilizando la enfermedad. Leyla Facuse es nutricionista egresada de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios en nutrición deportiva en la misma universidad y un máster en la Universidad de Barcelona. A partir de su propio diagnóstico, comenzó a especializarse en el tema de la microbiota a través de diversos cursos online. En mayo de 2023 abrió su propio centro médico, Deley Clinic, atendido solo por mujeres y donde el SIBO abarca el 80% de sus atenciones.
Hasta ahora, no existen estudios certeros que indiquen que el SIBO lo padecen más las mujeres que los hombres, y a pesar de esto, Facuse asegura que el 90% de sus pacientes son de sexo femenino. “No creo que los hombres desarrollen menos SIBO, sólo que las mujeres se dan más cuenta”, dice.
Al igual que otros profesionales de la salud, indica que ha visto un aumento exponencial en las consultas por esta enfermedad que siempre ha estado presente y de la que recién se han empezado a hacer cargo: “Más que el SIBO estar de moda, lo que yo veo, y que me pasó a mi también, es ver personas que llevan muchos años con problemas que nunca pudieron encontrar una respuesta. Tengo pacientes con síntomas de hace quince años atrás”
Carolina Durán (24) es estudiante de bioingeniería en Concepción. Hace casi un año comenzó con fuertes dolores e hinchazón en la zona abdominal. Pasó por médicos generales, gastroenterólogos y hasta internistas. Todos le indicaron medicamentos para el colon irritable, pero ninguno le hizo nada: “Estaba tirada en mi cama y de allí no salía (…) me costaba lo básico como es ir a la universidad, y por eso también falté mucho a clases”. Incluso dejó de asistir a juntas con amistades por miedo a comer algo y sentirse mal.
Durán asegura que esto le provocó un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA): “Me generó mucho miedo y me pasó que dejaba de comer o comía muy poquito”. Andaba con el abdomen hinchado y ya no le quedaba bien su ropa. Esto la llevó a vestir prendas holgadas. “No mostraba mi cuerpo (…) Miraba al espejo y me ponía a llorar”.
Pasó así cerca de seis meses hasta que vio un video en la plataforma TikTok, donde una usuaria de la red social hablaba del SIBO. Decidida, le solicitó a su médico una orden para el test.
La prueba también le indicó positivo.
La tendencia del SIBO en TikTok
Isidora Lavín (27) es egresada de periodismo, estudiante de la carrera de preparación física e influencer. Es conocida como Isifitness, nombre de usuario que tiene tanto en Instagram como en TikTok, donde acumula más de 200 mil seguidores. Desde estas plataformas se ha dedicado a generar contenido relacionado al ejercicio y hábitos saludables. Hace aproximadamente un año, un nuevo tópico se incluyó entre los temas de su feed: el SIBO.
En 2022, Lavín comenzó a sentir extraño su cuerpo. Sufría de distensión abdominal, estitiquez y dolor. En TikTok escuchó por primera vez del SIBO después de ver videos de personas que se inflamaban en exceso y con facilidad. “Tenía síntomas muy parecidos. Me diagnosticaron colon irritable pero no era suficiente”. Su Test de Aire Aspirado salió positivo y comenzó un tratamiento con antibióticos y una dieta antiinflamatoria.
Lavín hizo público su diagnóstico a través de un video que al día de hoy cuenta con 152,8 mil visitas. En él, muestra fotos de ella en ropa deportiva. Se la ve esbelta, de brazos y piernas delgadas, pero con una evidente distensión abdominal. “Tengo SIBO (…) Subiré todo lo que tiene que ver con el SIBO”, dice en el video.
En breves filmaciones que continúan a esa, Lavín comenzó a mostrar su dieta antiinflamatoria, recetas, sus días malos -por el dolor y la dismorfia- y ahora último, cómo logró recuperarse.
“Tenía ganas de ayudar a las personas (…) a veces uno necesita a alguien motivándote. En los procesos que tienen que ver con la lucha con el cuerpo y la salud mental, uno suele sentirse muy sola”, dice la influencer.
“Mucha gente me ha escrito para decirme ‘gracias a ti supe que tenía SIBO’, ‘porfa no dejes de subir este contenido’”, añade.
Tratamiento: un nuevo dolor
Una preocupación que se repite dentro de las personas que padecen SIBO son los altos costos económicos que implica el tratamiento. Puede durar de dos a tres meses, aunque también, en el peor de los casos, es capaz de extenderse a un año.
El Test de Aire Espirado cuesta alrededor de 100 mil pesos – que no está cubierto por Isapres ni Fonasa- mientras que los antibióticos comúnmente recetados -rifaximina y la neomicina- para tratar las dolencias, tienen un valor que fluctúa entre los 10 mil y 20 mil pesos por caja, que contienen entre 12 y 20 comprimidos. A ellos se le suman probióticos, vitaminas, consultas médicas, psicológicas, psiquiátricas -debido a la dismorfia corporal y relación con los alimentos- , nutricionales, entre otros.
Carolina Durán señala que antes del diagnóstico de SIBO llegó a asistir hasta cinco veces a un centro médico por crisis de dolor, donde la hora de atención podía costarle entre 50 y 70 mil pesos, sin incluir salud mental.
La alimentación es una parte fundamental del tratamiento. Las personas diagnosticadas con SIBO deben seguir una dieta baja en FODMAPS (Fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols), que exige eliminar temporalmente determinados alimentos que fermentan en el intestino, como el ajo, la cebolla, garbanzos, manzanas, entre otros. Luego de seis u ocho semanas deben reincorporarse.
Lavín menciona que toda su alimentación debe ser muy orgánica: “Mientras más orgánico, todo es más caro, entonces no es fácil”.
Tras el diagnóstico de SIBO, Amara Pinto también supo que padecía intolerancia a la lactosa y al gluten, enfermedades autoinmunes comunes en personas que desarrollan esta enfermedad. Hoy se encuentra en la fase de reintroducción de alimentos dentro de la dieta FODMAPS. A pesar de notar mejoras, alimentos como la cebolla o el aceite aún le hacen mal. Asegura que socialmente el tema de la comida sigue siendo complicado, sobre todo en juntas familiares o con amigos. Le daba hambre “porque a veces no había nada que podía comer. Me pegó la realidad porque en Chile todo se hace comiendo”.
Catalina Aliste es estudiante de quinto año de la carrera de Periodismo. Se ha desempeñado como Community Manager en Radio UC, dirección y asistencia de arte en cortometrajes universitarios y como editora y diseñadora en Kmcero.