En 2023, la Aduana decomisó más de 4,2 millones de productos falsificados, entre ellos zapatillas, relojes y carteras, en su mayoría provenientes de China. Gran parte del calzado llega desde Putian, conocida como la capital de las zapatillas imitadas. Aunque la venta de artículos pirateados no es nueva, hoy el fenómeno se traslada a redes sociales que dificultan su rastreo, lo que inquieta a las autoridades.
Por Dominga Krotik (@domikrotik)
Editado por Rosario Urzúa Ricci (@rosariouricci)
La estudiante de periodismo María José Jiménez (20) empieza su día viendo TikTok, donde diferentes creadores de contenido comparten sus últimas adquisiciones. Fue en esta red social la primera vez que encontró el término “link oculto”. Al principio no sabía cómo funcionaba. Luego entendió que los influencers compran productos, los muestran en sus videos y prometen enviar un “link oculto” de compra a través de grupos de Telegram, un sistema de mensajería. Aunque con desconfianza, dio su primer paso para probar el sistema.
Con más curiosidad que miedo, Jiménez vio que en el “link oculto” ciertas zapatillas estaban a mitad del precio de su valor comercial. “Nunca lo sentí muy seguro. Quizás me podría llegar una cosa distinta a la que yo esperaba o una réplica que no fuera tan réplica, por lo mismo no compré”, comenta.
Los influencers juegan un papel importante en la promoción de elementos falsificados más accesibles, conocidos en redes sociales como “dupes” —concepto que viene de “duplicado”— un juego de palabras que hace alusión a que el producto es casi idéntico al original. Los videos suelen contener siglas como OEM: Original Equipment Manufacturer lo que significa que el producto fue elaborado con los mismos proveedores de la marca original. Otro concepto común es AAA que significa que se trata de una réplica de máxima calidad lo que hace que sea indistinguible su falsedad.
Datos de un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) realizado en 2021 acerca del Comercio Mundial de Falsificaciones dan cuenta de un aumento en el alcance y la magnitud de la falsificación en el mundo. Esto, agrega el documento, es una importante amenaza económica que socava la innovación y obstaculiza el crecimiento económico. Además, afirma que en 2019 el total de la compra y la venta de productos pirateados en el planeta constituía un 2,5% de todo el comercio mundial. En 2023, la Aduana chilena decomisó más de 4,2 millones de productos falsificados, entre ellos zapatillas, relojes y carteras, en su mayoría provenientes de China. Gran parte del calzado llega desde Putian, ciudad costera de la zona china del estrecho de Taiwán y a casi 873 kilómetros de Shanghái, conocida como la capital de las zapatillas imitadas. Las redes sociales, en ese sentido, se han convertido en una vitrina para la normalización y promoción de productos falsificados.
El abogado especialista en propiedad intelectual Max Montero comenta el gran desafío que trajeron las nuevas formas de importar productos. “Antes uno andaba persiguiéndolos en las veredas, pero hoy se ha incorporado un tipo de falsificación a través de páginas web de importación de productos”, explica Montero. “Los falsificadores crean páginas sociales, tienen Facebook, Instagram y venden muchas copias”.
Distintas plataformas hoy lucen inundadas por contenido de influencers mostrando sus compras falsificadas más recientes. Algunos de estos videos empiezan con enunciados como: “Chaqueta viral de Zara en AliExpress” o “¿Aburrida de lo caro que está Zara?”
Los influencers no guardan secretos respecto a cómo adquieren estos productos falsificados. Los compradores suelen aprovechar la opción de búsqueda por imagen que ofrecen las aplicaciones de AliExpress o Shein. Solo es necesario ir a una tienda presencial, tomar una foto y acceder por medio de este tipo de búsqueda a un producto similar. Los influencers, en cambio, le ahorran ese trabajo a sus seguidores y comparten en sus redes sociales el link directo a la copia del artículo deseado en las plataformas asiáticas a un precio considerablemente menor. Si en Zara hoy se vende una viral falda plisada a $50.990, en la tienda Traf Femme Store de AliExpress se ofrece una réplica a $14.000 con envío gratis a Chile.
Para el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) de Chile, el delito de piratería tiene un alto nivel de gravedad. Involucra e incide de manera directa tanto a titulares de derechos de autor como a titulares de derechos conexos, que corresponden a los intermediarios en la producción, grabación o difusión de una obra. No es novedad que este tipo de plataformas, además de copiar a grandes marcas, lo hagan también de manera directa con ideas de emprendimientos. Ese fue el caso de la diseñadora mexicana Georgina Chávez Beltrán, dueña de la tienda “Georgina Chávez”, quien hace algunos meses compartió en sus redes sociales un video comparando sus diseños con las copias de Aliexpress para exponer a la plataforma.
Sin embargo, Aliexpress tiene en su página medidas de protección de derechos de propiedad intelectual, como también las sanciones correspondientes, tales como la expulsión de la plataforma (sanción más grave). Por esto los vendedores optan por utilizar “links ocultos” para vender dupes sin que la plataforma censure sus cuentas. Es común que al entrar al link de compra de productos falsificados no se muestre el artículo deseado, sino una cortina, una alfombra o incluso un mantel, debido a que el vendedor oculta con estas imágenes el producto que realmente se está vendiendo. Estos links están diseñados para que sean compartidos entre influencers y seguidores, donde ellos explican que la foto de una cortina, por ejemplo, es solamente para proteger a la tienda. Además, les piden a sus seguidores que confíen en el link y prometen que les llegará el producto que mostraron en sus redes sociales.
Según un dictamen interpretativo del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) publicado en 2022, se exige que los influencers sean responsables de los servicios y productos que comercializan en sus plataformas digitales. Legalmente, serán sujetos a infracciones por la Ley del Consumidor únicamente cuando sean ellos quienes actúen en calidad de proveedores anunciantes. Es decir, que ellos comercialicen y ofrezcan sus propios productos o servicios.
La abogada, maquilladora y cosmetóloga argentina Martina Torreta, conocida en redes como @martutorreta, tiene cerca de 98.7 mil seguidores en TikTok. En esa plataforma comparte videos donde muestra sus compras de productos falsificados, los que son idénticos al original y a un precio más accesible. Tiene cientos de comentarios pidiendo que envíe los links de los productos, a los que ella responde que se unan a su grupo de Telegram llamado Martu Finds. Ahí suma más de 60 mil miembros que esperan la llegada diaria de enlaces para comprar carteras Jacquemus, el último modelo de zapatillas Adidas, polerones Polo, cinturones Hèrmes o anteojos Miu Miu. Ninguno de estos productos son originales: todos son dupes.
Algunas personas deciden comprar directamente a proveedores que importaron al país cargamentos falsificados, para solo pagar y recibir el producto en su casa. Los vendedores (que constantemente deben ir cambiando sus cuentas) tienen su portal de catálogo y venta en plataformas como WhatsApp, Instagram, Marketplace de Facebook y MercadoLibre. También usan Telegram para concretar la transacción. Esta aplicación se ha transformado en la plataforma de mensajería más usada para este delito porque no censura ningún tipo de archivo y se puede configurar para que los mensajes se autodestruyan.
DETECTAR PRODUCTOS FALSOS
El fácil y anónimo acceso a plataformas digitales ha coincidido con un auge significativo del comercio electrónico. Según un análisis de Euromonitor International publicado por EMOL en 2021, en Chile este mercado creció más de un 230% en los últimos cinco años.
El prefecto jefe de la Brigada de Investigación de Delitos de Propiedad Intelectual (Bridepi), Cristian Ramírez, explica que en la pandemia no solo hubo un aumento del comercio electrónico en el mercado formal, sino que también en la venta de productos falsificados. El prefecto menciona que desde la pandemia han creado alianzas estratégicas con distintas plataformas de e-commerce, donde cuentan con la ayuda de inteligencia artificial para determinar y detectar productos falsificados.
Florencia Ulloa (21) es una joven oriunda de Rancagua. Cuando las mochilas Kanken se pusieron de moda quiso comprar una. La original no encajaba con su presupuesto de estudiante universitaria, por lo que decidió comprarla a una cuenta de Instagram que la ofrecía a mitad de precio. La joven se juntó con el proveedor para la entrega, pero no fue una buena experiencia. “Se ponía como AAA, pero me entregó la mochila y era pésima. Las Kanken tienen una tela rígida y esta era como una bolsa reutilizable”, comenta Ulloa.
La estudiante de sociología Amparo de la Fuente (21) llevaba meses queriendo adquirir las zapatillas Samba Rojas modelo Adidas x Wales Bonner, pero no estaban disponibles en Chile. Pedirlas desde el extranjero costaba cerca de $500 mil pesos debido a que era una colaboración de un diseñador con la marca. Por eso compró la falsificación por la plataforma asiática Shopee. “Estoy conforme, me costaron baratas y no tuve ningún problema. Comprar falsificado es muy fácil”, afirma la joven.
Lo rápido que han avanzado estas nuevas técnicas y formas de venta de dupes complica a las grandes marcas que combaten a diario la piratería en Chile. “El delito de falsificar está coligado con el de contrabando. La falsificación ha evolucionado. Antes llegaban los productos en barco y hoy llegan a través de canales digitales”, enfatiza Montero.
Cuando hay sospecha de mercadería pirateada, Aduana se pone en contacto con los representantes de la marca y retienen los productos por cerca de diez días. En ese plazo se puede hacer una querella y en algunos casos se inicia un proceso de investigación a cargo del Ministerio Público. El dueño del producto original suele exigir una indemnización y la destrucción de los productos. Según lo que propone la Ley de Propiedad Industrial en el artículo 28, la piratería está tipificada como un delito y las multas van desde las 25 UTM a las 1.000 UTM. A pesar de que Aduana cuenta con tecnología avanzada, el abogado Max Montero afirma que se revisa poco menos del 3% de la mercadería que ingresa al país. Sin una querella formal de parte de la marca afectada, los productos suelen ser entregados al comprador para que el negocio continúe.
El gerente general de Puma Latinoamérica, Carlos Laje, recuerda que al asistir al partido inaugural de la Copa América en junio de 2024 en el Estadio Maracaná, en Rio de Janeiro, fue inevitable pensar en las camisetas falsificadas. Sabía que estas se vendían incluso fuera del mismo recinto. Laje reconoce que es una práctica que se intensifica en momentos de mayor demanda, por eso menciona que empresas como Puma se ven tremendamente afectadas por las copias, especialmente a través de los nuevos canales de venta virtual. En Chile trabajan con dos abogados que, junto con las autoridades locales y la Aduana, intentan impedir el ingreso de productos falsificados, además de identificar a los fabricantes para perseguirlos legalmente.
Cada vez se reciben más cargamentos de modelos genéricos de ropa y zapatillas sin marca, que ponen en alerta a los trabajadores de Aduana. Agustín Arrieta es fiscalizador y técnico en comercio exterior de la Aduana de Iquique, donde cerca de 300 usuarios activos importan para la Zona Franca. “Puede que la documentación diga zapatillas de China sin marca ni modelo. Ahí hay un riesgo, preferimos revisar la mercancía y si es necesario suspender su despacho”, comenta Arrieta.
Las técnicas de piratería en Chile se están sofisticando cada vez más ya que los artículos importados son personalizados en fábricas clandestinas ubicadas en comunas como Recoleta, Cerrillos e Independencia. “Nosotros hemos hecho peritajes de productos que fueron estampados en forma artesanal con distintos químicos, como por ejemplo, plomo en altas cantidades”, cuenta el prefecto Ramírez con preocupación.
Dominga Krotik es estudiante de tercer año de Periodismo en la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile (@fcomuc). Se ha desarrollado como columnista de Modo Aleatorio, conductora y columnista en Módulo 2 y conductora de Estudio 660. Ha publicado reportajes y una crónica en el Diario Enfoque de la Consejería Superior UC. Durante 2024 fue columnista en Módulo 2.