
Enamorados de los murciélagos
Desde un controlador de plagas natural hasta el uso de su guano como fertilizante, los murciélagos salvan vidas. Quienes conocen el verdadero rol de estos mamíferos voladores hacen caso omiso de su mala fama, que producto del coronavirus solo ha ido en aumento. Algunas personas llevan una vida entera trabajando con estos animales, otras no mucho más que un par de años. Todas dicen sentir amor por los quirópteros.
Por: Antonia Mundaca
En 2017 Matías Negrete fue a hacer trekking a una playa desierta, en la que encontró una cueva de murciélagos. En ese momento recordó un dato que había visto un par de semanas antes, al que llegó gracias a su interés por el cultivo orgánico de cannabis: uno de los mejores fertilizantes naturales es el guano de murciélago. Rápidamente llenó su mochila con unos 30 kilos del desecho. “Llegó el 2018 y a principios de año un tipo llega a mi casa y me dice: ‘Oye, ¿has escuchado hablar del guano de murciélago? Es cuático, pero es súper caro’, y yo le dije: ‘¿Caro? Tengo 30 kilos acá afuera’”, recuerda el fundador y dueño de Batshit: la única empresa certificada de Latinoamérica que vende guano de quiróptero, grupo animal al que pertenecen los murciélagos.
El emprendedor no quiso dar detalles del lugar donde encontró la cueva por motivos estratégicos.
Son pocas las personas que, como Negrete, se atreven a tener algún tipo de contacto con estos animales. Sobre todo desde el inicio de la pandemia, cuando se les culpó de ser la especie que transmitió el Covid-19 al paciente cero, ya que son animales que portan enfermedades zoonóticas y son consumidos en algunos mercados. El miedo generó que en lugares como Culden, en el norte de Perú, quemaran sus cuevas: mataron a cerca de 300. “Hasta la fecha no hay pruebas fehacientes de que los murciélagos fueron quienes pasaron el virus”, afirma Juan Luis Allendes, biólogo director del Programa para la Conservación de Murciélagos en Chile y jefe de proyectos de Bioecos.
Para Ignacio Fernández, médico veterinario y director de Myotis Chile -una consultora que trabaja en el estudio y conservación de los mamíferos voladores-, que sean acusados como culpables de la propagación del coronavirus es una carga más para la mochila que llevan los quirópteros producto de la desinformación y el estigma de cientos de años. “Viene desde la Edad Media, cuando la Iglesia Católica lo asociaba al demonio. En muchos dibujos que hacían de él, éste aparecía con alas de murciélago”, dice.
“Viene desde la Edad Media, donde la Iglesia Católica asociaba los murciélagos al demonio. En muchos dibujos que hacían de él, este aparecía con alas de murciélago”, dice Ignacio Fernández, director de Myotis Chile.
El primer contacto que tuvo Fernández con un murciélago fue por la televisión: no recuerda si fue en las noticias o en Sábado Gigante. Sólo sabe que quedó fascinado. Le pareció curioso que ese animal tan oscuro y pequeño pudiese volar, no entendía dónde estaba su cola, sus alas y si tenía o no patas. Para informarse sobre ellos, empezó a recolectar afiches de revistas y diarios. A pesar de lo poco y nada que pudo aprender, apenas entró a estudiar medicina veterinaria en la Universidad de Concepción realizó un estudio para entender de qué se alimentan los murciélagos vampiros en el norte de Chile. Nunca se publicó, pero le permitió saber que, a diferencia de lo que se creía, su alimento no era sangre de mamífero, sino que de ave.


En el país hay 14 especies de murciélagos. De ellas, 12 son insectívoras, una polinizadora y una vampira. Todas están protegidas por la Ley de Caza. “Son especies muy beneficiosas para la mantención del equilibrio de ecosistemas, ya que actúan como controladores biológicos de plagas”, explica el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en su página. De todas formas, advierten que los murciélagos pueden tener el virus de la rabia, por lo que es necesario contactarse con la Seremi de Salud ante su presencia.
Juan Luis Allendes, de Bioecos, empresa especializada en la evaluación del impacto ambiental de iniciativas que podrían afectar a los quirópteros, apunta que los casos de rabia son muy poco probables: en estado silvestre se estima que un 0,5% está infectado. “Para que pase la rabia, el murciélago debe morderte y atravesar la piel con unos dientes pequeñísimos y esto es casi imposible, porque son tímidos y no suelen atacar”, explica Allendes, y agrega que la clave está en la manipulación que se haga del animal, en la que se tiene que evitar que toque la piel. Pero el contacto solo deben realizarlo los expertos o quienes se hayan asesorado con uno.
Es a este segundo grupo de personas al que pertenece Matías Negrete. Luego de descubrir el valor que tenía el guano de murciélago -hasta 20 dólares el kilo-, mandó a hacer un logo. Lo imprimió, compró bolsas y procedió a empaquetar el producto. Dos días después fue a ofrecerlo a grow shops, tiendas en las que se venden implementos para el cultivo de cannabis. “Yo no lo hacía por la plata, era una especie de estudio de mercado en terreno, para cachar si se vendía o no”, cuenta el fundador de Batshit. A la semana, lo llamaron para decirle que se habían llevado todo.
Para empezar a mecanizar el acopio y posterior recolección del producto, el emprendedor se asesoró con la consultora Bioecos y con su apoyo instaló “casuchas” (casas tipo colmena), para que fueran colonizadas autónomamente por murciélagos, en las alturas del Parque Nacional Conguillío. “Tú no puedes forzar que el animal ocupe las ‘casuchas’. No puedes poner hormonas ni nada que lo haga ir, él tiene que ir solo”, detalla. Luego de que el murciélago instala su colonia, empieza el proceso de acopio y limpieza de guano.
Negrete tampoco quiso referirse a la rentabilidad del negocio, ni dio más detalles sobre las características y la cantidad de las “casuchas” en el Parque Nacional Conguillío.
Salvando murciélagos
La fertilización no es el único trabajo en el que aportan los quirópteros; también son un control de plagas natural. Allendes cuenta que el último proyecto de investigación de Bioecos reveló que cuando están presentes los murciélagos la producción de los viñedos aumenta en un 7%. Esta cifra es posible gracias a la dieta insectívora del animal, que en el caso del Tadirida brasiliensis -el murciélago común- llega a ser de 600 insectos por hora.
Los clientes de Myotis y Bioecos son variados. Van desde viñas que quieren mejorar su producción, hasta centros de energía eólica que buscan disminuir el impacto medioambiental que producen, debido a que las aspas de las hélices hieren y matan tanto a pájaros como murciélagos. Agricultores y constructoras también forman parte de la clientela que pide ayuda de estas consultoras, para aumentar el rendimiento, realizar estudios de daños al ecosistema, y también capturas en caso de ser necesario, por ejemplo cuando se busca desocupar edificios abandonados.
Allendes se enamoró de los murciélagos en la medida que se iba enamorando de quien hoy es su esposa y colega, Annia Rodríguez, bióloga y directora general de Bioecos. Ambos se conocieron en el Laboratorio de Conservación Biológica de la Universidad de Chile cuando ella hacía su doctorado y él, su magíster. Hoy los dos trabajan en la consultora que crearon.
Rodríguez hizo su carrera de biología en Cuba, su país natal. Su primer acercamiento con los murciélagos lo tuvo en el segundo año de la carrera. “Nos llevaron a unas cuevas como parte de una asignatura. Estaba llena de murciélagos y era fascinante”, cuenta. Desde el principio le asombró que son los únicos mamíferos voladores que se ubican por ecolocación en la noche, pero lo que más le llamó la atención es el desconocimiento que hay sobre el animal, lleno de mitos y de mala fama.
La ecolocación es la forma en que se orientan los murciélagos en la oscuridad, a través de ondas de sonido emitidas por su nariz y boca.
Cuando Rodríguez llegó a Chile para hacer su doctorado en 2009, se dio cuenta de que los estudios acerca de murciélagos eran prácticamente inexistentes en el país, sobre todo respecto de su rol en la conservación de la biodiversidad. Entonces decidió enfocar su investigación a esa temática. Durante los 11 años que lleva en el país, ha observado un creciente interés de las personas por los quirópteros y con esto también ha aumentado la cantidad de proyectos y trabajos sobre ellos.
Uno de estos proyectos es el de Myotis Chile, que busca disminuir la tasa de mortalidad de quirópteros en los parques eólicos: “Por cada murciélago que se encuentra vivo en un parque eólico, se estima que murieron diez. Aunque es algo relativo de cada parque, y muchos son reacios a mostrar las cifras”, cuenta Ignacio Fernández. Asegura que la mortalidad de los murciélagos es un problema grave, tomando en cuenta los beneficios ecosistémicos que aportan. Por eso, están generando un prototipo de aparato para reducir la cifra de mortalidad hasta en un 90%. Este proyecto lleva dos años y ya está en su etapa final para ponerse en práctica en los próximos meses.


Otro de los trabajos que realiza Myotis Chile es la captura y posterior liberación de murciélagos que se encuentran en zonas urbanas, labor que en marzo se agudiza, ya que es el fin del período de crianza. Pequeños y desorientados, llegan a los hogares, provocando asco y miedo en la mayoría que los ve. Pero no en Ignacio Fernández.
“Una de las últimas experiencias que tuve fue con una colonia de murciélagos muy grande que vi cerca de Santiago”, recuerda. En un galpón, cientos de murciélagos salieron volando en círculos cual torbellino. Justo al medio de esta escena se encontraba el director de Myotis Chile, quien haciendo pausas y suspiros relata hasta las partes menos agradables de la historia: “Me cayó orina y caca de murciélago. Pero fue impresionante”.