Fotos: Benjamín Marchant Cabezas.

Un negocio al lote

A cerca de 150 personas les vendieron terrenos rurales que infringen la ley General de Urbanismo y Construcción en la comuna de Buin, según la Dirección de Obras del sector. Los dueños de terrenos llevan ocho meses habitando los predios sin acceder a agua potable ni electricidad en suelos altamente inundables. Ejemplo de un problema que se extiende a otras comunas como Paine, donde la municipalidad ha detectado más de 900 casos de loteos irregulares.

Por Benjamín Marchant Cabezas

Por las noches es oscuridad y silencio total. No hay tendido eléctrico, señales de urbanización ni carabineros. Solo se ven obras en pleno proceso de construcción. Luis González, quien lleva dos meses en esas condiciones, vive junto a su esposa, hija y dos nietas de menos de 10 años en un loteo de Las Pataguas. “La idea es que a nosotros nos den soluciones en cuanto a la luz, si aquí hay niños po. En la noche es terrible, porque puede pasar una desgracia”, lamenta González, dentro de la habitación central de su casa de madera, que es a la vez cocina y lavadero. El techo de su hogar está sin terminar y cubierto de nailon. Lleva cuatro meses sin trabajar, sin ver noticias y sin saber del mundo.

El aire puro junto a la precordillera y las aguas de vertiente, que bañan extensas hectáreas cubiertas de plantaciones, definen la zona rural de Valdivia de Paine en la comuna de Buin. En medio de este paisaje campestre, irrumpen tres terrenos con casas en construcción y personas viviendo ahí. El predio de Campusano tiene 29 lotes, Las Pataguas I posee 40 sitios y Las Pataguas II tiene 79 subdivisiones. Según información entregada por la Municipalidad de Buin vía transparencia, todas ellas estarían infringiendo la ley General de Urbanismo y Construcción y no cuentan con el permiso de la Dirección de Obras Municipales (Ver documento).

Luis González en su casa sin terminar ubicada en las Pataguas I en Buin

La empresa inmobiliaria dueña de los terrenos vendidos es Aires SPA, que hasta el cierre de este reportaje no respondió a nuestros llamados. Aires hizo la subdivisión de los suelos. Según el alcalde de Buin, Miguel Araya (UDI), engañó a los compradores al omitir que no serían dueños de las propiedades, sino que solo de una parte del suelo. Es decir, el uso de la figura de venta de derechos de un predio comunitario, pero sin cumplir con la legislación correspondiente a un sector rural destinado para la agricultura.

“Estos vecinos pasan a ser estafados por estos grupos de inmobiliarias. Les venden la ilusión de una casa. Nunca van a ser dueños del terreno, son dueños de derechos”, explica el alcalde de Buin.

Al comprar un terreno irregular, las personas no pueden fabricar una vivienda o comercio. Hay más de una decena de casas en construcción en Campusano y Las Pataguas I y II. La gente vive en carpas y por ley no pueden cercar el retazo ni instalar medidores de agua y luz independientes. Al estar fuera de la legislación, se les niega la posibilidad de postular a un subsidio de vivienda o cualquier programa estatal.

“Nosotros deberíamos demoler, porque al no hacerlo estaría haciendo notable abandono de deberes. Me pueden denunciar, pero hay que mirar la parte humana”, dice Miguel Araya, el alcalde de Buin.

Estas familias son de escasos recursos o de clase media de Santiago, que venden sus casas anteriores o hipotecan las nuevas, para comprar un terreno entre 500 y 1000 metros cuadrados, en sumas que van desde los 10 hasta 15 millones de pesos, según datos de la municipalidad de Buin y Paine. Gente que vendió todo para construir en un terreno que no sabían es irregular y, por ende, está bajo la amenaza constante de demolición que el alcalde debe firmar acorde a la ley, pero que se ha negado a hacer.

La municipalidad de Buin se comprometió con los afectados a no demoler las construcciones realizadas hasta enero de 2017, contraviniendo la ley. Pero la proliferación de casas ha seguido. “Nosotros deberíamos demoler, porque al no hacerlo estaría haciendo notable abandono de deberes. Me pueden denunciar, pero hay que mirar la parte humana”, dice Miguel Araya.

El concejal Manuel Sánchez (PRI), reconoce haber hecho la “vista gorda” a demoler por un factor social. “No queremos quedar de malos ante los vecinos. Con qué impresión te vas tú, si nosotros como municipalidad vamos a demoler lo que mucha gente anhela y lucha para obtener: su casa”, reflexiona Sánchez, y añade: “Les metieron el dedo en la boca vendiéndoles el terreno irregular”.

Andrea, quien solicitó que su nombre real no fuese mencionado en este reportaje, vive con su pareja en Las Pataguas I desde fines de enero. Mientras construyen sus habitaciones, pasan las noches en carpa o dentro de su automóvil. Ella era del sur de San Bernardo y buscando un nuevo hogar encontró en internet una oferta de terrenos en Buin. “Desde la inmobiliaria me contaron que era todo lindo, que en enero habría luz y agua, que iban a arreglar las calles y cerrar los portones, cosa que todavía no hacen”, denuncia Andrea. Ella toma once con linternas a las 19.30 hrs y se acuesta, porque después todo queda oscuro. “A mí me vendieron engañada”, sentencia.

Solo se ven obras en pleno proceso de construcción. No hay tendido eléctrico, señales de urbanización ni agua potable

Las Pataguas 1 y 2 son terrenos que se inundan fácilmente en invierno. Rodrigo Ortúzar, jefe de inspectores técnicos de la Dirección de Obras de Buin, aclara que son suelos no pavimentados, arcillosos y con material orgánico que se encuentran al lado de un río, lo que no los hace óptimos para la construcción. Eso no fue previsto por quienes compraron, pero tampoco les fue avisado, según los vecinos. El concejal Hernán Henríquez Parrao (PRSD), advierte: “En la época de invierno estará el barrial, los chicos no podrán salir. Van a tener bastantes problemas a futuro”. El concejal le otorga un grado de responsabilidad a las familias quienes adquirieron esos loteos. “La gente que compró no hizo la averiguación correspondiente”, recalca Henríquez Parrao.

La Dirección de Obras Municipales de Paine ha detectado alrededor de 10 casos de loteos irregulares, con más de 900 familias afectadas.

A un costado de Las Pataguas, siguiendo un camino angosto y de tierra, está el loteo Campusano. Tiene 29 subdivisiones, para construir casas, pero un solo medidor de agua y luz, según datos municipales. En esas condiciones de vida, la energía les alcanza para encender una plancha y un hervidor. Los compradores han tenido que sacar agua de un pozo construido en las cercanías para subsanar la situación. “Tienen aguas servidas que contaminan la napa. No poseen agua potable, no tienen las condiciones básicas para funcionar”, expone Rodrigo Ortúzar, jefe de inspectores técnicos de la Dirección de Obras de Buin. Han estado viviendo así desde diciembre de 2016.

Los loteos en Buin fueron detectados en enero de 2017 durante una fiscalización. El ejemplo lo tomaron de la administración de Paine, que lleva cuatro años con la misma situación.

“Hemos detectados alrededor de tres a cuatro inmobiliarias. Son los mismos los que están en Pirque, Buin y Paine, se cambian de nombre, de persona. Son los primos, parientes”, denuncia Diego Vergara, alcalde de Paine.

Según información entregada vía ley de Transparencia, son cuatro inmobiliarias identificadas con “promesas de compraventa con derechos asociados a loteos irregulares”, las que corresponden a Sol y Campo SPA, Inversiones Almeida SPA, Inversiones Vascoteiza Limitada e Inmobiliaria El Trébol Limitada. En total, la Dirección de Obras Municipales ha detectado alrededor de 10 casos de loteos irregulares, con más de 900 familias afectadas. Desde la administración iniciaron acciones legales, estrategia que Buin ya tomó contra Aires SPA, presentado una denuncia ante la Fiscalía Metropolitana Occidente (Ver documento).

El alcalde Diego Vergara confirma la existencia de empresas inmobiliarias que se cambian constantemente el nombre para realizar este tipo de negocio. “Hemos detectado alrededor de tres a cuatro inmobiliarias. Son los mismos los que están en Pirque, Buin y Paine, se cambian de nombre, de persona. Son los primos, parientes”, denuncia el edil.

Comienza a anochecer y los tibios rayos de sol tiñen de violeta y naranja los cerros de la precordillera. Los caminos de tierra empiezan a quedar vacíos y Luis González, de las Pataguas I, deja de lado su pala para dirigirse al generador eléctrico que costeó con sus recursos, sin ayuda de la inmobiliaria. Lo usa para sus herramientas de construcción y para encender por escasos minutos la única ampolleta que tiene. Gasta $10 mil pesos diarios en bencina y su dinero se le está acabando. Tal como la mayoría, no tiene refrigerador para almacenar alimentos en buen estado, tampoco microondas ni lavadora. Su esposa debe lavar a mano la ropa sucia por el polvo del lugar. “¡La luz a nosotros nos mata, porque aquí se oscurece y no se ve nada, nada!”, lamenta González, mientras se alista para tomar once y dormir. Van a ser las 19.30.

Sobre el autor: Benjamín Marchant es estudiante de Periodismo y escribió este reportaje como parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa. El artículo fue editado por Vicente Salas Caro en el curso Taller de Edición en Prensa.