Lecciones de estilo con Sergio Arias

Fotos Sebastián Utreras

Le llaman el diseñador de los famosos, pero él asesora también a empresarios y políticos. Sergio Arias –quién no habla de clientes fuera del mundo del espectáculo– es el hombre detrás del renovado estilo del ministro del Interior. “Rodrigo tiene su facha; es alto, joven y tiene carisma”, dice.

Por Isidora Fuentes

El 11 de marzo pasado, día del cambio de mando en Valparaíso, Rodrigo Peñailillo destacó no solo por ser el más joven entre los nuevos ministros, sino también por su forma de vestir. Apareció en el salón principal del Congreso con un traje negro, ajustado, con solo el botón superior abrochado, sobre a una camisa blanca y corbata burdeos brillante. Desde ese día Peñailillo dejó de lado los jeans en eventos públicos, y empezó a lucir los trajes hechos por su discreto asesor de estilo.

Sergio Arias (51) estudió relaciones públicas con mención en marketing. Sin tener formación profesional en la materia, él cree que fue la vida la que lo llevó a diseñar vestuarios. Empezó su carrera eligiendo los trajes para la colección de Christian Dior Chile, firma donde trabajó ocho años. Luego estuvo en Falabella, donde creó la marca Casale Monferrato. Después de que la multitienda decidiera terminar con la línea, creó Ziano Montello –junto a un socio–, tienda que dejó para abrir su propio taller en mayo pasado: Arias Atelier.

El local, ubicado en una calle aledaña a Alonso de Córdova, en Vitacura, busca hacer sentir a los clientes como en el “living de una casa”, y alejarse del concepto de tienda. El interior del lugar está pintado completamente de blanco, con sillones anaranjados y flores amarillas. Los trajes cuelgan de percheros a los costados de cada habitación. Todavía le falta arreglar algunos detalles, como, por ejemplo, eliminar una pared. Arias piensa inaugurar cuando quede de su total gusto, ojalá a tiempo para presentar su colección verano 2015.

Sergio Arias es conocido por vestir desde hace casi una década a los animadores del Festival de Viña del Mar. Felipe Camiroaga, Sergio Lagos y Rafael Araneda han sido algunos de los rostros televisivos que se dejaron asesorar por el estilista. Reservado, ha trabajado con decenas otras figuras de la televisión de las cuales intenta no hablar. Desde el pelo hasta los zapatos, asesora también a decenas de empresarios y políticos.

— ¿Cómo llegó a asesorar a personajes políticos?
 — El título que me ponen los medios del “diseñador de las estrellas”, igual llama la atención. Y el político, cuando se encuentra conmigo, se da cuenta de que no soy diseñador de las estrellas, sino del cliente. Se dan cuenta de que soy un gallo que efectivamente me preocupo de la parte profesional, más que de cualquier cosa.

Sin tener formación profesional en la materia, pues estudió relaciones públicas con mención en marketing, Sergio Arias cree que fue “la vida” la que lo llevó a diseñar vestuario y dedicarse a las asesorías de imagen.

— ¿Qué tan importante es la vestimenta en un político?
 — Hoy en día el vestuario ha pasado a ser una cosa súper importante. Tú te vistes de acuerdo a lo que eres y cómo quieres que te vean. Para un político obvio que es importante. Tú te das cuenta por ejemplo cómo fue criticado el vestuario de nuestro expresidente Piñera. Que se ve pésimo, que le quedan largas las mangas, que cómo se le ocurre vestirse así. Lo que le está pasando a la Presidenta Bachelet, que también la critican. Antes la gente se vestía y no le importaba a nadie.

— Usted le confecciona los trajes al ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, ¿por qué llegó él a usted?
 — Al tema político me he metido por las asesorías de imagen. Pero yo suelo hablar muy poco de a qué políticos atiendo, porque atiendo a varios. Lamentablemente, en ese ámbito, el que yo asesore a alguien es negativo en términos mediáticos. Porque, en el fondo, la gente dice: “mira, este se preocupa de la facha en vez de preocuparse en los problemas de la gente”.

— Independiente entonces de su asesoría hacia él, ¿cuáles son los atributos positivos y negativos del ministro del Interior para confeccionarle un traje a la medida?
 — Rodrigo tiene su facha; es alto, joven y tiene carisma. Estéticamente hablando, me parece muy bien. Llama la atención porque es joven y nuevo. Eso hace que se preocupen hasta de cómo está vestido.

“La ropa comunica. La comunicación de una persona que trabaja en televisión y la que quiere dar un político son dos cosas completamente distintas. Yo me tengo que preocupar de que el animador de televisión comunique glamour, estilo, tendencias, la moda. Un político no. Tiene que comunicar elegancia, sobriedad, formalismo”.

— Los trajes que usa desde que asumió como ministro son oscuros y ajustados. ¿Qué opina usted de esa elección?
 — Los trajes oscuros, son porque yo creo que el oscuro tiene una connotación formal, que el político la necesita. Ahora, un toquecillo de ajuste me parece que un político puede usarlo perfectamente. Un ajustito por acá, un ajustito por allá, si Rodrigo se ajusta un poquito más los trajes, me parece súper bien.

— Las corbatas que usa son de un solo color, normalmente azul. ¿Por qué esa elección?
 — El azul creo que es porque, quién lo asesore –ríe–, le tiene que decir que la moda es media monocromática. A mí me gusta mucho la monocromía en la ropa. Pero creo que tampoco podemos ponernos tan fomes, hay que buscar un colorcito también. Me parece que está bien. Un poco juega con la moda, tampoco tan a la moda, pero formal.

— También usa derivados del rojo.
 — Él no se pone una corbata roja porque sí no más, es porque le da una connotación de poder. El político que se pone una corbata roja, es porque quiere demostrar que es autoridad.

— En general, ¿cómo asesora usted a un político?
 — Yo me voy a preocupar del zapato al pelo, todo. Los hombres, a diferencia de las mujeres, valoramos mucho eso. Al hombre le gusta el tipo que lo conoce, que sabe cómo le gustan las cosas. Es muy de vínculos. Yo me involucro mucho con mis clientes. Me gusta conocerlos, saber lo que hacen, qué pretenden y cómo se visten. Cuando tú asesoras a alguien, lo más importante en esa asesoría es que la persona nunca deje de ser ella misma.

— ¿Qué debe transmitir un político con su vestimenta en contraposición a un rostro televisivo?
 — La ropa comunica. La comunicación de una persona que trabaja en televisión y la que quiere dar un político son dos cosas completamente distintas. Yo me tengo que preocupar de que el animador de televisión comunique glamour, estilo, tendencias, la moda. Un político no. Tiene que comunicar elegancia, sobriedad, formalismo.

“Yo me tengo que preocupar de que el animador de televisión comunique glamour, estilo, tendencias, la moda. Un político no. Tiene que comunicar elegancia, sobriedad, formalismo”, dice Arias.

— ¿Qué opina usted de la vestimenta que usa la Presidenta Michelle Bachelet?
 — De la forma que ella de repente se viste, está en el límite de lo que definitivamente no le queda bien. Sé que a ella le gusta sentirse cómoda, lo mismo que le pasaba al expresidente Piñera. No por sentirse cómodo, tiene que verse mal. Hay que conjugar las dos cosas.

— Al diputado Gabriel Boric se le criticó por ir al Congreso sin corbata y con la camisa desabrochada. ¿Qué opina usted de su forma de vestir?
 — Yo creo que lo que el señor Boric hace con eso es llamar la atención. A él le da lo mismo la corbata y la cuestión. Es un acto de rebeldía, de ir en contra de las formalidades. Él comunica una forma de ir en contra de las cosas. ¿Y cómo comunica todo eso?, a través de la ropa.

— ¿Quién cree usted que es el mejor y el peor vestido de la política chilena?
 — El mejor, Rodrigo Peñailillo. Álvaro Elizalde también me parece que está muy bien vestido. Y los peores vestidos hay varios. Hay políticos que necesitan asesoría urgente.

Sobre la autora: Isidora Fuentes Fuhrmann es alumna de cuarto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por el profesor Sebastián Rivas.