Por: Sofía Irribarra (@ssofia.iv)
Edición: Magdalena Soublette (@maidasoublette)
Una imagen se repitió en los noticeros en enero de 2024. Cerros y cerros de ropa para esquiar fueron donados para apoyar a los damnificados del mega incendio ocurrido en la quinta región. Sin embargo, durante la época más calurosa del año, estas prendas resultaron inútiles.
Las cada vez más frecuentes catástrofes naturales han sacado a relucir un patrón de comportamiento particular en Chile: siempre que se hace un llamado solidario a donar ropa, la gente aprovecha esta instancia para desechar sus prendas en mal estado. En el caso particular del mega incendio en la quinta región, se contabilizó que fueron donadas 16 toneladas de ropa inutilizable.
A la académica de la Escuela de Diseño y directora del Observatorio de la Moda Modus UDP, Bárbara Pino, le llama la atención esta tendencia que ve cada vez más común: “la gente no está pensando en qué es lo que se necesita. La gente está pensando en cómo deshacerse de lo que no le sirve. Y ese es un gran problema de la sociedad actual. Y eso tiene que ver absolutamente con el poco respeto hacia la otra persona”.
Ante esta problemática, un puñado de organizaciones ha surgido para hacerse cargo del problema y están en busca de encontrar una vía de dignificación mediante la ropa. Entre ellas están las fundaciones Banco de Ropa, Abrigar la Esperanza y la empresa Ecocitex, las que funcionan como puentes para poder dignificar la entrega de ropa donada.
Fundación Banco de Ropa nació en 2006 y desde entonces recibe donaciones directamente desde multitiendas de ropa nueva. Tras recoger estos aportes, realiza la búsqueda del usuario ideal que adquirirá las prendas donadas.
Con el mismo enfoque, la organización Abrigar la Esperanza se ha dedicado a recibir, confeccionar, arreglar y donar tejidos desde 2010. Cuentan con una red de tejedoras que se dedican a remendar los textiles que llegan y a colaborar con las labores de la organización, para luego donar prendas a quienes las necesiten.
Por último, Ecocitex es una empresa de economía circular textil creada en 2020. Esta se dedica a recibir ropa y clasificarla entre la que es reutilizable y la que no. De esta manera, la ropa que no se encuentra en condiciones es llevada a una fábrica para convertirse en hilado textil.
“En estas situaciones, es importante entender qué es lo que significa ayudar, y cómo la ropa de alguna forma entra a jugar en esta idea de primeros auxilios”, agrega Bárbara Pino.
“A mucha gente le falta empatía, por eso empezó a donar ropa de la que se quería deshacer. Simplemente pensó desde un individualismo”, comenta la periodista Andrea Martínez, editora del medio Viste La Calle, que está enfocado en potenciar la industria de la moda en Chile. Además agrega que “la empatía va de la mano con el concepto de ropa digna”.
Así como Pino y Martínez, cada vez son más las expertas y académicas que ante este escenario han empezado a hablar del término “ropa digna” buscando diferenciar entre la ropa que lo es y la que no, en tiempos de sobre consumo y sobre descarte de ropa.
Para ellas, que sea digna no significa solamente que se pueda utilizar o que abrigue del frío. Que la ropa sea digna significa que no esté manchada, deformada, rota o sucia, de manera que se pueda sentir propia.
Martínez agrega que: “La gente no toma mucho en cuenta esto. Cree que la ropa es cualquier prenda, es cualquier cosa que puede ir de aquí para allá y que no tiene relación alguna con tu identidad”.
Al igual que Martínez, la socióloga especializada en producción y consumo textil sustentable, Beatriz O´Brien sostiene que “la ropa es un portador de relato y un portador de vida. ¿Por qué no valorizamos nuestra ropa? Es porque la ocupamos muy poco tiempo, y como la ocupamos muy poco tiempo o no la ocupamos, no tenemos un vínculo con ella”.
O´Brien se refiere al excesivo consumo y cómo este nos lleva a sobre descartar. “Hay mucha gente que sobre consume también porque estamos dentro de un sistema donde todo está hecho para que uno lo haga. Para tener alguna referencia de esto, se estima que cerca de un 30% del closet de una persona no se usa realmente”.
Entregar lo que se necesita
Uno de los principales desafíos que enfrenta Ecocitex es la gran cantidad de ropa que reciben, pues el proceso de clasificación es manual, lo que significa un arduo trabajo. “Estamos recibiendo y gestionando cinco toneladas de ropa de forma mensual”, señala Hevia.
“Es súper importante referirse al valor de la ropa que está en buen estado y la que está en mal estado. La ropa en mal estado es ropa que no se puede usar como prenda de vestir. Esa ropa nosotros la gestionamos como reciclaje, no se la regalamos a la gente, no la donamos porque nosotros priorizamos solo donar ropa que dignifica a las personas que la reciben”, agrega la fundadora de Ecocitex.
“A mí se me quemó todo, se me quemó mi polera favorita de color blanco”, le dijo una niña de 15 años a ElisaRöhrscheid quien es voluntaria permanente de fundación Banco de Ropa. Al poco tiempo Elisa le entregó una bolsa con su nombre. “Ella abrió la bolsa y se emocionó porque dijo: ‘mira, me llegó justo la polera que se me quemó, la que me gustaba, mi polera favorita’”, cuenta la voluntaria emocionada.
Banco de Ropa dispone con distintos proyectos como la iniciativa DAR, donde visten a personas pertenecientes a campamentos que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Asimismo, cuentan con el proyecto RUTA CALLE, donde todos los lunes en la tarde se reúne un grupo de voluntarios de la fundación y entrega vestimenta a personas en situación de calle. Estos proyectos significan un gran desafío para la fundación debido a la cantidad de voluntarios y de trabajo que se requiere para llevarlos a cabo.
“Para nosotros, el autoestima y la dignidad son temas súper importantes. Entregarle algo a la persona que le guste. Algo que esa persona elige, algo con lo que se siente cómoda. Este es un tema muy grande para nosotros. Saber que la persona tiene algo que realmente le gusta y que le toca una parte del corazón”.
Catalina Valdés, fundadora de Abrigar la Esperanza, señala que desde un inicio “nuestro objetivo al entregar tejidos ha sido abrigar la esperanza de las personas que lo reciben. Para que realmente se logre ese objetivo tiene que estar en perfecto estado, tiene que ser digno, tiene que estar hecho con cariño”.
La fundadora cree firmemente que el descarte en masa de ropa y la entrega poco personalizada son formas de expresión de un individualismo preocupante, es por esto que comenta: “nosotros no sacaríamos nada con mandar 1.000 chalecos, si van todos revueltos en una caja, sin clasificar. Todo eso requiere mucho trabajo. Cuando uno entrega en emergencias, para que sea realmente eficiente y para que cumpla su función, la entrega no solamente tiene que ser digna y bien clasificada, sino también oportuna”.
Generar conciencia en la donación
Por su parte, las expertas y académicas concluyen que es necesaria la existencia de un protocolo a nivel nacional de clasificación y que exista un organismo que se dedique a recibir las prendas de ropa que la gente quiere descartar.
Pero, mientras no exista esta legislación, estas fundaciones, así como otras similares, solo pueden seguir con este honesto trabajo, levantadas cada una por sus voluntarios y la gente que está detrás.
“La solución que tenemos hoy en día es tratar de que esto funcione de manera voluntaria, de la mano de estas organizaciones”, concluye la socióloga.
Sofía Irribarra es estudiante de tercer año de Periodismo y Dirección Audiovisual en la FCOM UC (@fcomuc). Actualmente es voluntaria en la distribuidora audiovisual Prisma (@prismadistribucion) y ha participado en diversos programas de la Radio UC (@radio.uc).