Hace cinco años, el ingeniero aceptó la invitación que le hizo un amigo suyo que quería ser alcalde de Independencia. Así fue como abandonó su casa en Las Condes y se fue a vivir al barrio Vivaceta ubicado en la comuna. Al rato se motivó, compitió como concejal en cupo de RN y ganó uno de los ocho escaños del concejo municipal. Este año tras imponerse en las primarias de la derecha, compitiendo por la UDI, el exdirigente universitario -cercano a los diputados Diego Schalper y Guillermo Ramírez y quien se define como socialcristiano- derribó el reinado de 12 años del oficialismo y se posicionará como uno de los rostros para renovar a su sector.

Por Valentina Zaldívar

Edición: Teresa Leiva

 

—Gazmuri, te llamo porque quiero ir contigo a Independencia. Te quiero acompañar en ese proyecto.

Corría el año 2019 y así fue cómo Agustín Iglesias (Independiente, 29 años) recuerda que fue el inicio de su carrera política. Hace casi cinco años, cuando Iglesias tomó su celular, lo hizo para llamar al abogado Juan Carlos Gazmuri, (Independiente, 31 años) quien compitió ese año por el mismo cargo que él, pero en las municipales de 2021.

La llamada hizo que Iglesias, de entonces 24 años, dejara las comodidades de su departamento ubicado en Manquehue -en la comuna de Las Condes donde vivía con su hermana- para trasladarse a una casa pareada color ladrillo de tres habitaciones ubicada entre las calles Los Nidos con Avenida Fermín Vivaceta, en la comuna de Independencia.

Iglesias, quien estaba en su último año de Ingeniería en la Universidad Católica (UC), se sumó al proyecto impulsado por Gazmuri, quien quería convertirse en alcalde de esa comuna.

Independencia les parecía una comuna atractiva, ya que era factible ganar. Entre 1996 y 2012 estuvo bajo el mando del exalcalde Antonio Garrido (RN) y en las elecciones presidenciales de 2017 el expresidente Sebastián Piñera se impuso ante Alejandro Guillier quien compitió como el abanderado presidencial de la entonces Nueva Mayoría. Esos antecedentes demostraban que un partido de derecha podía quedarse con el sillón municipal.

Durante ese tiempo, “el flaco”, como le dicen sus amigos, fue la mano derecha de Gazmuri. Lo acompañaba en todas sus tareas, por lo que recorría a diario la comuna. De esta manera, se entusiasmó y quiso postular para ser concejal.

En esa ocasión logró su primera victoria. Obtuvo 1079 votos y con el 3,7% ganó uno de los ocho escaños de concejales que se repartieron en 2021. La buena noticia no fue la misma para su amigo: Gonzalo Durán del Frente Amplio (FA) se impuso con el 54% de los votos. Tras esto, Iglesias perdió a uno de sus compañeros de casa, quien abandonó la comuna tras la derrota y dejó el hogar que compartían en 2022.

Sus inicios en política

Iglesias llegó a Santiago en 2014 para entrar a la universidad. Es oriundo de Rancagua. Federico Iglesias, el mayor de sus tres hermanos, recuerda que “desde chico mostró interés y ganas de desarrollar proyectos. Era un niño muy tenaz y persistente, ya que era medio obsesivo con todas las cosas que hacía. Lo que se proponía, lo sacaba adelante”.

Su hermano Federico fue presidente del centro de alumnos del Instituto Inglés de Rancagua y el ahora alcalde electo recuerda cómo él se transformó en un referente en su vida. Iglesias dice que ese ejemplo terminó posicionándose como su “gran motivación para querer aspirar siempre a más y demostrarle que podía”.

El alcalde electo de Independencia era considerado por sus amigos del colegio como una persona socialmente movida. Su participación en actividades como las olimpiadas de matemáticas, torneos de atletismo y sus buenas notas, lo destacaban académicamente. Si en primero medio terminó el año con 6,2, en cuarto medio egresó con 6,4.

Su familia jugó un rol clave en su interés en la política. Iglesias desde pequeño recuerda que en las sobremesas era un agudo participante de conversaciones interesantes respecto a temas contingentes, donde compartían y contrastaban opiniones.

En séptimo básico se convirtió por primera vez en representante, al salir electo como delegado de su generación para formar parte del centro de alumnos y, ya en segundo medio, volvió a ganar para ser delegado cultural.

El broche de oro de su etapa escolar llegó en cuarto medio cuando, al igual que su hermano, logró salir presidente del centro de alumnos de su colegio. Rodrigo Carrasco, uno de sus compañeros de curso, recuerda que “Agustín estaba constantemente preocupado del bienestar de los alumnos. Era una persona bien activa, cercana y movida. Lograba convocar a la gente y transmitir sus ideas”.

En la universidad, en sus planes ya había ambición: quería más que solo pasar cinco años como un estudiante que busca terminar rápido la carrera. Uno de sus compañeros de ingeniería describe a Iglesias como un estudiante que no solo estaba interesado en lo académico. “Era una persona muy enérgica, llena de motivación, de esas personas con un motorcito, que no paran, con ambición en el buen sentido de la palabra, con ganas de hacer grandes cosas”, dice el ingeniero José Miguel González.

A través de los amigos de su hermano mayor, conoció Solidaridad, el movimiento político universitario de centroderecha con inspiración socialcristiana de la UC. El alcalde electo expresa que lo que más le atrajo de esta colectividad “fue la manera en la que enfrentan la política con la acción social de la mano”.

Así fue como se transformó en miembro activo del movimiento y en un rostro conocido de la política universitaria de la UC, ganando como delegado de generación de Ingeniería en segundo año y obteniendo, en 2017, la victoria como vicepresidente del centro de alumnos. Incluso al año siguiente logró un cupo como consejero territorial y en 2019 compitió como vicepresidente de la Feuc en la lista por Solidaridad. Hazaña que no le resultó ya que la lista sucumbió ante el poderío de la Nueva Acción Universitaria (NAU).

La incursión en política universitaria, recuerda Iglesias, fue un pilar fundamental en su formación tanto personal como política. Así fue como al egresar, el ingeniero quiso ir por más. La vida política protegida, a escala menor en la UC, le había quedado chica.

De RN a la UDI

Si hay algo que Iglesias tuvo claro desde el primer minuto, es que si conseguía ser concejal en 2019, iría con fuerza a las elecciones municipales de 2024. Durán no podía competir de nuevo debido a la ley que limita la reelección. Tanto así que el exalcalde abandonó la comuna antes de terminar su mandato para desembarcar como delegado presidencial de la Región Metropolitana.

Por eso durante estos cuatro años, el concejal se encargó de perfilar su carrera y su apuesta alcaldicia desde el Concejo Municipal. La receta estuvo en enfocar su gestión en la fiscalización y los temas de seguridad, una de las demandas más sentidas de los electores de Independencia.

Ángel Silva es un vecino de la comuna hace más de 25 años. Dice que tiene una buena impresión de Iglesias, ya que “es un joven que está constantemente en terreno, no sentado en una oficina”. Silva lo conoce desde que el joven ingeniero llegó al barrio y dice que le transmite seguridad, transparencia y tranquilidad: “Es el único concejal que fiscaliza y da a conocer el resultado de esa labor”.

El comentario de Silva hace referencia a la denuncia realizada por Iglesias a principios de mayo en contra de la directora de Educación Municipal de Independencia (DAEM), Claudia Carrillo, a quien acusó de una presunta malversación de fondos. La denuncia de Iglesias incluyó eventuales asignaciones ilegales y pagos excesivos que sumarían cerca de $ 150 millones.

Hace algunos meses el ex alcalde Durán entregó su respaldo y apoyo total a Carrillo y anunció una querella en contra de Iglesias por injurias y calumnias. “La acción penal es privada. Como yo no injurio ni calumnio contra él, no puede querellarse contra mí, simplemente no puede”, se defiende Iglesias.

Pese a la embestida en su contra, el tablero se dio vuelta a su favor. El escándalo hizo que Iglesias alzara la voz y los hechos posteriores le terminaron dando la razón. Contraloría, a través de un oficio, acreditó el aumento de hasta un 200% sobre lo permitido en uno de los bonos que recibía la jefa de la DAEM. Por lo mismo en junio de este año Durán dejó en marcha una auditoría externa para examinar las platas de toda el área de educación municipal.

Conseguir un espacio en la papeleta de Chile Vamos para competir por la alcaldía no fue algo fácil. Para hacerlo se tuvo que enfrentar a Rodrigo Barco (RN), el concejal de 54 años que lleva cuatro periodos en el cargo. Nacido y criado en Independencia, es un hombre con poder y peso en RN. Por eso, pretendía recuperar la comuna para su sector y convertirse en el sucesor de Durán.

Cuando Iglesias empezó a enfrentar la primaria de Chile Vamos, la situación se complicó. El alcalde electo cuenta que Barco lo empezó a excluir de todas las reuniones de RN. “Me enteraba por terceras personas que citaba a la gente del partido para hablar de problemas de la comuna y a mí simplemente no me llegaba la invitación. Me empezó a ver como una amenaza”, cuenta Iglesias.

Frente a esta situación, quedó en estado de alerta. Si quería competir como alcalde y cuidar su estatus de independiente, necesitaba que un partido de Chile Vamos lo patrocinara. Si RN iba con Barco, había que explorar otras alternativas. El asunto se ponía complejo ya que, para alguien que provenía del mundo de Solidaridad, la centroderecha de RN era el domicilio más natural.

De hecho Iglesias es cercano a importantes dirigentes de RN como el diputado Diego Schalper, uno de los fundadores de Solidaridad. Los dos se conocieron cuando Iglesias empezó a interesarse en política universitaria. Schalper fue director ejecutivo de IdeaPaís entre 2010 y 2013, un centro de estudios ligado a la centroderecha y que en el último tiempo se ha acercado a la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (UDI), quien por ahora figura como la opción presidencial de Chile Vamos para 2025. “Esa conexión entre Schalper y RN hacía que para los solidarios fuera Renovación Nacional el camino de continuidad en política”, explica Iglesias.

Sin embargo ante la presión de Barco, el alcalde electo de Independencia tomó su celular y activó sus redes. “Aló, necesito tu ayuda, no sé si voy a ganar las elecciones en Independencia con Barco peleándome en el mismo partido”, le dijo a más de algún dirigente de RN.

En esas conversaciones, varios le aconsejaron dejar de mirar a RN y acercarse a militantes de la UDI. La ascendencia de Barco era tan potente en el partido, que era poco probable que la colectividad lo abandonara.

Fue así como a los pocos días se juntó con la exsecretaria general de la UDI María José Hoffmann. Ahí la conexión que tuvieron fue inmediata: Hoffmann fue concejal por Recoleta y Conchalí, por lo que se sintió identificada con la trayectoria de Iglesias y le entregó su apoyo ese mismo día.

Por esta razón, pese a que sus raíces políticas tenían afinidad con RN, optó por el pragmatismo, tomó la oportunidad y se acercó a la UDI. Sus primeros contactos fueron con el entonces presidente del partido, Javier Macaya, y el diputado Guillermo Ramírez, a quien ya conocía de la política universitaria en la UC. Partidos de pádel after office se volvieron rutina para ir de a poco afianzando los lazos con sus nuevos compañeros de trabajo. “Mi cambio de partido es mucho más estratégico que de convicciones”, aclara el alcalde electo.

Frente a una derecha debilitada en ese entonces por la llegada de la izquierda a la presidencia en manos de Gabriel Boric (FA), a la UDI le vino bien un candidato de derecha con ganas de recuperar Independencia, comuna que llevaba tres períodos a cargo de Durán (FA). “Estoy en un lugar en el que me siento bien cómodo. Tengo diferencias políticas, que ellos lo saben, pero han sido un grupo que me ha parecido bien acogedor conmigo, nunca me han puesto ninguna condición”, relata Iglesias.

Sus palabras contrastan con la opinión crítica que tiene de Chile Vamos. En su campaña Iglesias se posicionó como “el alcalde de Evelyn Matthei”. Además no ocultó los reproches que tiene al pacto que reúne a la UDI, RN y Evópoli ya que está convencido de que la derecha “ha perdido conexión con la gente” y se ha acostumbrado a disputar comunas del sector oriente que son fáciles de ganar.

 

Un alcalde alejado de las trincheras

Quienes lo conocen comentan que junto con centrarse en su gestión municipal en Independencia, que tendrá un fuerte foco en seguridad y en la agenda anticorrupción, intentará darle nuevos aires a la coalición. Por lo mismo es que Matthei ha seguido de cerca su carrera, con la intención de potenciar ese tipo de liderazgos de cara a su campaña presidencial.

En donde más difiere a nivel político con la UDI es en el marcado foco económico. Iglesias cree que el Estado sí juega un rol importante en la vida social, que debe garantizar a las personas acceso a servicios que el mercado privado no entrega en ámbitos de salud y educación. El futuro alcalde dice ser partidario de una forma de hacer política de manera moderada, sin entrar en la guerra de trincheras ni tampoco en la lógica de los buenos y malos. De hecho busca ser un liderazgo colaborativo en que pueda trabajar en conjunto con alcaldes de izquierda como Claudio Castro (Independiente) de Renca o Tomás Vodanovic (FA) de Maipú.

Esta visión social en torno a la política se debe precisamente a que Iglesias se define como socialcristiano: “Creo que la mirada tan técnica y económica de la vida no es la mirada que comparto. No tengo una mirada materialista del mundo, entonces, creo que es importante, pero no es todo”.

El 9 de abril de este año, Iglesias -acompañado de sus familiares, vecinos de Independencia y su amigo Gazmuri- inscribió en el Servicio Electoral (Servel) su candidatura a alcalde por Independencia. Su polola, Valentina Sabag, recuerda una conversación en la que él le confesaba “haberse estado preparando para este momento toda su vida”.

Dos meses más tarde y desde la sede de la UDI, se enteró que se había impuesto en las primarias municipales con el 61.13% de los votos. Manuel Jara –quien junto a Barco compitió en la primaria de Chile Vamos, pero en cupo Evópoli- fue uno de sus contrincantes y considera que lo que llevó a Iglesias a la victoria fue que “logró identificar liderazgos en los distintos territorios que tiene la comuna de Independencia, formando equipos y siendo capaz de articular esos liderazgos con distintas realidades y necesidades”.

Para quedarse con el triunfo, la receta de Iglesias no fue innovadora y se resume así: “Seguí siempre el mismo plan de acción, que consiste en salir a terreno a realmente ver los problemas que afectan a la comunidad y ponerlos como tema prioritario en la agenda”. Su fórmula incluyó alejarse de los nichos y apuntar siempre a un discurso de mayorías. Eso finalmente le permitió quedarse con un bolsón de 25.846 votos (45,7%), el 45% de las preferencias en la elección de alcaldes de este mes. Con eso, el exdirigente universitario y exconcejal partirá un nuevo desafío y, de paso, intentará remecer a Chile Vamos con el objetivo de conseguir la tan ansiada renovación de liderazgos.

Valentina Zaldivar es estudiante de tercer año de Periodismo en la FCOM. Actualmente es ayudante del test de Actualidad IIB.