Destruyendo cánones: empoderar el cuerpo femenino a través del movimiento
La danza solía ser un espacio exclusivo para cuerpos delgados. Pero el feminismo logró tomarse estos lugares, en donde ahora se puede ver diversidad de figuras y a cientos de mujeres empoderándose a través de movimientos corporales. El twerk y el neo burlesque son solo algunos de los géneros que han transformado la vida de ellas, al enseñarles que su cuerpo es su amigo y no su enemigo, entregándoles un nivel de confianza que nunca pensaron que lograrían.

Por Florencia Cabello Troncoso @floo.re
8 minutos de lectura ⏰
Karlota fue el nombre que durante años atormentó a Karli. Nunca tuvo un cuerpo convencional; nunca fue una niña “menuda, pequeña, flaquita”. Justamente por ser “grandota”, su nombre se prestaba para insultos. Pero hoy, conocida en redes sociales como Karli Quinn, es actriz, bailarina y profesora de neo burlesque en su propia academia, Quinn Burly House, y ya no ve el ser grande como algo negativo.
La relación con su cuerpo comenzó a cambiar cuando entró al mundo de la danza y la actuación a partir del neo burlesque. La forma en que este arte combina la danza moderna con la expresión teatral -y con algunos toques de jazz, siempre teniendo presente la sensualidad y el erotismo-, cambió por completo su percepción de cómo debía ser un cuerpo femenino. El neo burlesque la hizo ver que no importaba lo que los demás dijeran acerca de su cuerpo, si no cómo se sentía ella y lo que era capaz de hacer con él.
“Como la mayoría de las mujeres chilenas, viví bajo la visión de que estar gorda es estar fea. Pero cuando conocí el neo burlesque, me di cuenta de que mi cuerpo no estaba mal y de que nunca lo estuvo. Lo que está mal son las personas y cómo ellas ven los cuerpos de otros”, dice.
Según un estudio realizado por La Rebelión del Cuerpo -movimiento social chileno que tiene por objetivo educar acerca de los efectos negativos que generan los estereotipos de género-, las mujeres pasan, en promedio, 3.6 horas al día pensando en su cuerpo, cifra que dobla a la de los hombres, que permanecen 1.8 horas. En un estudio anterior, recabaron que el 47% de las chilenas, menores de 25 años tiene una autoestima media o baja. Estos datos evidencian que el aspecto físico continúa siendo un factor importante para las mujeres, determinante en su sentir y vivir diario.
María Jesús Pinto, conocida en redes sociales como Señorita Chu, tiene 23 años, es cantante, activista feminista y profesora del baile twerk, un estilo en que se mueven las caderas, gluteos y pelvis con velocidad y de manera sensual. Sus letras y bailes irradian empoderamiento y libertad sexual, pero no siempre fue así. Tenía 12 años cuando, por primera vez, sintió disconformidad con su cuerpo. “En el colegio me hacían bullying por tener un cuerpo distinto al de las demás, así que bajé de peso para parecerme a mis compañeras y recién ahí comencé a quererme un poco”, confiesa.
Sin embargo, cuenta que gracias al feminismo siente que los estigmas en torno al cuerpo se están combatiendo. Hay expertas que creen que esta rebelión por buscar nuevos referentes de belleza comenzó durante la tercera ola del feminismo -iniciada en los 90’, que luchaba por la diversidad-, y que el empoderamiento estuvo muy ligado a la sexualización. Fabiola Espinoza, filósofa de la Universidad de Chile y magíster en psicología comunitaria, cree que este fenómeno no está inserto en ninguna ola en particular. “El empoderamiento como cuestionamiento, desacato y desobediencia, comenzó cuando las mujeres se empezaron a reunir y a visibilizar sus luchas”, afirma Fabiola.
Ana María Gallardo es psicóloga clínica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, investigadora en estigma de peso y activista a través de su cuenta de Instagram, Body Positive Chile. Ella coincide en el aporte del feminismo de forma general en el empoderamiento. “Con el feminismo nos damos cuenta de que estamos aburridas de que otros puedan definir cuál espacio tú puedes ocupar o cuál no. Ha hecho que cuestionemos y desafiemos a la sociedad, y que seamos más atrevidas”, dice.
En esta misma línea, Fabiola comenta que “empoderarse de los cuerpos tiene que ver con tener una actitud contestataria frente al sistema heteronormativo patriarcal colonial. Busca que las personas nos conectemos con nuestro cuerpo y así estemos más abiertas al disfrute, al goce y a la creatividad”. La experta plantea que algo tan sencillo como recuperar un espacio, puede generar un tremendo cambio en la vida de una mujer. Y si bien puede ser un concepto algo ambiguo, tiene una interpretación clara: la danza.
El rol de los movimientos corporales
El Body positivity y el Body neutrality son dos movimientos que también han aportado en los procesos de empoderamiento de muchas mujeres en el mundo, al mismo tiempo que cuestionan a la sociedad que juzga a los cuerpos. Mientras que el Body positivity promueve el respeto y cariño por los cuerpos, y el querer cada parte del cuerpo porque es hermoso sin importar lo que digan los cánones de belleza; el Body neutrality se refiere a la aceptación de cuerpos reales, que no son perfectos, transmitiendo que no es necesario sentirse bien con él cada día, pues no es una obligación.
Karli no se define con ninguna línea en particular, aunque afirma que para ella lo esencial es lograr paz con el cuerpo. “Amarse es algo muy importante, pero hay partes que a veces no nos gustan o nos molestan, y eso está bien. Hay que estar en paz con una misma. Y si quieres cambiar algo de ti, está bien, mientras lo hagas de corazón y sea beneficioso y no perjudicial”.
María Jesús, por su parte, durante años se sintió identificada con el Body Positivity, pero ahora se siente afín a ambos. “El Body positivity me ayudó mucho en un momento de mi vida, pero hace poco me di cuenta de que mi cuerpo no tiene por qué ser hermoso siempre. Yo me siento hermosa cuando bailo, pero quizás la chica a mi lado, no. Por eso en mis clases trato de ser neutral. Explico que los pasos van con cierta actitud, pero que si ellas se sienten de otra forma, pueden darle la interpretación que quieran”, comenta.
Estos dos movimientos tienen como fin combatir los cánones de belleza impuestos por la sociedad. Además, ambos cumplen un rol fundamental en la sociedad, sobre todo frente a modas peligrosas para la salud, como challenges de redes sociales de ejercicios excesivos, consumo de agua en cantidades fuera de lo normal, y algunas tendencias de extrema delgadez que han vuelto de años anteriores, como la denominada “Heroin chic”. Se inició en los 90’, y tenía por rostro a mujeres con delgadez extrema, pálidas y ojerosas. La falta de alimentación era causada por el consumo desmedido de ciertas drogas, las cuales se vendían por un alto precio en el mercado negro y, por lo mismo, entregaban un alto estatus social. La “Heroin chic” provocó un aumento en los trastornos de conducta alimentaria, y los profesionales de la salud actuales se encuentran alertas al respecto.
Para Ana María, “el machismo y el patriarcado son responsables de estos cánones de belleza”, que evalúan a las mujeres a través del cuerpo y no desde sus capacidades o intereses. “A las mujeres siempre se nos socializa desde nuestra apariencia física, y nosotras también nos autoevaluamos como si fuéramos un otro, entonces el cuerpo pasa a ser algo ajeno a nosotras”, explica.
En esta misma línea, Martín de la Sotta, psicólogo de la PUC, con diplomado en sexualidad y estudiante de Magíster en psicología educacional, coincide en que el patriarcado está detrás de estos cánones. “Nuestros cuerpos están mercantilizados, son objetos de consumo de otros, objetos de explotación o de satisfacción de alguien más, y eso hace que estén a disposición de los gustos del resto y no para gustarnos a nosotros mismos”. Pero también hace énfasis en el rol que tienen ciertas instituciones. “Hay dos espacios clave para cambiar esto. La educación en la escuela porque es un espacio de reproducción de roles y de identidad, y la publicidad y medios de comunicación, porque son capaces de posicionar la agenda sobre lo que es “gustable” y lo que no”.
El poder del baile
En el 2013, la cantante Miley Cyrus hizo su performance en los MTV Video Music Awards, que descolocó al mundo entero por bailar con poca ropa y pasos eróticos junto al cantante Robin Thicke, dejando atrás la inocencia que le entregaba ser una “chica Disney”. Fue allí cuando María Jesús conoció el twerk, a sus 15 años. El estilo le llamó tanto la atención, que comenzó a practicar sola, encerrada en su pieza. En el colegio ya la molestaban y no quería alimentar ese bullying. Sabía que los movimientos sexuales, sumados a lo descubierto que debe estar el cuerpo para moverse bien, se convertirían en más sobrenombres. Pero esos pensamientos no permanecieron por mucho tiempo. “Con el baile, tomé mucha más conciencia de mi cuerpo. Lo amaba porque era lo que me permitía bailar y comencé a sentir una conexión real con él. Fue allí cuando empecé a asistir a terapias y a comer bien”, cuenta.
Pero, ¿qué significa “empoderar el cuerpo”?
Para Ana María, esto tiene directa relación con los estigmas que ha impuesto la sociedad. “Empoderarse del cuerpo significa volver a habitar un espacio que nos fue desalojado o robado desde muy pequeñas”, dice. Y añade que el baile se transforma en una terapia física y experimental, no solo a nivel emocional, sino que también biológico. “Mover el cuerpo de una forma sensual puede ser súper empoderador, en especial para una mujer que creció rodeada de comentarios negativos y de personas que le decían que no era atractiva o que debía esconder su sensualidad”, explica la psicóloga. “Estamos tan acostumbrados a cosificar nuestros cuerpos que cuando comenzamos a moverlo, se generan sustancias a nivel bioquímico que nos generan placer y bienestar, pero, sobre todo, la sensación de recuperar el espacio del que nos habíamos alejado”.
En el caso de Martín, indica que “poder”, es la palabra clave. “El cuerpo es un fin en sí mismo, porque el cuerpo siente, el cuerpo se desarrolla y a partir de eso es que vamos viviendo. Entonces “empoderar” es la puerta de entrada para hacer y existir, tomar conciencia del poder que tiene el cuerpo”.
En su caso, Karli cuenta que el movimiento la ayuda a liberarse. “Yo siempre tuve un rollo con cómo explorarme o mostrar mi sensualidad, y el neo burlesque se convirtió en mi herramienta para esa liberación. Siento una sensación de libertad al sacarme la ropa, que no es solo por el espectáculo, sino porque siento que estoy brindando algo de mí con cada prenda”. Así lo siente también María Jesús con el twerk. “Es mi escape a sentirme libre, bonita y sensual. Siempre que bailo me siento mejor.”
Pero, también, lo siente como algo sumamente político. “Somos un grupo de mujeres latinas, chilenas, parte de un movimiento y un acto político que está sucediendo. Estamos todas tratando de cambiar esta percepción que tiene la sociedad hetero patriarcal sobre nosotras”, dice María Jesús. Fabiola, psicóloga y experta, complementa: “El lenguaje del cuerpo es súper poderoso y la danza siempre ha significado una práctica política. Al bailar, nos atrevemos a crear otras conexiones con nuestro propio cuerpo y con el de otros. Y eso es contestatario”.