En roles de producción, conducción y animación, un puñado de estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica hizo su práctica profesional en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. La experiencia les exigió entrevistas espontáneas, trabajos en producción y despachos en vivo. ¿Qué lecciones les dejó?
Por Florencia Cabello Troncoso (@floo.re) y Nicolás Stevenson Flaño (@_nicostevenson)
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El estudiante de cuarto año Raúl Esteban (23) nunca imaginó que su primer despacho en vivo resultaría de esa forma. Trabajaba como practicante en Panam Sports Channel, el canal oficial de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos a nivel internacional. Desde el inicio de los juegos asistía en producción periodística, es decir, estaba a cargo de crear contenido para el programa del canal. Esto significaba conseguir entrevistas con medallistas, buscar datos para bloques históricos, traer invitados de equipos internacionales y muchas otras tareas que fueran saliendo en el momento.
Raúl llevaba más de un mes en ese rol el 23 de octubre pasado. Ese día, cuando se encontraba asistiendo a una reportera del canal para un despacho en vivo, ella le confesó que no manejaba un buen inglés. Por esa razón, no iba a poder entrevistar a la escaladora estadounidense Piper Kelly, quien había ganado el oro en la prueba de velocidad femenina en escalada.
Raúl no lo dudó: vio una oportunidad y la aprovechó. No conocía a Kelly, tampoco manejaba su disciplina, pero hablaba inglés, que en ese contexto era lo más importante. Empoderado se lanzó a hablar al aire por primera vez.
Así es cómo logró salvar al canal de perder una buena entrevista en vivo al realizar una exitosa conversación con la atleta. En ella pudo, sin nerviosismos y en un fluido inglés, dialogar con la escaladora acerca de su desempeño, la obtención del reconocimiento y profundizó en lo que significó para ella alcanzar su mejor marca en la competencia.
Tal como Raúl, decenas de estudiantes de periodismo debutaron en sus roles durante los Juegos Panamericanos Santiago 2023, uno de los eventos deportivos más grandes e importantes de América que por primera vez tomó lugar en Chile. Entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre, este certamen le abrió las puertas a cientos de deportistas del continente, pero también fue para muchos estudiantes de periodismo su primera instancia profesional.
A diferencia de otros frentes mediáticos, estos juegos deportivos significaban una intensidad mayor a la habitual para periodistas profesionales. Para los universitarios Raúl Esteban, Sofía Maldonado, Alejandra Rojas y Diego Vargas Santiago 2023 se convirtió en una escuela de rigor y disciplina en tiempo real sin espacio para las equivocaciones.
El camino hacia los Panamericanos
Era principios de agosto. Alejandra Rojas (22) recién iniciaba el segundo semestre universitario cuando recibió una notificación de su polola. En el mensaje, la productora audiovisual estadounidense Van Wagner, encargada de la presentación deportiva y del entretenimiento, mediante la productora nacional La Oreja, buscaba estudiantes de periodismo que quisieran ser parte del evento y trabajar con ellos. El mensaje no especificaba mucho más y ella no tenía mayor interés en participar. Nunca había sido una amante del deporte ni tampoco la cautivaba esa área del periodismo. Pero probó: ¿qué era lo peor que podría pasar? Envió su CV casi de inmediato y sin muchas expectativas.
La respuesta no tardó en llegar. Le solicitaron una entrevista y sin darse cuenta tenía un contrato en su correo esperando a ser firmado. “En algún minuto, cuando me llegó la primera oferta, dudé. No sé de deportes así que, ¿qué iba a hacer ahí?”, menciona. Pero luego recordó la entrevista y cómo la calmaron haciéndole saber que no era un requisito conocer el funcionamiento de ellos. Ella debía aplicar el criterio periodístico, es decir, enfrentarse a lo desconocido, buscando aproximarlo a todo tipo de público.
No lo dudó, imprimió el contrato y lo firmó.
Otra fue la piedra de tope para Sofía Maldonado (23). Este era su último semestre universitario. Hoy trabaja en su reportaje de investigación final, por lo que ir a buscar una práctica profesional en un evento deportivo de esa envergadura significaba dedicarle menor cantidad de tiempo a lo urgente.
Sin embargo, no podía dejar de pensar en su sueño desde que tiene memoria: locutear en los Juegos Olímpicos. “Esa es mi meta. Desde que entré a periodismo he querido trabajar para llegar allí”, confiesa.
Tras meditarlo, se decidió y escribió a La Oreja.
Al ver el tatuaje que cubre todo su antebrazo derecho se intuye que Diego Vargas (21) es amante del fútbol. En su piel lleva a un niño de espaldas con la camiseta número 10 de Colo-Colo, cargando una pelota blanca y negra en sus manos.
Podría ser perfectamente él: Desde que tiene memoria, tiene una pelota en sus pies. Fue su pasión por este deporte lo que lo llevó a ser periodista “de fútbol” y no al revés. Pero luego de la experiencia en Santiago 2023 su visión se transformó.
“Yo siempre quise ser periodista. No periodista deportivo, quería ser periodista de fútbol, que son dos cosas completamente diferentes. Y es algo de lo que me puedo dar cuenta ahora”, explica Diego. Desde el 1 de julio hasta el 5 de noviembre, trabajó como practicante en Santiago 2023, dándose cuenta que el periodismo deportivo abarca mucho más que solo el fútbol, uno de los aprendizajes más fuertes que tiene tras los juegos. “(La práctica) redefine mi gusto de lo que yo quería hacer en el futuro. Me quiero enfocar en el periodismo deportivo, no en el fútbol”, agrega.
Sofía vislumbró en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos una oportunidad única para cambiar el paradigma del periodismo deportivo. El certamen la convenció de que estos eventos podrían ser el catalizador necesario para ampliar el enfoque que se tiene de ellos siendo estudiante. “Siempre he querido que el periodismo deportivo se enfoque en otros deportes que no sean fútbol. Es difícil (cambiar esa idea) en Chile, pero este ambiente de los Panamericanos nos da un pie para quizás hacerlo”.
La experiencia en Santiago 2023
El Parque Deportivo Estadio Nacional, recientemente renovado para Santiago 2023, fue una infraestructura multidisciplinaria que no solo se transformó en el espacio de trabajo para los distintos atletas. En las mismas instalaciones, Diego y Raúl encontraron una segunda casa durante los juegos con el equipo que los recibió.
Para los ya casi egresados, el principal trabajo fue hacerse cargo de la producción de “Sin Fronteras”, un programa estilo matinal que transmitía el canal durante los días de competencias. Entre las 10:00 y 13:00 horas, en el bloque matutino, y las 17:00 y 20:00, en el horario de la tarde, los practicantes tuvieron que nutrir al programa de contenido. Para ello, armaban notas sobre distintos atletas, recopilaban archivos históricos de las competencias, conseguían medallistas para entrevistarlo en vivo y se encargaban de lo que se fuera necesitando para el programa en el día a día.
Además, uno de las cosas que buscó la transmisión fue mostrar cómo las culturas visitantes se desenvuelven en el país anfitrión. “Vino (gente) del Papelón Sabroso, que es un lugar de comida venezolana a mostrar la gastronomía venezolana. Y así con diferentes países, brasileños a bailar, unos chilenos vinieron a bailar cueca. Porque a Panam (Sports Channel) lo ve el resto de países en latinoamérica, transmite oficialmente todos los juegos. Tenemos que tener metido en la cabeza que no somos un canal chileno”, comenta Diego.
Con el set del programa dentro del recinto, los practicantes tenían todo el parque para hacer sus labores. Así es como pudieron conocer también a los protagonistas de las competencias.
Raúl recuerda haber acompañado hacia el set de entrevistas al hondureño de 42 años y competidor de Taekwondo, Miguel Ferrera, deportista con basta trayectoria en las artes marciales.
En este trayecto un niño, sin saber a quién tenía enfrente, le preguntó al atleta dónde se encontraba el gimnasio del arte marcial. “En verdad es alguien importante, y la convivencia es súper natural”, reflexiona el estudiante sobre lo que le parece una escena que grafica la espontaneidad con la que todos —las estrellas del deporte latinoamericano y su audiencia— deambulaban en el universo temporal al que los juegos dieron origen.
“Lo que me ha sorprendido es el nivel de cercanía que llegas a tener con los deportistas. Conocer su lado humano. Se ven siempre en la tele tan distantes, pero hay personas terrible humildes, terrible piola. Eso me ha sorprendido mucho, la convivencia que hay acá, parece una burbuja. Como un mundo diferente”, agrega Diego.
¿Qué tal la experiencia? Esa fue la pregunta que una compañera del colegio de Diego le hizo sobre el trabajo que estaba realizando en los juegos. “Una locura, siento que estoy en Disney”, respondió él.
Raúl coincide en que la experiencia de haber estado en los juegos lo hizo sentir como recorriendo un parque de diversiones como Walt Disney World. Los practicantes, hasta ahora, sienten que vivieron una fantasía, ajena a la realidad, similar a la que se experimenta cuando uno se siente habitando un mundo que solo vive en la ficción en el parque del ratón más famoso del mundo.
Para Sofía los Panamericanos fueron surrealistas.
El miércoles 18 de octubre fue el primer día que se reunió con su equipo. Ella podría haber explotado de felicidad, por supuesto que los nervios no faltaban, pero su emoción era mayor. Se estaban conociendo entre todos y en su presentación ella les confesó que, al estar allí parada y formar parte de ese equipo, estaba cumpliendo un sueño.
En esa misma instancia se enteró de que sería animadora de las competencias de voleibol en el Arena Parque O’Higgins, donde se llevó a cabo esta disciplina. Al día siguiente, cuando comenzó su trabajo, dejó atrás su personalidad tímida y comenzó a bailar, cantar y celebrar frente a miles de personas. Algunos desus conocidos quedaron impresionados, pues no sabían que Sofía podía ser así de desinhibida y ella tampoco. Lo que hizo fue conducir una verdadera fiesta, parecida a un concierto de música o a un programa de televisión.
“Conocí una parte de mí que no sabía que tenía o quizá lo sabía, pero me daba vergüenza explorarla y aquí eso ya no lo tengo. Bailo al frente de 13.000 personas, hago el ridículo si es que tengo que hacer el ridículo, todo para hacer sonreír a la gente durante siete horas. Estoy muy orgullosa de mí”, confiesa.
Entre bailes, dinámicas y concursos, la química entre los animadores mantenía cautivos a cada asistente al partido, espectadores y jugadores. Sofía lo supo cuando al acabar el evento, el público la empezó a reconocer. “Va a sonar rarísimo, pero he firmado camisetas, ¡con mi nombre, Sofía!”, confiesa aún incrédula.
Alejandra tuvo un rolmás técnico. Fue productora asociada en BMX racing, es decir, la mano derecha del productor general del deporte. Eso le significó ser el nexo entre los trabajadores del evento y organizarlos para que todo saliera de la mejor forma posible.
En rugby 7 fue field manager, una suerte de encargada en terreno, donde realizó tareas similares a las de BMX, pero desde la cancha. Allí se convirtió en los ojos y oídos de quienes estaban detrás de escena, encargándose de que la transmisión funcionara correctamente, desde las pantallas hasta el entretenimiento. Allí, dice, la comunicación y el compañerismo fueron esenciales. “Se notaba de inmediato que todo se hacía muy en buena onda. Eran todos muy simpáticos, todos querían trabajar en equipo y atraer a más gente a esta fiesta Panamericana que se empezó a formar”, comenta.
Una proyección después de la experiencia
El último día de BMX racing, Alejandra revisaba cuáles serían sus tareas de la jornada cuando su jefe la llamó. Le informó que ella debía hacerse cargo del entretenimiento, pidiéndole que organizara a los anunciadores, al DJ y a los bailarines.
Estaba asustada, tenía sus dudas con respecto a si lo lograría o no, sabía que sería difícil, pero no se esperaba que terminaría siendo también lo mejor de su experiencia. “Fue muy motivante ver que mi jefe tuviera ese nivel de confianza en mí. Y lo logré. Poder hacerlo, que saliera bien y que me felicitaran al final, fue lo más bacán de todo”, dice con una sonrisa. “Me estoy demostrando a mí misma un buen desempeño, que soy buena trabajadora sobre todo en un ámbito laboral como este, bajo presión”, comenta.
A pesar de la intensidad del trabajo que significaron los Panamericanos, debido a la cantidad de cosas que ocurrieron en una corta cantidad de tiempo, Diego no podría estar más feliz. Asegura que la experiencia se disfrutó en todo sentido, aun tras largas jornadas de trabajo. “Llegaba a mi casa, me acostaba, cerraba los ojos y sonreía. Y me quedaba dormido así, sonriendo”, cuenta.
Y agrega: “Sabemos que somos privilegiados de la experiencia que estamos viviendo. Creo que más allá de que sea como un impacto laboral, como trabajar por primera vez y que sea en algo así, yo lo veo más como, no tanto como algo complicado ni duro, sino que como una tremenda oportunidad”.
Alejandra no puede estar más feliz de haber enviado ese correo solo por un ‘veamos qué pasa’. De no haber sido por ese impulso, jamás hubiera descubierto que el periodismo deportivo era una opción viable en su carrera profesional.
“Me cambió el modo de ver el futuro, de ver todas las opciones a las que puedo llegar. Eso no significa que vaya a cambiar full mi switch, pero definitivamente quiero seguir siendo parte de estas instancias”, asegura.
Con los Panamericanos y Parapanamericanos ya finalizados, Raúl, Alejandra, Sofía y Diego, debieron volver a sus actividades académicas. Por estos días extrañan la intensidad y alegría de las últimas semanas, pero se llevan para siempre recuerdos inolvidables grabados en su memoria.