Foto por Magdalena Frontaura/Km Cero.

Camila Herrera, una historia que se escucha bien

Su talento vocal ha logrado llegar desde Chile a gran parte de las pantallas televisivas de Latinoamérica. La actriz de doblaje se hizo conocida tras interpretar la voz de Melek, la tierna niña protagonista de la exitosa teleserie turca Madre, no hay una sola. Nominada para los Latina Turkish Awards, nos cuenta cómo se convirtió en “la niña” de las turcas, además haber hecho doblaje en dibujos animados como El gato ensombrerado.

Por Javiera Fernández

En un estudio de grabación con paredes aislantes se percibe a través de los parlantes una voz dulce. Con una tonalidad suave, se escucha: “Mamá: ¿me peinarías con dos trenzas?”. La voz proviene de una joven que está con la vista fija en su guion, preparando su respiración y adecuando su postura corporal para la frase que dirá a continuación.

Se trata de Camila Herrera (29), actriz de doblaje desde hace 15 años y que se caracteriza por doblar niñas. Entre las 10 y 11 de la mañana, la joven llega al estudio de Doblajes Internacionales (DINT), al menos una vez a la semana y comienza a grabar. Iniciando su carrera con series animadas, no sería hasta 2017 cuando le ofrecieron su primer personaje humano: Melek. De ojos castaños y pelo oscuro, Melek es una niña de siete años, protagonista de la exitosa teleserie turca Madre, no hay una sola, transmitida en países como Colombia, México, Perú, Venezuela y estrenada en las pantallas nacionales el 25 de junio de 2018 por el canal Mega. “Me dijeron que mi voz era perfecta para el papel”, afirma Camila.

Cuando comenzó a doblar para Madre, no hay una sola, intentó conectar lo más posible con su personaje, no sólo con la voz, sino que también a través de la actuación gestual y corporal. “A la niña le daba una pataleta y era con todo el cuerpo. En el caso de la voz, si no me movía, sabía que iba a sonar diferente”, comenta. Mientras graba, concentrada en el guión, Camila habla con fuerza y gesticula, sosteniéndose de su silla de ruedas, que la acompaña desde su nacimiento.

Del canto al doblaje

Al nacer, a Camila le diagnosticaron Osteogénesis imperfecta, un trastorno conocido como Huesos de cristal. Por esa razón, a los ocho años ingresó a la Teletón como paciente, y cuando tenía 12 se integró al coro de la institución, donde descubrieron el potencial de su voz. Tras dos años de participación, Camila grabó unas canciones para un disco religioso y apenas comenzó a cantar, su voz llamó la atención del sonidista de la producción, quien en esos momentos trabajaba para DINT.

A los 14 años, mientras se encontraba en el colegio, realizó su primera colaboración en DINT para la producción animada El gato ensombrerado en la que interpretó la voz de Sally, la niña protagonista. “Antes de empezar a doblar no conocía nada de este mundo. No sabía cómo se hacía, que existía un acento neutro. Desconocía todo el trabajo que había detrás”, comenta. Dejar de lado el acento chileno fue uno de los principales desafíos y su manera de proyectar la voz la aprendió gracias a las técnicas de respiración que conoció en el coro de la Teletón.

Valentina (22), su hermana menor, recuerda que el canto siempre estuvo presente en la vida de Camila. “No es algo que hacía para los demás sino para ella. Siempre le apasionó cantar. Cuando éramos chicas hacíamos karaoke o simplemente nos poníamos a cantar”, menciona. Para ella, la voz de su hermana es dulce y “chiquitita”.

Camila continuó doblando las series animadas Poko, Princesitas y Bubble Guppies. Su buen oído, el que dice tener desde pequeña, apoyó sus interpretaciones animadas. “Yo imitaba de todo. Si veía algo doblado en la tele y era de niños, le ponía voz y lo imitaba”, comenta. A ese recuerdo se suma Valentina, quien afirma que Camila captaba rápidamente las voces, imitando las que le parecían más graciosas. “De chicas, con la Cami teníamos voces parecidas, y cuando mis amigas me llamaban ella se hacía pasar por mí”, cuenta su hermana.

“Yo imitaba de todo. Si veía algo doblado en la tele y era de niños, le ponía voz y lo imitaba”, cuenta Camila Herrera, quién desde hace 15 años trabaja en la industria del doblaje.

En voz alta

En 2008, cumplidos los 18 años, la empresa DINT le ofreció una beca para que realizara un curso profesional de doblaje. Al mismo tiempo, terminada su etapa escolar, comenzó a buscar dónde realizar sus estudios universitarios. A pesar de que desde niña tuvo interés por el mundo audiovisual, optó por estudiar Diseño Gráfico, carrera en la que estuvo dos años y medio hasta que ingresó a la Universidad Santo Tomás para cursar Comunicación Audiovisual.

Con el fin de llegar a una modulación perfecta, Camila empezó a practicar a diario. Pasó tardes completas leyendo en voz alta revistas, diarios y libros, pronunciando cada letra que le aparecía y utilizando siempre su compañero de apoyo: un corcho o un lápiz dentro de la boca. “Practicaba todos los días, por tres meses. Cuando comencé a mejorar, fui dejando la práctica un poco más de lado”, menciona la joven.

A esas alturas, Camila ya tenía un historial doblando series animadas. Pero su desafío más grande estaba por venir: interpretar la voz de una niña de carne y hueso.

Subiendo los décibeles

En septiembre de 2017, Camila recibió una llamada. Eran los directores de DINT, quienes pensaban que la joven podía ser quien doblara la voz de una niña de siete años llamada Melek, protagonista de una nueva teleserie turca: Madre, no hay una sola, que narraba la historia de una profesora que decidía rescatar a una niña maltratada por sus padres.

Camila dobla la voz de la actriz infantil Beren Gökyildiz, fue un desafío actoral inédito para la intérprete vocal, que antes sólo había trabajado en dibujos animados.

Fue así como un día viernes, la actriz de doblaje asistió al casting de la teleserie. El papel cayó en sus manos de inmediato, aunque dice que fue una sorpresa para ella. El lunes siguiente ya estaba grabando, convirtiéndose así en la voz a nivel latinoamericano de la actriz turca Beren Gökyildiz.

Camila estuvo grabando hasta marzo de 2018 y tres meses después la telenovela comenzó a transmitirse por Mega los días sábados. Doblar a Melek no fue algo sencillo, ya que dice que se encontró con una niña con muchas capacidades actorales y quería que su voz estuviera a la altura, percatándose de poder reflejar la carga emocional que tenía el personaje.

Los días en que comenzaron las grabaciones fueron los más largos, sobre todo el primero, el más complicado de todos. “En el primer capítulo metían a la niña a una bolsa de basura y la botaban. Fue difícil doblar tomando toda esa carga emocional, sin conocer al personaje todavía”, dice. Sin embargo, a medida que pasaban los meses las grabaciones se hicieron más fluidas y el personaje para ella se volvió familiar.

Ese avance también lo comparte el ingeniero en sonido de DINT, Nicolás Barbé, quien fue siguiendo todo el trabajo de Camila con el personaje de Melek. La principal evolución de la actriz se vio en el cambio de su voz, ya que estaba acostumbrada a doblar dibujos animados, por lo que tuvo que preocuparse de que su tono de niña sonara más natural que en sus interpretaciones anteriores. “Vocalmente, el personaje que hace le sale muy bien. Es una voz dulce y agradable de escuchar”, agrega el ingeniero.

“A veces me llaman en el metro, contesto el celular y alguien dice: ¡Es la voz de Melek! Me cuesta creerlo”, cuenta Camila.

A su vez, el fonoaudiólogo José Miguel González, quien trabaja como docente en la Universidad Autónoma de Chile, menciona que el doblaje de Camila es efectivo, porque su voz logra ser armoniosa. “Fisiológicamente, para las mujeres es más fácil producir voces infantiles, y en el caso de Camila, su laringe y resonadores son parecidos a los de los niños, por lo que su voz naturalmente es así y se encuentra potenciada por los estudios que tiene”, afirma el especialista.

Para encarnar a Melek, Camila comenzó a observar el comportamiento de los niños, como el de sus sobrinos pequeños, fijándose en sus pataletas y maneras de reaccionar. A pesar de estar consciente de que su voz se escucha naturalmente como la de una niña, teniendo 29 años debía aprender a ser como alguien de siete.

Escena de Madre, no hay una sola/Instagram mega.tv.

Tras el estreno de Madre, no hay una sola en junio de 2018, su voz comenzó a ser reconocida por el público. “A veces me llaman en el Metro, contesto el celular y alguien dice: ¡Es la voz de Melek! Me cuesta creerlo”, cuenta. Posteriormente, a principios de 2019, Camila se enteró que estaba nominada para los premios Latina Turkish Awards en la categoría de “Mejor doblaje en teleseries turcas”, un reconocimiento que, hasta hoy, le sigue sorprendiendo. A pesar de que no ganó el galardón, el hecho de haber estado nominada le parece gratificante, aún le cuesta dimensionar que su voz es escuchada no sólo a nivel nacional, sino también latinoamericano.

La voz después de Melek

La joven se encuentra trabajando dentro de la empresa de doblaje Film Dub Factory, donde interpreta la voz de la misma actriz pero en el papel de Oyku en la teleserie¿Y tú quién eres?, que comenzó a transmitirse por Mega el pasado 4 de marzo. Esta vez, Camila dobla el papel de una niña de nueve años que posee una enfermedad que afecta su memoria, pero ahora está más familiarizada con las características corporales y vocales de la actriz original.

En paralelo a su trabajo como doblajista, la joven también se desempeña como productora en Volátil Audiovisual, un proyecto que fundó con dos compañeros de universidad en el que ofrecen servicios audiovisuales a pedido. Además del tiempo que le dedica a la producción, también tiene la intención de realizar un curso de perfeccionamiento en el doblaje, en el que le gustaría aprender técnicas previas al trabajo dentro del estudio. “Tengo más internalizado lo que tengo que hacer durante el doblaje, como trabajar la respiración para alcanzar a decir todo limpiamente o preocuparme de la gesticulación”, comenta.

A pesar de haber disfrutado su trabajo con las teleseries turcas, prefiere doblar producciones animadas, pues siente una mayor afinidad debido a las características de su voz. Sin embargo, no cierra sus posibilidades, estando abierta a nuevos proyectos que vayan llegando. “Me encantaría grabar una película de Disney. Si llego a hacerlo, puedo morir en paz”, sonríe.

Sobre la autora: Javiera Fernández es estudiante de periodismo y escribió este artículo como parte de su práctica interna en Km Cero. El reportaje fue editado por Cristóbal Orellana en el Taller de Edición en Prensa y Belén Castillo como editora de Km Cero.