Ascenso del estilo musical neoperreo: El giro feminista y queer en la música urbana
El neoperreo es un estilo musical que nació del género urbano. Empezó como música de nicho, pero hoy gana cada vez mayor tribuna en las nuevas generaciones. De acuerdo a sus exponentes, surgió en respuesta a la violencia presente en las letras del reguetón y en sus espacios, para otorgarle una voz a las mujeres y al colectivo LGBTQ+. Un experto dice sobre su propuesta: “mezcla tendencias en una zona segura, libre e inclusiva”.

Por Martina Adasme (@adasmemartina)
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“Quiero irme de viaje y no me quiere soltar. Me dice que eres mía, me arranco con mi amiga.
Nos salimos lejos bien arregladitas”. Así cantaba al unísono la canción “Braty Puti” el público que asistió al concierto de Tomasa Del Real, cantante iquiqueña de 35 años, en el Teatro Coliseo, en la calle Nataniel Cox, Santiago centro, el pasado 30 de septiembre.
Esta era una canción que hablaba de la cofradía entre amigas, y se daba en una fiesta temática: tenía como protagonista al neoperreo, un subgénero más vanguardista y rupturista del reguetón que nació en la segunda mitad de la década de 2010. “Es un post-reguetón, que empezaron (las artistas) Tomasa Del Real y Lizz en Chile, que en sus inicios tomó lugar en clubes underground, en el que los cantantes hacían performances que no se veían en otros lugares”, afirma el periodista Ignacio Molina, experto del género urbano, autor del libro “Historia del trap en Chile” y colaborador para medios nacionales como LUN.
El neoperreo, en su origen, se entiende como el cruce del reguetón con la era digital, debido a que fue iniciativa de artistas autogestionados, que hacían música urbana desde sus computadoras. Tal como el reguetón tradicional, el neoperreo empezó como música elaborada con pocos recursos, pero a diferencia del primero, este creció en la internet, y por eso es neoperreo: “neo porque es lo nuevo y moderno, nosotros hacemos un perreo para las nuevas generaciones”, afirma Tomasa Del Real, quien le dio nombre a este estilo musical.
La historia es ya conocida: “Estaba dando una entrevista para la Red Bull Radio de Nueva York y me preguntaron cómo definía mi música”, comenta Del Real. “Nunca he querido decir que hago reguetón, primero, porque no soy de Puerto Rico (donde nace este género) y segundo, porque lo que hago yo es diferente: tiene otros sonidos y otros discursos”.
En esa ocasión, Del Real ocupó por primera vez la palabra neoperreo.
Entre los elementos que más llaman la atención del neoperreo están sus fiestas, ya que, a diferencia de las del reguetón, “tú puedes bailar con el del lado y sabes que no tiene una intención extra sobre ti”, comenta Del Real. “Todos somos iguales, no importa si eres gay, pobre, rico, alto, bajo, mujer, hombre, perro o gato”. Con este estilo musical, tienes la libertad de expresarte en el baile, en tus prendas y en tu sexualidad, “algo que sigue sin ser incorporado en el reguetón, el cual tiene una estética muy cerrada, a pesar de la evolución que hemos tenido como sociedad hacia un mundo más feminista y abierto sexualmente”, sostiene Amelia Maffei (22), fanática del neoperreo desde 2018.
Esa noche en el Teatro Coliseo, Tomasa Del Real recién había llegado desde su residencia en Los Ángeles, Estados Unidos. Del Real, cuyo nombre es Valeria Cisternas, ha ganado fama por ser de las artistas más influyentes de este subgénero y de la música urbana. De hecho, en agosto pasado, su single más popular, “Barre con el pelo”, fue elegido entre las 100 mejores canciones de reguetón por Rolling Stone. La revista destacó que “aunque la escena del neoperreo que lidera Del Real puede sentirse incómodamente separada del reguetón convencional, se aseguró que Barre con el pelo brindara mucho amor y respeto a los orígenes del género”. El reconocimiento internacional que ha tenido tanto Tomasa Del Real como otros artistas de este estilo “es impresionante”, afirma el experto Ignacio Molina. “La última vez que vimos algo así fue a nivel del pop, con Javiera Mena o Francisca Valenzuela, quienes tuvieron éxito, pero el neoperreo es algo mucho mayor”.
Actualmente, el neoperreo se ha transformado también en una marca, bajo la cual se realizan fiestas oficiales en varias partes del mundo, como en Los Ángeles, Estados Unidos, Berlín, Madrid, Lima y Santiago. A ellas, asisten miles de adherentes.
En TikTok, la etiqueta #neoperreo tiene más de diez millones de visitas, y su página de Instagram más de 30 mil seguidores. Los artistas de este estilo están ganando mucha popularidad, tal como la cantante argentina, Ms Nina, y la hondureña, Isabella Lovestory.
Uno de los motivos de la existencia del neoperreo es “la competencia y los roces de ego en las disidencias y en el género femenino”, afirma Lizz (Elisa Espinoza, 30), una cantante, productora y DJ, oriunda de Concepción, que cultiva este subgénero. “Eso pasa mucho en Chile”, continúa, “pero esa rivalidad es lo que la sociedad patriarcal quiere, por eso tenemos que estar ‘unides’ y apoyarnos en este mundo muy difícil para nosotres”.
“Solíamos ser la minoría, pero ahora nosotros somos los bacanes”
Tomasa Del Real, en botas de grandes broches, falda a tablas blanca, cinturón con ojetes, camiseta en la que se podía leer “HUSTLER” (palabra usada en el hip-hop que significa “trabajar duro y ganar dinero”), y usando unos lentes tipo Matrix, se lograba ver a la embajadora del neoperreo, sobre el escenario del Teatro Coliseo, con una mezcla entre la moda dosmilera y la gótica, que los fanáticos seguían, junto a otras artistas chilenas afines, como Holi Rare y Akatumamy.
El neoperreo tiene una estética propia. Entre sus elementos musicales se encuentran palabras como “la puta, la perra o la gata”, las cuales históricamente han sido utilizadas para denigrar a mujeres. Sin embargo, las artistas de neoperreo, según el experto Ignacio Molina, las usan “para empoderarse a sí mismas, así resignificando el lenguaje”. También se puede escuchar el efecto autotune (un procesador de audio usado para enmascarar las inexactitudes del audio original), las voces distorsionadas, mezclas musicales con reguetón de la mata, y también se puede ver una puesta en escena en la que los cantantes improvisan y expresan su identidad. Asimismo, los ritmos que combina este estilo pueden ser cualquiera que logre mover el cuerpo, “por algo no es neoreguetón, es neoperreo; puede ser dance, trap o bachata”, afirma Del Real.
De igual manera, hay una estética visual, que incluye una combinación de prendas atrevidas, urbanas, futuristas y góticas; como las transparencias, colores neones, anteojos futurísticos y cadenas. Asimismo, incluye uñas y pestañas postizas, y un maquillaje exagerado (junto a bastante delineador negro).
“Solíamos ser la minoría”, dice El Del Real, “pero ahora nosotros somos los bacanes”.
En Chile, el reguetón se volvió un gusto de las masas con el pasar de los años. “Cuando empecé a hacer música, me di cuenta de que la gente como yo, más alternativa o rara, no quería ser uno más de la masa, y la verdad no sé quién quiere ser normal, pero yo no”, ríe Del Real. Y para la comunidad internacional, una de las razones del crecimiento, según Del Real, es que “antes ser latino no era algo por lo que sentirse orgulloso, pero ahora como está de moda, todos quieren mostrar sus raíces latinas”. Para Lizz, la fama del subgénero se debe a que “todas tenemos una puesta en escena de show woman: ropa, baile, luces, piruetas y fuego”, y cuando el público ve este espectáculo, “queda impactado, porque son pocos los géneros que se preocupan de esto”.
Pero el neoperreo no es solo chileno, o incluso latinoamericano. Durante estos últimos años, artistas internacionales han ascendido con propuestas relacionadas a este estilo, “personajes como Bad Gyal, Arca y Rosalía abrieron el camino a nivel internacional, para el neoperreo y para las mujeres en el género urbano”, afirma el experto Ignacio Molina. “Ya no somos un nicho underground en un hoyo escondido como en nuestros inicios, ahora somos parte de los lineup de los festivales y de los grandes eventos”, sostiene Del Real, quien se presentó en el festival Coachella, en Indio, California (Estados Unidos), antes de la pandemia. De igual forma, en la primera edición del festival Primavera Sound en Santiago, celebrada el pasado noviembre, los nombres mencionados anteriormente, como Arca, Lizz y Bad Gyal, fueron algunos que más revuelo causaron, donde esta última tuvo un espectáculo que vendió todas sus entradas.
Sin embargo, el neoperreo no queda exento de críticas, muchas veces ha sido mal visto “porque se asocia al meme del ñuñoíno”, afirma el experto Ignacio Molina en referencia a la versión estereotipada del gentilicio que circula en redes usualmente como meme. Debido a la forma de vestir, la forma de hablar o por la idea de “ser raro o fuera de lo común”, continúa Molina, “el meme puede resultar chistoso, pero igual es una forma machista de invalidar al neoperreo”. Es en las redes sociales donde estos memes se proliferan, “y yo creo que al hacerlo pasar por un meme más que un nuevo género en sí es la forma de anular al neoperreo”, concluye.

“For the girls and the gays”
Una de las razones por las cuales el reguetón es criticado es por el machismo presente en este: no solo en sus letras, videoclips y por la mayoría de exponentes masculinos, sino que también por sus “espacios hetero-normados, hechos por hombres y para su deseo sexual”, afirma la fanática Amelia Maffei.
Un estudio realizado por académicos de la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile en 2018, titulado Ni pobre diabla ni candy: Violencia de género en el reguetón, concluye que, pese a los avances de las sociedades latinoamericanas hacia un mundo más equitativo, “la magnitud global de la violencia de género en el reguetón no parece ir disminuyendo a lo largo del tiempo”. Es en sus líricas, simbologías y en sus espacios que “esas masculinidades tradicionales logran encontrar refugio para su subsistencia”.
Esta es la principal diferencia del nuevo perreo con el reguetón clásico, ya que, la mayoría de sus artistas son mujeres y queer, y también el ambiente en el que se contextualiza es más “libre artísticamente y en términos de expresión personal”, opina Maffei. Lizz cree que el neoperreo “llegó a generar un espacio e instancias seguras para las mujeres y las disidencias, para la gente de cualquier clase social, aspecto, ideología, para los frikis del perreo, los inadaptados, las personas que no encontraban un lugar donde sentirse cómodas, donde ser elles mismes”. Y si no fuera por este subgénero, el perreo nunca se hubiese abierto para este público, “porque el reguetón es música cantada por hombres específicamente para un público heterosexual”, concluye.
Es la inseguridad el sentimiento que se encuentra inherente en los eventos reguetoneros para estas comunidades. Así piensa Elliot Zepeda (21), fanático del neoperreo y perteneciente al colectivo LGBTQ+: “Siempre está el miedo, siento que no me puedo vestir de la forma que quiero, bailo más piola, estoy más alerta de mi entorno (y el de mis amigas mujeres con las que suelo ir a fiestas), porque nunca se sabe cuándo te puede tocar una situación de riesgo”. Es por esto que Zepeda ha dejado de ir a estos espacios y ha priorizado los ambientes de neoperreo, “porque nos preocupamos solo de bailar libremente y pasarla bien”.
Como consecuencia de todo esto, el neoperreo abrió la puerta de la industria y se convirtió en un espacio político para la diversidad. “Antes no habíamos sido representados por la música urbana, y ahora sí lo somos, esto vino a llenar un espacio que hacía falta”, comenta Maffei. “It’s for the girls and the gays (para las chicas y gays)”, dice Zepeda.
Eso, sin embargo, según el experto Ignacio Molina, no significa que el neoperreo sea el futuro de la música urbana. “Es y seguirá siendo una alternativa para quienes se sienten más cómodos en ese espacio. El neoperreo no se irá hacia ningún lado, sino que seguirá creciendo tanto nacional como internacionalmente”, concluye el experto.
