Rosita Beas: Una artista tras un póster

Por: Pilar Gutiérrez @piligutierrezz_

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“Yo antes no pegaba en la calle. Hacía mis platos vintage, pintaba personajes importantes. Pero era necesaria la imagen chilena, como Jorge González, porque volvió ‘El baile de los que sobran’, Pedro Lemebel y la resistencia desde la disidencia. Yo los tenía dibujados. Entonces pensé: `Tengo que aprender la técnica (del paste up) y salir a pegarlos. Es el minuto’”, cuenta Rosita Beas (40), licenciada en artes visuales de la Universidad de Chile, quien con el estallido social empezó a dejar sus obras estampadas en las calles de Santiago.

Cuando se empezó a hablar de estas figuras en las protestas, ella pensó que dejando sus imágenes adheridas en la ciudad evitaba que sus mensajes se transformaran en algo pasajero.

Tal como el grafiti y el muralismo, el paste up es una técnica de arte callejero que se impone en distintas urbes del mundo, fundiendo imagen y texto. En Chile, las creaciones de Rosita mezclan la estética kitsch, los íconos chilenos y la religión, originando lo que ella llama “santos populares”: “En nuestro país hay carencia de reivindicar nuestros imaginarios, que son los personajes importantes que han pasado por la historia de Chile”, explica.

La artista imprime en tamaño carta los detalles de sus afiches, los recorta uno por uno, y los coloca como si fueran un rompecabezas, pegando la obra completa en la pared, con cola fría.

Rosita Beas

Rosita fue una de las artistas que el pasado 1 de octubre llegó al denominado “Jardín de la Resistencia”, después de que este espacio fuera pintado de blanco, para pegar uno de sus pósteres en honor a Gustavo Gatica, que ella considera como uno de sus “santos populares”, y tiene pensado volver para pegar uno de Fabiola Campillai al lado.

“Son los símbolos y los mártires de esta lucha”, cree.

Antes no había dejado sus pósteres en este lugar. Sentía que no era necesario, ya estaba lleno de murales. En cambio, pegaba sus obras en el GAM, ya que en Plaza Italia duraban poco porque les llegaban piedras durante las protestas.

Rosita espera que sus “santos” mantengan viva la memoria del estallido en la ciudad, y aunque sabe que la técnica de su paste up es efímera, está empeñada a acudir una y otra vez a ella, cuando vea su arte desaparecer.