Ilustración Mathias Sielfeld

Repitentes por convicción, forman parte de los 50 mil estudiantes secundarios que el año pasado decidieron no inscribirse en el plan “Salvemos el Año Escolar”. Hoy, en cambio, no están dispuestos a repetir la historia, mientras que las autoridades tampoco contemplan un plan similar al de 2011.

Por María Jesús Collado

Cuatro alumnos del Liceo Manuel Barros Borgoño custodiaban la puerta principal del establecimiento cantando “Chile no se rinde, caramba”. Uno de los estudiantes que parafraseaba la canción del grupo Sol y Lluvia era el portero de la toma –que había comenzado el 10 de agosto pasado–, y llevaba un registro riguroso del ingreso y salida de cada uno de sus compañeros. Mientras, otro alumno revisaba el listado de canciones en el computador desde donde salía la música y un tercero sólo se dedicaba a aprovechar los rayos del sol de mediodía. El cuarto de ellos, en tanto, parecía hipnotizado mirando los autos y buses del Transantiago que pasaban por la calle San Diego. Ése era Xavier Delgado, el presidente del centro de alumnos del Barros Borgoño.

Aunque obtuvo puntaje nacional en la PSU de historia el año pasado, hoy Delgado cursa cuarto medio por segunda vez, porque –al igual que otros 6.904 estudiantes de liceos emblemáticos de la comuna de Santiago– no se inscribió en el programa “Salvemos el Año Escolar”. Con ese plan, el Gobierno ofreció la opción de pasar el año a los estudiantes que estaban repitiendo por participar en las movilizaciones y tomas.

Presentado en agosto de 2011 por Felipe Bulnes, el ministro de Educación de la época, el programa consideró tres medidas principales para evitar la repetición masiva de estudiantes: infraestructura compartida, la que permitió que escuelas y liceos en toma pudieran operar en otros establecimientos; el funcionamiento en un local alternativo, que aprobó ocupar instalaciones provisionales previa autorización; y la opción de rendir exámenes libres para quienes no pudieron optar por las medidas anteriores.

Otra historia

Al igual que muchos de sus compañeros del Barros Borgoño, Xavier Delgado rechazó el plan el “Salvemos el Año Escolar” en 2011, argumentando que éste iba en contra de los principios de calidad que exigía el movimiento estudiantil. “Nadie debería decir que puedes pasar de curso sólo haciendo pruebas. Si es así, entonces, pasé doce años de mi vida engañado. Decidí valorar los otros 12 años que había cursado repitiendo”, dice Delgado. Compañero de curso de él, Cristopher Sarabia es vocero de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones) y también se negó a participar en el programa “Salvemos el Año Escolar”.

Hoy ambos estudiantes creen que aún queda algo de la fuerza que el movimiento estudiantil tuvo el año pasado, pero a una escala mucho menor. Delgado dice que ahora sólo se pueden ver “coletazos” de lo que pasó en 2011 y que actualmente el proceso atraviesa un período de transición. “Creo que el próximo año será el de las respuestas, el año de las decisiones importantes, principalmente porque es un año de elecciones”, dice Delgado.

Con eso en mente, el presidente del centro de alumnos del Barros Borgoño asegura que no está dispuesto a hacer cuarto medio por tercera vez. “Estar en el colegio es un gasto, sea público o privado, entonces ya es época de que sea adulto. Ya no es soñar solamente. El año pasado realmente pensé que podíamos lograr algo, pero ahora, no tendría sentido repetir nuevamente”, dice Delgado.

Para Cristopher Sarabia, el vocero de la Cones, repetir por segunda vez tampoco está dentro de sus planes. Sarabia, quien el próximo año espera estudiar administración pública en la Universidad de Santiago, asegura que no se trata de una decisión fácil, y reclama que las autoridades “no han sabido dar respuestas concretas” a las peticiones de los secundarios.

El plan 2012 de las autoridades

Las intenciones de los estudiantes de no repetir van de la mano con la decisión del Ministerio de Educación de no desarrollar leyes ni programas especiales para “salvar el año” en 2012. Hace un par de semanas, el ministro de Educación, Harald Beyer, informó la intención del Gobierno de “acomodar el año escolar como última opción”, y agregó que las tomas se debían detener “para que avance el proceso de aprendizaje”. Beyer habló al finalizar un encuentro con el alcalde de Santiago Pablo Zalaquett y directores de una decena de liceos emblemáticos de la capital, quienes se reunieron a buscar soluciones para los alumnos que llevaban dos meses en toma.

Zalaquett comentó que su intención era “buscar una salida para los miles de jóvenes que no quieren perder el año escolar”, y aseguró que se dará flexibilidad para alargar el año académico hasta fines de enero, para que así todos los secundarios cuenten con la asistencia necesaria para aprobar.
Alejandra Jeldes, vicepresidenta del centro de alumnas del Liceo Carmela Carvajal, sabe sobre los planes de las autoridades mientras coordina la toma del establecimiento. A pesar de que el año pasado no tenía un cargo oficial dentro del colegio, ella tampoco accedió a participar en el programa “Salvemos el Año Escolar”. Hoy, en cambio, dice que no tiene ningún interés en repetir de nuevo.

Consciente de que si la toma continúa no le quedará otra opción que cursar por “tercera vez tercero”, Jeldes cuenta que está esperanzada en que no sucederá lo mismo este año. Mientras tanto, ella sólo sabe que, al menos, tendrá clases hasta el próximo 15 de enero.