Cada jueves, aproximadamente 50 alumnas del Liceo N°1 Javiera Carrera se reúnen después de clase para discutir cómo fomentar y cuidar no solo el patrimonio de su escuela, sino también el del país. Se hacen llamar “Patriñoñas”, tienen entre 13 y 18 años, y provienen de comunas como La Florida, Maipú y La Cisterna. Su misión: preservar la memoria de su liceo y fomentar la inclusión de monumentos de mujeres en la ciudad.
Por Teresa Leiva Ubilla.
Edición por Aline Bergen y Luciana González.
En el marco del Día de los Patrimonios, en mayo de 2014, el Liceo N°1 Javiera Carrera abrió sus puertas a la ciudadanía. Las profesoras de Historia Catalina Padilla y Lidia Rivera reunieron a un grupo de seis alumnas interesadas en la iniciativa y realizaron un tour gratuito por el histórico establecimiento. La actividad fue un éxito, por lo que en junio de ese mismo año decidieron repetirla para el aniversario n°120 de la institución. En esa ocasión, más de 300 personas recorrieron las salas donde se conservan los archivos y visitaron los espacios que albergan los muebles más antiguos del edificio, que datan de 1894, y son representativos de la arquitectura del siglo XIX.
Al año siguiente, al notar el interés por apreciar la riqueza patrimonial del edificio, las profesoras decidieron formalizar una idea que se venía gestando hace algún tiempo: Crearon “Javierinas por el patrimonio”, un taller optativo dirigido a las alumnas. En este las estudiantes restauran su archivo escolar, realizan salidas pedagógicas que les permiten conocer el patrimonio nacional e investigan diversos temas de relevancia histórica y social. La cofradía que surgió de esta iniciativa las llevó, con el tiempo, a autodenominarse las “Patriñoñas” y a convertirse en un grupo liderado principalmente por alumnas. Ellas, una década después, continúan resguardando la memoria de los espacios que habitan.
El nombre proviene de la mezcla de las palabras patrimonio y ñoñas. Si en un principio eran seis, en la actualidad, las alumnas que conforman el taller son cerca de cincuenta. Tienen entre 13 y 18 años, y provienen de comunas como La Florida, Maipú y La Cisterna. Como es una actividad extraprogramática, se reúnen fuera del horario formal de clases todos los jueves, entre las dos y las tres de la tarde en la biblioteca del liceo. Esto de marzo a diciembre. En estos encuentros, las “Patriñoñas” se organizan junto a sus profesoras guía, Padilla y Rivera. Las alumnas realizan esta labor completamente por “amor al arte”, en sus palabras, dado que participar no supone ningún beneficio académico.
Planifican eventos como “El Liceo N°1 Te recibe”, para estudiantes nuevos, el Día de la Exalumna y la conmemoración a profesoras jubiladas. En estos momentos, organizan el Día de los Patrimonios, para el que realizarán un homenaje centrado en la figura de Gabriela Mistral, a 80 años de que recibiera el Premio Nobel. En esta instancia, las “Patriñoñas”, junto a compañeros de otros liceos como el Internado Nacional Barros Arana (INBA) y el Liceo de Aplicación, realizarán tours por sus establecimientos. El evento comenzará el sábado 24 de mayo a partir de las 10:30 am hasta las 13:30 pm y el domingo 25 desde las 11:00 am a las 17:00 pm.
Aunque el edificio no está declarado monumento, el Liceo N°1 contiene elementos protegidos por la Ley de Patrimonios. La patriñoña Isidora Vidal (17) y alumna de tercero medio dice: “Está ladeado y en las salas del tercer piso se nota, si caminas de extremo a extremo”. Los muebles, sillas, cuadros, enseres, archivos y el teatro son algunas de las piezas que forman parte de la historia de este lugar. “Muchas reclaman porque las sillas del teatro son incómodas y no las cambian, pero es porque no entienden la responsabilidad que significa tener patrimonio”, explica Mickaela Rodríguez (17), estudiante de cuarto medio y también patriñoña.
En los encuentros de los jueves, las “Patriñoñas” también discuten sus próximos pasos. Si hay algo que hacen de manera permanente son investigaciones desde sus propios archivos. Estos fueron recolectados y clasificados en 2015 junto al Programa de Archivos Escolares de la Pontificia Universidad Católica de Chile, una iniciativa que busca rescatar la memoria en este tipo de establecimientos públicos. El material incluye fotografías, revistas, evaluaciones, escritos de alumnas, libretas de contabilidad y libros de clase. Estos últimos contienen información detallada de las estudiantes desde 1895. Las “Patriñoñas” manipulan los archivos con mucho cuidado, incluso al manejarlos utilizan guantes para no dañar el papel.
A partir de estos documentos, han logrado desarrollar diversos estudios, como el dedicado a la exalumna del liceo Lucía Vergara, militante de la oposición en tiempos de dictadura que fue detenida y torturada. Las estudiantes revisaron todos los documentos e información disponible sobre su paso por el liceo y, a partir de ese trabajo, elaboraron un informe en honor a su memoria. En 2024, al concluir este proyecto, decidieron presentarlo en el IV Congreso Nacional de Educación y Patrimonio, realizado en Villarrica. Las “Patriñoñas” relatan que, para asistir al evento, debieron financiar el viaje con sus propios medios, ya que si bien desde la directiva del liceo intentan apoyar con el financiamiento no siempre es suficiente. Una de las actividades que mejor les funcionó fue vender comida al final de sus recorridos gratuitos. En el Congreso fueron recibidas con desayuno, lo que las hizo sentir consideradas y bienvenidas en este tipo de instancias.
Tras esa experiencia, el grupo ya tiene nuevos horizontes trazados.
Este año también quieren investigar la brecha educacional que existió entre hombres y mujeres durante el siglo XX. Asimismo, planean participar en el proyecto académico “Nuestros Liceos: Reivindicación Estudiantil y Representaciones de Liceos Emblemáticos de Santiago” de la Universidad Alberto Hurtado junto al Liceo de Aplicación y el INBA, en el que varios grupos de estudiantes discutirán acerca del rol de sus instituciones en la sociedad y la representatividad que estas tienen en los medios.
Las historias que merecen ser contadas
En un día de semana, entre estanterías repletas de libros, las estudiantes se acomodan como pueden en la biblioteca. El aire huele a papel envejecido y a humedad, y el ruido de sus voces se mezcla con una canción de Rihanna que marca el ritmo de una clase de educación física desde el patio. Sentadas en un círculo, intercambian ideas de lo que quieren hacer. Isidora Vidal propone que, para el Día de la Exalumna, podrían realizar un tour nocturno. “Lo podemos hacer de los mitos y leyendas del liceo”, dice. Las paredes de esta escuela —que ha formado a alcaldesas, académicas, investigadoras y a la única presidenta que ha tenido Chile— guardan historias que, según las “Patriñoñas”, merecen ser contadas. Un ejemplo de estas son las numerosas anotaciones positivas de la expresidenta Michelle Bachelet, que destacan su liderazgo y esfuerzo como presidenta de curso.
Las “Patriñoñas” son reconocidas dentro de su institución. Alicia Ruiz, estudiante del liceo, resalta el compromiso de sus compañeras: “Va pasando una integrante del taller y tú sabes que es una porque está con su cortavientos, que tiene el logo de patrimonio”. El logo del que hablan muestra un libro del que brotan flores. Este fue realizado por una ex patriñoña, Belén Toloza en 2017.
Lorena Lastra lleva alrededor de veintiún años haciendo clases en el liceo. Es profesora de física y gran admiradora de las “Patriñoñas”: “Me encanta como son, me encanta lo que hacen. Las encuentro organizadas, las encuentro creativas y por, sobre todo, encuentro que disfrutan lo que hacen y eso para mí es lo más importante. La pasión se nota en cada una de las cosas que ellas van haciendo (…) Veo que las estudiantes tienen un manejo que de verdad ni siquiera es comparable con otro colegio. Son súper profesionales en lo que hacen”.
Algunas ex “Patriñoñas” incluso han profesionalizado su gusto por el patrimonio. Antia Mecenes por ejemplo, egresó en 2015 y estudió Gestión de Información, Bibliotecología y Archivística en la Universidad Alberto Hurtado y se desempeñó como archivera de la convención constitucional.
El proyecto más reciente en el que participaron se llama “Ciudad de las Mujeres”, una iniciativa de educación patrimonial que busca promover la equidad de género en la gestión cultural. Fue impulsada por el Área de Educación y Difusión de la Secretaría Técnica (ST) del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), en conjunto con su Núcleo de Género. El programa, financiado por el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, buscó incentivar la participación de jóvenes en procesos de patrimonialización.
Nicolás Aguayo, gestor educacional del CMN, contactó a la profesora Catalina Padilla un año atrás y la invitó a ser parte de su proyecto. Esto debido a la proximidad no solo física entre ambas instituciones, sino también profesional desde que las patriñoñas comenzaron su labor. Según las alumnas, el consejo siempre ha estado dispuesto a recibirlas y ellas a aceptar sus invitaciones. El Primer Estudio de Monumentos Públicos a Mujeres que elaboró el CMN mostró cifras alarmantes: solo el 4,75% de los monumentos del país están dedicados a mujeres. Además, del total de monumentos a figuras femeninas, el 44,8% alude a Gabriela Mistral. La otra gran mayoría de representaciones corresponde a “la madre de”, “esposa de”, “la prócer” o “la víctima”.
Desde el CMN, escogieron aliarse con el Liceo N°1 porque habían estado siguiendo su trabajo, y querían desarrollar un proyecto con perspectiva de género que naciera desde las propias juventudes, a través de sus alumnas. “A todas nos pareció una oportunidad muy importante. Teníamos muchas ideas. Nos costó escoger a quiénes queríamos homenajear porque eran muchas”, comenta Vidal.
A lo largo de 2024, varias “Patriñoñas” participaron en un taller que combinó reflexión crítica y creación. Guiadas por sus profesoras y el equipo de la ST del CMN, las alumnas exploraron cómo se representa, y se omite, a las mujeres en el paisaje monumental que las rodea. El proceso incluyó sesiones teóricas y actividades prácticas donde propusieron nuevas figuras femeninas para reimaginar el espacio público.
“Las estudiantes no solo analizaron el pasado, sino que imaginaron qué figuras quieren ver representadas en el futuro. Fue un proceso democrático y colaborativo, que les permitió debatir, cuestionar y tomar decisiones en conjunto”, dijo Padilla sobre el resultado del proyecto.
Formaron dos grupos: las que querían homenajear a individuos y las que querían homenajear a colectivos. El primer grupo escogió a la cantante Mon Laferte y a la dirigente comunista Gladys Marín. El segundo, a “Las madres de la Cueca Sola”, nombre del grupo folclórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), cuyo baile simboliza el duelo y la búsqueda de sus seres queridos. “No queríamos representar solo a mujeres políticas o famosas, porque hay mujeres que trabajan todo el año y no son reconocidas”, relata Mickaela Rodríguez que participó en el proyecto para homenajear a “Las madres de la Cueca Sola”. Agrega que “hay que resignificar los monumentos. Tienen que ser algo que la gente valore. No tienen que ser de una cierta forma, solo tienen que hacerle sentido a la sociedad”.
A través de “Ciudad de las Mujeres”, las estudiantes mostraron paneles interactivos y maquetas de monumentos posibles en lugares como el Barrio Bellavista, Paseo Bulnes y en la sede del Partido Comunista. Su trabajo se convirtió en una exposición abierta al público durante el mes de marzo pasado en el Centro de Documentación Roberto Montandon, ubicado en el Palacio Pereira. Según comentan las “Patriñoñas”, una de las metas que se propusieron para este año es llevar la exposición a otros colegios y a otras ciudades. Para ello, el CMN elaboró el cuadernillo pedagógico Apuntes y actividades sobre Monumentos desde una Perspectiva de Género, que busca facilitar que se replique el taller que dio origen a esta exhibición en otros establecimientos educacionales del país.
Para Daniela Serra, jefa del Departamento de Estudios y Educación de la Subsecretaría del Patrimonio Cultural, dependiente del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, las “Patriñoñas” son un ejemplo de lo que el gobierno intenta implementar con la Política de Educación Patrimonial 2024-2029. Esta política, apuesta por fortalecer el rol ciudadano a través de la educación. Concretamente, a partir de la inclusión de estos temas en el currículum escolar, la capacitación docente y el fortalecimiento del trabajo en red entre estudiantes de distintas instituciones que participan en la protección patrimonial, tales como el Instituto Nacional, el Liceo de Aplicación y el INBA.
Isidora Vidal quiere ser profesora de Historia, lo supo desde que se convirtió en patriñoña. Quiere contribuir a que otras jóvenes también se reconozcan como protagonistas de los acontecimientos que han dado forma a nuestra sociedad: “Espero que más adolescentes tengan la oportunidad de que su voz sea escuchada, porque nosotras intentamos hacer un cambio y por más mínimo que sea, es importante”.
Teresa Leiva (@ee_tere_aa) es estudiante de cuarto año de Periodismo y editora de música de Radio UC. Es su segunda vez publicando en Kmcero.
En virtud de historias que merecen ser contadas, tal cual hace con altura de miras este relato, creo necesario proyectarse con un nombre que mejore la percepcion de un adjetivo como las » Patriñoñas», sugiriendo una pataleta infantil, algo lejos del espiritu del relato.
Muy bueno tu reportaje la importancia del patrimonio y las mujeres que se han destacado yestudiaron en estos liceo emblematicos