La Organización Mundial de la Salud registra anualmente cerca de un millón y medio de fallecidos en siniestros de tránsito y entre 20 y 50 millones de lesionados. Chile no es la excepción, y en los últimos 15 años casi 25.000 personas han perdido la vida por la misma causa. En la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito implementaron la Clínica de Duelo, pionera en brindar terapia a grupos de familiares en duelo por esta situación.
Por: Andrea Sepúlveda Moraga
Edición: Catalina Aliste
Más de tres años han pasado desde el 1 de mayo de 2021, cuando aún se vivía el encierro por la pandemia de coronavirus en Chile. Ese día la familia Díaz se encontraba preparando los pedidos de su local de sushi en la comuna María Pinto, en la Región Metropolitana.
“Voy y vuelvo”, fueron las últimas palabras que Gonzalo Díaz Lizama (67) le dijo a su hija Nathalye, de entonces 36 años, antes de salir a repartir. “Tengo un local de sushi que mi papá me ayuda… me ayudaba a trabajar (…) Fue súper duro porque fue súper violento. El impacto pasó a metros de la casa”.
Al momento del siniestro no sabían que la víctima había sido Díaz. Alejandro Pulgar se encontraba a pocos metros del incidente y le comentaba a su novia Nathalye por teléfono que había habido un accidente. “Fue como ‘chuta, ¿será muy grave?’, la preocupación siempre desde el otro”, admite Nathalye a más de tres años de la pérdida de su papá.
Saliendo de una bomba bencinera un conductor automovilístico a exceso de velocidad –a 100km/h en una zona de 30km/h– y alcoholizado –con 2.14 gramos de alcohol por litros de sangre, a menos de 1 gramo de un coma etílico– lo chocó por el costado en el que se encontraba la puerta del conductor, generando que el auto de Díaz se volcara y diera varias vueltas. El otro chofer, vecino de la familia Díaz, huyó tras bajar de su automóvil un momento para ver el daño que había causado, sin prestar ayuda.
Para Nathalye Díaz, hoy de 41 años, hija única, la muerte de su padre le cambió la vida. “Al final logramos convencer al hombre del Servicio Médico Legal que me dejara despedirme, que me dejara la mano fuera para poder tocarlo. Yo creo que eso hizo la diferencia, o sea, a mí esta cuestión me destruyó, pero creo que podría haber sido peor si no lo hubiese podido tocar”.
Su proceso de duelo la impulsó a luchar y pedir justicia por la muerte de su papá. A pesar de que ella y su madre pidieron 15 años de prisión para el agresor, consiguieron 8 años y 1 día, una sentencia prácticamente inédita para las víctimas de siniestros viales. “Funcioné a través del dolor”, dice Nathalye Díaz. Y continúa: “Sentí como que contuve la energía hasta que fue la audiencia de formalización tres meses después (…) Estábamos todos súper conmocionados por haber logrado prisión preventiva, y por ahí me arranqué y me encerré a llorar. Ahí tuve ese llanto de no poder parar de llorar”.
Nathalye recibió apoyo psicológico de parte de uno de los Centros de Atención Integral a Víctimas (CAVI) que proveen ayuda a víctimas de delitos violentos, perteneciente al Ministerio de Desarrollo Social y Familia. Sin embargo, tuvo un acompañamiento que no pudo llegar a término porque la psicóloga a cargo de su caso dejó el puesto, y posteriormente el país. “Es rara la sensación con la que uno vive, porque es todo súper nuevo, no es algo que esperabas, no sabes gestionarlo”.
Tras esta experiencia terapéutica, Nathalye se acercó a la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset), institución encargada de la prevención de siniestros viales.
La diferencia entre estos y los accidentes recae en que los siniestros viales son prevenibles y están vinculados a factores humanos, como el comportamiento del conductor y las condiciones del entorno. En cambio, los segundos se consideran eventos fortuitos.
Allí fue donde Nathalye supo de una iniciativa inédita. Se trataba de la Clínica de Duelo: un centro psicológico de atención especializada en duelo, que Conaset implementó enmayo de 2023, y que hoy ofrece apoyo para las personas que han perdido seres queridos en estas circunstancias.
A la fecha han atendido a 250 personas de manera gratuita a través de sesiones presenciales y online, donde participan entre 5 a 20 personas y tienen dos horas de duración.
“Es súper lindo, súper amoroso, súper contenedor. Cuando te enfrentas a un siniestro vial y tienes la pérdida de un ser querido, quedas muy a la deriva”, comenta Nathalye sobre las sesiones a las que ha asistido.
Del dolor nace un proyecto
En 2018, las psicólogas Gabriela Guzmán y Consuelo Trujillo se conocieron trabajando en una empresa funeraria, donde la terapia de duelo tenía un enfoque más comercial. “[Con Consuelo] empezamos a soñar que en un futuro tendríamos lo nuestro, y ahí fue que se empezó a hacer más fuerte esta amistad y los sueños también”, cuenta Guzmán.
Ambas decidieron ir a especializarse en una pasantía clínica en la Unidad de Duelo de la Funeraria San Vicente, institución de Salud Pública en Medellín, Colombia.Posteriormente, agregaron al equipo a Constanza Urrutia, otra psicóloga que conocieron trabajando en el rubro funerario. Ese mismo año, en Chile, formaron una empresa especializada en la terapia de duelo. Comenzaron en 2020 ofreciendo asesoramiento -online- legal y psicológico en materias de duelo y familia bajo el nombre de Legal Mente. Con el paso del tiempo implementaron los grupos de apoyo, los que se volvieron cada vez más constantes, hasta que en 2022 adoptaron el nuevo nombre Clínica de Duelo y se especializaron en estos acompañamiento grupales.
A partir de los datos recolectados por Carabineros de Chile y el Observatorio de Seguridad Vial de Conaset, en los últimos quince años han fallecido más de 1.500 personas por año en siniestros de tránsito en Chile, siendo la causa más común la imprudencia del conductor. En 2023 se alcanzó la cifra de 1635 fallecidos y en 2022 esta llegó a 1.745, un número que no se veía desde 2008. “Cada año, en el mundo son 1.35 millones de personas las que pierden la vida y casi 50 millones que presentan lesiones de diverso tipo”, compara la ingeniera civil industrial, experta en seguridad vial y ex secretaria ejecutiva de ConasetKarina Muñoz.
Muñoz se topó con la Clínica de Duelo casi por casualidad. Había conocido otra iniciativa que ofrecía acompañamiento a quienes habían perdido a su mascota y pensó que enChile nadie ofrecía asistencia a quienes habían perdido seres queridos en siniestros de tránsito. “Trabajando acá me hizo sentido que podría ser un espacio súper bueno, porque a mí me sirvió harto. Entonces se lo planteamos a una agrupación de víctimas para saber si les hacía sentido también”, comenta.
Gracias a las empresas que componen el Pacto Nacional por la Seguridad Vial, Conaset junto a Clínica de Duelo llevan hasta el momento 14 sesiones gratuitas para personas de todo Chile que buscan apoyo psicológico y acompañamiento en sus pares. “Tiene una funcionalidad bien fluida (…) que va cambiando sesión a sesión, dependiendo de las personas que entran, de quiénes son, de qué quieren contar (…) Es un espacio para que ellos puedan hablar de todo lo que necesiten y quieran”, explica Consuelo Trujillo, psicóloga a cargo del espacio y cofundadora de Clínica de Duelo.
“El duelo no es en sí una sensación o una emoción (…) el duelo es el proceso que se inicia tras la pérdida de un ser querido”, comenta Guzmán.
El duelo también puede ser acción
En Chile, el tercer domingo de noviembre de cada año se conmemora el día de las víctimas de siniestros viales. Este año, el 17 de noviembre, Clínica de Duelo formará parte de esta rememoración exhibiendo bordados realizados por familiares de víctimas durante un encuentro presencial de arteterapia. Estos se expondrán en el frontis de la Fundación CicloRecreoVía en Providencia, en un lienzo de 2 metros de altura el cual se encuentra elaborando Juana Pizarro (65), esposa de Enrique Olivares (66), diagramador jubilado quien hoy dedica su vida al activismo de seguridad vial.
Desde Conaset y Clínica de Duelo comentan que Olivares es de los primeros en brindar apoyo a quienes sufren este tipo de pérdida. Es cofundador de La Asociación Internacional de Profesionales para la Seguridad Vial (AIPSEV), participante del Consejo de la Sociedad Civil (COSOC) de la Subsecretaría del Ministerio de Transportes y miembro de Organizaciones Ciudadanas de Seguridad Vial (OSEV). El 8 de febrero de 2013 falleció Soraya Olivares Pizarro, su cuarta hija, de 25 años. Desde entonces Olivares ha luchado por la educación vial, justicia y reparación.
Olivares recuerda que aquel día su hija viajaba a ver a su familia cuando un conductor a unos 100km/h o 120km/h perdió el control. “Se subió a la vereda y la mató”, cuenta. “Ella era una artista visual de la Universidad de Chile (…) [Estaba postulando al] título de pintora, que era en abril, y que se hizo después en la universidad con todos los cuadros pelados”, dice. “Después en su colegio, donde también ella fue profesora de cómic, le dedicaron una placa bien bonita con su nombre”.
Para Nathalye Díaz los grupos de apoyo que promueve la Clínica de Duelo tienen una gran diferencia con lo que puede ofrecer una terapia de duelo individual. En las sesiones se derriban mitos sobre el duelo patológico y la información que se pueda encontrar en internet, y no hay una victimización desde ni hacia los participantes. “Con la clínica del duelo puedes obtener herramientas para gestionar otras cosas (…) Lamentablemente uno piensa que esto le pasó a uno y a nadie más. En cambio, en la Clínica del Duelo te encuentras con más personas que tienen dolores tan, o más, duros de lo que tú has vivido”.
Los padres de Nathalye estuvieron casados 39 años, y no tuvieron la oportunidad de despedirse ni agradecerse por los años juntos. La última imagen que tienen ambas mujeres de Gonzalo es de él saliendo por la puerta del local de sushi. “Hay días que lo extraño, ´¿cómo te busco?´. Hay que recordar los momentos lindos y los no tan lindos, porque en esos, la persona igual existe”, reflexiona la hija.
“La clínica del duelo no te ridiculiza, no te invisibiliza el dolor y te lo dignifica de alguna forma, no te lo patologiza. Es normal que tengas pena, es normal que tengas ganas de llorar, y que de vez en cuando quieras sacar la ropa y olerla”, comenta Nathalye sobre algunas de las cosas que se conversan en la terapia grupal.
Durante los dos primeros aniversarios de la muerte de Gonzalo Díaz, el día del trabajador, sus más cercanos se juntan a recordar historias y chistes que él contaba, y le prenden velas. Su hija le tiene fotos puestas. “Vivo de la transformación de las energías, la transformación de las emociones. Hay días en los que me despierto con ganas de papá”.
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Andrea Sepúlveda es estudiante de cuarto año de Periodismo en la Facultad de Comunicaciones de la UC. Actualmente participa en el programa Producto Nacional en RadioUC como productora, y en el cortometraje de ficción DAV Sin Retorno (@sinretorno.corto) como asistente de producción